Los socialistas vascos viven obsesionados con la idea de visibilizar el cambio. Cuando se abrazaron a los populares en aquel sagrado gesto patriótico que se propuso poner en valor la profunda españolidad del País Vasco -del País vasco-español, se entiende, el otro es consustancialmente francés- prometieron promover el cambio. Su propósito era el cambio. Y con el fin de expresar gráficamente este designio, se intitularon, precisamente, como el Gobierno del cambio.

Socialistas vascos junto a una imagen de Pe
Pero no es fácil impulsar el cambio en una sociedad compleja y heterogénea como, sin duda, es la vasca de los albores del siglo XXI. Y menos aún cuando, quien pretende hacerlo es un Gobierno del que desconfían nada menos que 2 de cada 3 vascos. Así nos lo dijo, al menos, el Euskobarómetro del mes de mayo.