Uno de los primeros trabajos que salieron de la pluma de Miguel de Unamuno fue una breve y cómica obra de teatro -el profesor de Salamanca la llamó «sainete jebo»- titulada El custión de galabasa. Se calcula que fue escrita hacia 1880, cuando el autor de La tía Tula contaba aproximadamente 20 años de edad.
En sus famosas Memorias de un bilbaino, el publicista y diputado José de Orueta dejó escrito que, en una excursión que un grupo de amigos cursó por aquellas fechas a la villa de Gernika, «se representó una deliciosa comedia de aldeanos de Miguel Unamuno, que sería la primera o de las primeras de sus producciones y, probablemente, perdida. Se llamaba La cuestión del calabaza (sic) y el enredo consistía en el que armaban discutiendo dos aldeanos sobre la propiedad de ese fruto que, procediendo de una planta en la huerta del uno, había nacido y crecido en la huerta del otro, y tenía mucha gracia».