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Archive for 5 de abril de 2011

En las últimas semanas he tenido ocasión de visitar dos centros tecnológicos vascos. En ambos casos la visita se ha celebrado con motivo de la inauguración de nuevas instalaciones concebidas para ampliar su capacidad de desarrollo e innovación. Los dos centros a los que me refiero –Gaiker en Zamudio, Bizkaia y Cidetec en Miramón, Gipuzkoa- forman parte del grupo IK4 Research alliance, que constituye, junto con Tecnalia, una de los dos principales pilares sobre los que descansa la red tecnológica de Euskadi.

En Gaiker, observando el microscopio electrónico TEM

Siempre me ha interesado el trabajo investigador que se desarrolla en estos centros, empeñados en crear conocimiento con vocación de ser transferido a los procesos de producción de bienes y servicios, a fin de que éstos incrementen su valor añadido y favorezcan la competitividad de nuestra economía. La moderna empresa vasca –tecnológica, competitiva y exportadora- sería inconcebible sin la decisiva aportación que durante los últimos lustros han llevado a cabo estos centros, aportando soluciones tecnológicas avanzadas para producir más y mejor. La productividad de las empresas -ese activo tan apreciado e invocado en los tiempos que corren-, ni se improvisa, ni cae del cielo, ni se impone a golpe de Decreto. Va surgiendo de la eficaz interacción entre las empresas y los centros tecnológicos, que son los dos eslabones que median entre el mercado y la ciencia básica, tan lejanos y tan ajenos entre sí. En un mundo globalizado en el que existen países que aportan mano de obra a precios ínfimos, nuestra prosperidad económica sólo puede basarse en la capacidad tecnológica de las empresas y en la esmerada formación profesional de los trabajadores que laboran en ellas. No hay más salida. O apostamos por ahí, o se va todo al traste. Tengo anotadas en una ficha las palabras que el director de Desarrollo de la OCDE, Mario Pezzini, pronunciaba recientemente al ponderar el extraordinario trabajo que se ha llevado a cabo en el País Vasco en orden a desarrollar un sistema propio de innovación: «La clave es innovar más rápido, antes de que otros te copien. Esta solución requiere inversiones en conocimiento, además de establecer unas buenas conexiones entre los centros del saber y la actividad productiva. Las empresas y las universidades hablan hoy idiomas diferentes. hacen falta traductores y políticas activas en este marco. El País Vasco lo ha hecho en gran parte. Se trata de fortalecer esa estrategia»

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