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Archive for 6 de abril de 2011

Ayer llegó a mis manos -bueno, en realidad llegó a mi correo electrónico- una Nota informativa, fechada en Erandio el día 4 de los corrientes, en la que el Departamento de Interior del Gobierno vasco «manifiesta su disposición a un diálogo sincero para lograr acuerdos en la Ertzaintza». Su lectura me produjo una sensación contradictoria porque, el texto, un extenso escrito de cuatro páginas, basculaba entre la incontenible ufanía de quien se considera el redentor que amerita todas las medallas y la aseada mesura del que se sabe pecador y expresa públicamente su propósito de enmienda. «Venga chicos», venía a decir, en resumen, la Nota Informativa, «no lo echéis todo a perder ahora que la cosa va tan bien y después de todo lo que hemos hecho por vosotros». Todo un guiño de sintonía y simpatía. La única duda que le queda al lector tras su completa recensión es si el mensaje que figura en la Nota está dirigido a los ertzainas o a los medios de comunicación; algo que nunca podremos aclarar del todo, trantándose, como se trata, de un documento emitido por un Departamento en cuya cúpula se tiende a confundir la sociedad -o, si se prefiere, la ciudadanía- con la opinión publicada en los medios de máxima difusión.

El documento, por lo demás, no encierra especial interés para el observador político; aparte, quiero decir, del que pueda entrañar para la representación sindical de la Ertzaintza y para los medios abonados a la loa gratuita de este Gobierno. Los primeros verán en él al pecador arrepentido que pide una segunda oportunidad y los segundos al benefactor satisfecho que demanda una -otra más- crónica hagiográfica.

Hay, con todo, un punto de la Nota informativa que no puedo dejar pasar por alto. En uno de sus epígrafes, pomposamente titulado «Cambios para una Ertzaintza más moderna», el escrito afirma que «en los dos últimos años se han producido cambios significativos dentro de la Ertzaintza que en algunos casos han dado solución a demandas históricas del colectivo de agentes». El arco temporal que sus redactores toman como referencia para formular el autopanegírico es, como se ve, el de «los dos últimos años». Ni uno más, ni uno menos. Ni uno anterior ni uno posterior. Exactamente el de «los dos últimos años». ¿Saben por qué? Supongo que sí, ¿verdad? Y si no lo saben se lo imaginan, ¿a que sí? Bueno, pues entonces nos ahorramos la explicación. Creer que el mundo empieza con uno mismo, recibe el nombre de Adanismo. Y la tendencia a olvidar el pasado es conocida como amnesia. En ambos casos hay algo -o mucho- de patología.

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