Hace unos días, los grupos minoritarios del Congreso de los Diputados comparecimos junto con una nutrida representación de las etnias marginadas de Guinea Ecuatorial, para arroparles y prestarles apoyo en la lectura de un manifiesto conjunto contra el régimen dictatorial vigente en sus países de origen y la indirecta legitimación de la que está siendo objeto por parte de la Unión Africana, que ha decidido celebrar su Asamblea de este año en la isla de Bioko, mediante la organización de un complejo de actos festivos y protocolarios que está redundando en mayor gloria del tirano.
En el acto estuvo presente una representación de represaliados de Obiang, exiliados en España, pertenecientes a todas las etnias marginadas por el régimen, como los bubis, los bisios, los igbos o los ndowes. Todos ellos suscribieron un manifiesto de alerta y denuncia, que leyó Honorato Maho, presidente del Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko. La experiencia humana de este colectivo está siendo francamente dura. Mientras sus respectivos pueblos padecen la represión y la persecución de un régimen liberticida que en nada tiene que envidiar a los modelos más brutales que registra la historia contemporánea, ellos se ven obligados a asistir, impotentes, a los arrumacos y carantoñas que los países democráticos más avanzados deparan al sanguinario dictador que encabeza el tinglado represivo, a cambio de un lugar preferente en la mesa en la que se reparten las riquezas naturales del territorio. A puerta cerrada todos les dan palmaditas en la espalda. Pero cuando se trata de hacer pronunciamientos públicos, las infladas proclamas que hablan de orientar la política exterior hacia la expansión de la democracia y de los derechos fundamentales, ceden vergonzosamente ante los inexorables dictados de la realpolitik. Y en el momento de la denuncia pública, sólo se reúnen con ellos, diputados de CiU, PNV, ERC, IU y BNG. Todos los demás disimulan ante un drama que está generando muchísimo sufrimiento humano y que, en el terreno lingüístico y cultural, apunta ya hacia el genocidio.
Supongo que como siempre el PSOE y el PP jugaron a las conveniencias políticas y se pusieron al margen de las críticas formuladas a la dictadura de Obiang. Luego dirán de ellos mismos que son «nosotros los demócratas». Luego nos hablarán de difundir la democracia por el mundo. Puaj. Da asco!
Es cierto que en Guinea hay un regimen dictatorial. Pero como explica usted que en esta España democratica siga vigente la Ley de Secretos Oficiales (preconstitucional) cuya ultima reforma es de octubre de 1978
Y además estimadísimo Josu Erkoreka la Ley de Secretos Oficiales es de 1968 de unos meses antes que la descolonización de Guinea. La reforma es de octubre de 1978 unos meses antes de la aprobación de la Constitución de 1978. Claro que me dirá usted; pero hombre Ataulfo ¡Que esto es una coincidencia! y efectivamente es una coincidencia. Pero que curiosa coincidencia.