Mi gozo en un pozo. Tenía curiosidad por ver cómo se desarrollaba el debate de toma en consideración de la propuesta de reforma estatutaria remitida al Congreso por Les Corts de la Comunitat Valenciana (ver el post titulado «Fraternidad y buen entendimiento en el Estado autonómico español«, publicado el 6.04.12) pero no ha sido posible. El debate se ha aplazado. A través de un escrito que los portavoces del Congreso hemos conocido hoy, Les Corts han solicitado el «aplazamiento de esta propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana para una próxima sesión plenaria». La razón que la cámara autonómica aduce para solicitar el aplazamiento es muy sencilla; argumenta que no ha designado aún a «los Diputados o las Diputadas que han de defender la Proposición». A lo que añade que, como «la próxima sesión plenaria se celebrará el 25 de abril», le resulta imposible garantizar el nombramiento de sus representantes para la fecha en la que estaba previsto el debate de su iniciativa; es decir, para hoy 10 de abril de 2012.
Cuando Zapatero se vio en la necesidad de torear con la reforma estatutaria aprobada por el Parlament de Catalunya -recuérdese que, tiempo atrás, había prometido en un acto celebrado en Barcelona que, si llegaba a ser presidente del Gobierno, daría por bueno en su integridad el texto que aprobase la cámara catalana- muchos pensaron que la incomodidad que acusaban los socialistas arrancaba del hecho de que aquella iniciativa había sido impulsada para embestir contra el Gobierno de Aznar, de modo que el inesperado cambio operado en La Moncloa por las elecciones generales de 2004, había vuelto hacia ellos los vientos y tempestades que deseaban levantar con la iniciativa.
Fuera o no correcta la tesis de los que así pensaban, tengo la sensación de que con esta modificación del Estatuto de la Comunitat Valenciana, está ocurriendo algo de eso. Siempre he creído que la propuesta de reforma estatutaria cuyo debate han solicitado aplazar Les Corts, fue ideada por el PP para meter el dedo en el ojo al Gobierno de Zapatero. El problema es que con el cambio de Gobierno provocado por las elecciones del 20-N, las circunstancias han experimentado una mutación notable. El ojo en el que los populares querían meter el dedo, ya no pertence a Zapatero, sino a Rajoy. Y no es cuestión, claro, de echar piedras sobre el propio tejado.
Apoyar, ahora, desde el Gobierno y con la que está cayendo, una reforma estatutaria sobre el reparto territorial de los fondos públicos del Estado que en el pasado ha sido dialécticamente denostada y judicialmente impugnada por el PP, tendría, sin duda, su aquél. Sinceramente, no veo a los populares haciéndolo sin acusar un cierto embarazo.
Comentando el asunto con un diputado valenciano, me decía esta misma tarde que, más allá de que el motivo alegado por Les Corts para posponer el debate sea real o no lo sea, no ve claro que la iniciativa vaya a regresar al Congreso. Los populares -razonaba- huirán como de la peste de una situación tan incómoda y comprometida.
Tiempo habrá para comprobar si, con la decisión que hoy hemos conocido en el Congreso, la iniciativa del Parlamento valenciano ha quedado, de verdad, aplazada o definitivamente retirada.
Estimado Josu: No sólo es como dice, sino que en la dirección del PP no quieren discusiones sobre cuestiones estatutarias. Ahora lo único que les interesa es seguir con el patrón del traje llamado deficit. Lo demás debe esperar. Esta legislatura, si la terminan, será la mas descafeinada en el desarrollo legislativo que se recuerde, si no al tiempo. La muñeca de Toledo no parará hasta ver que Genova sea como la voz de su amo. Ní en sueños se atrevieron a imaginar tanto pensamiento único dominando la escena………que exibe esta derechona.
SALUDOS
Para mí que no volverá. El PP no se pone en ridículo de una manera tan escandalosa.
Mas bien no. No será. Esa cláusula no se volverá a tramitar. Al tiempo.
Los nacionalistas valencianos pensamos igual que tú. El PP montó toda esa estrategia, no porque le interesaba el interés de Valencia, sino porque quería poner en un aprieto a Zapatero y, de paso, pegarles una patada colateral a los vecinos catalanes. Pero ahora, con el PP en el Gobierno, esa estrategia ya no tiene sentido. La reforma del Estatut Valencia quedará definitivamente aparcada. Al tiempo.