Esta mañana, Aitor Esteban y yo nos hemos reunido en las oficinas del Grupo Parlamentario con una delegación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) presidida por el ministro de Asuntos Exteriores Mohamed Salem Ouldsalek. Ha sido un encuentro agradable e ilustrativo, a lo largo del cual hemos tenido ocasión de repasar conjuntamente la difícil situación que atraviesa el pueblo saharaui, los cambios que la región está experimentando desde el punto de vista geoestratégico, y la criticable actitud que los gobiernos de Zapatero vienen manteniendo en relación con este conflicto; una actitud incomprensiblemente subordinada a los intereses de Francia y que nuestros interlocutores equipararon a la del siervo que se dedica a pastorear el rebaño del dueño de la finca.
La delegación rechazó, de entrada, la estrategia marroquí de disipar el problema del Sáhara Occidental, ofreciendo al territorio ocupado una salida autonómica en el marco de un Reino de Marruecos organizado con arreglo a esquemas unitarios y centralistas. A su juicio, la autonomía encierra dos problemas: ni es viable, ni es aceptable jurídicamente. No es viable, porque las instituciones autonómicas que eventualmente hubiesen de constituirse en el seno de un régimen de esas características, habrían de descansar sobre dos cuerpos electorales: una que el Estado marroquí califica de «tribal» y otra integrada por la población residente, imposibles de conciliar en un mismo sistema de representación. Y no es aceptable jurídicamente, porque la concesión de autonomía a un territorio integrado en un Estado centralizado, generaría una especie de efecto «café para todos», que acabaría trivializando el problema original. Ellos siguen apostando por la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre la base del censo elaborado. Un referéndum en el que, tal y como establece la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU, constase como alternativa -como una alternativa más, obviamente- la opción de la independencia.
La estrategia marroquí de trastocar la ruta marcada desde hace ya muchos años por el Consejo de Seguridad de la ONU -que, como se sabe, preconiza la búsqueda de una solución justa y duradera, mutuamente aceptable entre las partes, sobre la base del derecho de autodeterminación- ha fracasado definitivamente, según nuestros interlocutores. Lo que fue su máxima expresión, la tesis del enviado personal del secretario general de las NNUU para el Sáhara Occidental Peter Van Walsun, que hizo suya, ostensiblemente, la propuesta autonomista de Marruecos, ha quedado definitivamente enterrada. El actual mediador del conflicto, el diplomático norteamericano Christopher Ross, mantiene posiciones muy diferentes, en sintonía con el cambio que la Administración Obama ha introducido en la política de los EEUU hacia el Magreb. Ross se niega a plegarse a los intereses franceses y exige a Marruecos un planteamiento abierto y respetuoso con la legalidad inernacional que no excluya la autodeterminacion del pueblo saharaui. Según los dirigentes de la RASD, los equilibros geoestratégicos están cambiando en el espacio árabe norteafricano. El eje central que articula el escenario ya no es el americano-marroquí, sino el americano-argelino. Los intereses occidentales en el Magreb se centran en torno a dos focos: la seguridad y la energía. Y en ambos campos, el país clave no es Marruecos, sino Argelia, que es el país por el que están apostando algunas potencias como los EEUU, el Reino Unido y Alemania. Ello está haciendo que, poco a poco, en las cancillerías y los foros internacionales se vaya imponiendo la visión argelina de la región, lo que tiene una repercusión clara y directa en el futuro del Sáhara Occidental. La única nota disonante es la de Francia, con el servil e incomprensible seguimiento de España.
Por otra parte, la delegación cree que Argelia es el país menos vulnerable a las revueltas populares que están teniendo lugar en el entorno. Su Gobierno, basado en una coalición tripartita, es el más representativo de todos los de la región. Su economía es una de las más equilibrada -entendiendo el equilibrio en términos de inexistencia de capas sociales excluidas- y nadie puede reprochar a sus gobernantes el mantenimiento de complicidades inconfesables con Israel, un factor, este último, no precisamente irrelevante en el mundo árabe. Argelia no es Egipto. Marruecos, por el contrario, reúne en su seno bastantes de los problemas que han provocado la revuelta de los egipciosa contra sus gobernantes.
El momento no es malo, a juicio de la representación saharui, para que las cosas vayan evolucionando en la dirección correcta. Pero el pueblo del Sáhara está cansado. Han transcurrido casi dos décadas desde que se firmó el Plan de Arreglo, que condicionó el alto el fuego a la celebración de un referéndum de autodeterminación, y todavía no se ha celebrado la consulta prometida. Un incumplimiento tan prolongado y descarado de los acuerdos suscritos, está reavivando entre los saharauis las posiciones favorables a la ruptura del alto el fuego. Nadie desea retomar las hostilidades, pero la situación generada -dicen- les está abocando irremisiblemente a ese escenario.
Sobre la conversación sobrevoló la traición del PSOE -que llegó a decir por boca de Felipe González que España nunca sería plenamente democrática mientras el Sáhara no se autodeterminase- y la incomprensible claudicación del Gobierno de Zapatero ante las posiciones francesas. El último episodio, tras la cancelación de la entrevista que tenían concertada con Marcelino Iglesias, ha sido la respuesta que la ministra de Asuntos Exteriores le ha dado esta misma semana a nuestro senador Iñaki Anasagasti, en relación con el banco pesquero del Sáhara.
Nosotros, por nuestra parte, nos pusimos, como siempre, a su disposición, reforzando nuestro compromiso con la defensa de una causa justa y avalada por la legalidad internacional.
Ya va siendo hora de dar una solución al Sáhara. Tanto España como Marruecos atentan contra la dignidad de este pueblo.
Lo mas gracioso es que al pedirles cuentas sobre sus actuaciones a los diferentes gobiernos sobre el Sahara, desde Gonzalez hasta Zapatero, seguramente todos ellos acudirian en ultima instancia a la «Real Politik» para justificar el incumplimiento de sus promesas y el seguidismo a Francia.
En mi opinión, nada mas lejos de la realidad. Utilizan los condicionantes -no insalvables- del entorno para justificar su propia e inexcusable incompetencia.
Sigo pensando que PNV, CiU y otros partidos regionales con las ideas claras deberían presentarse en una coalición federal a las elecciones generales de 2012. Extirpar de los senos del poder -de la manera mas legitima posible, claro- a los dos grandes partidos que desde hace mas de 30 años monopolizan el poder empieza a ser una cuestión urgente.
Lo siento, pau, pero dudo mucho que una coalición federal de partidos regionales acabe con la hegemonía del PP y del PSOE. No lo veo claro pero Josu te lo podrá decir mejor que yo.
Saludos.
PAU:
Sigo pensando que PNV, CiU y otros partidos regionales.
El problema es ése, que son regionales. Como llevarían los asuntos exteriores de España o la Presidencia Europea Española, unos boronos provincianos que dicen que Castilla les invadió o que Cantabria les ha robado Agüera. Los otros dicen que la Guerra de Sucesión Española fue una guerra de España contra Cataluña etc, etc. Y tú crees que estos tíos son normales o al menos medio normales para ser presidentes de toda España… Pues va a ser que NO. Ojalá pudieran serlo algún día, sólo tienes que leer las cosas que escribe el Sr. Erkoreka en su blog para darte cuenta de ello Pau..
Perdona, SrP & Sr. B, pero te tengo que llamar la atención otra vez. Dices que los nacionalistas vascos son unos «boronos provincianos» porque, según tu, dicen cosas sobre Castilla y Agüera que yo no les he oído nunca. Pero a los militantes del PP, como tu y como yo, no nos conviene acusar a los demás de «boronos provincianos» porque inmediatamente nos recuerdan a zoquetes como Iturgaitz, que si que han sido y son impresentables. Tus acusaciones se nos vuelven en contra. A ti mismo se te nota que eres bastante limitado en lo intelectual y ya no te digo nada sobre las chirenadas que me gusta decir a mi, mas propias de un bocazas que de una persona equilibrada.
No sé si los nacionalistas vascos y catalanes son adecuados para la política exterior. Lo que veo es que los nacionalistas españoles, como ese tal Pasajes&Bidasoa, que no son localistas, sino universales, no hacen ninguna aportación en este blog cuando erkoreka hace algún planteamiento relacionado con el escenario internacional. Sólo argumentan cuando se habla de España o cuando quieren defender a España. Nos acusan a los nacionalistas de paletos, pero a la hora de la verdad se comprueba que su visión global es nula. Son paletos de España. Su ombligo está en España y no son capaces de mirar un poco más allá. Nunca tienen una opinión fundada en materia de política exterior.