En su conocida novela El disputado voto del señor Cayo, Miguel Delibes cuenta la historia de una fugaz incursión que tres militantes de un partido político llevan a cabo en uno de los parajes más recónditos de la serranía occidental castellana. El relato se sitúa en los albores de la presente etapa democrática. Y la breve gira que cursan a lo más áspero del agro provincial -tan breve que, en realidad, se desarrolla en una sola tarde- tiene lugar en plena campaña electoral. Supongo que se trata de la que precedió a las elecciones constituyentes, porque uno de los personajes de la novela alude en los capítulos finales de la obra a las pocas posibilidades de la derecha nostálgica para obtener un resultado digno “el día 15”; se sobreentiende que el día 15 de junio de 1.977.
El relato arranca en la sede provincial del partido. Los estrategas de comunicación han dado la orden de llevar su voz “hasta el último rincón” y de no dejar “una aldea, por pequeña que sea, sin visitar”. Pero la geografía de la provincia ha sido meticulosamente peinada por la caravana electoral. Tan sólo tres pueblecitos, situados “entre Refico y Palacio de Silos” han quedado sustraídos al influjo de la campaña. Se trata de “pueblos serranos, pueblos pobres, de costumbres ancestrales”: Cureña, Quintanabad y Martos. El responsable de comunicación duda seriamente si el esfuerzo merece la pena, pero no pone en cuestión la instrucción recibida: “No sé si merecerán el viaje pero por nosotros que no quede”-confiesa al candidato que encabeza la lista al Congreso de los Diputados cuando le propone participar en la visita. Todos los votos pesan en el momento de la elección y no conviene despreciar uno solo. Ni tan siquiera el de los paletos.
Delibes no identifica con las siglas el partido que organiza la expedición electoral en la que se centra la novela, pero todo parece indicar que se trata del PSOE. No se trata de la UCD, porque los protagonistas hablan de “contrarrestar la estrategia de Suárez”. Tampoco se trata del PC porque en la sede provincial del partido, uno de los militantes le pregunta a otro si “ha visto esta tarde a los del Pecé en la Tele”. Y, en fin, tampoco se trata de AP porque los personajes principales se identifican ostensiblemente con las ideas de la izquierda y porque, además, en Cureña tienen un encontronazo con tres jóvenes de “retadora altanería” que abogan por el binomio “orden y justicia”; un lema tras el que se intuye inequívocamente el legado de la impenitente derecha españolista.
En Cureña se produce un choque entre el universo mental de los candidatos, con sus consignas políticas, su palabrería plastificada y sus embutidos programas electorales y el de don Cayo; el único vecino del municipio con el que consiguen hablar, que conserva un modo de vida y una mentalidad que aquellos consideraban periclitados. Se le presentan como “la opción de los pobres”, pensando que la precariedad en la que vive el campesino es sinónimo de pobreza. Pero don Cayo replica: “yo no soy pobre”. Y cuando los primeros replican, “entonces usted, ¿no necesita nada?”, el veterano labrador remata: “Hombre!, como necesitar, mire, que pare de llover y apriete el calor”. El desencuentro es evidente.
Por su parte, a los cachorros de la derecha no les va mucho mejor en el empeño proselitista con el que se aproximan a Cureña. No es fácil predicar orden y justicia en un pueblo deshabitado por la masiva emigración, donde las alteraciones del orden público resultan inconcebibles y la idea de la justicia se hace poco menos que inaprensible. Y ante su oferta, don Cayo observa: “¿Orden, dice? Eso aquí de más. Ya ve”.
La torpe actitud con la que el gabinete de López afronta las cuestiones relacionadas con el euskera me ha traído a la memoria, en más de una ocasión, la historia de don Cayo. Cuando uno ve a los socialistas gobernantes aproximarse al ciudadano euskaldun –y muy especialmente al euskaldun zaharra– tiene la impresión de que lo perciben en términos muy parecidos a los que los protagonistas de la novela de Delibes veían al campesino serrano de Cureña. Se aproximan a pedir su voto, porque el sufragio es el sufragio, pero lo hacen con la cautela y la lejanía propias de quien se acerca a un territorio inhóspito, poblado por unos seres extraños y primitivos que la literatura costumbrista del siglo XIX ya catalogaba como jebos, con gran regocijo de la corrección españolista y bienpensante.
Cuando toman el coche para regresar a la ciudad, el candidato de la novela de Delibes reflexiona sobre el profundo relieve que parece ocultarse tras la personalidad, aparentemente simple y rústica, de aquel hombre -don Cayo- que dejan atrás, en la serranía, pero el más joven de la expedición, Rafa, rompe su cavilación, espetándole: “Estás traumatizado, macho. No es para tanto, joder. ¿Es que es la primera vez que ves a un paleto de cerca?
El socialismo gobernante en Euskadi tiene mucho de la displicente actitud con la que Rafa se enfrenta a la figura del paleto de la serranía. Sus palabras resuenan en muchas de las actuaciones que la casta gubernamental que rige los destinos de los vascos adopta en relación con la lengua vasca y su promoción. Empezando por la excelente idea de elevar a la categoría de asesor áulico para materias relacionadas con el euskera a un hombre que ha expresado en más de una ocasión su desapego a esa lengua y la indiferencia que le produce su futuro.
El personaje del medio, el de nuestra izquierda de los dos que llevan high hats -símbolos de dignidad- es probablemente uno de los «intelectuales» de la misma aldea «de» Ramón Zubiaurre.
Zubiaurre nos revela pictóricamente, como lo hizo Max Weber por escrito, y otros antes, la brillantez de la autogestión de la cosa pública por los vascos en el pasado foral, su eficiencia y brillantez.
Bueno ya sabeis lo bien que me lo paso comentado asuntos varios del gobierno vasco y su presidente… pero lo voy a dejar para el final.
He estado pensando y se me ha ocurrido lo siguiente:
si el Pp (derecha derechísima) es reacio a la legalización de Sortu, pide su condena expresa no de todo acto violento sino de ETA y ellos son incapaces de condenar un genocidio por la sangría de votos que les supondría (Y NO QUIEREN PERDER)…
Con esta situacíón veo muy difícil el no ir de mal en peor. Ellos no van a cambiar de discurso por sí mismos y tampoco, parece ser, que se les vaya a aplicar la ley de partidos así que….
…… propongo que siempre y cuando no obtengan mayoría absoluta (claro!) el resto de partidos del hemiciclo les impida gobernar hasta que no vuelvan su discurso más democrático. Si la ley no les democratiza que sea el pueblo y la política, por una vez, las que vayan arreglando las cosas.
En cuanto a mi tema favorito…. je!, je! recuerda todo el mundo con que devoción llevaba el señor francisco javier una Ikurriña en su solapa durante la campaña electoral?????????????
Ruego si alguien siente curiosidad que observe la curiosa combinación de colores que se producen en blog del señor López entre «mis pensamientos» y el fondo Moulin Rouge….
Me voy
Pues a mi me parece que el más borono, paleto, jebo o como se quiera de la tribu política vasca, con permiso de Besugoiti, es PPatxi LoPPez, aunque ni sepa ni vaya a aprender euskera. El jebo ya no es el euskaldun. Eso era en tiempos de Emiliano Arriaga. Actualmente, jebo es el que, habiendo tenido ocasión de aprender euskera, no lo ha hecho.
Bueno, Josu. ESTOY HASTA LAS NARICES Y TE LO DIGO MUY EN SERIO. YA ESTA BIEN. YA ESTA BIEN DE QUE LOS ALGUNOS POLÍTICOS NOS TOMEN POR TONTOS. LA MAYORÍA DE LOS DE MI EDAD ESTAMOS EN PARO Y ¿ QUÉ SOLUCIONES NOS DAN LOS POLÍTICOS?. PUES SEGUIR ESTUDIANDO Y SEGUIR VIVIENDO PORQUE ASÍ TENDREMOS MÁS POSIBILIDADES. ESO NO LO DIGO YO. LO DIJO EL, QUE, SEGÚN ALGUNOS SERÁ PRÓXIMO PRESIDENTE DE ESPAÑA.
Mira. Todos tenemos interiorizado que no nos va a venir ningún trabajo en casa si no nos movemos. Que, quedándonos en casa, no vamos a encontrar nada. por ejemplo, yo estoy haciendo un cursillo de del INEM ( pese a lo que algunos digan me está viniendo muy bien porque he aprendido mucho) pero también sé que a las personas que tiene una hipoteca y gastos lo que quieren es encontrar trabajo para pagarlos y nos les puedes pedir que pierdan el tiempo en un cursillo.
Algunos critican los cursillos del INEM pero a mi me gustaría saber la razón por la que estén solicitados. Por ejemplo, en la academia donde estoy haciendo el cursillo, había otro cursillo que iba a empezar en febrero así que, ante la demanda existente, han tenido que hacer dos grupos.
Pero, como he dicho antes, no todos los desempleados son víctimas porque también están los aprovechateguis. Gentes que viven plácidamente cobrando el paro y que solo empiezan a buscar trabajo cuando se les está punto de acabar.
La situación está mal pero yo me pregunto. ¿ Qué criterios se seguirán a la hora del sorteo?. ¿ Valdrá todo el que pase por ahí sin tener en cuenta como les va realmente?.
Saludos.
Interesante artículo de Maite Soroa sobre la identidad vasca aldeana en comparación con la española
http://www.gara.net/paperezkoa/20110217/248925/es/Ahora-resulta-que-txakoli-no-es-aqui