No a todo el mundo le es dada la posibilidad de tragarse un viaje de 7.000 kilómetros en dos días. Ni a todo el mundo, dicho sea de paso, le resulta atractiva la idea de intentarlo. Los diputados de la delegación parlamentaria que esta semana ha visitado el Líbano, hemos experimentado en nuestros propios huesos las penosas consecuencias que resultan de embarcarse en una aventura semejante. Pero la experiencia ha merecido la pena. Aunque sea en el marco de una visita fugaz, el contacto con el Líbano siempre resulta apasionante.
El régimen político del Líbano constituye un delicado andamiaje de equilibrios y balances, que fue instituido por los franceses en el momento en el que el país accedió a la independencia (1943), con el propósito de proteger a las minorías cristianas del país frente a la imparable hegemonía musulmana. La población del Líbano constituye un variado mosaico desde el punto de vista religioso. El régimen no es confesional, pero reconoce y de alguna manera protege hasta 18 confesiones diferentes. De entre ellas, destacan las de adscripción musulmana, que agrupan el 68% de la población -las dos terceras partes chiítas y el resto sunnita-, las cristianas -integrada, principalmente, por cristianos-maronitas, que constituyen el 25% del conjunto del país- y la minoría drusa, que escasamente alcanza el 7%.
Con el fin de articular esta variedad religiosa en un solo complejo institucional, el Líbano está organizado como un Estado plural y multiconfesional. Las normas básicas que organizan el país establecen que el presidente de la República ha de ser un cristiano maronita, el presidente del Parlamento debe pertenecer al colectivo musulmán chiíta y el primer ministro, debe ser elegido de entre los musulmanes sunnitas. Y así viene siendo durante las últimas décadas, con la enorme complejidad que ello entraña desde el punto de vista organizativo y electoral. La delegación mantuvo entrevistas con el presidente de la República, Michel Sleiman y el presidente del Parlamento, el chiíta Nahib Berri. El primer ministro, el sunnita Saad Hariri no pudo recibirnos, porque se encontraba de viaje en los EEUU. Los encuentros fueron sumamente interesantes. Durante la cena coincidí con el responsable de las políticas relacionadas con la emigración, que me explicó el tipo de medidas que el Gobierno adopta para implicar con el devenir político y la suerte del país a los 15 millones de libaneses -naturales o descendientes- que conforman su amplia diáspora, dispersa fundamentalmente por tierras de Europa y América.
Desde hace ya varios lustros, en el tablero político del Líbano se libra un pulso que enfrenta a dos modelos de país. Uno de ellos toma como referencia a Suiza y aspira a instituir, en pleno corazón del mundo árabe, un régimen democrático, respetuoso con las libertades y basado en la economía de mercado. Y de alguna manera, puede decirse que el Líbano está considerado ya, en el universo árabe, como una especie de reducto excepcional, socialmente organizado con arreglo a pautas occidentales. En el frente opuesto se sitúan los que querrían convertir el país en una República islámica inspirada en la vigente en Irán.
Sobre este transfondo general, la coyuntura política libanesa está marcada por un suceso que tuvo lugar hace seis años, condicionando fuertemente el desarrollo posterior de los acontecimientos: el asesinato del primer ministro Rafiq Hariri -y de 22 personas más, miembros de su escolta y su séquito- que tuvo lugar en un atentado perpetrado en el centro de Beirut en febrero de 2005. En las semanas siguientes se produjeron dos grandes manifestaciones que llenaron de gente la plaza de la capital. La primera tuvo lugar el día 8 de marzo para protestar contra las insinuaciones que apuntaban a Siria como responsable del asesinato. La segunda recorrió las calles de Beirut el 14 de marzo y lo hizo con el propósito contrario: apuntar directamente a Siria como instigadora u organizadora del magnicidio. Pues bien, hoy, seis años después, estas dos fechas dan nombre, todavía, a las dos grandes alianzas políticas en las que se integran las fuerzas con representación parlamentaria. La Asamblea Nacional libanesa está integrada por 128 electos -de los que, dicho sea de paso, solo cuatro son mujeres- que se agrupan en torno a estas dos alianzas. La gubernamental -14 de marzo- que integra a 71 diputados y la de oposición -8 de marzo- en la que se agrupan 57.

Junto al mausoleo erigido en recuerdo del primer ministro, Rafiq Hariri, muerto en atentado en febrero de 2005
El debate político está centrado ahora mismo en torno al Tribunal Especial para el Líbano (TEL), en cuyas manos se encuentra el atentado perpetrado contra Hariri. Según algunas filtraciones publicadas en la prensa de los últimos meses, el acta de acusación elaborada por el Fiscal del caso, podría apuntar hacia miembros de Hezbolá como responsables del atentado. Pero el Partido de Dios ha advertido a tirios y troyanos que no está dispuesto a tolerar que se acuse públicamente a sus militantes, sobre la base –así se expresa- de acusaciones falsas aportadas por testigos mentirosos. Y amenaza al primer ministro, Saad Hariri -hijo del asesinado- con quebrantar la estabilidad y el clima pacífico que reinan en el país, si el Gobierno no renuncia al TEL y consigue frenar sus actuaciones antes de que dicte sentencia. Hezbolá arguye que el tribunal no es más que un instrumento al servicio de Israel y de los EEUU e insiste en que tras el atentado de Hariri se encuentra la mano de los judíos.
Sin embargo, el primer ministro, ni puede acotar o impedir la actuación de un órgano judicial creado por las NNUU, ni está dispuesto a facilitar la impunidad en relación con un atentado terrible que puso fin a la vida de su propio padre. Con todo, ha sugerido que se comportará como corresponde al hijo del padre asesinado, pero sin dejar, por ello, de proceder con la responsabilidad, la generosidad y la altura de miras de un líder político empeñado en procurar que se haga justicia sin menoscabar la estabilidad y la cohesión interna del país; un propósito francamente difícil para un sistema político erigido sobre equilibrios delicados y cuidados contrapesos.
Lo cierto es que la tensión generada en torno al juicio que se tramita ante el TEL ha paralizado completamente la vida institucional del país. El Parlamento y el Consejo de Ministros se encuentran bloqueados desde hace más de dos meses, porque la oposición reclama la incorporación al orden del día el asunto de los falsos testigos y la petición de paralización del juicio. El último episodio se ha producido esta misma semana, cuando los miembros chiítas del Gobierno anunciaban su dimisión en bloque.
La parálisis institucional y el consiguiente riesgo de enfrentamiento están intentando ser afrontados por algunos actores relevantes de la región; principalmente por Siria y Arabia Saudí, que el pasado mes de julio celebraron una cumbre en Beirut para sentar las bases de un intento mediador. Se especula con la posibilidad de que en la plataforma sirio-saudí esté trabajando una solución “a la libanesa”, es decir, una salida sin vencedores ni vencidos, en la que todas las partes puedan salvar la cara de alguna manera. No resulta fácil vaticinar lo que ocurrirá las próximas semanas. En cualquier caso, es seguro que no dejará indiferentes a las cancillerías occidentales, que se encuentran vivamente interesadas en garantizar la estabilidad de un país cuyas alteraciones tienen un efecto inmediato en toda la región.
En Budapest cuando he de cambiar dinero lo hago con un libanés, con una caja de zapatos. Viene en bicicleta con el dinero a cambiar bajo su chaqueta. Y confío en él plenamente, más que en los bancos.
Líbano es un país fascinante. La religión drusa, aquel Walid Jumblat que salía en los noticiarios todos los días cuando uno era nino, con flema entre los cascotes y ruinas, aquellos edificios agujereados, Amin Gemayel muerto por un coche-bomba al poco de ser elegido. Siempre me fascinó el Líbano, desde el propio nombre del País.
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Pero por qué hay que juzgar algo que todos sabemos hizo Siria?
Acaso no lo dijo inmediatamente el gobierno americano? Ha sido Siria! Ha sido Siria! Ha sido Siria!
JE, JE, JE.
No sé si fue en este grato Blog donde escribí hace muchos annos que Israel mató a Hariri. Creo que sí.
En realdad todos sabemos que fue Israel y que Condoleeza mentía como Powel con aquella cápsula de «antrax» desde su escano en la UN con lo de Iraq, a sabiendas. A Israel no le interesa una Suiza árabe, sino un Líbano débil a ser reconstruído con cadencia quinquenal.
Jo! Lo que aprende una en este blog, mis conocimientos sobre el Líbano se limitaban a chiítas y sunnitas y para de contar, gracias!
En mi hábito vital de intentar pasármelo bien haga lo que haga he tenido una ocurrencia o feliz idea (observese que no me mojo en decir si buena o mala, eso lo dejo al buen criterio del propietario del blog, con no publicarla… tan postera que seguiré).
Pues eso que he decidido realizar cada»x» tiempo un análisis comparativo entre los blogs del PRESIDENTE (francisco javier López) vs LEHENDAKARI en funciones (JOSU ERKOREKA).
Empezando, ando, ando, … … …
1.- El presidente cuenta en su blog con fondo rojo o granate supongo en honor al PSOE. Irrita el ánimo tan pronto se carga la página, mas apropiado sería para la página de inicio del Moulin Rouge.
El Lehendakari cuenta con un fondo blanco, sosegado y serio. Propio de una persona que busca la eficacia y eficiencia sin que la gente se pierda en otros detalles y se quede con el contenido. Adecuado para quien de verdad tiene algo que decir.
2.- El presidente cuenta con tres fotos – retrato de estudio (dos iguales) no muy grandes (los primeros planos son muy traicioneros). Apropiadas para quien quiere aparentar lo que no es o dar una imagen demasiado estudiada de sí mismo.
El Lehendakari cuenta con una (supongo que de estudio también) pero en una pose mucho mas natural y a un tamaño normal, proporcionado al tamaño del blog (equilibrio). Apropiada para quien no tiene absolutamente nada que esconder. Cierto que tiene otra en tamaño diminuto pero se trata de su avatar para cuando baja a la arena.
3.- La frecuencia de publicación:
– EL PRESIDENTE (persona ocupada donde las haya, por todos es conocido su amor al trabajo y tenacidad) publica artículos cada 15 días. Eso sí todos los días publica alguna frasecilla con lo que está a punto de hacer: esperando a…. , en el edificio mas grande del mundo,… en el partido de baloncesto…
– El ritmo habitual del Lehendakari (salvo sobrecargas) es de uno a la semana contestando de vez en cuando a los intervinientes.
4.- Extensión de los comentarios:
– El comentario mas largo del presidente es de 572 palabras. El párrafo mas extenso consta de 5 líneas (y porque repite en parte un trozo de un artículo que a buen seguro otra persona le escribió).
– La narración presente del Lehendakari consta de 1240 palabras y aunque de vez en cuando incluye artículos mas cortos lo normal es tomarse su tiempo para procesarlos debidamente. Los párrafos de 10 o más líneas son habituales.
5.- En el blog del presidente aparece 7 veces la palabra «mi»: mis escritos, mis pensamientos (no vale reirse), mi twitter, mi facebook, mi podcast… ¿este es socialista, no?
– El Lehendakari no goza de un sentido de la propiedad tan desarrollado para una página que supongo considera de interés y de servio al público que hasta aquí decida acercarse.
Continuando, ando, ando,… …. …
6.- Aspectos que destacan de los países que visitan:
– «En Dubai a los pies del edificio mas grande del mundo… (y cuatro palabras mas)» Saca una foto (no aparece en ella nada chiquitito uououooooo, nada pequeñitooo uoouooouooaaa). Nadie ha dejado ningún comentario, supongo que se habrá propuesto hacer la competencia al libro Guiness de los Records… ¿lo titulará Miguiness de los records?
– EL Lehendakari hace un viaje al Líbano y nos ofrece una descripción detallada de su situación socio – cultural. Nos relata una situación complicada y cómo la han solucionado o intentan sobrellevarla otras culturas y otros países. El Sr. Erkoreka nos ofrece una foto del Mausoleo del Primer Ministro, lo que se dice compromiso social.
Por hoy terminando, ando, ando, … …
7.- Proyección de los comentarios:
– El presidente siempre habla de futuro: proyectos de futuro, ideas de futuro, (nunca concreta con datos salvo cuando remite a sus lectores a otras bases de datos)… «Futuro lo que se dice futuro» supongo que se referirá al medio plazo (2 años y no llega a 5 meses TIC! TAC! TIC! TAC!).
– El Lehendakari nos bombardea con datos y mira al futuro sin olvidarse del presente (no como otros) ni de trabajar día a día por y para Euzkadi (no como otros)…
Y ahora a meter las palomitas al microndas.
Enviando, ano, ando, … …
Anonimando. Tienes más razón que un santo. Suscribo lo que dices.
Saludos.