La actividad del Congreso de los Diputados trasciende, con mucho, la mera aprobación de las leyes. En la cámara tienen lugar actos, debates y escaramuzas que permiten tomar el pulso a la situación política más allá de lo que permiten adivinar los apoyos y rechazos que registran las leyes aprobadas en su seno. Empero, nadie negará -supongo- que la actividad legislativa, principal cometido de las cámaras representativas, constituye un indicador muy útil para aproximarse al ambiente que reina en el Parlamento y atisbar la forma geométrica que adoptan los acuerdos parlamentarios. De ahí que, de vez en cuando, procure aportar estas informaciones a los visitantes del blog, suministrándoles los datos objetivos que, al margen de las impresiones personales, definen las líneas de acuerdos y desacuerdos que marcan la vida política de la cámara. El fin de año constituye una excelente ocasión para hacerlo.
Soy consciente de que los datos brutos alteran, con frecuencia, los esquemas conceptuales con los que la gente interpreta los acontecimientos políticos y que mucha gente -particularmente entre los profesionales de los medios e comunicación- prefiere obviarlos, con el fin de formular con mucha mayor libertad los titulares que de verdad le gustan. Pero no por ello voy a dejar de aportar unos datos, que no son fácilmente accesibles para el común de los ciudadanos, y que retratan el panorama político-parlamentario con más fidelidad que la más sagaz de las exégesis. Permítaseme, a tal fin, repasar la actividad legislativa del último año a efectos de contabilizar los apoyos que las leyes aprobadas por el Congreso durante 2010 han recibido de los diferentes Grupos Parlamentarios.