Ayer, día de San Miguel, se cumplía el 75 aniversario del fusilamiento de Fortunato Agirre, nacionalista vasco, jelkide y alcalde de Estella durante la II República. Fortunato Agirre Lukin nació en Arellano (Navarra) el mismo año en el que tuvo lugar la Gamazada: 1893. Su inclinación política hacia el nacionalismo vasco germinó en los años en los que estudió con los capuchinos, donde recibió la honda inspiración vasquista que se respiraba entre los frailes de la orden en el Viejo Reino. Su posterior traslado a Pamplona reforzó esta opción política. En la capital de Navarra se asoció al Centro Vasco y trabó un fructífero contacto con los nacionalistas vascos de la primera generación. Cuando regresó a Estella, en 1926, se inscribió en el Centro Nabarro que, pasado el tiempo habría de convertirse en Euskal Etxea.

El dantzari baila el aurresku frente al panteón familiar en el que figura la lápida en recuerdo de Fortunato Agirre
En las elecciones municipales de 1931, a las que concurrió en las listas del PNV, resultó elegido concejal de Estella, junto a Lorenzo Ruiz de Alda, Mariano Urra y Jesús Ugarte. Como la entente republicano-socialista no obtuvo representación alguna, fue a ellos a quienes tocó ejercer la oposición local frente al alcalde monárquico Segundo Mugika. Posteriormente, la forzada dimisión del alcalde electo, le permitió a Fortunato acceder a la primera magistratura municipal, desde la que gobernó en minoría, pero desde una disposición abierta y franca para el diálogo y el consenso. Su acitividad social fue incansable. Contribuyó a la fundación de la primera ikastola de Lizarra, que se instaló en la plaza de los Fueros. Tras su participación en la Asamblea de Zumarraga y en solidaridad con los alcaldes sancionados por las protestas organizadas contra las Comisiones Gestoras, Fortunato dimitió del cargo de alcalde. Su dimisión fue ratificada después por el ministro de la Gobernación, Gómez Salazar, bajo la acusación de haber incurrido en una desobediencia grave.
Tras las elecciones de 1936, fue restituido en el cargo, merced a la aministía que el Gobierno del Frente Popular concedió a todos los ediles que habían sido sancionados en las revueltas de 1934. Pero en las tierras de Navarra, colonizadas por un Requeté cruel, fanatizado y movilizado, que llevaba todo un quinquenio adiestrándose en las artes de la guerra con el propósito de impulsar la insurgencia, ya se mascaba la tragedia. La agresividad del tradicionalismo era creciente. En el mes de mayo, Fortunato dio parte a las autoridades de que el cuartel de Lizarra había recibido una partida tan inusitada de armas y munición, que sólo podía estar destinada a nutrir una revuelta contra la República. Nadie le hizo caso. El gobernador civil -no sé si desde la ingenuidad o la irresponsabilidad- despreció el aviso, convencido de que no era más que una patraña infundada de un alcalde de pueblo. En vísperas del alzamiento, volvió a denunciar, en este caso ante el ministro Casares Quiroga, la celebración de una reunión golpista en el monasterio de Iratxe, en la que participó el mismísimo general Mola. Su voz de alarma cayó nuevamente en el vacío. Pocos días después, la plaza del Castillo amanecía repleta de requetés armados, dispuestos a liquidar sin piedad a todo el que no compartiese su estrecha y alicorta visión de las cosas.
Fortunato fue detenido el día de la virgen de agosto y fusilado el día de San Miguel. Durante el mes y medio separa a estas dos fechas, estuvo, primero, prisionero en la cárcel de Estella, y después en el fuerte de San Cristóbal, a dondo fue trasladado junto a otros muchos demócratas, izquierdistas y nacionalistas. Los que segaron cruelmente su vida, decían actuar en nombre de la Cruz, pero manejaban el santoral con un espíritu auténticamente satánico. San Miguel era y es un icono del imaginario nacionalista vasco en el Viejo Reino. Entre golpes, risas y empujones, los carlistas que le sacaron del fuerte para conducirlo al cementerio de Tajonar, hicieron gala de una profunda solidaridad humana y cristiana, espetándole: «A tí esta vez no te salva ni San Miguel». Al caer, junto al paredón, atravesado por las balas de los cruzados, el alcalde nacionalista de Estella dejaba tras de sí tres hijos y una viuda embarazada de dos niñas gemelas.
Ayer recordamos en Estella el 75 aniversario de ese dramático hecho. Estaban presentes sus dos hijas póstumas -que fueron bautizadas como Miren Mikele y Mikele Miren, en recuerdo de las dos fechas que jalonaron el dramático asesinato de su padre- y la viuda de uno de los chicos. Fue un acto discreto, pero emotivo, que arrancó con una misa en la iglesia de San Miguel, cantada por los niños de la Ikastola, y culminó en el cementerio municipal, frente al panteón familiar. Aunque Fortunato era alcalde del municipio en el momento en el que fue detenido y fusilado, el acto no contó con la presencia del gobierno municipal. A UPN no le gusta rememorar los asesinatos provocados por los franquistas en la Guerra Civil. Pero los descendientes de Fortunato recibieron el apoyo, el calor y el aliento de quienes lamentamos y reprobamos la injusticia que se cometió con su padre y la crueldad con la que se les trató a ellos.
Goian bego, Fortunato Agirre.
Una victima del terrorismo españolista
Lo de UPN es una verguenza. El terrorismo solo les interesa para hacer caja electoral. El asesinato de los demas se las trae al pairo. Siguen siendo requetes. Igualico, igualico que la izquierda abertzale. Hijos de carlistas sectarios que odian como ellos.
Fortunato Agirre siempre me ha parecido un tipo estupendo, al que asesinaron porque le veian cualidades para el liderazgo. Le veian como un peligro, porque podia extender la ideologia nacionalista vasca por Nafarroa.
Burzako,
destilas odio por los cuatro costados. ¿y te llamas demócrata?
Los herederos de los últimois navarros se encargarán de rehabilitar la memoria de todos ellos, incluída la de don Fortunato.
Como un paso para ello, ETA pone hoy en evidencia la nefasta Baskische Politik de Espana y Francia en su eximio Comunicado de hoy.
Muy bien dicho, ETA !!!
Y algunos dicen que ETA solo estorba…
Si no existiera ETA, quién nos diría la verdad?
Estoy de acuerdo con Burzako. El golpismo navarro del requeté sigue donde estaba en 1936, con el mismo espíritu fanático, intolerante y sectario que entonces. Lo que pasa es que se ha dividido. La mitad está en UPN y la otra mitad se ha ido a la izquierda abertzale. Si rascas un poco, todos los líderes de la izquierda abertzale de Navarra han mamado en sus familias el carlismo-requeté, agresivo y asesino. Empezando por Tasio Erkizia, hijo del mayor franquista de Lesaka y siguiendo por Floren Aoiz, descendiente de txapelgorris con bandera española que llevaban en el pecho el «Detente Bala» que les dió el general Mola para matar gudaris.
Todo este fanatismo cuenta con el aplauso de la ultraderecha española, tipo alfred. Sólo en la parte ultraespañolista, claro. La otra le repele, aunque los métodos y la inspiración sean los mismos.
Donatien sigue con su diarrea mental. Que ETA estorba ha dicho Otegi. Es lo único con lo que estoy de acuerdo con él. Aunque yo añadiría que ETA ya estorbaba cuando él militaa en sus filas y se dedicaba a secuestrar ciudadanos honrados ypacíficos.
Cuatro días antes de que fusilaran a Fortunato Agirre, el comandante militar de Estella dictó un bando en el que se lamentaba de que «Estella estaba minado por el separatismo, foentao e importado por ciertos hijos de la misma que todos conocen por lo que no hace falta mencionarlos. Por ellos se ha vertido en Guipúzcoa y en otras partes mucha sangre Española de la cual no poca Estellesa». El bando tomada las siguientes disposiciones:
1.- En el plazo de 48 horas se habían de entregar en la comandancia «todos los objetos o prendas de carácter separatista, los libros, periódicos, mapas y retratos de aquel que se llamó Sabino Arana, así como bustos o figuras de éste y otros cabecillas separatistas»
2.- Se habían de entregar igualmente «los libros y objetos de toda índole de la finada escuela vasca, la documentación, objetos, insignias y fondos de las sociedades nacionalistas y en una palabra todo lo perteneciente a esas sociedad o con ellas relacionadas.
3.- Se prohibía el txistu y el tamboril y todo el que poseyera alguno de estos instrumentos había de entregarlos a la comandancia en 48 horas. Decía el bando: «Se acabó el gora ruzkadi, estamos en tiempos de VIVA ESPAÑA»
4.- Se prohibía la palabra AGUR, «importada por los separatistas, en lugar del ADIOS, genuinamente español»
Eso sí que era odio reconcentrado contra el nacionalismo vasco y los nacionalistas.
Los naparras siempre decían: -gora euzkadi! Nunca decían: -gora nafarroa!
¡Arriba Navarra! no les gustaba decirlo ¿Por qué será…? ¿Y Todavía os parece raro que hubiera tanto carlismo por el viejo reyno?
Ahora los bilduetarras, llevan la bandera roja de las cadenas a sus manifas ¿No decíais hasta hace poco, que ésa no era la bandera de Nafarroa? ¿Dónde está ahora, el arrano beltza? Vosotros a los vuestro: la ikurriña. Los navarros a lo suyo: cadenas de oro sobre fondo rojo.
Para Alderdikide :
Para hijos de carlistas insignes, tenemos a Xabier Arzallus .Su padre fue un exaltado franquista hasta al final de sus días. Como su hijo ha reconocido en varios artículos.
Sus hazañas fueron un continuo disparate. He aquí alguna de sus chaladuras: Azkoitia 1936¡Se caló la boina roja hasta las cejas! se echó el pistolón al cinto, llamó a un grupo de vecinos y armados hasta los dientes se presentaron en el cuartel de la Guardia Civil del pueblo. Allí, al grito de «Abajo la República», «Mueran los traidores», «Abajo el Gobierno vasco» obligaron a la benemérita a que se sublevara a favor del alzamiento nacional ¡Su padre fue un genial Tejero en Azkoitia! Si quieres más hijos de carlistones no tienes que irte muy lejos. No te hace falta salir más allá de este Blog.