En el pleno de ayer, martes, se debatieron varias iniciativas relacionadas con la realidad plurilingüe del Estado español y su adecuada ordenación jurídica. Iniciativas que, al integrarse en el orden del día de lo que probablemente será la anteúltima sesión plenaria de esta legislatura, se vieren inevitablemente contaminadas por un intenso tufillo electoral.
La primera de ellas arrancaba de una iniciativa legislativa popular, impulsada por el el colectivo Acción Cultural del País Valencà, que venía avalada con la rúbrica de más de seiscientos mil ciudadanos. Se trata de una Proposición de Ley sobre Televisión sin Fronteras, que entronca con la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias y se desarrolla en el marco normativo establecido por la UE para garantizar la libertad audiovisual. Persigue, en concreto, la supresión de los obstáculos de todo tipo que hoy impiden o dificultan que las emisiones televisivas realizadas en lenguas oficiales distintas del castellano, puedan ser vistas en la totalidad de los territorios en los que se hablan esas lenguas. No creo necesario insistir sobre las paradójicas situaciones que ha generado el extremado celo localista con el que algunas comunidades autónomas se han lanzado a la defensa de sus fronteras administrativas en todo lo que se refiere a la recepción de las señales de televisión procedentes de los territorios vecinos. Las expresaron con extraordinario grafismo los diferentes portavoces parlamentarios a lo largo del debate. Decía Uxue Barkos:
«En Navarra en estos momentos cualquier niño pequeño puede ver dibujos animados en cualquier lengua del mundo menos en euskera, porque no tenemos la oportunidad de acceder a Euskal Telebista, dadas las imposiciones estrictamente administrativas y en algunos casos puerilmente partidarias que nos imponen el conjunto de los ciudadanos, a los euskaldunes y a los no esukaldunes.
Por su parte, el portavoz gallegista, Francisco Jorquera, observaba lo que sigue:
«El dominio lingüístico del gallego traspasa los límites administrativos de nuestra comunidad. Distintas modalidades del idioma propio de la comarca del Bierzo, del occidente de Asturias y del valle del Xálima, en el norte de Extremadura. Pero además, señorías, el gallego es la lengua matriz del séptimo sistema lingüístico en número de hablantes del mundo; 250 millones de personas hablan en el mndo distintas variantes del gallego o portugués. En una Europa sin fronteras, ¿es lógico que aún no esté garantizada la recepción en Galicia de las emisiones de la radio y la televisión portuguesas y, a la inversa, la recepción en Portugar de las emisiones de la radio y la televisión gallegas? ¿Es lógico que ocurra lo mismo entre Galicia y nuestras comunidades vecinas donde en parte de su territorio se hablan variantes de nuestro idioma?
Tampoco faltaron ejemplos y expresiones gráficas en la intervención del portavoz de ERC, Joan Ridao:
«Ya me dirán cuán paradójico es que en 2011, en plena era de la información y en pleno contexto de la globalización y de la televisión sin frotneras, en Alzira, en Crevillent o en Vinaroz se pueda ver la CNN o Al Yazira y no la TV3 de Cataluña»
Con estas y otras argumentaciones de similar tenor, que no necesitan explicación alguna porque caen por su propio peso, la iniciativa ha sido tomada en consideración con el voto a favor de 193 diputados, la abstención del PP y el voto contrario de UPN y Rosa Díez. Afortunadamente, la próxima conclusión de la legislatura no le afectará. Al concluir un mandato decaen todas las iniciativas legislativas que se encuentran en trámite, excepto las de origen popular que, por mandato legal, se reincorporan a la agenda del Congreso al inicio de la legislatura siguiente. Así pues, no ha sido vano el notable esfuerzo desarrollado por las asociaciones y entidades que se han implicado en la recogida de firmas. Su trabajo no caerá en el vacío. Cuando menos, las Cortes Generales tramitarán, después de las elecciones, la iniciativa que en su día registraron en el Congreso. Sólo el paso del tiempo nos dirá si el texto de su proposición será aprobado en los términos en los que fue redactado o sufrirá modificaciones que alteren su sentido original.
La actitud abstencionista del PP, ha sorprendido a propios y extraños. Todo el mundo la ha atribuido al propósito electoralista de no ofrecer un semblante excesivamente intransigente y radical en torno a una iniciativa que no perjudica a nadie y puede favorecer a mucha gente. Estamos en momentos de sonrisas, simpatías y abrazos. Pero en la intervención de su portavoz, Fernández Díaz, se dejó traslucir la idea de que, a partir del año que viene, cuando Rajoy ocupe la presidencia del Gobierno, ya tendrán los populares ocasión de expresar lo que realmente piensan sobre esta iniciativa e impedir, en su caso, que prospere en todo o en parte. Una interrogante más
En el pleno se trató también una moción de ERC que expresaba el apoyo de la cámara al modelo lingüístico vigente en el sistema educativo catalán, «como garantía de cohesión y de la plena igualdad de oportunidades», y como cauce adecuado para asegurar la «plena competencia lingüística y aprovechamiento escolar de todo el alumnado, tanto en catalán como en castellano».
El modelo de inmersión lingüístico fue aprobado por unanimidad en el Parlament de Catalunya el año 1983. Pasados los años, el PP se desmarcó de ese consenso. Y con posterioridad han emergido algunas formaciones -pequeñas, pero muy jaleadas por cierta prensa española- que se han sumado al disenso, reivindicado el empleo del castellano como lengua vehicular en la enseñanza. Sin embargo, el modelo vigente, que posteriormente ha vuelto a ser sancionado por el Parlament, tanto en la legislación de política lingüística como, más recientemente, en la Ley de Educación, ha dado excelentes frutos, porque ha permitido capacitar a todos los escolares en el dominio de las dos lenguas cooficiales de la Comunidad. Como hacía notar el portavoz de CiU, Jordi Xuclá:
«La diputada Meritxel Batet, que me ha precedido en el uso de la palabra y yo somos del mismo año, nacidos en 1973. Espero no provocarles si les comunico que los dos desde el parvulario hemos sido escolarizados únicamente en catalán como lengua vehicular y que esto no nos ha impedido ni nos ha traumatizado para podernos expresar con un castellano correcto en estas Cortes Generales desde hace dos legislturas. Este es el resultado de un proceso de normalización lingüística en Cataluña: el dominio de las dos lenguas»
Llama la atención el hecho de que, ante semejante balance, haya fuerzas políticas que se envuelven con el manto retórico de la libertad, para defender su derecho a no aprender una de las dos lenguas oficiales. Pero las hay. No por su amor a la libertad cuanto por su irredento nacionalismo español. En las comunidades bilingües no es infrecuente invocar la libertad para dar cauce al españolismo cañí. La moción fue aprobada por una amplísima mayoría de la cámara, aunque votaron en contra los diputados del PP, UPN y Rosa Díez.
Finalmente, también se debatió una Proposición de CiU en la que se instaba al Gobierno a aprovechar la reforma de los Tratados de la UE que viene requerida por la incorporación de Croacia, para inscribir el catalán, junto al serbocroata, en el listado de lenguas que las instituciones europeas consideran oficiales. El portavoz catalanista que defendió la iniciativa, Jordi Xuclá, aceptó una enmienda en la que se proponía enriquecer la propuesta, mediante la incorporación, a la solicitud, del euskera y el gallego. La petición es jurídicamente viable. Nada hay que lo impida, más allá de la resistencia política de los que gobiernan en España. Como declaraba el pasado mes de mayo la comisaria europea Andoulla Vassiliou que «la oficialidad de una lengua depende solo de los Estados y si el catalán no es oficial en la Unión Europea es porque España no lo pide».
En este caso, el apoyo recibido por la iniciativa fue francamente parco. No la apoyaron ni el PSOE, ni el PP, ni tampoco, por supuesto, UPN y Rosa Díez. El espíritu restrictivo e intolerante que inspiraba a Jorge de Burgos, el único monje español de El nombre de la Rosa, se hizo patente una vez más a la hora de cerrar paso al pluralismo, en este caso lingüístico.
La cabra siempre tira al monte. El PP nació para hablar en cristiano. Menuda les espera a las lenguas autonómicas con la mayoría absoluta del PP. Dios les coja confesadas.
La Biblia lo dice bien claro: el designio original de Dios era que hubiera un solo idioma en la tierra. Lo que ocurrió en Babel fue un castigo, algo no deseable, que no debería haber sucedido, una desviación del plan divino. Como el pecado original, el asesinato de Abel o el Diluvio.
La redención de la humanidad pasa por la recuperación de un idioma universal.
Para los españoles sólo hay una nación: España. Una nación (perdón, Nación) única e indisoluble. Pues en coherencia, solo reconocen una lengua. Una sola Nación = una sola lengua. Eso sí, todo en nombre de la democracia…
Dos ideas me vienen a la mente.
1º.- Con 600.000 firmas se puede obligar a todo un parlamento a tratar el tema apuntado por el Sr. Erkoreka.
¿Y cuando son más de 2.000.000 de firmas contra el aborto?
¿porque se nos dá la callada por respuesta?
¿Alguien me lo puede explicar?
2º.- Sus señorías deberían recordar que existe el Internet o el Imagenio, que permite a quien así lo desee visionar cuantas televisiones autonómicas se deseen.
Donde las hay, la audiencia deja mucho que desar.
La pregunta es:¿que se vea la ETB en Ulldecona nos va a costar dinero?
Porque si es así que con mi dinero no cuenten.
Y por cierto
¿Van a obligar a los senadores a entender todas las lenguas existentes en España?
Porque estoy harto de pagar pinganillos a gente que le sobra el tiempo.
Alfred, me parece que el españolismo te obceca. Lo ves todo de rojo y amarillo y eso te priva de la capacidad de discernimiento necesaria para distinguir entre un perro y un ornitorrinco. Claro que 600.000 firmas son suficientes para que se plantee en el Congreso de los Diputados un debate de toma en consideración. Y los 2.000.000 que avalaron la iniciativa sobre el aborto, igual. La diferencia está en que, en el primer caso, la mayoría de los diputados dio luz verde a la tramitación de la Proposición y en el segundo no. Las dos proposiciones llegaron por igual al Congreso y se debatieron de la misma manera. Pero en un caso el Congreso dijo que se podía debatir el asunto y en el otro dijo que no. ¿Es tan difícil de entender, o sólo sirven las mayorías en las que está incluído el PP?
No me extraña que a un españolista como tú le moleste pagar los dos reales que cuesta el pìnganillo de los senadores. Aunque deberías tener la gallardía suficiente para reconocer que lo que en realidad te fastidia es el hecho de que se pongan pinganillo, no su coste, que es ridículo. Pero también a mí me obligan a pagar los caprichos de toda la familia real, que cuestan mil veces más. Los ligues del rey y los modelitos de su nuera ¿Me vas a obligar a seguir pagándolos?
Fondo de arena,
No se que tiene que ver los colores de la bandera española con lo que estamos tratando. Aunque te digo que me siento español ¡y a mucha honra!
Lo que estoy planteando es que se debería dejar que 2.000.000 de firmas tengan un peso propio y suficiente para que se debata en el Congreso si o si. ¿No estas de acuerdo? pues me parece perfecto, pero lo rojigualdo en plan despectivo te lo metes por donde amargan los pepinos.
Muchos españoles hablamos y entendemos además del español, el gallego , el catalán y el euskera (ese es verdad que mucho menos). y me parece sensato que a los senadores como integrantes de una CÁMARA TERRITORIAL por lo menos lo entiendan.
Porque estoy harto de que parezcan «turistas del Prado». Yo hablo y entiendo el gallego y el catalán (bien es verdad que el primero por nacimiento, pero el segundo fue por trabajo).
¡Ánimo senadores! se que pueden….
Fondo de arena,
En cuanto a la Casa Real no seas demagogo, cuesta al erario público un poco más de la mitad que le cuesta a los portugueses la Presidencia de su República.
Y encima la Corona es un muy buen aliado en nuestra proyección internacional y labores diplomáticas.
Aunque si prefieres República, ya lo sabes: por el módico precio de 210 votos en el Congreso de Diputados obtienes el cambio constitucional preciso.
¡ánimo!… se que no puedes…