- Fotografía obtenida esta mañana, con diversas cabeceras de la prensa israelí
He tenido la suerte de vivir in situ el discurso que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu pronunció ayer, domingo, en la Bar-Ilan University, en respuesta al que Obama hizo hace unos días, en Egipto, a propósito del conflicto árabe-israelí.
El viernes pasado ya anticipé en este blog que, la clase política de Israel esperaba ese momento con emoción. Ese día, a partir de las 8 de la tarde, gran parte de los habitantes de Israel se congregaron en torno a los monitores de televisión, para escuchar el mensaje del presidente de su Ejecutivo. Todos tenían curiosidad por saber si tras la pantalla iban a encontrarse con el halcón que ganó las elecciones, o con una especie de paloma atemorizada por las advertencias del presidente de los EEUU.
Durante los días previos, los ultra-ortodoxos del Frente Judío habían empapelado las paredes de algunos barrios de Jerusalem con unos carteles en los que se representaba a Obama tocado con un kefiyah palestino, junto a un lema -conciso y claro- que hablaba de él como un antisemita que odia a los hebreos. El ambiente estaba caldeado. Tanto, que algunos de los ortodoxos más rigoristas, se manifestaron ante la puerta de la Universidad, mientras el primer ministro emitía su discurso, gritando consignas contra la claudicación del Gobierno ante las presiones de los EEUU.
Los más conservadores de la coalición de Gobierno que preside el propio Netanyahu, tampoco ocultaban sus suspicacias. Y una vez concluida la intervención del Primer ministro, no han dudado lo más mínimo en marcar distancias y criticar la cesión que supone aceptar, de entrada, la existencia de un Estado palestino.
- Carteles contra Obama en las calles de Jerusalem
Ni qué decir tiene que los arabes, en general, se han mostrado contrarios a las exigencias planteadas en el discurso. Un portavoz de Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, lo ha considerado como un «sabotaje» a los esfuerzos que se están llevando a cabo en favor de la paz. Y desde Hamas, han considerado la posición de Netanyahu, como un escupitajo en la cara. Plasticidad, como se ve, no les falta.
Pero incluso en el mundo judío se escuchan algunas voces críticas con respecto al tratamiento que la propuesta depara al mundo árabe. El analista Akiva Eldar escribe hoy, con evidente tono irónico que, según la propuesta de Netanyahu los palestinos podrán disponer de su propio Estado, pero sólo si «estos invasores extranjeros» nos muestran que saben comer con cuchillo y tenedor. «Realmente, sin cuchillo».
Entre medio, se cuentan sectores políticos y mediáticos que apoyan, con diferentes matices, la posición del presidente. Algunos le reprochan el hecho de haberse retrasado tanto en formularlo. Si lo hubiese hecho en el momento inmeditamente posterior a la celebración de las elecciones, hubiese sido posible -sostienen en algún medio- un acuerdo con Kadima, que las rígidas posiciones iniciales de Netanhayu hicieron imposible. Pero hacerlo después de escuchar las advertencias de Obama, son reflejo de su debilidad y de la confusión de sus ideas. Es posible.
Tampoco faltan, en fin, quienes le reprochan no haber hecho aportaciones realmente nuevas. Yossi Sarid, señala gráficamente que el discurso ha sido el más apropiado para la estación de la sandía. Pero -añade- la sandía está compuesta por un 92% de agua. Y así fue el speech. Y las sandías de hoy en día, como todo el mundo sabe, ni tan siquiera tienen pepitas
Hay quien sostiene que el discurso estuvo condicionado por el resultado de las elecciones de Iran. Si las urnas hubiesen arrojado un resultado distinto -suponiendo, claro está, que el oficial se corresponda de verdad con el real- Netanyahu hubiese tenido que reescribirlo. Así piensan algunos. Es posible, no lo sé. Lo que sí sé es que, en estos momentos, la carrera nuclear de Irán constituye uno de los principales motivos de preocupación de los israelíes. Están convencidos de que una Irán nuclearizada, actuaría de paragüas para todos los grupos terroristas que operan en la región, garantizando su impunidad.
Netanyahu tenía un reto. Aglutinar a la derecha y despertar el interés de la izquierda y el mundo árabe, dando satisfacción a Obama. Parece que esto último lo ha conseguido. Así parecen reflejarlo las primeras declaraciones hechas desde la Casa Blanca. Pero me temo que ni ha logrado el respaldo unánime de los primeros, ni parece posible, de verdad, que los árabes y las izquierdas acaben entusiasmándose con su planteamiento.
El tiempo lo dirá.
Miren esta galería de imágenes del proceso electoral y las protestas, les gustarán
http://calicobolico.wordpress.com/2009/06/16/iran-muy-triste/
Saludos
igual antes de mirar los supuestos o posibles fraudes electorales de paises como iran, habria que mirar los posibles errores o fraudes que se dan por estos lares, siempre es bonito ver la porqueria de los demas, pero nos negamos a ver la nuestra.