Me encuentro en Tel Aviv. La gran ciudad costera, plural y abierta de Israel. Y pido disculpas de antemano por las faltas de ortografia que podais detectar en el post porque -a parte, logicamente de mi escasa formacion en el campo de las letras- me encuentro ante un teclado endiablado, en el que resulta imposible encontrar algunos signos y el hallazgo de otros me exigiria una dedicacion que el escaso tiempo del que dispongo no me permite prestar.

Puesta de sol en Tel Aviv, hoy.
Diversas circunstancias cruzadas, que no hace al caso expresar aqui, me han traido a esta ciudad cuyo cosmopolitismo resulta al tiempo chocante y fascinante. Me he encontrado con un pais mas complejo y plural de lo que pensaba. En lo social y en lo politico. Un judio local me comentaba esta tarde que, contra la imagen que a veces ofrece la prensa internacional, Israel no es un pais de blancos y negros. Hay blancos y hay negros, por supuesto. Pero no agotan, ni mucho menos, el abanico cromatico de un pais en el que existe -y se percibe a todas horas y en todos los ambitos de la vida- una amplisima gama de colores y matices. En la calle se escucha sin dificultad, hebreo, arabe, ingles, frances, castellano y otras lenguas de sonoridad eslava. Y entre los tipos humanos y sus indumentarias, la pluralidad no es, precisamente, menor. La ciudad parece un mosaico amplio y variado colorido. Un autentico crisol. Se ve de todo.