Hoy me he topado en un restaurante de Madrid con un ex diputado de UPN. Obviamente, he aprovechado la ocasión para intercambiar con él algunas impresiones en torno a la crisis en la que se encuentra sumida la derecha política del Viejo Reino. Es un hombre bien informado y muy dado a la intriga. Conoce Navarra como la palma de la mano. Sus predicciones son, por ello, perfectamente verosímiles.
Mi interlocutor, ve su futuro en el PP. En el PP de Navarra. Y confía en que, a medio plazo, el PP vaya imponiéndose en la Comunidad Foral a una UPN errática y desorientada, que irá perdiendo fuerza y arraigo. «Sanz -me dijo- quiere asimilar UPN al PNV, pero lo más probable es que acabe como Unión Valenciana; en el ostracismo«.
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En el pleno de ayer, pudimos contemplar una vez más -y suman ya unas cuantas en esta legislatura- la triste imagen que habitualmente proyectan los nueve diputados con los que el PSE cuenta en la cámara baja, cada vez que el Grupo Parlamentario vasco presenta alguna iniciativa de evidente interés para Euskadi. No sólo tienen que votar que no, siguiendo a pies juntillas las órdenes que reciben de sus superiores jerárquicos, sino que se ven obligados a salir a la tribuna a defender esas posiciones en nombre de su Grupo. Triste, ciertamente, pero no por ello menos real.
Atzo goizean Gernikan izan nintzen. Eusko Alderdi Jeltzaleak beste alderdi batzuekin batera deitutako ekitaldian. Madrilgo gobernuak eta besteerakunde zentral batzuek eman diguten ezetz borobila bezain gordinak, erantzuna behar zuen. Erantzun gardena. Bakezkoa, baina irmoa. Zaratarik gabekoa baina, aldi berean, entzuteko modukoa.
El jueves, 23, día de San Severino, Anasagasti, Azpiazu y yo asistimos a la fiesta de las pucheras en Balmaseda.
Hola de nuevo, amigos.
Un conocido me pregunta por teléfono en qué baso la sospecha –
El socialista Jesús Eguiguren acaba de publicar un libro titulado El arreglo vasco. Confieso, de entrada, que no me lo he leído. Pero anuncio igualmente que, a buen seguro, lo haré en las próximas semanas, como acostumbro a hacer con la gran mayoría de los trabajos sobre política vasca que reciben los honores de la imprenta.
Hace unos días fui al cine a ver la película sobre el Che que se estrenó a principios de septiembre. Benicio del Toro está bien. Es un excelente actor. Pero creo que es una obra de la que difícilmente podrá disfrutar quien no conozca con un mínimo de detalle la historia de la Revolución cubana. El guión pretende ajustarse a los hechos con una precisión tal, que adolece, a mi juicio, de los componentes que habitualmente hacen atractiva una trama cinematográfica.