El jueves, 23, día de San Severino, Anasagasti, Azpiazu y yo asistimos a la fiesta de las pucheras en Balmaseda.
Fue una sorpresa descubrir que podíamos hacerlo.
La programación del trabajo parlamentario inicialmente prevista para la semana que concluye, establecía que ese día había a desarrollarse la última parte del Pleno dedicado al debate y votación de las enmiendas a la totalidad del Presupuesto. Era evidente, pues, que teníamos que estar en Madrid. Una vez más, nuestra presencia en Balmaseda se hacía imposible.
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