Un amigo navarro me decía no hace mucho tiempo que, en su opinión, UPN ocupa en Navarra el mismo espacio sociológico que el PNV hegemoniza en las otras tres provincias vasco-peninsulares. Aglutina el voto de una gran mayoría del centro político, integrado por clases medias, moderadas y fuertemente arraigadas en el territorio. A su juicio, sólo hay una diferencia sustancial entre ambas formaciones políticas. En el caso del PNV, el referente territorial es Euskadi, mientras que los votantes de UPN, sitúan su identidad política en el ámbito del navarrismo españolista.
Aunque a su tesis no le pueda faltar un punto de razón, creo que a mi amigo se le escapaban datos esenciales para establecer con un mínimo de rigor el paralelismo que pretendía establecer entre UPN y el PNV. Uno de ellos, quizás el más ostensible, es el de que UPN concita en Navarra la adhesión casi unánime de lo que hasta 1977 fue el franquismo sociológico y político del Viejo Reino; algo que -al margen de algún caso anecdótico- no ocurre en el PNV de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. En UPN militan navarristas convencidos, que comparten partido y programa con españolistas recalcitrantes, de vena autoritaria, que no se adhieren a Navarra más que en la medida en que ello les sirve para combatir con más eficacia el nacionalismo vasco. Son más antinacionalistas vascos que navarristas.
Las diferencias que estos últimos días han aflorado entre UPN y PP nos han permitido discernir con bastante nitidez la doble veta que cohabita en el seno del unionismo navarro. Mientras los navarristas sacan pecho y reivindican su capacidad para decidir con plena autonomía sobre todas las cuestiones políticas que se planteen en el Congreso de los Diputados, los españolistas radicales, de savia autoritaria y antinacionalista vasca, recuerdan una y otra vez el deber de lealtad que han de profesar al conservadurismo hispano, con quienes se hallan formalmente encuadrados en la cámara baja.
Hace tiempo que el navarrismo de UPN miraba con envidia no contenida al PNV. Desde que el PSOE gobierna en el Estado, hemos cerrado acuerdos con el ejecutivo de Zapatero, que han comportado evidentes beneficios para los territorios vascos, incluida Navarra. UPN, por el contrario, encadenada como estaba a la disciplina del PP, no ha podido concluir pactos semejantes con el Gobierno de Madrid, lo que ponía en evidencia, con excesiva crudeza, su incapacidad para defender por encima de todo los intereses de Navarra.
Mientras el PNV ponía a Euskadi en el frontispicio de su actividad político-parlamentaria, UPN se veía obligada a subordinar los intereses de Navarra a las estrategias políticas generales del PP, que no fijaban su atención en el Viejo Reino más que para instrumentalizarlo en el debate contra el nacionalismo vasco, nunca para exigir inversiones o plantear otras reivindicaciones de carácter constructivo. Y esa posición ancillar con respecto al PP, empezaba a notarse demasiado, incluso en la propia Navarra, lo que generaba una preocupación creciente en la dirección de UPN.
Veamos dos ejemplos.
Cuando, en 2005, acordamos con el Gobierno de Zapatero iniciar las obras de la Y vasca, acogiéndonos a la singular fómula financiera que contempla la disposición adicional cuarta del Concierto Económico para financiar el tramo que discurre por Gipuzkoa, Miguel Sanz rompió a llorar como una plañidera, acusando al PSOE de discriminar a Navarra con respecto a los otros territorios vascos. Es decir, se puso a nuestra cola a reivindicar lo que nosotros ya habíamos conseguido antes. Quería lo mismo que el PNV.
Cuando, en 2007, cerramos un acuerdo sobre el Cupo y sentamos consensuadamente las bases de lo que había de ser la ley quinquenal 2007-2011, Miguel Sanz peregrinó sumiso a Madrid y suplicó a los socialistas por una solución idéntica a la que poco tiempo antes habíamos concertado nosotros. De nuevo, quería lo mismo que el PNV.
Ahora, tras el cambalache del verano de 2007, en el que Zapatero decidió que el presidente de Navarra había de seguir siendo Miguel Sanz, la dirección de UPN ha encontrado en la generosidad del presidente del Gobierno la coartada perfecta para distanciarse del PP y exigir libertad de movimientos y empezar a hacer en el Congreso de los Diputados lo mismo que el PNV. El problema es que la mitad españolista, autoritaria y antinacionalista de UPN se resiste a llevar a cabo una maniobra así, y provoca la crisis.
UPN tiene dos diputados en el Congreso. Cervera y Salvador. Cervera es más del PP que de UPN. Y aunque Salvador es, también, muy -pero que muy- españolista, se debe a la dirección de UPN y tiene escasas posibilidades de ser alguien en la vida política al margen de la formación navarrista. Es posible, pues, que no voten al unísono. A Salvador no le quedará más remedio que votar lo que le dicte la dirección de UPN. Cervera, a lo mejor, se permite navegar por su cuenta, aunque siempre -eso sí- por los mares situados bajo los auspicios del PP.
Hace unas semanas, Cercera concedió una entrevista al diario El Mundo. El titular era muy gráfico y elocuente: «Yo no iré a sacar tajada, como Erkoreka», afirmaba el diputado navarro. Al cabo de unos días topé con él en los pasillos del Congreso y le dije: «Gracias, Cervera, por tu complicidad. No sabes el favor que me haces difundiendo a los cuatro vientos la idea de que yo iré a sacar tajada y tú no. Lo que no sé es -añadí- con qué cara te vas a presentar en Pamplona diciendo a los tuyos que Erkoreka sacará tajada y tú sólo aspiras a contribuir lealmente a la defensa del interés general de España».
La respuesta a mi inquietud está implícita en la crisis que se acaba de desatar entre el PP y UPN. La dirección de UPN no está por la labor de permitir que el PNV saque tajada de los Presupuestos y UPN se limite a ser un apéndice del PP, que no piensa en Navarra más que convocar manifestaciones en Pamplona contra el proceso de paz.
Aun en el supuesto de que Cervera y Salvador se abstengan en la votación, UPN no será decisiva en el trámite presupuestario. Su toma de postura podrá servir, en el mejor de los casos, para apuntalar la posición que adoptemos otros ante la Ley de Presupuestos. El PNV, por ejemplo, tiene, por sí solo, tres veces más diputados que UPN.
Pero no hay que perder de vista la reacción del PP ante la decisión, adoptada ayer, por la dirección de UPN, de abstenerse ante los presupuestos. Desde el partido de Rajoy se ha dicho que no se adoptarán medidas disciplinarias, hasta que se produzca, si es que se produce en voto discrepante del o de los diputados de UPN ¿A qué responde tanta cautela? ¿Por qué razón se reserva el PP el uso de las facultades disciplinarias hasta el momento en el que se produzca el voto disinto?
¿Acaso el PP está tanteando la posibilidad de abstenerse en bloque en la votación sobre el Presupuesto del Estado? ¿Acaso el PP no descarta que sus diputados y los de UPN puedan coincidir en una posición abstencionista ante el Presupuesto General?
Atentos que, tal y como están las cosas, puede ocurrir de todo.
Una cosa esta clara, estos del PSOE son muy peligrosos, y como dice el lehendakari no son de fiar. La reflexion que yo hago con todo este tema es la siguiente: Como digo, estos son muy peligrosos. Por que? Por que despues de ver el fiasco que monto el PSOE en Navarra, se lo estan montando muy bien. Van a conseguir que UPN se divida del PP, es decir, van a conseguir que el PP se presente en solitario en Navarra y debilitaran la fuerza que UPN tiene en la comunidad foral con el consiguiente de que el PSN pueda ser el partido mas votado de Navarra. De esta manera podrian formar gobierno el PSN con UPN pero en este caso UPN seria el apendice de PSN. Esta es una leccion que el PNV tiene que aprender y darse cuenta de lo peligrosos y poco escrupulosos que son. A parte de esto lo que estan consiguiendo es tener un estorbo menos para aprobar los PGE. Pero la mayor leccion que debemos de tomar es que al parecer la transversalidad solo es necesaria en el Pais vasco y no en navarra segun los socialistas. Repito, como dice el lehendakari estos no son de fiar!!!!
[…] 13, 2008 por josuerkoreka Un conocido me pregunta por teléfono en qué baso la sospecha -que anteayer expresé en este blog- de que el PP podría acabar absteniéndose en la votación sobre los Presupuestos Generales del […]