El jueves, 23, día de San Severino, Anasagasti, Azpiazu y yo asistimos a la fiesta de las pucheras en Balmaseda.
Fue una sorpresa descubrir que podíamos hacerlo.
La programación del trabajo parlamentario inicialmente prevista para la semana que concluye, establecía que ese día había a desarrollarse la última parte del Pleno dedicado al debate y votación de las enmiendas a la totalidad del Presupuesto. Era evidente, pues, que teníamos que estar en Madrid. Una vez más, nuestra presencia en Balmaseda se hacía imposible.
Pero en la Junta de Portavoces que celebramos el martes, se puso de manifiesto la voluntad, compartida por parte de todos los grupos parlamentarios, de adelantar un día la conclusión del pleno. Eso significaba que podíamos asistir a las pucheras, atendiendo a la amable invitación que desde hace unos años viene cursándonos el alcalde de la villa encartada, Joseba Zorrilla. En cuanto supe que librábamos el jueves, le sugerí a Pedro que comunicase a la corporación de Balmaseda nuestra asistencia a la fiesta. Y allí estuvimos, recibiendo el agasajo y la felicítación de mucha gente llana, que había seguido a través de la prensa los entresijos de la negociación presupuestaria. Fue una experiencia oxigenante; siempre se agradece disponer de una válvula de escape para expulsar a través de ella las tensiones acumuladas en el trabajo. Y nuestra visita a Balmaseda desepeñó holgadamente ese papel.
La fiesta de las pucheras es muy original. Se articula en torno a un concurso de alubias, que han de ser preparadas en una puchera; una especie de hornillo alimentado con carbón, que empleados y viajeros utilizaban en el antiguo tren de la Robla para guisar el condumio diario. Ese día, la plaza de San Severino y sus alrededores se pueblan de cocineros entusiastas que se afanan en preparar el cocido de alubias y sacramentos que van a presentar al concurso.
El que gana un premio, bien. Y el que no lo hace, también, porque dispone de una excelente coartada para organizar un banquete familiar o la siempre deseada comida que reúne en torno a la mesa a los antiguos amigos.
Comimos, en el batzoki, una alubias excelentes, preparadas por la diestra mano de Loli.
Entre las muchísimas personas que nos saludaron ese día, quisiera destacar ahora a Fernandina Zorrilla. Una señora de 83 años -los cumplía, precisamente, el dia de San Severino- nacionalista vasca hasta la médula que, según me contó, abrazó la causa abertzale cuando escuchó, siendo aún una tierna niña, el discurso que José Antonio Agirre pronunció en la plaza de San Severino. Un discurso político, pero muy humano y con una tremenda carga social. Ella descubrió la solidaridad, como planteamiento político, no en los discursos de Indalecio Prieto, ni en las arengas de los socialistas de la margen izquierda, sino en las apasionadas palabras de Agirre, inspiradas en la doctrina social de la Iglesia.
Y todavía hay analistas simplones que definen al PNV como un partido de derechas.
Zorionak, Fernandina, y nunca abandones el nacionalismo social que recibiste de José Antonio Agirre.
Señor Ercoreca.Esas alubias son alubias proletarias ya que era la manera en la que los obreros ferroviarios comian al calor de los trenes que iban a Leon ,La Robla y Palencia. Pero ustedes siempre comiendo alubias ,siempre celebrando algo.Ya le dije a usted cuando nos conto que se habia puesto morado a tapas en Madrid con los representantes del Cantabrico.Ahora con alubias.Tenga por seguro que nadie pensara en usted para secretario general de la Fao.
YO CREO QUE LA SOLIDARIDAD O DEBE DE SER UN PLANTEAMIENTO POLITICO JAMAS , SINO MAS BIEN HA DE ESTAR ALEJADA DE CUALQUIER IDEOLOGÍA ES EL ACELERADOR DE CUALQUIER SOCIEDAD Y DEBE DE SER EL NEXO DE ANTE LA DISCREPANCIA
Este señor español Francisco se pone de los nervios porque los nacionalistas comen.Pero comen con la gente a la que representan y hablan con ellos.Yo hable con ellos en Balmaseda y me gusta que esten con el pueblo.¿Usted no come señor Francisco?.Erkoreka ha sacado la foto con la señora ,pero si usted va a la web de Anasagasti,este no se corta y les saca a todos comiendo alubias.Los dos relatos se complementan y los dos me gustan porque demuestran que tenemos politicos normales,que comen alubias,hablan con la gente y les escuchan.Eso es el PNV que me gusta a mi aunque a este señor le gusta solo coger el rabano por las orejas.Un saludo desde Balmaseda.¡Aupa Eusko Alderdi Jeltzalea¡.
En efecto, Eneko, a Francisco le debe parecer poco decoroso que los políticos comamos alubias. Él debe ser de los del caviar.
Convengo con Marian en que la solidaridad es una excelente herramaienta para cohesionar la sociedad y garantizar que la convivencia tenga una base mínima, por encima de las discrepancias. Pero precisamente por ello, creo que es una herramienta eminentemente política, entendida no como frivolidad discordante, sino en la acepción estricta del término, como la disciplina o el arte que se ocupa de la cosa pública; del bienestar de la polis.
perfecta respuesta , pero entonces dadnos las herramientas para que nos ocupemos también de la cosa pública y por ende seamos solidarios y hagamos pais
Las herramientas públicas orientadas a garantizar la cohesión social, deben estar y están en manos de las instituciones públicas. No de los políticos, sino de las instituciones públicas. Lo cual no empece para que cada ciudadano -cada persona, si prefiere- despliegue las acciones de solidaridad que considere pertinentes. Cada uno es solidario y hace país desde donde está desde el lugar que ocupa. O cuando menos, debería hacerlo. Así lo veo yo aunque, obviamente, admito que se pueda pensar diferente.