No es la primera vez que escribo en este blog sobre el ambigüo -o, cuando menos, enrevesado- criterio que guía a los diputados de Amaiur a la hora definir el alcance y contenido de su participación en las cámaras legislativas que, según el artículo 66 de la Constitución, «representan al pueblo español». Ya lo hice antes de ahora en, cuando menos, dos entradas que llevaban por título «Sopas sin sorber, no puede ser» y «Criterio inextricable«. En este último, cuyo enunciado resulta particularmente elocuente, me confesaba incapaz de comprender el sentido de su participación, que acostumbra a distinguir, sin objetividad aparente, entre supuestos idénticos y a equiparar sin justificación explicable, supuestos claramente distintos.
Hoy vuelvo sobre el asunto, al hilo de una moción que el diputado Sabino Cuadra sometió ayer a debate y votación en el Congreso de los diputados. La moción traía causa de una interpelación que el mismo diputado formuló hace unas semanas en el pleno de la cámara, sobre «la necesidad de abordar una política que impulse decididamente el reparto de las riquezas y rentas existentes en nuestra sociedad». Se trataba de una iniciativa divida en seis puntos, en los que se instaba al Gobierno -al Gobierno central, evidentemente- a adoptar otras tantas medidas de carácter laboral, social y fiscal con las que se supone que se activa el decidido impulso del «reparto de riquezas y rentas» que el diputado planteaba en la interpelación.
El objetivo de la moción era loable, sin duda alguna. En un momento en el que la crisis económica castiga severamente a las clases medias y agudiza las diferencias sociales y económicas existentes entre los colectivos más pudientes y los más desfavorecidos, siempre son bienvenidas las iniciativas tendentes a hacer efectiva la justicia social a través de los mecanismos redistributivos que los poderes públicos tienen a su disposición.
Pero la meta última que se propone alcanzar, no constituye el único aspecto de una iniciativa parlamentaria que merece consideración. También cuentan el quién, el cómo, el cuándo y el dónde. Porque una moción, por ejemplo, sugerente e incluso atractiva en el terreno de los principios, pero absolutamente imposible de materializar, más se merece un reproche que un aplauso. O un objetivo loable que sólo puede alcanzarse por medios inmorales o contrarios a la ley, por poner otro ejemplo, tampoco puede decirse que amerite una valoración netamente positiva. Sin entrar, claro está, en aquellos casos en los que una iniciativa de todo punto irreprochable, es formulada por una persona que, por los motivos que fueren, resulta ser la menos adecuada para hacerlo. Piénsese, verbigracia, en la hipótesis de un explotador despiadado, defendiendo los derechos laborales de los trabajadores.
Pero volvamos de nuevo a la cuestión. Los seis puntos que integraban la moción de Amaiur, afectaban, como he dicho, a cuestiones, laborales, sociales y fiscales. La de carácter laboral planteaba, directamente, «duplicar la cuantía del actual salario mínimo interprofesional», situando su importe en 1.075 euros. La de naturaleza social, requería al Gobierno -al Gobierno central, evidentemente- para «avanzar progresivamente en esta legislatura a fin de implantar una prestación social para todas aquellas personas que carezca de ingresos salarial o social alguno». Y, en fin, las de textura fiscal, proponían introducir un conjunto de modificaciones en el sistema tributario que iban desde la anulación de la amnistía fiscal «aprobada por el Gobierno del PP», hasta la implatación «de un Impuesto sobre las Grandes Fortunas», pasando por una modificación de los tipos actuales de IRPF y del Impuesto de Sociedades que «aumente substancialmente la progresividad de los mismos» y la anulación «de la última subida del IVA llevada a cabo por el Gobierno el año pasado».
Al registrar la iniciativa, específicamente concebida para un marco económico-social como el español, Amaiur venía a desmentir rotundamente a los que antes, durante y después de la campaña electoral de noviembre de 2011, afirmaron que los diputados de la coalición sólo iban a participar en los debates directamente relacionados con Euskal Herria. Lo español -dijeron entonces- no les interesaba lo más mínimo. Y aseguraron que nunca participarían en el debate y resolución de problemas propios de un país -España- que les era ajeno. Pues ya se ve en qué ha quedado todo. Cuadra podía haber presentado una moción circunscrita a un tema estrictamente vasco, pero ha preferido hacer una propuesta que aspira desplegar efectos en todo el Estado español. De manera que si el Gobierno -el Gobierno central, evidentemente- que es el competente en la materia, decide atender su requerimiento y duplicar, mañana mismo, la cuantía del salario mínimo interprofesional -para lo que no sé de dónde sacaría los fondos necesarios, pero esa es otra cuestión- la medida no sólo beneficiaría a los ciudadanos vascos, sino a todos los operarios que venden su fuerza de trabajo en el Estado español.
Pero lo que llama la atención no es que un diputado de Amaiur inste al Gobierno -al Gobierno central, evidentemente- a adoptar una medida que hoy por hoy se sitúa en su ámbito de sus competencias. Podrá no gustar a quienes aseguraban que sólo iban a Madrid a defender los derechos de Euskal Herria, pero la cosa, en puridad, no tiene más trascendencia. Así son los gravámenes del pragmatismo político. Tampoco Garitano pensaría que iba a ser recordado por la bandera española que luce en el palacio de la Diputación Foral de Gipuzkoa desde que tomó posesión del cargo, pero ya ha empezado a asumir que lo será. Lo que sorprende, insisto, no es eso, sino que inste al Gobierno -al Gobierno central, evidentemente- a adoptar medidas que son competencia de las instituciones vascas. Me refiero, lógicamente, a las de tipo social y, por supuesto, a las de carácter fiscal, que, con arreglo al marco político vigente, se encuentran atribuidas a las instituciones de Vasconia; de la Vasconia oriental -Nafarroa- y de la occidental -Comunidad Autónoma de Euskadi-.
En efecto, la moción pretendía que el Gobierno -el Gobierno central, evidentemente- implantase una «prestación social para todas aquellas personas que carezcan de ingresos salarial o social alguno». Sin embargo, los servicios sociales son competencia exclusiva de las dos comunidades constituidas en el territorio de Vasconia. Lo que moción exige, por tanto, es que el Gobierno -el Gobierno central, evidentemente- se salte el orden de distribución competencial vigente y vulnere sin reparo alguno los poderes atribuidos a la Comunidad Autónoma vasca y a la Comunidad Foral navarra que, dicho sea de paso, ya tienen establecidos en sus respectivos territorios, sistemas de prestación social concebidos para ciudadanos que carecen de ingresos.
No menos sorprendente es la pretensión de que el Gobierno -el Gobierno central, evidentemente- impulse medidas de carácter tributario. Porque las dos comunidades vascas son de raíz foral y ambas gozan de un régimen concertado que les permite establecer y gestionar su propio sistema tributario. Los diputados del Grupo vasco siempre nos hemos abstenido en las votaciones que se han celebrado en el Congreso para aprobar o rechazar normas de carácter tributario, porque consideramos que carecemos de autoridad moral para influir en el diseño de un régimen fiscal que no va a ser aplicado en nuestro territorio. Se trata de una práctica tan arraigada en la trayectoria de nuestro Grupo parlamentario, que se encuentra plenamente asumida por los servicios de la cámara y los electos que ocupan escaño en el hemiciclo. Sin embargo, y paradójicamente, los diputados de Amaiur que llegaron a las Cortes Generales con la promesa de que no iban a mancillar su pureza ideológica participando en debates españoles que no guardasen una relación directa con la problemática de Euskal Herria, promueven sin el más mínimo reparo un debate netamente español, sobre unos tributos que nunca serían de aplicación en los territorios vascos.
El gesto resulta un poco extraño, ciertamente. Y de poco sirve, claro está, el hecho de que el preámbulo de la moción, pretenda salvaguardar las esencias, diciendo que, pese a todo, Amaiur reclama «unas competencias plenas para Euskal Herria, sin injerencias presupuestarias ni cortapisa alguna para desarrollar nuestra propia política económica, fiscal y social». Porque las consideraciones preliminares no pueden imponerse a lo dispuesto en la parte resolutiva de la moción, que es la que prevalece a todos los efectos. Afirmar, a efectos meramente declarativos, que se piden «competencias plenas para Euskal Herria» para, a renglón seguido, exigir al Gobierno -al Gobierno central, evidentemente- que vulnere sin contemplaciones las competencias ya atribuidas a los entes públicos territoriales constituidos en Euskal Herria, no solo es una contradicción. Es una astracanada en toda regla
Lo de la izquierda abertzale es de sainete. Ya no se sabe si van, vienen, suben o bajan. O son independentistas,o se dejan arrastrar por las pulsiones izquierditas y piden al Gobierno central que adopte medidas de tipo social, aunque con ello vulnere las competencias de Euskadi, incluida Navarra.
Todavía falta tiempo para que encuentren su camino. Las pistolas eclipsaban muchas contradicciones.
Es lo que dice el refrán: «La ignorancia es muy atrevida.» No te sulfures Josu…
Lo tuyo no es una astracanada, Josu, sino una pura contradiccón.
Porque a la hora de reprimir ideas, de cerrar partidos, arrestar independentista o apalear manifestaciones, ocasionalmente a tiros -no necesariamente inmortales porque no sean balazos de plomo-, la duplicidad de competencias es indistinta.
Ahí el PNV no dice nada. Aplaude. CESID, Policía Municipal de Bilbao, Guardia-civil, Ertzaintza, Policía Nacional, Policía Foral, Policía Municipal de Iruña,… todo vale, aunque las competencias estén nítidamente legisladas y reglamentadas.
Ahí el PNV aplaude, a la hora de dar hostias todo vale.
Ahora bien, a la hora de dar dinero al deshauciado, al descamisado, al parado, ahí, cuidadín, ahí aue no se vaya a dar un duro de más a nadie con eso de duplicidad de competencias y que no se vaya a producir una especie de competencia de competententes que pueda elevar las posibilidades del pobre de aliviar una mala racha.
Te digo lo mismo que estos votantes de Amaiur en US al PNV de Romney:
Eres del ala derecha de Republicans Abroad, Josu. Definitely.
Amaiur no sabe si es más independentista que izquierdista, o más izquierdista que independentista. Su dilema es divertido cuando tiene que optar entre exigir la soberania total para Euskal Herria, pasando de España, o exigir la total publificacion de los servicios sociales de toda España, pasando de Euskal Herria, como ha hecho en este caso.
Es interesante verles interesados por España y los españoles con el pretexto del progresismo y la fraternidad universal
Tiene cojones. Primero no querían ir a Madrid y criticaban a los que iban acusándoles de traidores. Y ahora van, como si fueran traidores y se dedican a traicionar a su pueblo, legitimando y animando las invasiones competenciales del Estado español en Euskal Herria. No tengo palabras para calificarlo.
Ja, ja, ja, muy bueno, Josu. Muy bueno. Excelente retrato de un grupo de engañabobos. Sedicentes Independentistas a favor del menoscabo de poderes de la nacion vasca. Lo nunca visto. Amaiur, Independentistas centralistas.
Nacionalistas vascos, marroquís o del más allá. Se acerca la batalla final… ¡La Guerra del Gorbea! Todos con las banderas preparadas ¡Este monte, no es el Perejil! ¡Adelante con las banderas! ¡Domingueros, sacad las tortillas que viene Urkullu a levantar los ánimos decaídos!
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/01/espana/1351765027.html
A ERC le pasó algo parecido durante la primera legislatura de Zapatero. Iba de independentista de ultraizquierdista al mismo tiempo. El problema es que cuando imponía a Zapatero medidas como la del cuarto pilar del Estado del Bienestar, exhibía músculo izquierdista, pero acababa pidiendo al Estado que tomase medidas que eran de competencia de Catalunya. Y viceversa: cuando defendía a ultranza los poderes de Catalunya, acababa siendo acusada de insolidaria por las izquierdas progresistas de España.
Es difícil encender al mismo tiempo las dos velas.
No sé hasta qué punto las amenazas del señor Montoro, respecto a una posible intervención de aquellas autonomías que no cumplieran con lo dispuesto por el Ejecutivo, en materia de ajuste de gastos y déficit; tenían de simple medida disuasoria o si, de verdad, el Gobierno va a aceptar el órdago y estaría dispuesto a cumplir la amenaza. Es cierto que corren rumores de que se pudiera intervenir la comunidad valenciana. Quizá el hecho de que, la primera comunidad que fuera intervenida, fuera una gobernada por el PP tendría la doble faceta de darles un aldabonazo a Catalunya y al País Vasco, para mostrarles la vara a modo de ejemplo y, por otra parte, demostrar que, en la amenaza del Gobierno, no existía el menor atisbo de favoritismo por razón de interés partidista. En todo caso, es posible que fuera una medida muy oportuna, a pesar de que las consecuencias en algunos lugares pudieran crear un cierto revuelo social, por lo ejemplarizante que podrían ser para evitar tentaciones de despilfarros o chantajes al gobierno (veamos las amenazas del nuevo Parlamento de Andalucía) y para evitar desvíos de subvenciones o dotaciones obtenidas del Estado hacia otros destinos no previstos (el caso de los ERE`s fraudulentos es un clarísimo ejemplo).
Textualmente entonces, «democracia» significa «gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los ilotas (esclavos) y a los nobles.
El problema de Josu Erkoreka y su partido es simplemente de celos, se pasaron la campaña al Parlamento español diciendo que Amaiur iba a ir al congreso esporadicamente, a montar el pollo de vez en cuando y que no defenderían al ciudadano vasco.
Y claro, una vez obtenidos más parlamentarios que el PNV, no sólo van sino que presentan propuestas que afectan a los ciudadanos vascos y también, porque no, desde una perspectiva de izquierdas, a los derechos de los trabajadores del conjunto del Estado. Ahí están dando guerra, día si y día también, pese a quien pese.. al Jauntxo o al cacique español, no hay que ver las caras del púlpito cuando interviene el bueno de Sabino.
Y no ser ya los únicos representantes de Euskadi ante el congreso, el vanagloriado y autodenominado «Grupo Vasco», pues es un partido más, con sus propuestas e influencia muy relativa.
Y por eso, nos salen con estas tonterías… ahí les quiero ver yo defendiendo a los clientes de Kutxabank y su obra social.
[…] Entrada en el Blog de Josu Erkoreka […]
Que si, Josu, que vuestro trabajo en Madrid, el trabajo de todos los parlamentarios que defienden a Euskal Herria, es muy ingrato, y más con una mayoría absoluta como la del PP, pero meterse con Amaiur por cuestiones así, son un ataque de celosía, sin más.
Parece mentira que después de una cagada como la que ha hecho Amaiur con su ridícula moción sobre la igualdad – que, por cierto, no aplica en la Diputacion de Gipuzkoa- y la intervención de Cuadra por la que ha tenido que pedir disculpas, le salga un forofo incondicional como Isuntza, defendiendo lo indefendible.
No fue el PNV el que dijo que Amaiur solo iría al Congreso de vez en cuando. Fueron los propios csndidatos y mandamases de la izquierda abertzale empezando por Antigüedad, que era cabeza de lista por Bizkaia.
No fue el PNV el que dijo que Amaiur solo iría a Madrid a defender los temas vascos, pasando de contaminarse con los asuntos españoles. Fueron sus candidatos, empezando por Antigüedad.
A mi me parece vergonzoso que la aguerrida e irreductible izquierda abertzale, que no iba al Parlamento español porque no era española y se burlaba de los que iban, llamándoles españoles, haya cambiado de criterio de un dia para otro y ahora vaya al Congreso y al Senado a defender el centralismo español y a pedir a Rajoy que menoscabe las competencias de La CAV y de Nafarroa. Me parece vergonzoso y patético.
Lo de que defienden planteamientos de izquierdas no es razón. Me da igual que sean centralistas con políticas de izquierdas o con políticas de derechas. El centralismo democrático de la URSS no era mejor, por utilizar la coartada de la izquierda, que el centralismo de Franco.
Si Sabino Cuadra quiere dar caña al jauntxo, ya tiene por donde empezar dentro de casa. Porque gente como Garaikoetxea o Zabaleta,maque comparten coalicion con él, siempre han tenido vocación y actitud de jauntxos.
Yo no se si cuando habla desde la tribuna deja estupefacto al personal, porque no estoy en el Congreso como Isuntza. Lo que sí sé es que nos dejó estupefactos a muchos cuando el dia de la huelga general le vimos esgrimir el carnet de diputado español con bandera española incluida, para evitar que la policía, que estaba aporreando a otros manifestantes, le aporrease tambien a él. Es una imagen que lo dice todo. Salir de manifa con el carnet de diputado en el bolsillo y dispuesto a enseñarselo al primer policía que se acerca porra en mano, dice muy poco de su espíritu revolucionario.
Isuntza, cariño, ¿tú has leído algún twit de los muchos que el twitter oficial de Amaiur del Parlamento español dedica al PNV para criticar las cosas que hacen sus diputados en Madrid? Seguro que sí, porque tienes toda la pinta de hacer. Pues bien, ¿Aun así piensas que lo que ha escrito Erkoreka en este post es un ataque de celosía?
Yo creo que es cuento de niños, comparado con el ataque sistemático que el PNV recibe en el twitter de Amaiur.
O será que defender Euskal Herria en Madrid es ingrato para Amaiur y muy grato para el PNV, al que se le puede dar caña añadida sin contemplaciones.
En cualquier caso, sea grato o ingrato, estoy convencido de que ir a Madrid para pedir al Gobierno central que vulnere las competencias vascas en nombre de un izquierdismo universal tipo IU, es cualquier cosa menos defender Euskal Herria.
Repito: CUALQUIER COSA MENOS DEFENDER EUSKAL HERRIA.
Es un hecho gravísimo, por el que Amaiur tiene que hacer autocrítica en profundidad. Tiene huevos. Un independentista pidiendo a la metrópoli que menoscabe el autogobierno que tenemos los vascos. ¿Quién entiende eso?