A principios de semana vino a caer en mis manos una hoja suelta de un diario cuya etiqueta de cabecera no alcanzo a recordar. El titular que encabezaba la hoja daba cuenta de unas declaraciones públicas en las que el dirigiente socialista, Rodolfo Ares, afirmaba que el Lehendakari «ha renunciado a gobernar» y, a estas alturas de la legislatura, se dedica únicamente a «ganar tiempo». Me sorprendió coincidir tan plenamente con las tesis de Ares, porque rara vez comparto sus planteamientos. Sin embargo, en esta ocasión no era así. Ambos pensábamos igual. Porque yo también creo, como él, que Patxi López «ha renunciado a gobernar» y se limita «a ganar tiempo». Con la única diferencia de que, mientras él piensa que la renuncia a gobernar del inquilino de Ajuria-Enea es algo que ha tenido lugar recientemente, yo soy de la opinión de que, en realidad, nunca ha hecho algo que, siquiera remotamente, pueda ser considerado como gobernar.
La lectura del artículo incrementó más aún si cabe mi sorpresa. Ares -decía el texto- «expresó en un comunicado su decepción por el rechazo del lehendakari a adelantar las elecciones o someterse a una moción de confianza. En su opinión -añadía- esa actitud le sitúa fuera de la realidad y de lo que viene demandando la propia sociedad vasca». Vaya, pensé. No puedo está más de acuerdo con lo que dice Ares. Lo que me sorpende es que lo diga Ares. No me cuadra.