La semana pasada atendí a una entrevista en el espacio matutino que el periodista Juan Ramón Lucas dirige en Radio Nacional de España. Siempre me ha parecido un excelente programa. Confío en que la nueva dirección del ente comparta mi punto de vista y no le aplique la contundente motosierra que estos días campea a sus anchas por los servicios públicos. El espacio incluye una interviu, que suele desarrollarse en un tono amigable, aunque no por ello superficial o liviano. Siempre da comienzo con la sintonía de una canción, que ha sido elegida por la persona entrevistada.
En esta ocasión -no era la primera vez que participaba en el programa- elegí una clásica de Bob Dylan, que lleva por título Don´t think twice it´s all right; una obra que, si no me equivoco, fue editada por primera vez en los albores de los años sesenta, formando parte del album titulado The freewheelin. Opté por esta canción -y así lo expresé desde los micrófonos de la emisora- porque, en el momento en el que preguntaron por la sintonía con la que deseaba ilustrar el arranque de la entrevista, me acordé de que esta semana -ayer, para ser más exactos- el veterano cantante americano tenía programado un concierto en Bilbao, al que tenía previsto asistir con mi familia. Hacía más de dos meses que mi hijo mayor, Jokin, se había hecho con las entradas en un cajero automático.