Ayer tuve ocasión de participar, junto a otros portavoces parlamentarios, en un curso que la Universidad Complutense ha incluido este año en el programa veraniego de El Escorial bajo el sugerente título de Justicia y medios de comunicación: creación de opinión y cambios normativos. La directora y coordinadora del curso ha sido Margarita Uria. Su propósito inicial, consistía en organizar el curso bajo los auspicios del Consejo General del Poder Judicial. Pero a este no debió de hacerle mucha gracia el tema sobre el que versaba la iniciativa académica y se negó en redondo a patrocinarla. Ante la incomprensible -¿o demasiado comprensible?- negativa del órgano de gobierno de los jueces, Margarita, que no es de las que se arredra a la primera, pidió a los responsables de la Universidad que se hicieran cargo del curso. Y es así como, finalmente, ha podido celebrarse.
Madrid amaneció con una canícula plomiza. En la capital del Reino el clima estival es inmisericorde. El sol cae granítico sobre la cabeza de los viandantes, asfixiando literalmente la atmósfera. A media mañana, el mercurio rondaba ya los treinta grados. Un horno, vamos. Pese al tórrido fulgor que reinaba en el ambiente, a esas horas, algunos sufridos turistas cruzaban ya, plano en ristre, las calles más concurridas del centro turístico, tras la pista del Madrid de los Austrias o del Museo del Prado.
En el trayecto hacia el municipio de San Lorenzo, divisamos, enfrente, a lo alto de la sierra, la cruz del Valle de los caídos. Nunca he estado allí. Y confieso que en más de una ocasión -casi siempre en camino hacia los cursos de El Escorial– he sentido la tentación de desviarme de la ruta y penetrar discretamente en aquel recinto patriótico-religioso para conocerlo personalmente. Pero una vez más, he tropezado con el inconveniente habitual: ibamos ajustados de tiempo. Luego supe que, además, nuestro intento hubiese sido baldío, porque el lugar se encuentra en obras. Buenas fechas -pensé- para velar por el mantenimiento de un espacio que se supone que constituye un cierto atractivo turístico.
La Mesa redonda en la que participamos los diputados invitados al curso -el de los parlamentarios siempre suele ser el último acto de la jornada- llevaba por título Opinión creada y cambios normativos. Francamente interesante. En una sociedad tan mediática como esta que nos ha tocado vivir, el legislador ha de cuidar con especial tiento que los principales creadores de opinión -los gobiernos, las grandes compañías privadas y los más fuertes grupos de comunicación- no provoquen una presión social irresistible para que se lleven a cabo cambios normativos inoportunos, innecesarios o claramente contrarios a las libertades y a los derechos fundamentales.
La víspera, cuando me senté a reflexionar sobre el sentido de la mesa redonda, intenté imaginarme lo que estaría pensando Margarita Uria cuando concibió este enunciado. Yno pude evitar rememorar la legislatura de la mayoría absoluta/absolutista de don José María Aznar López. Decían los veteranos del lugar que, cuando Aznar se reunía con sus colaboradores para deliberar sobre la pertinencia u oportunidad de alguna medida gubernativa o legislativa, si a alguno de ellos se le ocurría plantear la conveniencia de ponderar el impacto que la medida en cuestión podía tener en la opinión pública, el presidente terciaba de inmediato y sentenciaba con voz impostada: «La opinión pública no cuenta. Si hace falta, la española se cambia en 48 horas». No es que la opinión pública y la publicada le fuesen indiferente, no. Estaba tan convencido de poder controlarlas y conformarlas a su antojo, que no las consideraba como límites, sino como aliadas.
No sé si el relato es cierto o constituye una de las múltiples leyendas urbanas que pueblan el universo político. En cualquier caso, podríamos decir con el italiano clásico que se non è vero è ben trovato. Porque Aznar gozó de un amplísimo control sobre los medios de comunicación tanto públicos como privados. Incluso tengo para mí que llegó a confiar tan firmemente en su capacidad para moldear a su antojo la opinión pública que echó a perder los últimos días de su mandato intentando convencer a los ciudadanos de algo que era imposible de hacerselo creer en una sociedad abierta e interconectada con el exterior.
Sin embargo, aquella postrera y burda maniobra mediática, fue inevitable. La experiencia acumulada durante su mandato le decía que no había nada de lo que no pudiera convencer a la sociedad en tan sólo 48 horas. De hecho, gran parte de la legislación penal que se dictó durante sus años de gobierno, vino precedida de la oportuna campaña de acondicionamiento de la opinión pública, con el fin de prepararla para los cambios legislativos que se avecinaban. Se legisló a golpe de telediario. De telediario manipulado por el Gobierno con el fin de crear en la sociedad la alarma necesaria para justificar las reformas. Y si esto es grave con carácter general, lo es de manera especial cuando hablamos de normas penales, que son las que más claramente restricitivas de la libertad.
Aznar llegó al poder en 1996. Un año antes, en 1995, se había aprobado, tras años de reflexión, debates y trabajos preparatorios, lo que un tanto pomposamente vino a conocerse como el Código Penal de la democracia. Sin embargo, durante las dos legislaturas en las que gobernó Aznar, se formularon hasta 25 propuestas de reforma de la legislación penal. Han leído bien: 25. Un auténtico dislate. Hubo años, como 2003, en los que se tramitaron y aprobaron hasta 5 reformas del Código Penal. Una de ellas, por cierto, era la que pretendía encarcelar al Lehendakari si cometía la osadía de convocar un referéndum sin autorización del Gobierno central. La actividad legiferante en el ámbito penal, llegó a lindar con el paroxismo. Los excesos cometidos fueron de traca. La Ley de Responsabilidad Penal del Menor fue reformada 3 veces en 4 años. Las dos primeras, dicho sea de paso, antes de que la norma entrara en vigor. Una aberración, absolutamente indefendible desde cualquier punto de vista.
Claro que, en aquella legislatura, fueron muchos los asuntos que Aznar tenía que ocultar ante la opinión pública. ¿Recuerdan el accidente del Yak-42? ¿Recuerdan el Prestige? ¿Recuerdan la guerra de Irak? La creación de alarma social y el consiguiente impulso de reformas penales con el fin de aplacarla, constituye una de las vías más eficaces para desviar la atención de los ciudadanos y ocultarle los asuntos incómodos para el Gobierno.
Los legisladores -esa fue mi tesis en la mesa redonda- hemos de poner especial tiento en evitar que las alarmas sociales o los estados de opinión deliberadamente creados por el Gobierno de turno o por cualquier corporación privada en defensa de sus respectivos intereses, fuercen reformas normativas que, en nombre de la seguridad o de cualquier otro bien público genéricamente considerados, acaben restringiendo las libertades y los derechos de los ciudadanos. El Derecho Penal debe ser mínimo, rigurosamente garantista, resocializador y estrictamente público. Esas son las líneas rojas que nunca ha de traspasar la legislación criminal. Y es a los legisladores a quienes corresponde asegurar que así sea.
«la mayoría absoluta/absolutista de don José María Aznar López»
..a quien Arzallus apoyó, junto con Jordi Pujol, por cierto, durante una legislatura…
..mas hemeroteca y menos imaginación.
No hay que hablar por hablar, abuela. Y la hemeroteca es para consultarla, no para citarla en blanco. Arzalluz le apoyó en la legislatura en la que Aznar hablaba catalán en la intimidad: 1996-2000. La legislatura de la mayoría absoluta/absolutista que yo cito, fue la de 2000-2004. Nadie del PNV le apoyó en ese mandato. Todo lo contrario. La obsesión de Aznar en ese mandato fue perseguir al PNV por tierra, mar y aire. Por cierto, el PSOE le apoyó en casi todas las reformas penales que promovió en esa legislatura. Te empieza a fallar la memoria, querida abuela. Las sardinas son buenas para el fósforo.
Kaixo Josu,
Este «post» tuyo lleva fecha del 27/07/2010 y veo con incredulidad que no hay todavia ni un sólo comentario. Yo me he quedado con ganas de saber más de este curso de la Universidad Complutense de Madrid. Creo que te has dejado gran cantidad de información en el tintero (el cartucho del ordenador se entiende). ¿No será porque a la mayoría de los lectores de estos blogs no les interesa el tema del control que quieren ejercer los políticos sobre los medios de comunicación? ¡Que bonito tema! Por lo menos hablemos de él, sabiendo que poco podemos hacer para que no sea así.
Besarkada bat,
Joseba
Kaixo tu anciana abuela.
Ademas aznar en 1996 parecia mas «civilizado»…. luego salio lo que salio…. pero al principio….. hasta hablaba catalan en la intimidad !
Hola corruptillo:
‘Justicia y medios de comunicación: creación de opinión y cambios normativos’.
(de eso si que sabéis los del PNV).
‘… el mercurio rondaba ya los treinta grados…‘
(hasta en lo más nimio faltáis a la verdad).
Hace más de un año visité El Valle de los Caídos y ya estaba en obras (no se podía acceder a la cruz), así que parece que el Gobierno de Zapatero se toma la obra con poca diligencia… o al menos interés; por lo demás se puede visitar la explanada y la basílica. Creo que el lugar, aún con el corazón encogido, merece la pena ser visitado. Además, si lo pensamos fríamente, el Monasterio de El Escorial no dista mucho de la obra de Franco; y no me refiero a distancia física sino «espiritual»: El Escorial se construyó en una época de pobreza, o más bien miseria, generalizada, donde las ansias imperiales de los gobernantes se hacían a consta de la ruina del pueblo (también del expolio a las «Indias»). En fin, que tampoco es un mal exclusivamente español: desde las pirámides al Palacio de Versalles la egolatría de los poderosos ha predominado a consta del esfuerzo de los «súbditos».
Respecto al Derecho parece opinión generalizada que se ha creado una maraña de leyes, normas, decretos, etc. que no facilita ni su comprensión por el común de los mortales ni facilita las tareas de la Justicia, que así, a falta de unas normas claras, se ve cada día más colapsada…
Me sorprende que viaje al Escorial y no visite las tumbas del rey Felipe II, señor de Vizcaya. También me sorprende que no visite la magnifica biblioteca que hay en el Escorial, dónde los mayores alquimistas españoles del siglo XV trabajaron el laboratorio de el Escorial.
Y me sorprende más que nos hable de absolutismo de Aznar y no nos mencione el absolutismo de Ibarretxe y su imposición de leyes a los demás. Autocrítica ninguna a 30 años de gobierno del PNV en Euskadi, no vaya a ser que nos resfriemos y no podamos salir de la cama.
1:50.
Sr. Humanista.
Erkoreka no tiene nada contra los sres. de Bizkaia que respetaban y defendían los fueros de Bizkaia.
El nacionalismo vasco reivindica la memoria de Felipe II. Vds. traicionan su memoria política, por contra.
El nacionalismo vasco nace justamente porque Vds. los espanoles nacionalistas hacen justo lo contrario que Felipe II respecto a Bizkaia y el resto de los territorios vascos.
para Donatien Martinez-Labegerie:
O sea que usted apoya que Castilla perdiera sus fueros con Carlos I de España y V de Alemania padre de Felipe II pero no está de acuerdo en que los fueros sean respetados por la Constitución.
El nacionalismo español ¿Qué es?, existe el nacionalismo español. O sea sí defiendes la Constitución eres un nacionalista español, pues sea así.
Yo creo que su objetivo era ETA, mas bien.
«La» Constitución, supongo que la de 1978, no respeta los fueros vascos, sino que sigue a la de un siglo antes, que los abolió unilateralmente manu militari, tras haber arrasado el País Vasco.
El nacionalismo espanol no existe, como todo el mundo sabe. Por ejemplo, cuando Vd. se duele de que Felipe II y su aita abolieran los fueros castellanos pero no los vascos (o cuando los catalanes se duelen de que los Bourbon hicieran lo propio con los suyos, pero no con los vascos, desde el nacionalismo catalán), no está mostrando su patita nacionalista espanola castellanista.
Erkoreka, en sus posts, ha dejado claro muchas veces que el nacionalismo espanol es solo un mito. Le ruego los lea para sentirse mejor, Humanista.
Hola a todos. Largo tiempo sin visitar el blog y veo que sigue siendo un rinconcito muy entretenido. Y veo que a Ramon y sondika y demases no les faltan relevos.
Me permito contestarle señor Morquillas.
1. Durante 30 años y visto el numero de esferas de poder detentadas por el pnv, me sale que este es uno de los partidos menos corruptos que hay, a km’s del PPSOE.
2.Es bueno, sano y saludable que la mierda salga, despues de todo no todo iba a ser malo tener a un inepto y mentiroso apoyado por un demagogo filofranquista.
Un saludo.