Aurten ere, urtero bezalaxe, Bermeoko udalak, Mundakako eta Elantxobeko udalen laguntzarekin, noski, madalen egunaren ospakizunari egin dio, koloretsu eta alai, aspaldiko tradizioaren esanak jarraituz. Eta hantxe izan gara ohitura zaharra eta jaia bat eginez, gure herriaren gizarte-ezaugarririk garrantzitsuenetarikoari jokoa ematen. Bezperan, gaueko hamabietan heldu nintzen Loiuko aireportura Madriletik Bilbora datorren azken hegaldian. Plenoa izan genuen Madrilen eta zorioneko Pleno horrek -iluntzean amaitu zen- ez zidan beste irtenbiderik utzi gaueko azken hegaldia hartzearena baino. Ganezkak zetorren hegazkina. Udako turisten eraginez, jakina. Ganezka eta haserre, aireportuetako kontrolatzaileek esku artean dabiltzan joko ilunarekin. Orduek aurrera egin ahala, Madrilen hegazkinaren zai geundenok urduritzen hasita geunden bertan lo egin beharko ote genuen pentsatuz. Azkenean, zalantzatan ibili eta gero, hegazkinaren irteera ofiziala jakinarazi zigutenean, zerua askatu zitzaigun guztioi. Etxean egingo genuen lo eta ez aireportuaren jesarleku gogorretan. Eta nire kasuan -jakina- madalen egunaren aukera zabaldu zitzaidan.
La fiesta de la Magdalena constituye, como es bien sabido, una antiquísima tradición que, como todas las tradiciones de carácter religioso-festivo, tiene su génesis y su propia evolución. Resulta sumamente difícil identificar en el tiempo el momento en el que se produce el arranque histórico de lo que hoy conocemos como la festividad de la Magdalena. El dato más antiguo que he podido registrar data de mediados del siglo XVII. En las cuentas municipales de 1659, se registra un asiento contable en el que se señala que el día 22 de julio de ese año, fueron «los señores del gobierno vezinos alc onbento de Yçaro como se tiene de costumbre y gastaron con lo que se le dio a la jente de los varcos diez ducados». Algunos años después, en 1680, un notable de la villa declaraba en el seno de un pleito que «…a visto en diferentes tiempos y ocasiones hacer actos de jurisdizión e la justicia de la dicha villa y en particular el día de la magdalena de cada año en la ysla de Yzaro donde se zelebra la fiesta de la Santa en el convento de San Franzisco que está sito en ella donde concurre todos los años la justicia y el rregimiento…».
Estas informaciones revelan que para mediados del seiscientos, la gira marítima que las autoridades de la villa cursaban a la isla de Izaron con ocasión de la festividad de la Magdalena, constituía una práctica inveterada que el Concejo realizaba, sin excepción, el día 22 de julio de cada año. El paseo marítimo era tenido, además, como un acto de jurisdicción. El Concejo visitaba la isla para dejar patente que formaba parte del territorio municipal de Bermeo; que se situaba bajo la jurisdicción de la villa. No era, pues, una jornada estrictamente festiva o religiosa, sino de afirmación de los límites territoriales de Bermeo. De ahí que, cuando en 1683 se acordó reducir drásticamente los gastos de la villa -aquellos eran, también, tiempos de crisis económica-, lejos de eliminar el día de la Magdalena del calendario festivo, el Concejo se limitase a fijar el máximo a sufragar con cargo a los fondos municipales, porque no se trataba de una jornada de asueto, siempre prescindible, sino de un acto de jurisdicción al que no se podía renunciar sin que se vieran perjudicados los derechos y prerrogativas de la villa: «…en la rromería que se hubiese de hacer el día de la gloriosa Santa María Magdalena al conbento de la iglesia de la madre de Dios de yzaro, por ser acto de jurisdizión no se gaste aquel día en el refresco más de cincuenta reales de vellón».
Un detallado seguimiento de los asientos practicados en los libros de cuentas de la villa que aún se conservan en el archivo municipal permite reconstruir, siquiera parcialmente, el modo en el que se desarrollaba la festividad. De su análisis puede concluirse que las principales pautas con arreglo a las cuales se celebraba la festividad de la Magdalena a principios del siglo XX -de las que se conservan testimonios orales bastante detallados- comenzaron a tomar forma a lo largo del Antiguo Régimen.
La jornada daba comienzo con una misa, que era una de las tres que el cabildo eclesiástico estaba obligado a decir para el Concejo de la villa. Con frecuencia, sin embargo, la eucaristía se celebraba en el recinto eclesiástico del convento que la Orden franciscana tenía en la isla. Inmediatamente después, se desarrollaba la gira marítima. Según las cuentas de 1697, esta consistía en un viaje de «…yda y buelta…» a la isla de «Eyçzaro». Las de 1698 aluden a la «…visita de los señores del Gobierno a la ysla de Içaro…» y registran el pago de cierta cantidad por el «…refresco a los hombres que remaron en el barco…». Entre los remeros que ese día conducían la lancha oficial, se encontraban casi todos los años, los jurados del Concejo; una especie de empleados subalternos, que se encontraban al servicio de la corporación.
Por esas fechas, parece que, todavía, la gira era llevada a cabo exclusivamente por las embarcaciones que conducían a las autoridades. Ninguna otra participaba en la fiesta. Las cuentas de 1.707, por ejemplo, señalan muy elocuentemente que el estipendio se pagó al barco -así, en singular- «de la salea con los jurados». Pocas décadas después, sin embargo, las partidas empiezan a referirse de modo expreso a las lanchas que ese día se hacían a la mar con el fin de bordear a la embarcación principal para rendirle honores; esa costumbre que hemos conocido hasta bien entrado el siglo XX y que hoy sería inconcebible por motivos de seguridad marítima. En 1.731, por ejemplo, los fondos comunes de la villa pagaron cierta suma a los que «…el día de la gloriosa Santa María Magdalena acompañaron a la Justicia y reximiento…», así como al «…barco que salió a Bordear…». Un asiento de las cuentas correspondientes a 1.748 explicita que a las embarcaciones que salían «…al regimiento a la venida de Izaro el día de Magdalena […] llaman Lasalia…».
Una vez más, los apuros financieros por los que atravesaba el municipio a mediados del siglo XVIII, dieron pie al Corregidor para aguar la fiesta. En la vista que cursó a la villa el año 1750 dispuso que «…por constar por dichas cuentas que los días de la magdalena de cada año, por vía de refresco, se han dado algunas cantidades a personas que con barcos salen a cortejar a los del gobierno al tiempo que, hecho su acto de jurisdicción en la isla de izaro regresan a esta villa, mandaba y mandó que en lo futuro no se practique semejante uso con apercibimiento de que serán responsables los que mandaren librar dichos refrescos…».
Como en muchas otras ocasiones, sin embargo, el buen sentido y el amor por la fiesta acabó imponiéndose también en este caso y no sólo se mantuvo la costumbre de rendir honores a la lancha oficial sino que, con el paso del tiempo, la comitiva se fue haciendo más numerosas sinq ue el Concejo abandonase la -para entonces ya arraigada- práctica de compensar con un azumbre de vino a cada una de las lanchas que participaban en la fiesta girando alrededor de la txalupa principal. En 1.764, por ejemplo, se entregaron varias azumbres de clarete a «…las compañías de tres barcos que salieron a cortexar el día de la Magdalena a la referida villa…». En 1779 se da cuenta de que el día de la Magdalena asistieron a la isla de Izaro «…los señores Alcalde y Regimiento y nos salieron cinco chalupas a la salida de la villa y se les dio el refresco acostumbrado, seis cántaras de vino clarete…». En 1780 se repartieron cuatro cántaras de clarete «a las tripulaciones de los barcos que salieron a obsequiar a esta noble villa el día que pasaron a dicha isla de Izaro a hacer su acto de jurisdicción». En 1781 distribuyeron siete azumbres entre las lanchas de Miguel Monasterio, tomás de Garro, Martín de Jauregui y Antonio de Artaza «…a ocho azumbres por salir a bordear a la villa el día de la Magdalena…». Estos pagos se mantienen ininterrumpidamente durante los años subisiguientes, e incluso después del cambio de siglo. En 1805, por ejempo, se entragaron cinco azumbres de vino clarete «…a las compañías de cinco lanchas que salieron a obsequiar según costumbre a la lancha en que fue el gobierno a la isla de Izaro en el día de Santa María Magdalena a la prosesión acostumbrada…».

La embarcación oficial, de regreso a Bermeo. Ya no se permite bordearla, como antiguamente se acostumbraba.
En los albores del siglo XIX, las cuentas de la villa empiezan a registrar un gasto que, al parecer, no se practicaba hasta entonces. La partida correspondiente al día de la Magdalena incluye el estipendio satisfecho a los operarios que se desplazaban a la isla con objeto de limpiar y adecentar las escaleras de acceso a la Iglesia. Las cuestas de 1806 sintetizan el gasto total realizado por el Concejo con ocasión de esta festividad, especificando que se pagó «…a los que limpiaron las escaleras de la ysla de Yzaro y de la lancha que ocupó el día de la Magdalena los señores del gobierno de esta villa y gratificación a las compañías de lanchas que salieron a su obsequio…». El nuevo gasto tenía pleno sentido. Hasta 1718, el convento de Izaro estuvo habitado por un puñado de eremitas de la Orden franciscana. Y es de suponer que, al tener fijada allí su residencia permanente, procurarían mantener limpios, desembarazados y libres los accesos a la zona alta de la isla. Pero al abandonar los franciscanos el lugar, las escaleras -de las que hoy no se conservan más que unas ruinas muy fragmentarias- irían deteriorándose progresivamente, por influjo del clima, las mareas y la maleza, hasta quedar impracticables. Al principio, su deterioro sería reparable con una limpieza anual por cuenta de la villa. Pero con el transcurso del tiempo -los inviernos en Izaro son realmente duros- ni esto sería suficiente. Y el desembarco de los miembros del Concejo acabaría convirtiéndose en algo francamente peligroso. Es entonces -ya en el siglo XIX- cuando la gira marítima empieza a prescindir de la visita a la isla y a sustituir el antiguo acto de jurisdicción por un ritual muy cuidado en el que, el alcalde de Bermeo se sitúa frente a la isla y arroja a la mar una teja, expresando que «hasta aquí llegan los goterones de la villa».
Aurten ere Xabier Legarreta alkateak, usadioaren teila itsasora bota duenean, tradizioaren hitzak errepikatu ditu: «Honaino heltzen dira Bermeoko ituginak». Eta berehala hasi dira zantzoak eta abestiak: «neska zaharrak joaten dira madalenara…»
O sea, que, en el siglo XVII los bermeanos ya eran nacionalistas, pero escribían en español. Con faltas de ortografía, pero en español. ¿Cuándo aprendisteis a hablar euskera?
En Perejil en vez de tejas tiran soldados o cabras (no me quedó muy claro el asunto) desde helicóptero… habeis sentado precedente.
En lo que respecta a los controladores aéreos… es verdad que ganan más de 300000 € anuales por barba o que solo cuentan con un día libre al mes y el resto curran?? Es que como cada parte dice una cosa yo no sé muy bien qué creerme y qué no.
Quiero suponer, Ramón, que lo tuyo es, tan sólo, una gracieta circunstancial, ¿no? Comprendo que el post no te de el juego que necesitas para explayarte en tu obsesión antinacionalista (vasca), pero aun así, es poco original.
Hola corruptillo:
‘…más de cincuenta reales de vellón…’
‘…y registran el pago de cierta cantidad por el…’
(¿Os salió barato esta vez?)
¡Ay! si Juan de Acurio volviera a la villa y viera lo felones y caguetas que son sus hijos…
Amigo Ramón aprecio tu comentario sobre los de Bermeo escribiendo en castellano en el siglo XVII. No creo que lo hicieran con faltas de ortografía. El castellano no se normalizó hasta mucho después.
Lo que dudo es que PUDIERAN escribir en vasco. ¿Cuando, Sr Erkoreka se empezó a escribir en vasco?. No me diga que en las glosas emilianenses.
Los habitantes de Bermeo, en aquella época, como ahora, hablaban ambos idiomas pero escribían en el único que se podía escribir gramaticalmente.
Yo había escrito aquí un segundo comentario. ¿Se perdió?
De todas formas, Sr. Erkoreka, Borja me ha entendido y me ha dicho lo que quería saber. Gracias, Borja.
Lo siento, Ramón, en mi tablero no consta que hayas insertado comentario alguno, aparte, lógicamente, de los que ya se han publicado. Sobre la reflexión de Borja, que suscribes a pies juntillas, permíteme dos observaciones:
1.- Dejando al margen las glosas emilianenses -que Borja me pide que no cite- los primeros escritos publicados en lengua vasca son del siglo XVI. Beñat Etxepare, párroco de Sara, publicó un conjunto de poemas entre los que incluyó unos versos ágiles y de gran frescura, en los que invitaba a la lengua vasca, secularmente marginada de la imprenta, a salir a la plaza y darse a conocer. Desde entonces, las publicaciones en euskera van aumentando siglo a siglo, aunque sólo se hacen efectivas en el campo de la literatura y del ensayo religioso. La lengua vasca apenas se deja notar en los escritos de carácter oficial y administrativo. Creo que a eso se llama diglosia. La situación en la que las lenguas se jerarquizan, atendiendo a las funciones sociales que han de desempeñar. Y la gramática castellana, no se olvide, se escribió, según confesaba Nebrija, porque «siempre fue la lengua compañera del Imperio».
2.- Es muy voluntarista defender que en el siglo XVII, e incluso mucho después, los habitantes de Bermeo fueran bilingües. Todos, sin duda, hablaban euskera, tanto en el casco urbano como en el entorno rural. Pero sólo los ilustrados eran, además, capaces de entender el castellano y de expresarse en él. El grupo de los ilustrados incluía, por supuesto, a los escribanos, a las familias notables y a los comerciantes habituados a desplazarse, por razones profesionales, a zonas de habla castellana. Pero la gran masa de la población desconocía el castellano. De hecho, existen numerosos testimonios de documentos que se leyeron públicamente para cumplir la formalidad de la notificación, aunque el escribano deja constancia de que, además, se ocupó de dar a entender su contenido «en lengua vulgar vascongada» para que los concurrentes pudieran entender su contenido. El 28 de febrero de 1807, por ejemplo, el escribano de la villa convocó a los pescadores de la cofradía a una asamblea gremial en la que les leyó una disposición real que versaba sobre la venta del pescado. El escrito deja anotado que «…haviéndoseles dado a enender también en lengua Bascongada…», dio por cumplido el trámite. Cuando en 1753 se aprobaron por el Ayuntamiento de la villa las ordenanzas que habían de regir en el municipio, el acta dejó constancia de que habían sido «…leidas capítulo por capítulo los quarenta y y quatro que contienen esplicadas y dadas a entender por menor a maior indibidualidad en el idioma bulgar bascongado para los que no entienden en castellano…». Y se trataba de los notables del lugar.
Un saludo a ambos
Gracias Sr Erkoreka, por sus explicaciones que le agradezco sinceramente. Son muy ilustrativas. Lo cual no es óbice para admitir que la gente culta de su pueblo hablaba castellano. Ya me imagino que el común del pueblo, que era analfabeto, como en toda Europa, sólo hablara vasco. Salvo los forasteros que pudieran vivir allí.
Aunque creo que lo conocerá, le agradezco sus explicaciones con este link de un cuadro de Aurelio Arteta : Pescadores de Bermeo.
http://pintura.aut.org/SearchProducto?Produnum=49030
y este otro sobre «Los intelectuales de mi aldea» de Ramón Zubiaurre que puede ver tan sólo acercándose al apreciable Museo de Bellas Artes de Bilbao.
He conocido a estos y otros pintores vascos a través de Kirmen Uribe y su «New York Bilbao New York»
«De donde no hay no se puede sacar y no se puede sacar peras del olmo». … sólo unas tristes bagatelas y oraciones mediocres.
Lo único cierto entre tanta mentira es que le gustan las rubias (aunque sean de bote).
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán.
Sr Erkoreka, perdone que no le copiara el link de «Los intelectuales de mi aldea», por si no puede acercarse al museo o lo tienen prestado.
http://pintura.aut.org/SearchProducto?Produnum=38721
Hace ya varios meses, querido Borja, puse en el blog un comentario sobre el trabajo de Kirmen Uribe New York-Bilbao-New York. Fue poco después de que le concediesen el Premio Nacional de Narrativa. Se trataba de un relato personal, que tomaba como referencia el suyo, pero incorporaba mis propias reflexiones, desde un esquema paralelo. El post se titulaba Bermeo-Ondarroa-Bermeo. Estaba escrito en euskera y alguien -si no recuerde mal- me lo reprochó. Pero no podía haberlo escrito en otra lengua. Era fruto del estímulo que había producido en mí la lectura del texto original de la obra de Kirmen Uribe, que está redactado en lengua vasca.
Semanas después, algún comentarista del blog -no recuerdo si tú estabas entre ellos- me recriminó, en el contexto de un tópico cruce de invectivas sobre escritores vascos correctos e incorrectos -la chorrada habitual de que los nacionalistas vascos no hemos leído a Pío Baroja y demás- el hecho de no tener en cuenta a Kirmen Uribe. Al leerlo, aluciné. El post que escribí para felicitar a Kirmen es uno de los más extensos de cuantos he colgado en el blog y uno de los que más emoción me ha producido escribirlo. Pero como está escrito en euskera es, para algunos, como si no existiese. Y como la ignorancia es atrevida, alguno, encima, se permitió pasármelo por las narices.
La mayoría de los personajes que Kirmen cita en su obra son muy conocidos para mí. Algunos, incluso muy cercanos. Y los pintores a los que alude me sirven para evocar otros artistas y otras reflexiones que arrancan de la misma obra pictórica pero adquierenm, como debe ser en un marco de libertad, vuelo propio.
Yo recomendaba leer la novela en tres tomos «Verdes valles colinas rojas» de Ramiro Pinilla que vd descalificó como «Los tres tomos de Pinilla son un ladrillo muy difícil de digerir para la humilde gente que circula por este blog» y para recordarlo le envío lo que dije sobre el tema.
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Borja en 2009/12/10 a 1:34 pm
Recomiendo la lectura de Ramiro Pinilla, «Verdes Valles,Colinas Rojas», aunque una novela, narra muy bien los comienzos del «conflicto», la guerra y la rendición del PNV.
Son tres tomos, pero valen la pena por el conocimiento de la tierra y sus gentes.
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Borja en 2010/02/22 a 1:02 pm
Hablando de escritores vascos… en este blog ya he podido comprobar que vds los nacionalistas los clasifican según parece en vascos buenos y vascos malos. Ya doy por malos a Baroja, Unamuno y Maeztu (al cual no he leído), por los comentarios que vd y algún otro participante han dejado en este blog.
Me ha llegado al alma su comentario sobre Ramiro Pinilla. Su obra es calificada por vd de ladrillo y a Donatien no le gusta la txapela que Pinilla usa. Por ello debo concluir que no es un vasco bueno. Fijese que a mi me había conquistado su manera tierna y con humor con que trata la sociedad vasca y su intemporal Getxo, tras la lectura de «Verdes Valles colinas rojas» (3 tomos), me leí «Antonio B el Ruso» (nada que ver con el País Vasco), y «Sólo un muerto más», que continua con la saga de Getxo. De tal modo me gustó que me hizo peregrinar a Getxo para ver in situ y fotografiar la ermita y la Venta del Ángel, el Molino, la Galea, la playa de Arrigúnaga y las residencias de Neguri.
Claro que no trata excesivamente bien al PNV y no se muestra muy nacionalista como puede ver por su comentario en una entrevista que suscribo:
P «-Su novela, ¿no es sobre todo un durísimo retrato del sentimiento nacionalista?
R-Es una de mis denuncias. Hay otra denuncia del capitalismo, hay otra de la Iglesia. Hay bastantes denuncias. Y hay varias glorificaciones. Y la más importante es la de la libertad. Por eso tengo que ir por narices contra el nacionalismo, contra la Iglesia, contra los grandes empresarios. Primero está la libertad, y luego tratar todo esto con humor»
Y continúa opinando:
P «. -Con este libro quiere reivindicar a otros protagonistas de la historia de Euskadi.
R-Desnudar, traer a colación temas, ambientes, historias, hombres y mujeres que no se nombran. El poder siempre ha estado en el nacionalismo, antes incluso de Franco. La historia oficial sólo habla de caseríos, tradición, romerías. Jamás se mencionó las minas con la crudeza con que lo hago yo. Hablo de la explotación obrera por parte del mundo nacionalista y capitalista. Vienen a ser lo mismo. La gente joven dice, «anda, yo no sabía nada de esto», ¡y lo tienen al otro lado de la ría! A los obreros que venían de fuera, los llamados maketos, después coreanos, aquí los despreciaban. Sin embargo los necesitaban. He querido que el lector se empapara de esto». Entrevista completa en :
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/15944/Ramiro_Pinilla/
(Puede ahorrarse los comentarios sobre el medio que lo publica, lo que importa es lo que dice Pinilla)
Me gustaría saber si debo colocar en la lista de vascos malos o buenos a Bernardo Atxaga, al historiador Miguel Artola, o al joven Kirmen Uribe.
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Borja en 2010/03/04 a 11:16 am
Respecto a los escritores vascos me alegra saber que no es un lector exclusivo de «vascos buenos» ( en este blog me han descalificado vd y otros a Baroja, Unamuno y Pinilla) y que lee vd a todos los que le apetece leer, o a los que debe leer aunque no le apetezcan por estar informado. Es una forma de hacerlo que le aplaudo y que yo mismo sigo.
Josu. Es verdad que lo escrito en euskera no existe para muchos. Lo he comprobado muchas veces.
Y también la música, cuando tiene letra en euskera, resbala por el intelecto de muchos. Conozco algunos así que, sin embargo, escuchan con gusto y afán y entonan otras canciones cantadas en inglés… que tampoco entienden.
En el mundo de la cultura literaria, poética, musical, teatral…
lo castellano y lo vasco aparecen como dos planetas que viajan sin tocarse o sólo lo hacen tangencialmente de forma ocasional.
Madalen eguneko post horren irakurketa guztiz interesgarria izan da niretzat eta iruzkineri egindako azalpenak be bai.
[…] dut blog honetan (ikus, besteak beste, “Madalen egunari dagokiona ematen” edo “2010ko madalen eguna“). Ez noa, beraz, Bermeoko madalen egunari buruzko azalpen orokorrik errepikatzera. […]