Tal y como sugería en el último post, ayer, lunes, se alcanzó un acuerdo en el seno del Tribunal Constitucional en torno al Estatut de Catalunya. El resultado es el previsible. Por una mayoría muy ajustada -parece que seis magistrados votarán a favor del texto y los cuatro restantes formularán voto particular- el alto tribunal emitirá una sentencia que dejará tocada la tercera parte de los artículos impugnados por el PP -bien declarando su inconstitucionalidad, bien imponiendo una determinada interpretación- dejando a salvo el resto. No creo necesario añadir que los asuntos más polémicos, los de carácter simbólico, como el de la lengua, la adjetivación de los símbolos de Catalunya con el calificativo «nacionales» o la evocación del acuerdo parlamentario que declaró a Catalunya como «nación», quedan afectados de alguna manera por el fallo.
La sentencia está redactada -¡por supuesto!- desde la más radical asepsia técnico-jurídica. Nada tiene, ni puede tener, de contaminación nacionalista española. ¿A quien se le puede ocurrir que desde las instituciones nacidas de la Constitución de 1978 se pueda irradiar el más leve estímulo de signo nacionalista? Eso sí, sus redactores tiene claro -clarísimo- que la misión que les ha sido encomendada, consiste, ante todo y sobre todo, en afirmar, una vez más, la «unidad indisoluble de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles», y dejar patente que el título de nación -disculpen, quería decir Nación- queda reservado con carácter exclusivo para España. Ya lo decía Rajoy, recibiendo el aplauso abierto de los suyos y el respaldo discreto de buena parte de los otros: «Aquí, la única Nación es España». Así lo dictan el sentido común y la naturaleza de las cosas. Así nos lo enseñan la evidencia, la esencia y la realidad cotidiana. Y el que se niegue a aceptarlo es, sencillamente, un nacionalista recalcitrante, sectario y excluyente, al que la ofuscación melancólica le trastoca la capacidad de discernimiento. Porque no es nacionalista el que sienta e impone la grandeza de la Nación única -la única auténtica y verdadera, se entiende- sino el que se empeña en reivindicar el reconocimiento de naciones ficticias que, al no existir, no pueden ser sentidas como propias por alguien que se encuentre en sus cabales.
Recuerdo que cuando el Congreso rechazó la toma en consideración de la Propuesta de Nuevo Estatuto formulada por el Parlamento vasco y defendida en el hemiciclo por el Lehendakari Ibarretxe, se nos dijo que aquella era una vía ciega; un callejón sin salida; una ruta imposible. La opción realista y viable -nos aseguraban- era la catalana. Todos los socialistas, desde Eguiguren hasta Benegas, pasando por Cristina Garmendia, nos remitían a la vía catalana: la prudente; la pragmática; la nacida del acreditado y fructífero seny mediterráneo. Bueno… pues ya vemos todo lo que ha dado de sí la única opción realista y viable a la que nos remitían los socialistas. Primero, las Cortes Generales se cepillaron la propuesta inicial, saltándose a la torera el solemne compromiso que Zapatero adquirió ante la sociedad catalana, para propiciar su aprobación sin alterar una sola coma. Y ahora se somete el texto refrendado por los catalanes a un segundo cepillado, tanto o más inmisericorde que el primero, de la mano de un tribunal de marcada composición político-partidista, en cuyas deliberaciones, apenas se ha escuchado la voz de Catalunya. Y no concluye ahí la cosa. Todavía hay quien considera que el texto no ha quedado suficientementen depurado y pide más madera. De hecho, casi la mitad de los magistrados del alto tribunal suscribirá un voto particular para expresar su discrepancia con respecto a un pronunciamiento que, a su juicio, se ha quedado corto. Y mientras tanto, ya se anuncia la convocatoria de una manifestación, que se barrunta masiva, para protestar por el recorte practicado en el Estatut y exigir el respeto a la voluntad popular de Catalunya. Este es el escenario idílico al que querían reconducirnos los socialistas vascos.
Pero lo ocurrido con el Estatut pone al descubierto, también, las enormes diferencias que siguen separando a los socialistas vascos de los catalanes. El PSC se enfrenta abiertamente a la visión rigurosamente restrictiva del autogobierno que defienden los populares. El PSE, por el contrario, se pliega sumisamente a las requisitorias de Basagoiti y renuncia, vergonzosamente, a promover la reforma estatutaria que venía preconizando desde hace años. Los catalanes se oponen. Los vascos se arrugan.
Todo esto, hace ya mucho tiempo que lo sabíamos en Euskadi. Pero el anuncio de la sentencia sobre el Estatut nos lo vuelve a recordar descarnadamente, de la misma manera que el olor de los higos maduros nos dibuja en la mente la imagen del otoño. Ahora bien… los vascos siempre podremos refugiarnos en este magnífico oasis de tolerancia y concordia a la que nos ha traido López.
A mí me resulta un agravio comparativo de primera magnitud el trato tan degradante que se le dió al mal llamado «Plan Ibarretxe», porque fue un Plan aprobado en el Parlamento vasco, al igual que el catalán, y sin embargo, éste ha sido aceptado, debatido, contemplado y, al final, aprobado, con lo recortes que ya sabemos, pero nada que ver con el vasco, tan denostado, insultado y vituperado. Hasta la puesta en escena en las Cortes fue comparativamente un insulto para los vascos. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar estas diferencias de trato tan vejatorias?
Sr. Erkoreka, ¿tienen previsto algo al respecto?
Eskerrik asko por su respuesta.
Agurtzane
Josu,
y yo pregunto ¿qué debemos/podemos hacer los abertzales para profundizar en el PLENO autogobierno?
¿Qué nos queda por intentar? El actual Estauto de Gernika está sin desarrollar en su totalidad, la propuesta de Nuevo Estatuto «Plan Ibarretxe» se rechazó vergonzosamente de un portazo, la Ley de Consulta también. Y como bien dices, el ejemplo del Estatut es también como para deprimirse. Su convalidación se ha realizado pasando por todos los filtros del Estado Español, y mira cómo ha quedado.
Desde luego este Estado no está hecho para las naciones que actualmente forman parte de él. Las ahoga.
Cómo abertzale, quiero manifestar, alto y claro, que no me siento cómodo viviendo en este Estado. Al final el Estado tiene resortes para tumbar cualquier iniciativa democrática que se plantee, esté el Gobierno de turno que esté porque las sentencias españolas están redactadas de la más radical asepsia técnico-jurídica, por supuesto, y nada tienen de contaminación nacionalista española.
¿Qué debemos/podemos hacer los abertzales para profundizar en el PLENO autogobierno? La única forma de evitar que una iniciativa DEMOCRÁTICA sea desactivada es apostando por ella hasta sus últimas consecuencias. Es decir, ni siquiera acatando las sentencias de los tribunales.
A los catalanes, como a los vascos, ya sólo nos queda la independencia. Ya no hay más salida. En esta España cañí de farra y pandereta, nos nos queda sitio más que para pasar dos semanas al año en la costa andaluza a disfrutar del sol y de la atención de los camareros sudamericanos, porque los andaluces se pasan el día a la sombra cobrando el PER.
Tienes razón, Josu. Basagoiti comulga con López y critica a Montilla, acusándole de «ibarretxismo». ¿Quién es el vendido al PP, Montilla o López?:
Basagoiti también se pronunció sobre la reacción que ha tenido el presidente de la Generalitat, José Montilla, quien ha convocado una manifestación en defensa del Estatut para el día 10 de julio y ha pedido un encuentro a Zapatero para ver a través de qué leyes se puede restaurar lo que ha declarado inconstitucional el Estatut.
En su opinión, «la postura de Montilla y algunos partidos catalanes» recuerda al «ibarretxismo». «Me recuerda –prosigue– el estar preocupado sólo de la identidad, del territorio, pensando todo el día en sus cláusulas, a ver cómo meten un órdago o a ver cómo se desestabilizan las instituciones».
Hombre Sr.Josu Erkoreka no sé queje tanto hombre. No sé si sabe usted que la Constitución de 1978 reocge los derechos forales de Euskadi y Navarra, algo que de por sí es injusto, pero la Constitución se acepta desde la primera palabra hasta la última, o sino la reformamos pero para ello hace falta 2/3 del Congreso de los Diputados y 2/3 del Senado, vamos algo que se puede hacer en dos días, sí se quiere, pero no sé yo si usted será capaz con su poder dialéctico será capaz de convecer al PP y al PSOE en el Congreso y en el Senado. Todo es ponerse a ello.
“¿Qué debemos/podemos hacer los abertzales para profundizar en el PLENO autogobierno? La única forma de evitar que una iniciativa DEMOCRÁTICA sea desactivada es apostando por ella hasta sus últimas consecuencias. Es decir, ni siquiera acatando las sentencias de los tribunales.”
No sería la primera vez que ciertos abertzales (incluso dentro del parlamento vasco) no respetan resoluciones legales cuando no les gustan. La cosa no es democráticamente muy estética que digamos. Eso de respetar las reglas a condición de ir ganado y dar una patada al tablero si la cuestión se complica… en fin, pero todo sea por satisfacer el amor a la ansiada patria vasca.
Lo de las “últimas consecuencias” suena más bien mal… ya hay abertzales que ponen en práctica esa siniestra filosofía, y no es eso, no es eso.
Yo espero y deseo que el PNV como partido católico de derecha moderada no se adentre en semejantes vericuetos. Arzallus, en su impaciencia, calculó mal e hizo unas previsiones demasiado facilonas. Pero con buena dosis de paciencia, siguiendo tenazmente en la línea tradicional de trabajarse a los niños en las ikastolas para que no quede ni uno a salvo del barniz euskaldun, utilizando el euskera como herramienta política de poder (no precisamente como instrumento para facilitar la comunicación entre el personal), interpretando con habilidad convenientemente la historia, administrando sabiamente los recursos dedicados a los sectores más débiles de la sociedad (con derecho a voto, claro), culpando (cosa muy socorrida) a Madrid de las desgracias divinas y humanas, manipulando cultura y deportes sin pamplinas ni complejos tontos, apoyando al gobierno español de turno en lo que sea con la única ideología de barrer sin escrúpulos para casa, controlando todo lo que se pueda los medios de comunicación, echando mano (si hace falta) del comodín del franquismo cuando los argumentos escaseen un poco y con la sobrenatural ayuda eficaz del clero vasco, la fruta caerá madura. Fijo.
Ostabat, en definitiva, se trata de seguir haciendo lo de siempre (Zamora no se ganó en una hora).
Amén y saludos cordiales.
Esta sentencia parece que ha sentado como un tiro en CAT. Peor incluso que el acto jurisdiccional por el que se anulaba el referendum de Ibarretxe y se tiraba por tierra el nuevo estatuto de «libre asociación» que proponía Ibarretxe, entre otras cosas porque ni el propio EAJ-PNV apoyaba con mucho entusiasmo dicha propuesta del Parlamento de Vascongadas de Vitoria, mientras que en el caso de CAT su partido amigo CiU apoya sin reservas y con entusiasmo el Estatut ahora cepillado, además del propio gobierno del Principat.
Me gustaría anadir una consideración sobre el Concierto entre CAT y el Estado al estilo vasco-hispano. Es una afirmación gratuita decir que el Estado no sería sostenible, com les decía a los catalanes Zarzalejos en La Vanguardia.es el otro día, como dice hoy en Gara.es un militante independentista catalán. Es no solo indemostrable, sino previsiblemente falso:
La responsabilidad fiscal no es sinónimo de inviabilidad necesariamente, sino todo lo contrario, y esto vale para todo el mundo.
Por otra parte es sabido que el fraude fiscal en CAT es enorme, puede que incluso por encima de la media de la Hacienda Común, de modo que la responsabilidad fiscal total de una Hacienda catalana al estilo de las Haciendas vascas, que pasaría en su caso porque CAT pagare en torno a un 21% de los PP.GG. del Estado (produce el 18% pero su renta por habitante es superior, del mismo modo que Vascongadas producen un 5,8% pero pagan el 6,2% de los PP.GG. del Estado), independientemente de lo que recaude (que es menos de lo que recaudaría si el fraude fiscal que tiene fuera igual al vasco, el cual es mucho menor), sería beneficiosa previsiblemente para la Hacienda Común resultante.
Daniel, como siempre, lo bordas.
Leo a Daniel y dudo si está pensando en el mundo abertzale o en el furibundo españolismo de apariencias constitucionalistas que nos castiga a los vascos día sí y día también a través de sus terminales mediáticas:
Donde Daniel pone «abertzales» o haga referencia al nacionalismo vasco, hablemos de la entente PPSOE o del españolismo cañí que el propio Daniel representa en este blog. El ejercicio es ideal. El resultado es redondo. Pasen y vean:
«No sería la primera vez que ciertos españolazos (incluso dentro del parlamento español) no respetan resoluciones legales cuando no les gustan. La cosa no es democráticamente muy estética que digamos. Eso de respetar las reglas a condición de ir ganado y dar una patada al tablero si la cuestión se complica… en fin, pero todo sea por satisfacer el amor a la ansiada patria española.
Lo de las “últimas consecuencias” suena más bien mal… ya hay fascistas españoles que ponen en práctica esa siniestra filosofía, y no es eso, no es eso.
Yo espero y deseo que el PPSOE como partido católico de derecha moderada no se adentre en semejantes vericuetos. Mayor Oreja y Nicolás Redondo/ Patxi Lopez y Basagoiti, en su impaciencia, calculó mal e hizo unas previsiones demasiado facilonas. Pero con buena dosis de paciencia, siguiendo tenazmente en la línea tradicional de trabajarse a los niños en las escuelas nacionales españolas a través del nuevo Curriculum que ha aprobado López para que no quede ni uno a salvo del barniz españolizante, utilizando el castellano como herramienta política de poder (no precisamente como instrumento para facilitar la comunicación entre el personal), interpretando con habilidad convenientemente la historia (¡Viriato era español!) administrando sabiamente los recursos dedicados a los sectores más débiles de la sociedad (con derecho a voto, claro), culpando (cosa muy socorrida) a los nacionalistas vascos de las desgracias divinas y humanas, manipulando cultura y deportes sin pamplinas ni complejos tontos (Todos con la roja…….), apoyando al gobierno español de turno en lo que sea con la única ideología de barrer sin escrúpulos para casa, controlando todo lo que se pueda los medios de comunicación (TVE, Antena 2, Tele5, La Cuatro, La Sexta, Intereconomía, Veo7, ETV1, ETB2, 3TB3, El Correo, El Diario Vasco, La Razón, ABC, El País….) echando mano (si hace falta) del comodín de Sabino Arana y de ETA cuando los argumentos escaseen un poco y con la sobrenatural ayuda eficaz de la Conferencia Episcopal española, la fruta caerá madura. Fijo».
¿Le parecerá a Borja que también yo lo bordo? Me da que no… Esos argumentos solo sirven contra el nacionalismo vasco. El nacionalismo español no existe.
Amigo Gurbistondo, en muchos apuntes de este blog he dejado claro que estoy contra los nacionalismos, y he mencionado expresamente muchas veces al español. Creo que en Euskadi existen los dos y por razones obvias, se combaten mutuamente. La mayoría de la población no estaría tan sensibilizada con una u otra postura si no existiera coacción, miedo y muchos intereses.
Lo que los nacionalistas vascos no queréis admitir es que tras 30 años de IMPONER una visión nacionalista vasca en escuelas, TVs y en el ambiente sofocante de la presión del miedo, otros con diferente punto de vista quieran «normalizar» esta situación de forma diferente.
Hay dos visiones de la sociedad en Euskadi y eso no lo sabéis admitir los abertzales. ¿Es que los vascos que apoyaron en su día a López-Basagoiti se deben ir de Euskadi?.Son muchos.
En fin Gurbistondo, el nacionalismo español existe, para mi disgusto, pero como existe me tengo que aguantar por espíritu democrático. Mira, yo no tengo República, ni gobierno de izquierdas, sufro un capitalismo feroz y mi idea de Europa tan lejana que no creo que la vea. Pero mientras admita las reglas de juego democráticas tendré que aguantarme, aunque muestre mis ideas cuando pueda y donde pueda.
Tienes todo el derecho del mundo a pensar como lo haces pero admite que otros, incluso en tu terruño, con tanto derecho como tu piensen y actúen de forma diferente.
Borja,
todo el mundo se identifica y muestra amor hacia un país. Lo de «soy ciudadano del mundo» es una falacia.
Dices «Lo que los nacionalistas vascos no queréis admitir es que tras 30 años de IMPONER una visión nacionalista vasca en escuelas, TVs y en el ambiente sofocante de la presión del miedo, otros con diferente punto de vista quieran “normalizar” esta situación de forma diferente.»
¿Es una broma lo que dices? Aquí el único que ha mantenido un ambiente sofocante ha sido el Estado Español con todos sus resortes, tumbando iniciativas democráticas como la Ley de Nuevo Estatuto Vasco y el Estatut. Pero, además, luego lo admites:
«En fin Gurbistondo, el nacionalismo español existe, para mi disgusto, pero como existe me tengo que aguantar por espíritu democrático»
No es que exista. Se impone y además aparece en varios artículos de la Constitución. Pero parece que la existencia del nacionalismo español no te parece tan sofocante y te aguantas.
Si a una sociedad, a través de sus legítimos representantes, no se le permite, aún siendo sus aspiraciones legítimas y siguiendo procedimientos escrupulosamente democráticos, desarrollar y alcanzar aquello que anhela ¿qué más le queda por hacer? No puede un tribunal mutilar la iniciativa de la mayoría de un Parlamento. Y que no me hable nadie de no contar con suficiente consenso porque en Cataluña hubo un consenso casi pleno y mira lo que ha pasado.
Cuando Daniel dice:
«Lo de las “últimas consecuencias” suena más bien mal» me parece ser esto bastante malintencionado. Pero allá tu con tus insinuaciones. Creo que los lectores saben lo perverso de tu comentario.
Por último, si España fuera tan democrático como Canadá, donde se han celebrado en varias ocasiones referenda para dirimar el futuro político de Quebec, no haría falta llegar hasta las últimas consecuencias aludidas (No acatar las decisiones de tribunales del Estado).
Amigo Ostabat, no pretendo ser un «ciudadano del mundo» en el sentido utópico idealista, que lo dices. Creo en la libertad y el derecho de las personas en vivir donde quieran, emigrar etc, creo en el derecho de los estados a regular humanamente este derecho humano. No creo en la superioridad de unos pueblos sobre otros y creo que donde circunstancias históricas han hecho que pueblos diferentes vivan juntos, se sigan dando todas las condiciones para la convivencia. No creo en que un pueblo, una nación o un estado deban imponer su forma de convivir a otros.
Dicho esto creo que en tu tierra existen, no dos pueblos diferentes (los vascos con cuatro apellidos vascos son indiferenciables de los que llevan algún Martinez intercalado), sino dos ideologías nacionales diferentes. Creo que existe un problema político que con radicalismos no se soluciona. Ni la Brunete invadiendo Euskadi, ni expulsando a los españoles o vasco-españoles de allí.
Creo que estáis condenados a entenderos sin imponerse nadie a nadie. Creo que la alternancia en el poder y las coaliciones entre unos y otros harán bien a la marcha de vuestra sociedad.
Por eso no debe ser alarmante que tras 30 años de PNV gobiernen los otros. Y si a esto sucede un gobierno de coalición con el Sr Erkoreka de lehendakari, mejor.
Amigo Ostabat, que se tumbe el estatuto de Cataluña, en otros apuntes míos ya he opinado, aunque admito que difícilmente entraban en la Constitución algunos artículos. Pero que lo del Estado Libre Asociado, por exigua mayoría, sea aceptable, que venga Zeus y lo vea.
El Sr Erkoreka, licenciado en derecho, debería ilustrarnos en este blog sobre el derecho comparado y decirnos cuantas constituciones admiten que cualquier región, provincia o grupo, se constituya en estado independiente y la forma de lograrlo.
Respecto a lo que dices de Canadá, que es tan democrático como para permitir los referendums, en varias ocasiones. Hasta que se logre. Después ya nunca se permitirá la marcha atrás.
Yo estoy convencido de que si en España se diera un claro y mayoritario apoyo algo cambiaría. Un deseo de independencia, claramente expresado en las urnas, no de un 51 %, sino mayor, no podría ignorarse. Pero en tu tierra no parece que la sociedad vasca lo tenga tan claro. Y hasta en Cataluña los refrendos populares que se han convocado, han sido ridículos en su asistencia.
Los españoles, que sin ser «ciudadanos del mundo» somos razonables, no podríamos admitir que una Euskadi o una Cataluña, absolutamente deseosa de su autogobierno, y queriendo ser independiente no pudiera serlo, aun sintiéndolo muchísimo. De alguna manera se articularía.
Pero por ahora respetad a los que en Euskadi no piensan como tu, amigo Ostabat, y admitid sus ideas y formas de gobernar, como ellos han aguantado las de anteriores gobiernos nacionalistas. Para eso tenéis las próximas elecciones.
Vivís en un estado homologable a las naciones más modernas y democráticas del mundo y disponéis de un amplio autogobierno y unas finanzas públicas casi exclusivas y favorables. Y si no tenéis la libertad de la que disfrutamos en otras provincias, es porque una parte de vuestros conciudadanos tienen mucho miedo todavía. Quizá tu no, pero otros si lo tienen y con motivos, como se ha visto este fin de semana.
Con afecto, Ostabat.
Ajurianea tomada por los pied-noirs del nacionalismo español y sus harkis que trabajan 24 horas para lavar los cerebros de los vascos con muy malos resultados (Euskobarometro cocinado). Lo que se demuestra es que el frente pied-noirs español (PP-PSE) después de 30 años de oposición no es capaz de gobernar el país con ideas, ni seriedad. No tiene plan económico, ni social. Nadan en la inanicción, sólo les queda la prensa VOCETO-PRISA para pintar la irrealidad. Eso si tienen plan cultural; más castellano, más flamenco, más Televisiones estatales y menos televisión vasca, menos temas vascos y más temas españoles. Tienen plan de nacionalidad; ESPAÑOLA y, punto.
Me alegra y tranquiliza ver que estan gobernando los pied-noirs españoles para ver que no han cambiado nada, que lo de la vasquidad es mentira, que lo de la transversalidad es mentira, que la vía catalana para construir un futuro es mentira, que lo del autogobierno es mentira, que son lo que son (nacionalismo español) y que su único objetivo es: » En el día de hoy, cautiva y desarmada la ciudadanía vasca, han alcanzado los poderes (mediático, judicial, policial, politico, sindical, económico, militar) nacionales sus últimos objetivos, la españolización total de Euskadi . La guerra ha terminado. Madrid, 1º de abril de 2013 , año de la victoria. El Capitán General de los Ejercitos y Jefe del Estado. Fdo. Júan Carlos de Borbón y Borbón y su harki en Vascongadas, Paco López, a la sazón Virrey.
«Mira, yo no tengo República, ni gobierno de izquierdas, sufro un capitalismo feroz y mi idea de Europa tan lejana que no creo que la vea»
Borja, brindo por eso.
Pero pierdes el tiempo, los oidos nacionalistas son completamente refractarios a semejante argumento.
Su amor insatisfecho por Malagón es tan ciego, que lo único que alcanzan a ver, son las maldades de Málaga. De nada sirve que esté ahí Paris, Londres o Atenas (pongamos por caso). Desgraciadamente el amor tiene estas cosas demasiadas veces.
Saludos.