Siguiendo la indefectible costumbre de los últimos años, Iñaki Anasagasti y yo nos hemos trasladado a Lizarra, para participar en los actos organizados con ocasión de la entrega del premio Manuel Irujo correspondiente a 2010. En esta edición, que suma ya la décima, el galardón le ha sido otorgado in memoriam, a Petra Azpiroz, la recordada andereño que hace 77 años puso en marcha la primera Ikastola de Lizarra.
Nacida en Leiza, en 1916, Petra dio cauce a su temprana vocación docente, cursando estudios de Magisterio. Una vez obtenido el título, con tan sólo 17 años, decidió opositar para acceder a alguno de los puestos que la Diputación de Gipuzkoa iba a convocar para dotar de profesorado a las Escuelas vascas recién constituidas. Apenas había comenzado la preparación de los temarios, Eusko Ikaskuntza entró en contacto con ella para proponerle la puesta en marcha de una Ikastola en Estella. El reto no era precisamente menor. Aunque los apellidos de los estelleses y la toponimia del entorno denotaban la raíz inequívocamente vasca de Lizarra, hacía ya mucho tiempo que el municipio había dejado de ser registrado como vascófono. Sus habitantes sólo percibían el euskera como una evocación histórica, bastante lejana en el tiempo, aun cuando les había legado múltiples expresiones fosilizadas, de uso frecuente en el lenguaje cotidiano.
Empero, una declaración pública suscrita en 1932 por más de ciento veinte vecinos de la localidad, entre los que figuraban personalidades académicas como José María Lacarra y perfiles políticos como el de Fortunato Aguirre, expresaba la voluntad colectiva -al menos la de una parte no desdeñable de la población- de sentar las bases de su recuperación, mediante la creación de una Escuela Vasca que permitiese la enseñanza de la lengua vasca -la lingua navarrorum- a los párvulos y a los adultos que lo deseasen. Por lo demás, tampoco puede decirse que soplasen vientos particularmente propicios para la difusión del euskera. La dictadura de Primo de Rivera había tocado a su fin, pero las libertades que predicaba el régimen republicano apenas se habían dejado sentir en el ámbito de la cultura vasca. En Catalunya, la II República propició tempranamente la cooficialidad del catalán, pero en el País Vasco, el euskera no adquiriría estatus legal hasta la aprobación del Estatuto, en 1936. Cuatro años más tarde. Cuatro años decisivos, por cierto. Hasta entonces, las actuaciones a favor del euskera se situaron en el terreno de la alegalidad. No se perseguían, pero tampoco contaban con el respaldo explícito de la ley.
Amiga de los desafíos, Petra aceptó inmediatamente la propuesta de Eusko Ikaskuntza. Con mucho más entusiasmo que medios, recabó, en la Ikastola de Pamplona -la más antigua de Navarra- la información, el consejo y la pauta pedagógica que precisaba para poner en marcha su proyecto docente. Y con ese escaso bagaje se presentó en Lizarra, dispuesta a plantar cara a las dificultades a base de voluntad, tesón y trabajo. Fue una osadía, es cierto. Pero el mundo es de los osados. No hay en el mundo ruta alguna que pueda considerarse nueva, si en su desbroce inicial no ha desempeñado la osadía un papel decisivo. Y así fue como, en condiciones bastante precarias, Petra puso en marcha un ambicioso proyecto formativo cargado de ilusión y plagado de métodos didácticos que, hoy, analizados retrospectivamente, pueden considerarse bastante vanguardistas para la época. Son muchas las anécdotas que sus antiguos alumnos, octogenarios ya, en su inmensa mayoría, refieren de aquellos tres años en los que la andereño dio vida a la Escuela Vasca de Estella. Todo fue entrega, pasión e innovación por parte de una profesora auténticamente vocacional.
Pero un fulgurante día de verano, en 1936, llegaron a Lizarra los ecos de un mosquetón lejano, que movilizó de inmediato a los cientos de Requetés que llevaban años esperando recibir órdenes para coger el fusil. Aquella movilización cortó de raíz todos los brotes verdes que olían a libertad. La Ikastola fue clausurada, sus libros quemados públicamente en una hoguera encendida en la plaza de San Juan y la andereño recibió una carta en la que se le declaraba persona non grata y se le inhabilitaba definitivamente a ejercer todo tipo de docencia, pública o privada, por “indeseable”. Apenas sumaba veinte años. Era una joven que amaba a los niños y desbordaba ilusión. Todo su delito había consistido en organizar un centro docente para impartir enseñanzas de lengua vasca y en lengua vasca. Esta es -Petra Azpiroz- la mujer que este fin de semana recibía, a título póstumo, el reconocimiento de la Fundación Manuel Irujo, mediante la concesión del premio anual que la entidad concede a los navarros ilustres con trayectoria y arraigo en la cultura vasca.
Como viene siendo habitual, Koldo Viñuales, alma mater de la Fundación, lo tenía todo preparado para que la ceremonia se celebrase con puntualidad y cuidando el más mínimo detalle. Sólo echamos en falta una cosa. La presencia de las cámaras de ETB. Según nos dijeron los estelleses, es la primera vez, en diez años, que faltan a la cita. ¡Cómo se notan los efectos del Gobierno del cambio, la convivencia y el oasis! El edén que preconizan debe pasar por arrinconar la memoria histórica e ignorar las expresiones vasquistas de Navarra. Por ocultar lo que no interesa y ensalzar al gran líder que nos conduce hacia la tierra de promisión.
Frente a la casa de la antigua estación de tren, acertadamente rehabilitada como Casa de Cultura, el acto arrancó con un aurresku de honor. Después, ya en el salón de actos, el historiador Josu Chueca, natural de Lerín contextualizó, en su tiempo y su circunstancia, la experiencia de Petra Azpiroz con la Escuela vasca de Estella, y la mayor de las hijas de Petra glosó la figura de su madre desde el emotivo recuerdo familiar. Todo ello, acompañado con el coro de padres de la Ikastola de Lizarra, que daba testimonio, en el acto, de que la labor iniciada por Petra no se diluyó con el paso del tiempo. El franquismo no logró erradicar el sueño de los estelleses por recuperar la lengua de sus mayores. Y en 1970, todavía en tiempos del dictador, fundaron una nueva Ikastola que hoy sigue pujante y activa con varios cientos de niños matriculados.
El acto ha sido emotivo y estimulante, porque nos ha permitido aproximarse a una figura apasionante, la de Petra Azpiroz, y conocer con más detalle un episodio histórico de represión, intolerancia y sectarismo de los muchos que jalonan nuestro pasado. Además, la concesión del premio Irujo siempre constituye una ocasión para saludar a viejos amigos y conocer a nuevas gentes -siempre interesantes- de esa Navarra tan firme como poliédrica. En esta ocasión, nos ha permitido trabar contacto con la amplia descendencia de la maestra galardonada -sus hijas Ardanaz Azpiroz- que dieron muestras, con su inteligencia y discreción, de una extraordinaria calidad humana.
La experiencia histórica de Petra Azpiroz y de la Ikastola creada en 1933, ha sido recogido en un soberbio DVD, que recomiendo vivamente. Su guión y dirección ha corrido a cargo de Pello Etxaniz y Ricardo Galdeano, a quienes he saludado personalmente esta mañana. Han hecho un excelente trabajo, bien ambientado y mejor documentado.
Zorionak, bihotzez, Petritaren alabei eta sendi guztiari.
Es interesante saber como hacerse con el DVD, o con quien hay que ponerse en contacto para tenerlo. Agur bero bat
Disculpa, OPINION, se titula: SE PROHIBE LA PALABRA. Y lleva por subtítulo: Errepublikako Lizarrako Ikastola. En Iruko Etxea Elkartea, de Lizarra, te darán cuenta del DVD. Yo lo adquirí allí. Aunque es posible que se pueda encontrar, también, en los establecimientos más conocidos de Libro Vasco.
Un saludo
Igual no han ido las camaras de ETb porque los rectores consideran que es un acto del PNV.
Saludos
“Aquella movilización cortó de raíz todos los brotes verdes que olían a libertad. La Ikastola fue clausurada, sus libros quemados públicamente en una hoguera encendida en la plaza de San Juan…”
Es increíble hasta donde puede llegar la estupidez humana. Llegar a quemar libros en el intento de eliminar una lengua para imponer otra es un acto cafre, intransigente y torpe donde los haya.
Hoy en día los liberticidas son mucho más sutiles, pero los sigue habiendo igual. Han aprendido a disfrazarse convenientemente para que no se les note demasiado su deseo de imponer hábitos y costumbres. Para lograr sus objetivos, se recurren descaradamente a subvenciones absurdas sin el menor pudor, y la manipulación echa mano de los más variados camuflajes: información, cultura, enseñanza, religión, ciencia o incluso humor.
Cualquier cosa, menos dejar que el personal elija libremente entre las diferentes opciones lo que le de la gana, aunque eso tenga sus consecuencias para el cambio y la pervivencia de las cosas.
Saludos cordiales
Hombre, la estación de Estella. Cuántas veces he pasado por ella con el autobűs de la Estellesa, que paraba a dejar y recoger pasajeros justo ahí, donde tú te hallas, Josu, donde ahora han dejado tan bonita plaza.
Qué histórico lugar, Lizarra. Qué singular y qué importante.
ya……..y los premios Ramón Rubial?.
Ahhh,que no,que eso no lo consideran los actuales rectores un acto del PSOE….es un acto de país.De su país,claro,Irujo era del país de al lado.Será eso.
Saludos.
Sr Erkoreka, ¿se han planteado vd qué hacer con los navarros que no quieren ser vascos como vds?
En la guerra civil no estaban de su lado (recuerde los requetés que menciona), pero ahora tampoco parecen muy inclinados a juntarse con Euskadi a tenor de lo que votan.
Lamento que las cámaras de ETB no contribuyan a su proselitismo salvador de la sagrada causa.
Una cita de Martín Luther King:
«Una de las grandes tragedias en el largo trayecto del hombre sobre las grandes rutas de la historia ha sido la limitación de la preocupación por el prójimo a la tribu, a la raza, a la clase, a la nación.»
Alguien del EBB ha declarado en relación a un supuesto apoyo a ZP en los futuros presupuestos: «El único objetivo del PNV es defender los intereses de Euskadi.»
¡ A por el puerto de Bilbao!
Sr Erkoreka, ya sé que me expongo a las más iracundas furias de los nacionalistas vascos de este blog pero pienso que con su frase sobre Estella:
«hacía ya mucho tiempo que el municipio había dejado de ser registrado como vascófono. Sus habitantes sólo percibían el euskera como una evocación histórica, bastante lejana en el tiempo»
Esa situación ya ha cambiado gracias a las ikastolas y a Petra.
Le aseguro que si lo intentan en la Rioja, con el tesón suficiente, también lo logran. Todo es cuestión de ponerse a ello.
Mis mejores deseos Sr Erkoreka.
Premios «Sabino Arana» también hay Premios «Manuel de Irujo» o sea uno ,un ex-carlista y fundador del nacionalismo indecente y el otro un iluminado que prefirió vender a Navarra a los vizcaínos que luchar por la tierra de sus antepasados. Qué señor tan extravagante este Manuel de Irujo que hizo unos escrito de lo más disparatados.
– Esto no son más que actos políticos del partido jauntxo para su propio autoconsumo, son los premios «Nóbel» de la ignominia y la bellaquería más canalla ….
-Pues nada «Portavoz / altavoz». A ver cuando salen los Premios «Arzalluz» o premios «Josu Erkoreka» y le damos un premio al inventor de la Txistorra y un DVD a todo los invitados con un resumen de la charla tan amena y edificante que tuvieron Iñigo Urkullo con el «percebe y simplón» de Basagoiti ayer …
PD
-A ver si hacemos un aurresku a “La Roja” que ganó 6 a 0 a los polacos. Y si quiere que vaya la televisión que vaya “Tele jeltzale” y no la televisión de todos los vascos, ya que esto es un acto político.
¡Qué vergüenza Josu, que vergüenza! No sé como le dejáis hablar al intoxicador de “José Chueca Intxusta” este seudo historiador es un “pájaro de cuidado” no sé cómo éste señor imparte clases de historia, será la historia que él se inventó, ahora entiendo que personajes como Eliseo Gil hayan surgido de la universidad.
– Cuídate Josu ,qué “estáis criando cuervos que luego os sacaran los ojos” si algo nos enseña la historia es que los errores se repiten “acuérdate de Eliseo Gil y de la gracia que os hacía y ahora no puede publicar ni una mísera esquela en el DEIA que es donde se publica todo tipo de patrañas.
Estás avisado Josu esta gente tarde o temprano dan “el campanazo” cuando lo de (y será más pronto que tarde) te escribiré aquí para recordártelo y de cómo Te gustaba antes.
-Tanto Eliseo Gil, como el “Chueca” vienen del mismo sitio… de la UPV-EHU para más señas.
Josu!! Cuando el PNV vuelva a gobernar hay que mirar el sistema educativo, que al sr. del encefalograma sin plano le queda un año para lograr algún título en algo (o eso dice). Aunque claro puede que sea en ciencias porque lo que es en letras,…
«Chueca» ha escrito unas barbaridades increíbles, esta con el nacionalismo rancio irracional, eso está claro, pero no por convicción (por que tampoco es tonto) sino por que es un «Estómago agradecido”. Sino de que va a escribir esas enormes majaderías sin ningún rigor histórico. Estáis creando monstruos que corrompen la historia… Luego la gente decente tiene que lidiar con estos intoxicadores gracias a vosotros.
-A éste energúmeno meterle en la Sabin Etxea …
¡Pero no en la Universidad! ¡Joer!
PD.
Al menos en Madrid no meten a Pio Moa o a Cesar Vidal de rectores de la Complutense.
Vaya!, Lucrecia Borja sigue la ruta de Sondika. Se dedica a escribir y escribir como él, sin sentido y sin fundamento. ¡Qué alegría! ¡Cómo me gusta que diga bobadas para poner al descubierto sus necedades y criticar su baja ralea!
Querida Lucrecia, ¿te has preguntado tú que quieres hacer con los vascos que no queremos ser españoles como tú? Si tenéis que manipular las elecciones para forzar la voluntad de los vascos, manipular las elecciones y formar un Gobierno fantasma presidido por un OKUPA en Ajuria Enea, creo que deberíais planteároslo seriamente. No lo dudes
Algún español como tú ha declarado que la unión marital del PP y el PSOE en Euskadi es la unión más sagrada que la causa española ha conocido en toda su historia desde el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Pues nada, a derogar el divorcio, que ese tipo de matrimonios deben ser indisolubles.
Los vascos no tenemos nada que intentar en La Rioja. Desde que Antonio de Nebrija sentenciara en su Gramática que siempre fue la lengua compañera del Imperio, los esfuerzos de la monarquía hispana por imponer el castellano en toda la península han sido proverbiales. Castigos, persecuciones, humillaciones, la pedagógica práctica del anillo, etcétera. La verdad es que los españoles no os habéis privado de una sola práctica violenta y perversa para erradicar el euskera e imponer la lengua del Imperio. En Navarra, la lingua navarrorum fue también cediendo terreno ante una presión similar, hasta que en zonas como Estella acabó desapareciendo del todo. Pero fueron los propios estelleses los que quisieron recuperarla. La ikastola de la II República (esa que tanto desprecias desde tu torre de perfil ultraespañola) la fundaron un grupo de estelleses, que querían recuperar la lengua de sus mayores. Y llamaron a Petra para que les ayudase. Una mujer navarra procedente de una zona en la que la lengua vasca se mantenía viva aún. Allí no había ni vizcaínos ni guipuzcoanos. Todos eran navarros. Tan navarros como los requetés que en esa misma época se dedicaban a adiestrarse en el uso del mosquetón y en la práctica de las guerrillas. Mientras unos se planteaban objetivos culturales, los otros se planteaban objetivos militares. Pero estos últimos, integristas y violentos, a los que tú tanto elogias (¿no habíamos quedado en que eras pacifista y ateo?) no podían tolerar que un navarro quisiera recuperar el euskera. Y los persiguieron hasta la muerte. Y tú vienes ahora y les das la razón. ¡Como te retratas, por Dios! ¿Tanto ciega el españolismo? ¿Tanto perturba la capacidad de discernimiento la adhesión al espíritu nacional hispano?
La Rioja, Borja, te la dejamos a tí. Para que hagas en ella lo que te apetezca. Pertenece a España, la patria que tanto amas. Pero en Navarra, deja, por favor, que los navarros que quieran aprender euskera puedan hacerlo, sin que aplaudas a los que hace setenta años les fusilaron por ello!
Finalmente, permitídme un pequeño desahogo.
VIVA SUIZAAAAAAAAAA!!
Entiendo que los españoles que merodean por este blog quieran que la lengua del Imperio sea la única que se hable en lo que ellos consideran España. Pero los navarros hablamos la lengua que nos da la gana. Nik euskara ikasi nahi nuen eta ikasi egin nuen, Erribera ingurukoa izan arren.
«…Gu, gaurko euskaldunok…»
En la vieja Iruñea, los inicios de la centuria pasada fueron tiempos de cambios y transformaciones. De todo tipo: urbanísticos y políticos. Pamplona, la única ciudad navarra que superaba, entonces, los 10.000 habitantes, vivía constreñida por sus murallas. De piedra unas, obligadas a ser mantenidas en pie por el ministerio de Guerra. Mentales otras, bajo un conservadurismo liberal-carlista con poco espacio para otros ismos ideológicos como el republicanismo, el socialismo y el nacionalismo.
Esto empezó a cambiar en los albores del siglo XX. Como es sabido, tal como había ocurrido en otras capitales vascas, como la cercana Donostia, el llamado ramo de guerra -actual ministerio del ejército- autorizó el derribo de las murallas y la construcción extramuros, facilitando el lógico desahogo y crecimiento urbanístico. Iruñea, de esta forma, vio crecer sus nuevos y equilibrados ensanches, conformando nuevos barrios junto a la vieja Nabarrería. También, en el plano político, empezaron a abrirse camino las nuevas alternativas políticas. En el caso del nacionalismo vasco, en el corazón de la mentada Nabarrería, en fechas como hoy, el 24 de junio de 1910 se ensanchaban horizontes ideológicos y políticos con la puesta en marcha del primer Centro Vasco o Batzoki de la capital navarra.
En dicho día, en la plazuela de San José, lugar cimero de la vieja Iruña vascona y antigua Pompaelo romana, bajo la dirección de Antonio Irurzun, Manuel Aranzadi, José Zalba y Enrique Zubiri, se ponía en pie el primer enclave organizativo del nacionalismo vasco en Nafarroa. Como es sabido, ya desde la mítica Gamazada se habían mantenido relaciones con Sabino Arana, pues éste había participado, tanto en Iruñea como en Castejón, en las movilizaciones fueristas de 1894. Allí estuvo con su pancarta-estandarte, donde además de exponer el lema jelkide de «Jaungoikoa eta Lagizarra», saludaba a los navarros con su «Bizkaitarrak agurreiten deutse naparrei». La explosión fuerista de aquellos meses había aproximado a los euskaltzales de unos y otros territorios, haciéndoles ver que, más allá de sus particulares contenciosos político-administrativos con el Estado centralista, había un pueblo -Euskeria, Euskal Herria, Euskadi- con una problemática política y cultural común. Así lo entendieron quienes por suscripción popular levantaron el Monumento a los Fueros, en Iruñea, con sus inscripciones en euskera, resaltando al mismo tiempo que su euskaldunidad – «Gu gaurko euskaldunok»- su voluntad de defender sus derechos -«Gure legea gorde nai degu»- , y también quienes desde 1909 confluían con los vascos de otros territorios en movilizaciones comunes, como la celebrada en Aralar en octubre de aquel año.
De esta concentración, precisamente, parece que surgió la idea de dar el paso de estructurar el Partido Nacionalista Vasco en suelo navarro, siguiendo las pautas organizativas que ya estaban desarrolladas en Bizkaia y Gipuzkoa, es decir, a través de la apertura de centros vascos y de la edición de prensa partidaria. Y éstos fueron los instrumentos puestos en marcha a partir de 1910 y 1911 en la citada plaza de San José. Así, al tiempo de la organización del primer Centro Vasco, vinieron las primeras direcciones locales: la del propio centro con Antonio Irurzun como presidente y José Lampreabe, Manuel Aranzadi, Leopoldo Garmendia, José Zalba, Serapio Esparza y Enrique Zubiri como integrantes. Poco después, la del Napar Buru Batzar, elegido en 1911, con Estanislao Aranzadi su primer presidente y José Lampreabe, Rafael Amichis, Ataulfo Urmeneta y Serapio Esparza como burukides.
En las mismas fechas, y desde ese primer batzoki, se gestó Napartarra, el semanario que acompañaría, durante 1911-1919 el quehacer político de los primeros jelkides navarros. La cabecera de esta publicación iba más lejos que su vinculación étnico-geográfica o la aparente adaptación de los similares títulos de sus correligionarios guipuzcoanos o vizcainos. Desde su primer número de enero de 1911, los redactores cobijados en el Centro Vasco le dieron un marcado perfil de apoyo en el fuerte sentimiento de la peculiaridad histórica navarra, para hacerla converger con las reivindicaciones comunes del resto de los territorios y ciudadanos vascos.
Confluían en tales iniciativas la generación euskaltzale que había alumbrado el renacimiento vasquista de la mano de la extinta Asociación Euskara de Navarra, y que había hecho frente a los ataques contra los fueros de 1841-1876, representada por los Arturo Campión, Hermilio Oloriz, Estanislao Aranzadi y Daniel Irujo. Y, por otra parte, la nueva andanada de jóvenes que, a través de Manuel Aranzadi, José Zalba, Enrique Zubiri…, iban a dinamizar la nueva corriente política, que desde 1895 apostaba por darle a todo el pueblo vasco, desde Balmaseda a Isaba y desde Baiona hasta Tutera, el ideal político sintetizado en el lema de: «Euzkotarron Aberria Euzkadi da».
No era fácil abrirse camino en la Nafarroa de 1910. Si al principio fueron saludados como una nueva fuerza de derechas, pronto su crecimiento, manifestado en la expansión a otras poblaciones (Urroz, Puente la Reina, Estella, Baztán…) y en su entrada en el Ayuntamiento pamplonés, les conllevó la enemiga tanto del carlismo como del multiforme conservadurismo navarro. Pero a pesar de las críticas y ataques de carcas y diaristas, el PNV fue creciendo y desarrollándose desde este primigenio núcleo iruñarra. En la misma capital obtuvieron sus primeras actas políticas, a través de las elecciones municipales. La irrupción, gracias a ellas, de Santiago Cunchillos, Felix García Larratxe y Francisco Lorda desde finales de 1917 en el consistorio pamplonés conllevó no sólo una modernización en la agenda política de la capital (abordar la problemática del 2º Ensanche, el problema de la vivienda obrera, la llamada cuestión de las subsistencias…) sino también el planteamiento, sobre nuevas bases, de las reivindicaciones forales y autonomistas. Cuestión ésta que a través de las mociones pro reintegración foral de 1917-1918 iba a replantear el status quo navarro derivado de la poda foral de 1841. El crecimiento del grupo municipal pamplonés, con la presencia en el mismo, además de los antes citados, de concejales de la talla y prestigio de Serapio Esparza, arquitecto autor del 2º Ensanche, del renombrado pintor Javier Ciga o del reconocido geógrafo y profesor Leoncio Urabayen, reflejaron el buen hacer del pionero nacionalismo jelkide en Iruñea.
El complemento que iba a suponer en los mismos años tanto la presencia de Manuel Aranzadi en el Congreso de los Diputados como del entonces jovencísimo Manuel Irujo, en la Diputación navarra expresaba el dinamismo de la corriente política, entonces, más novedosa de todo el espectro político navarro. Asimismo, la aparición del segundo órgano de prensa de carácter diario del nacionalismo vasco, de la mano de La Voz de Navarra, en 1923, indica, amén de su arraigo y consolidación como alternativa política, la voluntad de competir en la esfera pública frente a los implantados órganos de las derechas navarras. La línea editorial e informativa del periódico jelkide, mantenida hasta el mismísimo 18 de julio de 1936, reflejó el peculiar marco y dificultades que la Nafarroa anterior a la Guerra Civil supuso para el trabajo político y cultural de aquellos abertzales pioneros.
La Nafarroa tan bien glosada y cantada por Xabier Lete, muchos años más tarde, como un «burrukatoki, ekaitzez betea» fue el marco difícil en el que los Irujo, Doxandabaratz, Irigarai, Garmendia, Fortunato Aguirre, Jose Agerre, Felipe Oñatebia, Fernando Etxarri, Jesus Orozko, Angel Blanco, Modesto Urbiola, Angeles Azketa, Bittori Etxeberria, Catalina Alastuey y tantos otros y otras se empeñaron, en la primavera republicana de 1931-1936, para extender con éxito sus ideas y organización. Desde Baztan a Carcastillo, desde Almandoz a Sesma, no sólo el Partido Nacionalista Vasco sino organizaciones de corte abertzale, como Emakume Abertzale Batza, los mendigoizales, los sindicalistas de STV, los jóvenes vinculados a grupos de teatro y folklore, las prometedoras Escuelas Vascas de Iruñea, Baztan, Lizarra…; fueron el fruto de la siembra de aquella generación que rompió las murallas políticas de principios de siglo. Eran muy conscientes de ello cuando, en el aún prometedor 1931, el nuevo semanario jelkide Amayur glosaba muy positivamente los inicios y los iniciadores de su antecedente Napartarra. Habían desaparecido no pocos de los pioneros de 1910, pero tenían muy presente que la generación de principios de siglo, desde el modesto Centro Vasco de la plaza de San José y desde el elegante batzoki de la calle Zapatería después, eran las primeras grandes brechas en las viejas murallas de Iruñea. El primer eslabón de la larga cadena del abertzalismo en Nafarroa. Hoy, a cien años vista, cuando nuevas y reforzadas murallas político-administrativas, poderes fácticos y mediáticos quieren diluir el recuerdo de aquellos, pretendiendo que el nacionalismo vasco es algo ajeno, exótico y foráneo a Nafarroa, cabe la pena recordarlos. A la generación de abertzales de 1910 cabe, más que a nadie, aplicar el lema de «Atzokoak gogoratuz, gaur biharkoa bultzatu».
Pesaro, mes de junio de 1494
Salud, escribidores del grupo del Sr Erkoreka, vuelvo a ser invocada, con mi nombre español, esta vez por el conocido comunicante Nacionalista Viajero, extraño nombre en verdad para una persona que si ha viajado, y él dice que incluso a las Indias, no se ha movido un ápice de sus prejuicios.
Este buen vizcaíno debe ser descendiente de mi cocinero y bufón, Nacionatonto, el cual es igual de simplón, pero nos proporciona muchas horas de asueto y diversión, en estas tierras lluviosas. Parece del sur de España por exagerado en sus apreciaciones, y se nota en él una frustración no exenta de envidia, a pesar de vivir en una tierra, que por lo que me cuenta mi bufón-cocinero, Nacionatonto, debe ser hermosísima.
Como bien sabe este personaje, mi nombre es Lucrecia y mi familia en tierras valencianas se llamaba Borja, que pronunciado en catalán suena Borya. En Italia en ausencia de la letra J nos llaman Borgia que es lo más parecido, ya que suena Boryia. Supongo que este descendiente de Nacionatonto, no tiene claro estos detalles, pero a pesar de mi corta edad deseo ilustrarle.
Desde mi atemporalidad me he dirigido a vosotros, pero sería mi deseo no ser invocada más por necios que hablan de cosas que yo no trato y de las cuales no quiero opinar. Las damas de mi rango y distinción no podemos rebajarnos a tratar con gente tan zafia y vulgar.
Le agradezco su acogida Sr Erkoreka y reciba vuecencia todo mi aprecio y consideración.
Suya
Lucrecia
Nacionalista, de nuevo te diriges a mi para regalarme, La Rioja y aprovechas para escupir tus habituales mentiras.
Tu no eres nadie para regalarme nada ni para opinar de lo que amo. Los navarros pueden aprender lo que quieran, faltaría más, son los intentos anexionistas los que no me gustan. No he aplaudido nunca pelotones de fusilamiento, y no sé de donde te sacas esas cosas, pero mintiendo no eres muy bueno, se te ve enseguida el rabo. Si de algo estoy lejano es de un requeté o del Opus.
TUS PALABRAS:
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«La Rioja, Borja, te la dejamos a tí. Para que hagas en ella lo que te apetezca. Pertenece a España, la patria que tanto amas. Pero en Navarra, deja, por favor, que los navarros que quieran aprender euskera puedan hacerlo, sin que aplaudas a los que hace setenta años les fusilaron por ello!
Finalmente, permitídme un pequeño desahogo.
VIVA SUIZAAAAAAAAAA!!»
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Lo del futbol me parece de lo más ridículo como desahogo, pero no eres el único vasco tonto-radical de este blog que está en esta onda, a pesar de jugar en el equipo español un par de vascos.
Respeto las opiniones de todos (aunque los datos con los que trabajan algunos sean falsos o manipulados) pero no puedo dejar de romper una lanza en favor de Josu Chueca, cuyo nombre ha sido gratuita e injustamente vilipendiado por algún comentarista. Conozco personalmente a Chueca y conozco, también, buena parte de su trabajo como profesor e investigador en el ámbito de la historia contemporánea. Su aportación al conicimiento de nuestro pasado más reciente, me parece excelente. Y su obra sobre el nacionalismo vasco en Navarra durante la II República, es, con diferencia, lo más completo y documentado que se ha escrito al respecto.