En uno de los últimos plenos que precedieron a la navidad, una periodista de TVE me abordó en los pasillos del Congreso para pedirme una breve declaración sobre lo que, a mi juicio, había sido lo mejor y lo peor del año parlamentario que estaba a punto de concluir. Me dijo que estaba recogiendo declaraciones similares del resto de los portavoces parlamentarios con el fin de ilustrar un programa de 59 segundos que se iba a emitir en torno al 31 de diciembre para hacer un balance político de 2009. Le dije, a bote pronto, que lo peor fue, en mi opinión, el secuestro del Alakrana tan sólo una semana después de que la cámara rechazase una Moción que, de ser aprobada, podía, quizás, haberlo evitado. Y lo mejor fue, sin duda, la aprobación del blindaje del Concierto Económico; un objetivo que mi Grupo había perseguido infructuosamente durante años. Todo ello quedó oportunamente grabado en la cámara que un diligente profesional mantuvo estoicamente frente a mí durante el escaso medio minuto que duró el corte.
No tuve ocasión del ver el programa para el que se grabaron aquellas imágenes. Desconozco, por tanto, lo que el resto de los portavoces seleccionaron de entre lo que se hizo y dijo en el Congreso a lo largo del 2009, para dedicarle su aplauso o expresar su lamento. Pero doy por seguro que apenas habría coincidencias entre nosotros. Cada Grupo Parlamentario tiene sus preferencias programáticas y, a la hora de evaluar el acontecer político, nuestras percepciones y valoraciones suelen ser enormemente divergentes. Como es lógico, por otra parte.