Esta mañana he participado en la inauguración del nuevo laboratorio de Micro-Nanotecnologías que Ikerlan, un centro tecnológico situado en la órbita del Grupo Mondragón y asociado en la red IK-4, ha construído en Arrasate. El acto ha congregado a reponsables de una gran parte de las entidades guipuzcoanas dedicadas al desarrollo tecnológico y la innovación. Mi presencia en él respondía al hecho de que el centro se ha financiado, en parte, con fondos que el Grupo Parlamentario vasco obtuvo en Madrid como contraprestación al apoyo prestado a los Presupuestos Generales del Estado.
El laboratorio está dotado con material tecnológico de vanguardia y desarrolla investigaciones orientadas a aplicaciones industriales y sanitarias, aunque no descarta la posibilidad de ampliar el abanico de posibles usos. Una de sus principales líneas de trabajo está centrada en el desarrollo de chips que permitan llevar a cabo diagnósticos médicos precisos y ultrarápidos, sobre la base de diminutas muestras de saliva, sangre, orina o heces.