El martes de esta semana, la radio y la televisión destacaban, en primera plana, la celebración de un acuerdo entre el PSOE y CiU, que forzaba al Gobierno a abandonar la resistencia que hasta ese momento había ofrecido a acometer una profunda reforma del mercado laboral. La prensa escrita apenas daba cuenta de él porque, según se dijo, se trataba de un pacto suscrito a última hora del lunes y, a las redacciones de los periódicos, les faltó el tiempo necesario para incluirlo en sus ediciones.

El momento en el que entregué a Zapatero el listado de proyectos que todavía, meses después, sigue olvidado en algún rincón de La Moncloa
Los diputados de CiU estaban exultantes. Habían conseguido arrancar al Gobierno un compromiso que este había rechazado públicamente en repetidas ocasiones. La reforma del mercado de trabajo en algunos puntos esenciales. Esa mañana, el portavoz adjunto de su Grupo, Josep Sánchez Llibre, coincidió con Beloki en la tertulia política de Telecinco y, embargado por la satisfacción, exhibió un documento ante las cámaras de televisión, presentándolo como la prueba fehaciente de que el acuerdo no sólo existía, sino que se encontraba escrito y firmado. El revuelo fue notable. La agitación se extendió por los pasillos del Congreso y, al parecer, también por las sedes de los sindicatos. Todo el mundo se preguntaba qué es lo que el Gobierno se había comprometido a reforma en el régimen laboral después de haber repetido cientos de veces que nada había que modificar en este terreno.
A media mañana, sin embargo, los teletipos empezaron a comunicar que el PSOE se había echado para atrás, desentendiéndose del acuerdo firmado la víspera. Los socialistas lo habían notificado oficialmente en la Junta de Portavoces, provocando el desencanto y la irritación de los diputados de CiU. Minutos después, el portavoz catalanista, Josep Antoni Duran i Lleida, comparecía en rueda de prensa, visiblemente enfadado, para denunciar el incumplimiento de los socialistas y acusar a Zapatero de estar prisionero de los sindicatos.
Una vez más, se ponía de manifiesto que Zapatero es un hombre sin credibilidad. Su palabra vale lo mismo que la de un charlatán de feria, de esos que por el módico precio de un euro te venden un dispositivo para pelar patatas, un frasco de elixir crecepelo y un tenedor para zurdos. Su crédito es nulo. Tan pronto como se compromete a algo, se olvida del compromiso y se afana en cerrar nuevos pactos que volverá a incumplir sin escrúpulo alguno.
La amarga experiencia de los compañeros de CiU me ha hecho recordar otro incumplimiento, no menos flagrante, aunque algo más discreto, que cometió conmigo hace unos meses. Y como no me gusta hablar de memoria ni sobre aproximaciones genéricas, documentaré el caso con fragmentos extraídos del Diario de Sesiones y con una fotografía muy ilustrativa.
He aquí la relación de hechos.
El 26 de noviembre de 2008 -hace ya casi seis meses- aproveché una sesión de control al Gobierno para preguntar a Zapatero cómo tenía previsto definir las inversiones públicas que, por aquel entonces, había empezado a anunciar públicamente con el fin de estimular la economía. La pregunta no era baladí. El presupuesto de 2008 se había aprobado con nuestro apoyo y, por aquellas mismas fechas, se estaba tramitando en las Cortes el proyecto de presupuesto para 2009, que iba a contar, también, con nuestro respaldo parlamentario. Como Zapatero había empezado a anunciar grandes inversiones, empecé a sospechar que estaba concibiendo una maniobra fraudulenta para incrementar el gasto público al margen del presupuesto, escamoteando los compromisos adquiridos con nosotros. Preocupado ante la posibilidad de que pretendiera tomarnos el pelo, dirigí al presidente una advertencia inequívoca:
“No nos gustaría –y le hablo en nombre de un grupo parlamentario que va a aprobar las cuentas públicas que se están tramitando en las Cortes Generales- que la crisis económica sirviera de pretejo para sustraer a las Cortes Generales la capacidad que tienen para adoptar las principales decisiones económicas del país. No sería leal, no sería ni ortodoxo ni correcto que después de aprobado por las Cortes Generales un presupuesto A, el Gobierno se dedicase por su cuenta y por la vía de los hechos a conformar un presupuesto B, formalmente distinto del aprobado por las Cámaras, del que las Cámaras no tendrían conocimiento o sólo tendrían conocimiento a posteriori a efectos de su ratificación o convalidación. Sería –si me permite la expresión, señor presidente- un fraude que espero no tener que denunciar en su momento”
Cuando acabó la sesión, Zapatero me llamó aparte, para reconocerme, en privado, que multiplicar el gasto público al margen del presupuesto, suponía adulterar, de alguna manera, el acuerdo que en su día cerró con nosotros para la aprobación de las cuentas públicas. Pero me ofreció una compensación. Me dijo que entre las inversiones que el Gobierno había previsto para promover la actividad económica, figuraban unos planes destinados a financiar proyectos de I+D+I de alto valor añadido e inmediatamente ejecutables. “Si me presentáis algunos que respondan a esas características -observó-, los aceptaremos de inmediato”. Accedí a la propuesta, por supuesto. Y quedamos en que el compromiso lo pondríamos en escena en el pleno que iba a celebrarse el día siguiente, que había sido convocado para que Zapatero explicase a la cámara las medidas de estímulo fiscal que el Ejecutivo iba a poner en marcha en el marco del G-20 y de la estrategia acordada en la UE para reactivar la economía.
Ajustándome puntualmente a lo acordado, en el pleno del 27 de noviembre, puse fin a mi primera intervención con las siguientes palabras:
“En sexto y último lugar, mencionaré la necesidad de adelantar la siempre pendiente transformación económica a través de una estrategia orientada a acelerar el proceso de innovación. Concluyo mi intervención a este respecto con una oferta final. Si, como ha anunciado hoy, el Gobierno empleará fondos para este objetivo, para acelerar el proceso de innovación, mi grupo parlamentario se ofrece, señor presidente del Gobierno, a presentarle en cuestión de días un coherente y sólido paquete de proyectos en el ámbito de la innovación que incluye inversiones inmediatamente ejecutables y con un altísimo valor en el campo de la productividad, que son las dos exigencias que está planteando la Unión Europea para promover este tipo de inversiones. Serán –no se lo voy a ocultar- proyectos formulados desde Euskadi fundamentalmente, pero que contribuirán sin duda a mejorar todos los indicadores de productividad y competitividad del conjunto del Estado. SI le interesa, señor presidente del Gobierno, dígamelo y trabajaremos conjuntamente. Seguiremos arrimando el hombro”
En su respuesta, Zapatero respondió, igualmente, con arreglo al guión que nos habíamos fijado:
“Estoy convencido de que hay capacidad para presentar esos proyectos innovadores rápidos y que tengan potencial productivo a los que me refería. No tenga ninguna duda de que en el ámbito de la I+D+I, como en otros, estamos abiertos a considerarlos, a que se nos trasladen y a aprobarlos lo más rápidamente posible, porque ese es el objetivo: la rapidez de poner actividad económica en la mesa”
No quise dejar sin rematar el asunto. Con los socialistas hay que procurar no dejar los hilos sueltos. Por eso, en el turno de dúplica hice una nueva referencia a los proyectos que iba a presentarle.
“Le agradezco el interés y la receptividad con las que ha acogido las propuestas que le he formulado desde esta tribuna, tanto en relación con el fondo municipal, que ha anunciado en su primera intervención, como en relación con el propósito del Gobierno que usted ha manifestado esta tarde de adelantar el proceso de transformación del modelo económico, acelerando el proceso de innovación. Le aseguro que para el próximo Pleno tendrá aquí el paquete de proyectos, este paquete coherente y sólido de proyectos que le he prometido. Se lo entregaré personalmente en mano, y le aseguro que tendrán un alto valor, desde el punto de vista del incremento de la productividad, y serán también inmediatamente ejecutables”.
Zapatero ya no volvió a responderme en ese pleno, porque su enfrentamiento con Rajoy hizo que la sesión concluyese como el rosario de la Aurora, con graves acusaciones mutuas de incompetencia y corrupción. Pero el pacto concertado la víspera, estaba ya escenificado y proyectado hacia la opinión pública. El Diario de Sesiones era testigo de que me había ofrecido a presentarle un paquete de proyectos de innovación rápidamente ejecutables y de elevada potencialidad desde el punto de vista del incremento de la productividad, y que Zapatero había acogido positivamente mi propuesta.
El miércoles siguiente, 3 de diciembre, aproveché la sesión de control para entregar en mano, a Zapatero, el paquete de proyectos innovación que le había prometido. La fotografía que incorporo al post registra gráficamente ese momento. En los días anteriores, los diputados del Grupo Parlamentario Vasco habíamos trabajado con intensidad para elaborar el listado de proyectos que me comprometí a entregar al presidente.
La carpeta, cuidadosamente elaborada, incluía inversiones estratégicas de algunos de los principales centros tecnológicos de Euskadi. Creo que revestía un extraordinario valor de cara a la modernización de la economía vasca.
Hasta hoy.
En los albores del mes de febrero, celebramos un nuevo pleno monográfico sobre la situación económica. Aproveché la ocasión para recordar a Zapatero que tenía un compromiso pendiente conmigo. Lo hice inmediatamente después de cerrada la sesión, cuando caminábamos hacia el exterior del hemiciclo.
Se acordaba, claro. ¡Faltaría más! Me dijo que no me preocupase. Que él se encargaría personalmente de cumplir aquel acuerdo.
Después vinieron las elecciones del 1-M y la felonía que López cometió con sus propias promesas. En un pleno posterior, celebrado el 25 de marzo -es decir, cuatro meses después de aquél otro en el que escenificamos el acuerdo- hice notar el nulo crédito que me inspiraba la palabra de Zapatero:
“En mi grupo parlamentario sabemos de sobre qué poco fiable es este Gobierno, qué escasa confianza inspiran sus promesas y compromisos, y sobre todo qué corta es su credibilidad en el cumplimiento de los acuerdos previamente cerrados”.
A Zapatero no debió de gustarle que pusiera en cuestión su credibilidad. Pero no tuvo más remedio que admitir que tenía pendiente de cumplimiento un pacto que había cerrado conmigo cuatro meses antes:
“Usted ha hablado del cumplimiento de acuerdos. Señor Erkoreka, le puedo decir que el diálogo y los acuerdos a los que hemos llegado en los ámbitos presupuestarios y de otro tipo, en esta Cámara y en otras cámaras, se han cumplido. Recuerdo, en todo caso, que quedan pendientes algunos temas relativos a los proyectos de I+D+i. Sí, se lo reconozco, quedan pendientes, pero, en todo caso, estaremos hablando de este terreno y eso, permítame, no tiene que ver nada”.
Desde entonces, han transcurrido otros dos meses. Y los proyectos que entregué a Zapatero el 3 de diciembre, siguen durmiendo el sueño de los justos en algún cajón de La Moncloa. Si no es que han pasado ya por la trituradora.
Esto es lo que vale la palabra de Zapatero.
Todo lo que has expuesto quiere decir que a Zapatero le da igual lo que se pacta en el Congreso, osea con los representantes del pueblo. Pero hace mucho tiempo que sabemos esto, a Zapatero(PSOE) sólo le interesa el poder y para mantenerlo tiene a una cantidad de medios de comunicación increible. De todas formas, ¿no hay alguna forma legal de hacerle cumplir acuerdos firmados o comprometidos verbalmente en el Congreso?.
Lo triste es que a estas alturas a nadie le extrañe que un politico, y mas aun el presidente, no cumpla con su palabra.
Me recuerda a Felipe Gonzalez cuando hizo mil promesas de libertad e independencia al pueblo Saharahui, para luego abandonarlo a su suerte bajo la opresion marroqui una vez en el poder. Y luego Aznar, y ahora este.
Quiza lo de tener un presidente ya no perfecto, pero al menos decente, sea algo casi imposible. Un presidente que no se deje llevar por Lobbys sindicales ni de ningun otro tipo, que no sea amigo de nadie… y que sepa buscar el camino mas justo e idoneo aun a pesar de las presiones externas.
PP y PSOE, cada uno en sus trece, quien sabe que caldo de cultivo estaran creando entre los dos, igual de ahi termina saliendo un partido populista, o uno de ultraderecha como ya hay en tantos paises europeos (veremos si termina escindiendose una parte del PP).
En este aspecto hay que decir que los partidos nacionalistas perifericos parecen un buen cortafuegos de cara a esos desagradables errores politicos, otros paises mas pequeños o simplemente mas homogeneos no tienen esa suerte.
Salud!
Interesante como siempre Josu. Estos «detalles» que aportas en tus crónicas son bastante más significativos que los grandes titulares que repiten los medios afines y contrarios al Gobierno tras las sesiones parlamentarias. Al relatarnos de primera mano estos «susedidos» -a los que no tendríamos acceso los ciudadanos de otro modo- se descubre la persona que hay detrás del personaje y la realidad detrás del guión que les escriben, en este caso detrás del presidente Zapatero y su «talante». Y lo que aparece no es nada halagüeño: una forma de hacer política que ya conocemos y que pasa por mentir, incumplir compromisos públicos y privados… En definitiva, falta de dignidad personal, de decencia, de honradez.
A algunos políticos no les importa manchar su reputación personal engañando, falseando con tal de conseguir sus propósitos. ¿Se acostarán sintiéndose satisfechos consigo mismos?. Seguro que sí. La conciencia se la olvidaron el día que tuvieron que enfrentarse a la Derrota. Perder o Traicionarse, y eligieron traicionar y traicionarse.
«La lealtad tiene un corazón tranquilo.»
William Shakespeare
Me surge la misma duda que a Jose. ¿Si existe un documento firmado, no hay forma legal de obligarle a cumplirlo?
Alguien me contaba de una Sra que mandaba a su hijo cuando queria quitarselo de casa un buen rato donde una vecina a por «TARDANZA»,le decia,vete donde fulanita y que te de un poco de TARDANZA»,la vecina lo sentaba y le decia que esperase y cuando le crio estaba aburrido de esperar y esperar, le embolvia cualquier cosa y lo mandaba a casa,Zapatero por lo que veo hace lo mismo con todos los grupos,daros «TARDANZA»,pone buena cara,os hace sentaros y cuando ya os a aburrido os da un documento que no vale nada,y por lo qyue veo los socialistas vascos aprenden pronto y hacen lo mismo.
No estaria de mas que habrierais un blog con»Las mentiras del PSE» y al menos veriamos que prometen y en que se convierten 🙂
Jose, los acuerdos políticos no son exigibles ante los tribunales. Su incumplimiento rara puede dar lugar a una demanda judicial, aunque empañe la imagen del político y merme su credibilidad social. Pero si sólo dispongo de este humilde blog para formular la denuncia y los medios de comunicación se limitan a mirar a otro lado, ¿qué puedo hacer? A Zapatero no le cuesta lo más mínimo incumplir sus acuerdos. Le resulta gratis. Y lo que es gratis se puede repetir cuantas veces se quiera.
Es cierto Pau, cuando sólo dos partidos dominan todos los resortes del poder, la sociedad queda asfixiada. La libertad acogotada. El sistema queda inerme para el grito alternativo o la disidencia. Afortunadamente, en el Estado español quedan reductos territoriales en los que se vive la libertad informativa y de opinión en clave de resistencia. Se puede respirar un poco.
Edu, ¿crees de verdad que les inquieta lo más mínimo su pasado de incumplimientos y de quiebras de la palabra dada? ¿Crees posible que eso les impida dormir? Yo pienso que no. Se refugian en su discurso progresista y los malos son los doberman del PP. Menos en Euskadi, claro.
Aitor, creo que contra este tipo de actiudes, sólo sirve la denuncia pública. La que yo he hecho en este post.
Marka, el recurso que apuntas es tradicional en el mundo rural vasco. «Ordu beteko tardantzie». Tu propuesta de blog es muy acertada. «Las mentiras del PSE». Pero tanto como las mentiras importan, en los socialistas, los mundos virtuales que crean, falsos y disociados de la realidad que seducen a los ciudadanos a través de sutiles técnicas de propaganda.