Hoy ha caído en mis manos un folleto que los socialistas vascos difundieron en los albores de los ochenta, con motivo de la aprobación de la Ley Orgánica para la Armonización del Proceso Autonómico, más conocida como LOAPA.
La LOAPA -para quien no lo recuerde, o sea tan joven que no haya escuchado hablar de ella- fue una Ley aprobada en las Cortes Generales merced al respaldo, previamente consensuado, que le prestaron los dos grandes partidos políticos del Estado: la UCD y el PSOE. Con el pretexto de ordenar la construcción del Estado Autonómico siguiendo criterios de simetría y racionalidad, la norma se proponía embridar estrechamente los Estatutos vasco y catalán que, en opinión del centralismo hispánico más acendrado, habían ido demasiado lejos en el proceso de descentralización del Estado. Desde entonces, el acrónimo de la Ley quedó cristalizado en el lenguaje político para aludir a los actos y leyes del Estado que vulneran las competencias autonómicas.