Ayer me preguntaron si tenía previsto asistir a la toma de posesión de López como presidente de la Comunidad Autónoma vasca. Los periodistas están en todo. Si respondo que sí, concluirán que en los sectores más abiertos del PNV empieza ya a disiparse el berrinche. Es decir, el PNV sigue dividido entre los pragmáticos y los intrasigentes. Si contesto que no, postularán que cada vez estamos más intratables y que, de continuar así, acabaremos compuestos y sin pareja. En cualquier caso, malo para el PNV.
No les dí juego. Les dije que no iba a asistir, pero no porque hubiese decidido no hacerlo, sino porque no había sido invitado.
Y era verdad. Ni en Madrid, ni en Bilbao, ni en casa, ni en el trabajo, había recibido invitación alguna para participar en tan señalado evento. Y desde la más tierna infancia me enseñaron que no es de buena educación ir a donde no te invitan.