Chulo y Cordero fueron dos bueyes bizkainos que obtuvieron grandes triunfos en las pruebas de arrastre de piedra que se organizaron en Euskadi en los albores de los años ochenta. Decían los entendidos que, más allá de su capacidad de arrastre -que, por supuesto, era notable- destacaban por la destreza con la que eran capaces de coordinarse para tirar limpiamente en la misma dirección; sin apenas requiebros o espasmos laterales.
La milimétrica identidad con la que los socialistas y los populares acostumbran a tirar del carro cuando se trata de alertar a los ciudadanos de Euskadi sobre los peligros que encerraría un hipotético triunfo electoral del nacionalismo vasco, me recuerda a la pareja de bueyes que tantos éxitos cosechó por los carrejos de Euskadi.
Sucedió, primero, en las elecciones de 2001. Con Mayor Oreja y Redondo Terreros avanzando como flechas bajo un yugo fabricado en Madrid para arrastrar la piedra antinacionalista sobre el suelo empedrado de la política vasca. Aspiraban a formar un Gobierno vasco netamente español. El nacionalismo vasco era la suprema expresión del mal. Una iniquidad ideológica que había que extirpar, porque era fuente de inestabilidad, división, enfrentamiento y fractura social. Nada había como el horizonte cohesionador de lo español.
Después vinieron las elecciones de 2005. Los socialistas y populares seguían bajo el mismo yugo. Tirando de la misma piedra y en la misma dirección. El nacionalismo vasco era la amenaza de la fractura social. Dividía y enfrentaba, generando crispación. El nacionalismo español era otra cosa: amable, respetuoso y acogedor. Durante la campaña electoral disimularon, porque no les interesaba figurar ante los vascos como una pareja de arrastre perfectamente enyugada y sincronizada, pero a la hora de la verdad, no dudaron un momento en tirar de la piedra como Chulo y Cordero. Coordinados y con fuerza. Cuando llegó la investidura, María San Gil ordenó a sus huestes apoyar sin fisuras la candidatura de Patxi López, para arrumbar a los nacionalistas vascos. Coordinados y con fuerza. En la misma dirección. Sin requiebros laterales. Como Chulo y Cordero (Cfr.: «Los discursos de hace cuatro años. María San Gil apoya la investidura de Patxi López«).
Luego les tocó a los comicios de 2009. Para entonces, habían perfeccionado mucho la técnica de tirar en la misma dirección aparentando lo contrario. López llegó a afirmar que jamás -es literal: dijo «jamás»- volvería a compartir yugo con su tradicional pareja de arrastre. Según él, nunca más volveríamos a ver al PSOE y al PP emulando en Euskadi a Chulo y Cordero.
El desenlace de todo aquello es sobradamente conocido. Tan pronto como se cerraron las urnas, Chulo y Cordero empezaron a tirar con mayor fuerza y coordinación que nunca, por el carrejo de la política vasca. Basagoiti sustituyó a María San Gil al frente de los populares vascos, pero hizo lo mismo que ella: respaldar a Patxi López en la sesión de investidura. Y así, bien enyuntados, se lanzaron a arrastrar la pesada piedra del antinacionalismo vasco con un ímpetu sin precedentes. Unidos de nuevo y uncidos por el mismo yugo, protagonizaron la experiencia gubernamental más sectaria, parcial y excluyente de la historia contemporánea de Euskadi. Nunca, antes, las formaciones que representan un mismo sentimiento de pertenencia nacional se habían uncido como una pareja de arrastre con el propósito de pasear su piedra identitaria, de varias toneladas, por el empedrado social de Euskadi. El daño irrogado a la cohesión social ha sido superlativo. Probablemente irreversible. La estela parcial y excluyente que han dejado tras de sí, hace que la transversalidad se perciba como una quimera.
La proximidad de las elecciones y los desencuentros acumulados durante los últimos meses les han aconsejado separar la yunta para enfrentarse a las urnas con mejores expectativas. Pero las declaraciones que unos y otros vienen haciendo durante los últimos días pone bien a las claras que tienen la intención de volver a tirar como Chulo y Cordero. Con una identidad milimétrica, socialistas y populares se dedican últimamente a sembrar la alarma entre los ciudadanos vascos, advirtiéndoles en tono dramático de que una eventual mayoría nacionalista vasca, desestabilizaría el país, fracturaría la sociedad y nos sumiría en el enfrentamiento y la división. Justo lo que ellos han hecho desde 2009 con su sectaria política identitaria basada en los símbolos, los mapas del tiempo y el lema I need Spain. Jáuregui anota: «Me preocupa que una mayoría nacionalista (vasca, por supuesto) desestabilice el país» (El País, 19.08.12). Pastor añade: una mayoría nacionalista (vasca, claro), «traería una época de importantes tensiones soberanistas […] con aquellas viejas políticas identitarias de enfrentamiento, división y fractura social que tanto daño hicieron al país» (EFE, 26.08.12). Y López remacha: «Existe el riesgo de que vuelva a Euskadi el tiempo de la división» (El País, 25.08.12).
Claro que, el compañero de yunta no se queda atrás. Y Basagoiti, con el amparo de toda su familia política en España -léase González Pons, Saez de Santamaría et alii, que han expresado la misma preocupación que los socialistas- alerta: «El PP va a ser necesario para evitar una deriva radical del nacionalismo» (El Correo, 26.08.12).
El dilema-trampa es, como se ve, radicalmente asimétrico. El nacionalismo vasco separa, divide, enfrenta, fractura y crispa, porque los nacionalistas españoles no pueden tolerar sus planteamientos y tienen que reaccionar en contra. Por el contrario, el nacionalismo español es una bendición que nos lleva al oasis de paz y convivencia que hemos disfrutado durante la etapa de acumulación de fuerzas españolistas que llevó a López en Ajuria Enea. Y ello es así, porque los nacionalistas vascos no tienen más remedio que asumir sus planteamientos, sin reaccionar en contra.
Lástima que la sociedad vasca le diera la espalda desde el principio.
Y ante semejante proliferación de declaraciones socialistas y populares que apuntan en la misma dirección, uno se pregunta: ¿volvemos a 2001?
En realidad, nunca hemos dejado de estar en 2001. Chulo y Cordero nunca han dejado de compartir yugo para tirar de la causa identitaria españolista por el carrejo político vasco.
Y sus declaraciones de los últimos días evidencian que siguen en el mismo empeño.
Me he divertido mucho leyéndo éste post. Pero para mí subyace en él una pregunta inquietante….. ¿Quien es quien? ¿Quien es Chulo y quien Cordero?…..
Para mí la respuesta es simple: Chulo (Antonio) y Cordero (Francisco Javier). Peroooo ¡ojo!… ¡atentos al detalle!…. como se puede apreciar en el documento gráfico adjunto ambos coronando su cabeza con sendas cornamentas….. Que estos, parece ser, no se casan con nadie….. Aunque lo lleven Chungo, a lo mejor lo intentan !!!
Estimado Josu. Las cosas que se dicen en campaña electoral, la mayoría de las veces no se cumplen. Rajoy es el mas preclaro y actual ejemplo. Ustedes, el PNV, lo tienen que tener claro. No es posible que esta vez permitan un gobierno centralista. Ni PSOE ni PP pueden nada conjuntamente. Por eso se rompió la yunta. PNV y abertzales es la solución. Si no un Psoe sin Lopez les ayudaría a formar gobierno. Del PP ni oir hablar.
De todas formas están muy cerca de lograr la mayoría, si no ningunean a la izquierda vasca y destapan las verguenzas de los centralistas.
SALUDOS
Seguro que Txulo y Kordero eran mucho mas nobles que Rajoy y Rugalcaba !
Ona Josu!
¡Ah!, se nos olvidaba … como sería políticamente incorrecto que el personajillo montara a caballo, a secas, es decir, un equino normal, han decidido que lo haga en una de esas razas animales y especies vegetales baskas-baskas, de verdad, exclusivas en el mundo mundial, de las que ya tenemos una amplia representación en el agro vascongado … algún día (y a no tardar) les pondremos por aquí una relación, de momento apunten al «potoca», al «potoca del olenchero», al «potoca de Troya». ¡Ya ven el legado de Sabino Policarpo!, ¡racismo y xenofobia hasta en la cuadra!.
Todavia recuerdo la última vez que estuve en una idi-proba. Fue en Plentzia, al lado de la estación de MetroBilbao, y sucedió que se salió del yunke uno de los bueyes y que además el buey se escapó del probadero, huyendo por la carretera de Barrika.
No sé si era Chulo o si era Cordero, pero uno de los dos acabará saliéndose de ese yunke absurdo del españolismo vascófobo.
Ja, ja, ja, buen comentario, Josu. Además, los hechos te dan la razón. Patxi López ha prometido que no pactará con Bildu. Y este lunes ha dicho en Radio Euskadi que tampoco se ve pactando con el PNV. Ergo… Sólo le queda el PP. Ya están Txulo y Kordero tirando juntos de nuevo.
Yo no voy a criticar al pueblo vasco, ya que creo que en vascongadas viven gentes maravillosas, nobles y de una grandeza digna de valorar, no todos los Andaluces somos juerguistas, ni todos los vascos terroristas y a mi me enfada cuando se cataloga a la gente por unos cuantos.Yo conozco la ciudad y es preciosa, tiene unos montes divinos y la ciudad es limpia y hermosa, pero a lo blanco blanco y a lo negro negro, no se puede comparar .para ser capital de la cultura, hay que tenerla y a Córdoba le sobra por los cuatro costados, CÓRDOBA si que es cuna de pintores, poetas, escultores, bailaores, pensadores, filosofos, escritores y personajes ilustres incontables, a cualquier persona del mundo con un minimo nivel cultural que se le pregunte por un ilustre Cordobes, te nombra 20 de un plumazo, no se yo si a la misma pregunta sobre uno de San Sebastian, responderia del mismo modo, no se trata de querer, se trata de poder y desgraciadamente, aqui el poder no ha sido por meritos propios sino un dedazo como la copa de un pino, si no no tiene explicacion, por favor, dense un paseo por la historia y diganme si no tengo razon. NO culpemos a la ciudad premiada, ni a sus habitantes, ellos estan felices por el regalito, culpemos a los que le han adjudicado un merito , un galardon, que no les corresponde, es a esos a los que hay que criticar.Repito, no critico al pueblo vasco, los felicito, pero no comparto el nombramiento.