La prensa de los últimos días nos ha ilustrado ampliamente en torno al periplo que una delegación oficial del Gobierno vasco ha llevado a cabo por tierras de Idaho ( EEUU), con ocasión de la Jaialdi 2010 que durante los últimos días del mes de julio ha reunido a miles de vasco-americanos en la ciudad de Boise. Me han conmovido los voluntariosos relatos que los escuderos mediáticos de López han publicado en sus respectivas cabeceras, ponderando la gran acogida que le han dispensado los organizadores del evento y destacando la extraordinaria importancia que ello reviste de cara a la superación de incomprensiones y malentendidos. ¡Qué seductora puede llegar a ser la prensa objetiva e imparcial, pública o privada, cuando se propone transformar la opinión pública para legitimar un Gobierno que los ciudadanos rechazan en las encuestas!

Grupo de danzas "Oinkari" de Boise (Idaho), a los que supongo que López habrá aconsejado, en nombre de la modernidad y del cambio, sustituir el txistu por el oboe y eliminar el gerriko de la indumentaria masculina
Cuando Antón Irala y sus colaboradores se trasladaron a los EEUU, por encargo del Lehendakari Aguirre, para abrir la Delegación vasca, no tardaron mucho tiempo en darse cuenta del enorme potencial que la colonia vasca residente en el oeste americano, revestía de cara a la labor publicitaria que deseaban llevar a cabo en favor de las posiciones adoptadas por el Gobierno vasco en la Guerra Civil. Su primer destino fue New York, evidentemente, donde arribaron en agosto de 1938. Pero a finales de año, después de haber trabado un primer contacto con los círculos vascos y católicos de la costa este, se trasladaron a Boise con el propósito de sondear el frente occidental. Un largo viaje de cuatro días en autobús les llevó desde New York a la capital del Estado de Idaho, donde fueron recibidos con los brazos abiertos. Su llegada se difundió rápidamente por la colonia vasca y, al segundo día, Irala y Manu Sota fueron invitados a hablar por la radio, donde se sometieron a una entrevista de 15 minutos, que se desarrolló «en inglés y en euzkera».