Hace unas semanas, el diario El Correo daba cuenta de unas declaraciones realizadas por Leopoldo Barreda a la emisora Punto Radio, en las que el Parlamentario popular sostenía que las relaciones entre el PSE y el PP eran excelentes y gozaban de las mejores expectativas. Tan sólo podía ponerlas en peligro -aseguraba- los manejos que el PNV tenía con Zapatero en Madrid. El titular era inequívoco: «La amenaza para el pacto en Euskadi son los acuerdos entre Zapatero y el PNV». Se puede decir más alto, pero no más claro. «Vaya vaya», pensé. «Menos mal que lo ha dicho él. Si llego a sostenerlo yo, seguro que se hubiese echado sobre mí alguno de los miembros más solícitos de la férrea guardia pretoriana que López tiene en los medios, para acusarme sardónicamente que estaba tan ciego que no era capaz de distinguir entre mis deseos y la realidad». A Leopoldo le había hecho daño, sin duda, el acuerdo sobre el blindaje del Concierto Económico, que tan desairados había dejado a los diputados y socialistas populares.
Esta mañana he leído con curiosidad una entrevista que Javier de Andrés, secretario general del PP en Álava, concede a El Mundo. El líder popular alavés formula graves acusaciones contra los socialistas vascos, al hilo de la «crisis» suscitada en la Caja Vital. Empieza recriminando a Charli Prieto por «engañar a la opinión pública a través de los medios de comunicación». Afirma que «mintió», aunque prefiere «evitar el caificativo que se merece». Se limita a compararlo -asegura- «con Eliseo Gil y con sus errores en la interpretación de inscripciones cristianas y eusquéricas en Iruña-Veleia»; es decir con un gravísimo fraude que un grupo de arqueólogos estafadores quisieron perpetrar ante los vascos, dando cuenta de unos descubrimientos tan deslumbrantes para la investigación histórica y lingüítica de Euskadi, como falsos.