El pasado lunes, día de los difuntos, el ministro francés de Inmigración inauguró un «gran debate sobre la identidad nacional» que, durante los próximos meses –los trabajos culminarán el 31 de enero de 2010- movilizará a los ciudadanos, los partidos políticos, los sindicatos, las patronales, los centros docentes y las asociaciones cívicas de toda la República, para debatir sobre lo que significa “ser francés” y evaluar lo que la inmigración aporta a la identidad nacional francesa. El titular de la cartera, Eric Besson, anunció que próximamente remitirá a las autoridades locales –prefectos y subprefectos- las líneas de trabajo que servirán de eje para la articulación de este magno debate social. Quienes no puedan participar personalmente en el debate, podrán aportar sus reflexiones en una página expresamente abierta en Internet para la ocasión.
El debate –señalan desde el Ministerio- «debe favorecer la construcción de una visión más compartida de lo que hoy es la identidad nacional» y está orientado hacia “la elaboración de acciones que permitan consolidar nuestra identidad nacional y reafirmar los valores republicanos y el orgullo del ser francés».
La iniciativa está abierta a los franceses de los 100 departamentos en los que se estructura la República, incluidos los cuatro de ultramar. Ahí es nada. Y sus conclusiones serán presentadas por el propio ministro de Inmigración en un coloquio que tendrá lugar el 4 de febrero del año que viene. El broche final lo pondrá el propio Sarkozy, en un acto público de la máxima audiencia, en el que expondrá sus propias posiciones al respecto.
Lejos de rechazar el debate, el Partido Socialista se ha mostrado, por boca de Ségolène Royal, firmemente partidario de participar en él, argumentando que “El concepto de nación es originariamente de izquierda. Hay que recuperar los símbolos de la nación”. Las únicas críticas han derivado del hecho de que el proceso comience pocos meses antes de las elecciones regionales que tendrán lugar el año que viene. Según las encuestas, una amplia mayoría de franceses -que se sitúa en torno al 70%- respalda la iniciativa.
La noticia no deja de sorprender al lector vasco del sur de los Pirineos. Entre nosotros, la noción de identidad está sometida a un implacable proceso de desprestigio. El lenguaje político correcto la rechaza sin paliativos, considerándola como algo vinculado al tribalismo arcaico y enfrentado a la moderna idea de ciudadanía. Desde el gobiernodelcambio y sus epígonos se señala lo identitario con tintes peyorativos, asociándolo a valores negativos y periclitados. Lo identitario es, para los propagandistas de Ajuria Enea -tanto para los retribuidos con dinero como para los pagados con prebendas y favores, que en este punto apenas existen diferencias entre ellos- algo así como el lastre del que resulta necesario desprenderse para que los vascos podamos constituir una comunidad política cívica y moderna, basada en el concepto de ciudadanía. De ciudadanía española, claro está, que es la única legalmente reconocida hasta la fecha y la única que están dispuestos a reconocer.
Sin embargo, aquí al lado, nada menos que en Francia, donde hemos de localizar la meca de la ciudadanía universal y el germen de la igualdad y de los derechos del hombre y del ciudadano, se promueve un inmenso debate en torno a su “identidad nacional”, orientado a desentrañar lo que “hoy y aquí significa ser francés”.
Me imagino un debate semejante impulsado -hace, por ejemplo, un año- por el Gobierno vasco presidido por Ibarretxe. La brunete mediática hubiese atronado, con el ruido habitual, haciendo aflorar, con el respeto y la delicadeza ya conocidos, todos los demonios de su imaginario más patológico y reproduciendo, una vez más, la ya consabida colección de tópicos que hablan de la esencia xenófoba y excluyente que inevitablemente acompaña a todas las expresiones políticas del nacionalismo vasco. ¡Dios mío! ¿Cuándo renovarán su argumentarlo? ¡Tanto dinero invertido durante décadas en campañas de desprestigio del nacionalismo vasco para que hoy, en pleno siglo XXI, se sigan empleando, básicamente, los mismos argumentos que ya antes de la II República alimentaban el discurso antinacionalista!
Pero Francia es invulnerable a este respecto. Es la cuna del moderno concepto de ciudadanía. A la República vecina no se le puede acusar de identitaria en los términos peyorativos con los que esa expresión es utilizada en Euskadi para denostar al nacionalismo vasco. Y la brunete de los medios -claro está- nada publicado que pueda entenderse como crítica acerba contra la iniciativa francesa. Antes al contrario, en algunas reseñas de prensa cabe advertir incluso una cierta simpatía con respecto a la iniciativa francesa. Y si me apuran, incluso algo más. Un punto de saludable envidia por ser capaces de poner en marcha un debate que en el Estado español no parece viable a corto plazo; no, al menos, con el grado de consenso que parece concitar en Francia.
Claro que, no deberíamos dejarnos engañar por las palabras. Tras la apabullante retórica cívica que últimamente nos inunda, con el falaz empeño de contraponer el proyecto ciudadano y abierto del gobiernodelcambio al planteamiento identitario y cerrado que, al parecer, informó la actuación de los ejecutivos que fueron presididos por nacionalistas vascos, se oculta la pretensión de colarnos de matute sólidos componentes identitarios. Identitarios españoles, claro está. El discurso cívico de López y sus huestes encubre una fuerte costra identitaria. El guante de seda, plagado de expresiones amables, oculta un puño de hierro bien cerrado. Al igual que en Francia, hay razones para pensar que, también aquí, tras la vanguardia ciudadana, vendrá la retaguardia identitaria. La que asentará las cosas. La que consolidará imaginarios. La que garantizará la “normalidad” cívica.
La reforma que el gobiernodelcambio quiere introducir en el contenido de las enseñanzas preuniversitarias, ya apunta en ese sentido. La asignatura de historia no se ocupará de aproximar a los estudiantes al estudio crítico del pasado. No. Se limitará a reseñar los antecedentes de la España actual, como si la historia hubiese sido una sucesión teleológica de acontecimientos inexorablemente abocados hacia la constitución del Estado español tal y como lo conocemos en el siglo XXI. El sujeto de la historia que estudiarán nuestros jóvenes es España. Y el título de la asignatura habrá de dejar constancia inequívoca de ese hecho. Es muy importante definir el sujeto colectivo de la historia que se estudia porque, subliminalmente, inculca la percepción de que ese sujeto colectivo que ha de seguir siendo, también, el protagonista del futuro. Y la consejera Celaá ya lo ha hecho. La historia que se enseñará en nuestros centros educativos será la de España.
Y ya no digo nada sobre los cambios a introducir en el régimen lingüístico o en el uso de la expresión Euskal Herria.
Eso sí, que nadie crea que estas medidas encubren algún objetivo político-identitario. Nada de eso. Se tratan de un gesto cívico que sólo pretende poner fin al “adoctrinamiento nacionalista”. Nacionalista vasco, claro. Los demás -como el español o el francés- no existen.
Si yo fuera vasca y madre, lo que haría, pues, sería, echar un vistazo al libro, preguntarle a mi hij@ qué le han enseñado hoy en la escuela. Y si en la escuela le cuentan esas historias, yo le contaría, le enriquecería/corregiría en caso necesario cada noche con la mía. Le cantaría una nana en Euskera, y en casa por supuesto hablaríamos en esa lengua. QUERER ES PODER.
Había dejado de lado estos días mi aprendizaje de una palabra vasca diaria, pero leyendo la prensa de estas últimas jornadas, fíjate tú, he vuelto con más énfasis, y me caben en mi limitada cabeza casi dos palabras por lección 😉
Quiero escenificar con esto, que el mayor valor que encuentro en Euskadi es su sociedad, que sí que mayoritariamente es nacionalista y lo defiende, que tiene peso y que sale a la calle a defenderse … no como por aquí abajo, por desgracia. Y que puede hacer mucho, sólo proponiéndoselo, por más impedimentos, pisotones, malas intenciones que desde ciertos ámbitos se pretendan. Ikusi arte! (ésta la aprendí hace poco jeje)
Queridos amigos,
Hasta ahora los escolares en Vascongadas estudiaban la asignatura de «HISTORIA», y ahora el PPSOE le va a cambiar el nombre por el de «Historia DE ESPANA» bajo el argumento de que «HISTORIA» es adoctrinamiento nacionalista e «Historia DE ESPANA» no es adoctrinamiento nacionalista.
Yo, que estudié con planes antiguos, o sea, de adoctrinamiento sí-nacionalista espanol, he tenido que aprender todo lo que sé de literatura rusa por mi cuenta, porque a mi no me contaron quiénes eran Pushkin, Turguenev, Chehov, Tolstoi y Dostoiewsky, que al parecer no son tan «universales». Eso sí, tuve que leer a Rojas en aquella edición de Castalia en castellano antiguo, pero no me dijeron quién era Axular.
Francia es un Estado criminógeno, no lo olvidemos. Así lo denunció J-P Sartre, a quien nuestro diputado recordaba hace unos días. Para Sartre, no existía el pueblo francés, así de simple. Negaba la tesis mayor de lo que el ultra francés Sarkozy pretende (por cierto, el otro día vi una entrevista a su padre, que es húngaro, en la RTL de Hungría, en un programa de entretenimiento que presenta el showman Sándor Fabry).
Escribía Sartre que existían «las masas francesas», las cuales tenían derecho a replantearse su identidad nacional francesa, y que además debían hacerlo, pero no como plantea Sarkozy -pronúnciese «Shárkosi», en húngaro-, sino siguiendo el ejemplo del nacionalismo vasco, lo cual pasaba necesariamente por reconocer al Pueblo Vasco por parte del estado francés que fuere su derecho a su libre determinación.
Así lo escribió Jean-Paul Sartre, que era francés, no este mindundi servidor de nadie, cuidado.
Carmen estoy en contigo en tu exposición y te diré que en época del dictador nuestros padres nos contaban la historia de la guerra civil sin tapujos y sin odios mál que les pese a estos que apoyan el cambio para Euskadi.
Saludos.
Tal vez una de las cosas buenas que ha traído en España la falta de una identidad nacional homogénea como la francesa u otras sea precisamente la ausencia de esos debates. De viaje por Francia (o por Portugal, etc) siempre me asombra la cantidad de banderas nacionales por todas partes. Creo que en ese sentido estamos comparativamente mejor -aunque no todos estén de acuerdo conmigo-.
Al final la cabra tira al monte, si es vasca hacia el monte vasco y si es española hacia el monte español. Creo que es evidente. Precisamente la contraposición de esas posturas difícilmente reconciliables nos ha llevado a que algunos complejos nacionalistas se suavicen, y así se hable de ciudadanía, etc. Si esto, que tiene a veces bastante de hipócrita acabáramos por creérnoslo, podría ser una buena vía para, ya que no podemos ponernos de acuerdo, al menos aguantarnos mejor los unos a los otros.
El nacionalismo francés y español sí que existen, Josu.
Bueno, ya lo sabías ¿no?
El problema de los nacionalismos es que se llevan muy mal con el resto del personal y especialmente con otros nacionalismos.
Porque, claro, empeñarse tanto en definir la identidad nacional y recuperar el orgullo (de ser francés, por ejemplo), no es simpático desde el punto de vista de los que necesariamente se quedan fuera de esa identidad y, por lo tanto, no tienen razones para estar orgullosos.
Y eso es si los de alrededor no son nacionalistas. Porque si son nacionalistas, saltan chispas con el roce de identidades y de orgullos. Como entre los nacionalistas vascos y los nacionalistas españoles, que sois tal para cual.
No olvides que el nacionalismo consiste en decirle al otro: «Yo no soy como tú ni quiero serlo. Tu eres libre para sentirte orgulloso de como eres, pero yo, ni loco querría ser como tu». Quizá no con estas palabras, pero asi es como se oye desde el otro lado. Reconocerás que eso no le sienta bien a nadie.
En el caso de Francia y de España, como son grandes en extensión y en población y sus nacionalismos coinciden con los respectivos estados, no hay mucha fricción. Los españoles podemos ignorar el nacionalismo francés y los franceses el español sin demasiado problema, pero los nacionalistas vascos lo tenéis más crudo: o dais la vara continuamente o es como si dejarais de existir. Pero si dais la vara aumenta la fricción e incluso crece el nacionalismo español. Mal plan.
Yo creo que los nacionalismos no tienen futuro. Nos dirigimos hacia un mundo mejor.
yo recuerdo cuando ellos que son cuatro monos o x los menos los que fuerón a manifestarse delante de sabin etxea con letreros: NO IMPONGA EL EUSKERA A MI HIJO, cochina mentira, porque en euskadi siempre se ha podido elegir idioma otra cosa es que el modelo A sea marginal, ver los datos de las ultimas matriculaciones, el modelo D en ascenso, pues bien ahora debieramos hacer nosotros lo mismo pero seguro que triplicamos el numero.
Yo es que rechazo ese españolismo casposo que tanto les gusta exaltar, yo con eso no puedo porque me parece totalmente tercermundista.
Ojo con la asignatura por la paz, a mi eso si que me parece una adoctrinamiento de las asociaciones como foro de ermua etc etc, tanto criticar y ellos son los primeros que meten la politica en el colegio!
La verdad es que me voy a releer la novela 1984 porque yo creo que estamos viviendo un momento orweliano, donde el ministerio de la verdad encarnado por el gobierno del caudillo pako, quiere re-escribir la historia de euskal herria.
No le de más vueltas, señor Ercoreca. La identidad de los vascos es la identidad española.Ustedes los vascos son españoles y punto.
El mayor peligro quizas sea el del superpositivismo de la globalizacion, no estamos dando cabida a la diversidad cultural. La globalizacion nos trae el tema de las identidades e identificaciones de una forma muy omnipotente e incluso vacia de contenido, en el cual el imaginario vuelve a tener su papel para darnos su vuelta historica en relacion al lenguaje, pero hay una perdida a nivel de relaciones, valores de la persona, igualdad de condiciones. Siguen los muros y no encontramos semblantes, no encontramos identificaciones en relacion al objeto, no nos identificamos con lo que hacemos. No hemos salvado las diferencias. Tenemos que obedecer y no se acepta el no.
Pues Sarkozy asegura que los vascos son franceses, y dice que punto también.
Reivindicar ahora terriorio de Francia para anadirlo a Espana, a estas alturas, es nacionalismo ficción, Curro. Por qué continúas diciendo txorradas?
D.
Kaixo Josu. azkenaldian zure idazkien zale bihurtu naiz eta zoriondu behar zaitut, oso ondo idazteaz gain bete-betean asmatzen duzulako zure analisietan. Azkeneko hau irakurrita, erabat identifikatuta sentitu naizela esan behar dizut. Zenbateko inpotentzia sentitzen dudan, kanpoaldean nabilenean (Espainian, Europan zehar), oro har, herritarren beren herrialdeekiko atxikimendu eta sentimentuak ikusita, beren banderak eta beren kulturako artistak eta ikurrak erabat normaltzat hartu beharra eta, aldi berean, entzun behar dudanean nirea uler ezina dela, haien (salbuespenak badira, zorionez) ezjakintasuna (haiena ez da «adoktrinamendua»)eta dena esateko, interes eza. Mundu globalizatu honetan eta estatuak hain indartsuak diren garai honetan ez daukagu batere erraza baina, nik uste dut, eta jende askorengan sumatzen dut, «aldaketa»ren aldekoek beren errespetu eta duintasun ezak eragindako haserreak bultza gaitzakeela indartsuago eta tinkoago jokatzera eta askok erabat legitimoak diren eskubideen alde gehiago egitera. Hala bedi. Besarkada bat.
A Ramon.
No veo por qué el nacionalismo vasco y el español han de estar enfrentados. Según qué se entienda por nacionalismo, claro.
Conozco nacionalistas españoles (así se definen, con cierto orgullo y, todos, con ganas de mejorar su País) que opinan que español es quien quiera serlo, y va también por el «tema vasco».
Tener una identidad no nos hace peores, nos hace humanos.
Imponerla nos embrutece a todos.
Y podríamos hablar de qué es imponer.
No hombre no. la identidad vasca no es la identidad española. Eso es lo que nos quieren vender los «txankletas» del PPPSOE. Por ahora una parte de los vascos son ciudadanos del estado español o España como andan repitiendo a todas horas los unionistas españoles aunque visto los resultados con el conflicto de los buques atuneros en el Índico no sé si es un buen negocio. Es un síntoma más del fracaso de la «nación» España. Esto nos indica que no existe España como nación, existe como estado.
Por cierto Josu.
Yo echo de menos un nacionalista vasco con lenguaje mas identitario y agresivo. Necesitamos a alguien que, con anchas espaldas, haga frente a la Celaa, brunete mediatica y su adctrinamiento espanolista.
No seria bueno tener alguien asi en el PNV ?
Quizás podría ser Azkuna, Takolo?
que malo donatien!