En el Pleno de esta semana, el Congreso ha aprobado dos iniciativas que, por las razones que fueren -que no hace al caso explicitar aquí-, han recibido una atención mediática notablemente superior a la del resto de los puntos que integraban el orden del día.
1.- El martes se convalidó el último Real Decreto-Ley del Gobierno, que suma ya el decimotercero, en lo que llevamos de año. No está nada mal para un tipo de norma que, según la Constitución sólo puede ser dictado en casos de “extraordinaria y urgente necesidad”. Se trata de una disposición que incluye un conjunto de actuaciones “en el ámbito fiscal, laboral y liberalizadoras para fomentar la inversión y la creación de empleo”.
2.- El jueves se autorizó al Gobierno a prorrogar del estado de Alarma que declaró el 4 de diciembre, para poner fin al caos provocado por los controladores en los aeropuertos y en el espacio aéreo.
En ambos casos, el Grupo Parlamentario popular se abstuvo. No votó ni que sí, ni que no; se abstuvo. A más de uno podrá extrañar el hecho de que un partido político que se esboza como alternativa de gobierno -es obvio que, hoy por hoy, tan sólo el PP cuenta con respaldo, efectivos y expectativas suficientes como para aspirar a suplantar a los socialistas en el control del Ejecutivo- haya optado por abstenerse en dos votaciones tan importantes, pero lo cierto es que no hay motivo para la sorpresa. Durante esta legislatura, viene siendo relativamente habitual que los diputados populares se refugien en la abstención cuando se trata de tomar posición en torno a algunas de las iniciativas más controvertidas que el Gobierno somete a la consideración de la cámara. Puede resultar difícil de comprender, pero es así. Cuando uno echa mano de la estadística, comprueba con estupor que son muchas y muy señaladas, las ocasiones en las que el PP ha procurado ponerse a cubierto de los debates más espinosos, protegiéndose bajo el paraguas de la abstención.
En efecto, a lo largo de los dos últimos años, el Grupo Popular se ha abstenido en votaciones tan importantes como las de los fondos extraordinarios para el empleo y la sostenibilidad local -lo que, dicho sea de paso, no impidió a sus alcaldes ser los primeros en acogerse a los mismos-; la del paquete de medidas de impulso a la actividad económica, que se aprobó en abril de 2008; la de las medidas financieras para la mejora de la liquidez de las pequeñas y medianas empresas, de diciembre de 2008; la de las medidas tributarias, financieras y concursales ante la evolución económica, de marzo de 2009; la de medidas en el sector energético, de 30 de abril de 2009 o la de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo, de junio de este año, por citar algunas de las más importantes. La mera observación de estos datos sugiere que la estrategia parlamentaria de los populares pasa por situarse al margen de los retos que plantea la crisis económica, con el fin de evitar salpicaduras y mantenerse inmaculados: critican la situación y arremeten contra el Gobierno, al que exigen iniciativas firmes y medidas drásticas; pero cuando estas vienen, eluden implicarse, positiva o negativamente, escudándose en la abstención.
La abstención constituye una opción lícita y legítima en un Parlamento democrático. Faltaría más. Pero la abstención no tiene el mismo significado en un partido que ni aspira a gobernar ni puede pretender hacerlo, que en otro que se postula abiertamente para hacerse, cuanto antes, con las riendas del Ejecutivo. Parece claro que a este último ha de exigírsele un plus de claridad en las ideas y en las posiciones públicas, a fin de que el ciudadano conozca con la máxima precisión posible, las ventajas e inconvenientes que resultarían de su eventual acceso al Gobierno. En su caso, por tanto, la abstención habría de dosificarse al máximo. Un partido que aspira a gobernar está moral y políticamente obligado a transmitir a los electores, con suma claridad y transparencia, qué tipo de decisiones y medidas adoptaría, si accediese al Gobierno, en relación con cada uno de los asuntos relevantes sometidos al debate público. En su caso, la abstención no constituye una opción plenamente válida, porque se convierte en un modo fraudulento de sustraerse ladinamente al riesgo de no acertar. El que se postula como alternativa de gobierno, tiene que apoyar o rechazar las iniciativas gubernamentales, con contundencia y nitidez; no ocultarse tras el velo de la ambigüedad abstencionista.
Los populares son libres, por supuesto, de abstenerse cuanto quieran. Pero resulta sumamente llamativo el hecho de que una formación que tan enfática e insistentemente reclama el adelanto de las elecciones -unas elecciones que le abrirán, según las previsiones de sus dirigentes, el camino hacia La Moncloa-, se dedique a ponerse de perfil cuando la cámara debate alguna cuestión controvertida y a ocultarse tras el parapeto de la abstención.
No les falta razón a los que acusan al PP de criticar lo que se hace sin oponer alternativa viable alguna. El sistemático recurso a la abstención constituye una de las grandes coartadas que le permiten salir del paso sin perder las apariencias. Pero a este paso, si algún día gana las elecciones generales nos situará ante un panorama inédito; conoceremos al Gobierno de la abstención.
Cierto, irresponsable la actitud del PP, que además si llega al Gobierno tendrá que aplicar y proponer medidas de las que ahora se está desentendiendo… Además les pagamos el sueldo para que se «mojen».
De todas maneras el comienzo de esta entrada en el blog me recuerda a la decadencia de la República romana, se abandonan los usos y costumbres históricos y se toman, cada vez con más frecuencia, medidas extraordinarias…
Razón llevas Josu.
Jabi
Pues yo creo que si llegaran al poder se les aclararían derepente todas las ideas y posicionamientos.
Total! Aunque solo duren 4 años en Moncloa saben que hagan lo que hagan volverán porque no hay alternativas a nivel nacional. Solo tienen que esperar a que el gobierno del PSOE se desgaste bien por longevidad o inutilidad.
La gente no les vota en mayoría por convicción sino como única alternativa mayoritaria posible, a no ser que muchos ciudadanos se pongan de acuerdo, hoy en día sería posible.
Sr. Erkoreka, ¿para qué se va a molestar el PP si el PSOE le está haciendo el trabajo sucio gratis?.
Solo una apreciación Erkoreka. Sabías que Kalvellido es un dibujante de izquierdas (comunista más bien) y que colabora con la web de contrainformación Kaoenlared?
Es que me ha hecho garcia verlo en tu blog, nada más.
Ah y que otra alternativa a Zapatero tienen los españoles, ¿votar al PNV? ¿para qué votar a un grupo político que a apoyado todo lo que dice el PSOE (aborto, presupuestos, estado de alarma, Etc,etc). Para eso mejor votar directamente al PSOE y nos quitamos internediarios.
Al Sr. B & Sr. P.
Perdona que vuelva sobre el asunto pero permíteme recordarte que a los militantes del PP, como tú y como yo, no nos interesa hablar de las coincidencias entre el PSOE y el PNV porque en el País Vascongado, que es el único territorio en el que se presenta el PNV, el que coincide en todo con el PSOE es el PP, es decir, tu partido y el mío. Y claro, si salimos acusándoles de coincidir en votaciones con los socialistas, los del PNV acabarán trayendo a colación nuestro Gobierno con Patxi López, el apoyo permanente e incondicional que le damos en todo (presupuestos, banderas, símbolos, educación, cultura, etcetera) y concluirán, con razón, que en Alava, Guipúzcoa y Vizcaya, es igual votar al PSOE que al PP porque hacemos lo mismo en prácticamente todo.
Ten cuidado con las cosas que escribes, porque si se difunde ahora la imagen de que el PSOE y el PP somos lo mismo en el País Vascongado, no nos van a votar ni en Neguri.
Desde luego, está claro que Rajoy no se va a mojar lo más mínimo, me imagino que es la estrategia más rentable electoralmente hablando, aunque denota una preocupante falta de cultura democrática en nuestro país (el hecho de que sea más adecuado mantenerse al margen que mostrar el posicionamiento del partido en uno u otro sentido).
Y efectivamente, creo que habrá un sector importantísimo del electorado antaño socialista (varios millones) que se quedarán en casa en 2012, además del flujo de votantes hacia el PP (no creo que sea muy grande), IU (muy importante, aunque habrá en mi opinión una reducción de su resultado respecto de los porcentajes de las encuestas actuales, un voto de vuelta al PSOE en forma de voto útil) y UPyD, entre otros. En cualquier caso, supongo que las expectativas del PSOE mejorarán un poco de aquí a las elecciones salvo empeoramiento de la situación económica, aunque no sé si será suficiente para evitar la mayoría absoluta popular.
Realmente el PP tiene absolutamente todas las de ganar, pero está jugando con fuego, y realmente si no estuviera en el congreso nadie se daría cuenta. Rajoy ha tomado partido por borrarse del mapa hasta 2012, parece ser que dadas las circunstancias económicas y el mega-desgaste del PSOE piensa que el poder le va «caer» en las manos, y muy probablemente tenga razón.
Pero creo que la brecha entre PSOE y PP se reducirá bastante hasta 2012, no sé si lo suficiente como para que no se produzca una victoria aplastante popular. Pero imaginemos que Rajoy gana en minoría; no me lo imagino llegando a acuerdos nada más que con los pocos diputados de UPyD y supongo que con CiU, aunque me costaría verles llegar a un pacto/acuerdo después de la trayectoria de ambos partidos en los últimos 10 años: Estatut, exigencia de CiU de un concierto similar al vasco para Catalunya para apoyar en Madrid a un partido de ámbito estatal, etc. Desde luego, veo inviable el apoyo del PNV, y ahora están claramente enemistados con CC (ruptura del gobierno canario).
Por otra parte, si el PSOE ya está haciendo los deberes liberales que le corresponderían al PP, me imagino que si Rajoy llega a la Moncloa, habrá recortes de aúpa (no tanto con las pensiones, lo veo más en el funcionariado, prestación por desempleo, etc.) y más privatizaciones a gogó (Renfe? Correos?). Pero por ahora le viene genial la deriva que está tomando el PSOE; en mi opinión si les hubieran apoyado en las medidas no le habría ido mal al PP (pensando en 2012, no en el momento actual). Y pienso que con cualquier otro candidato en lugar de Rajoy, la distancia sería ya sideral.
Saludos
Pues sí, Sr. Erkoreka, es posible que la abstención sea legítima, pero ¿de dónde vienen los motivos para la abstención? Siempre de las urnas. El PP no es el único que se ha abstenido en ciertas votaciones importantes; estedes en el pasado o CiU en el presente pueden dar cuenta de unas cuantas veces. En la votación de la reforma laboral, CiU se abstuvo «por responsabilidad». Ya, claro. No se abstuvo porque pese a estar totalmente de acuerdo con la reforma, el coste electoral (exclusivamente electoral) era demasiado alto. Seamos honestos Sr. Erkoreka, darse mus en asuntos tan importantes es frívolo e inmoral; sus electores tienen una opinión sobre los temas que ustedes (los políticos, en general, no me refiero a su grupo en particular) se abstienen. Además, creo que su sueldo se justifica por la actividad legisladora, es decir, una abstención es no hacer el trabajo por el que cobran. Una cosa que los demás no podemos hacer en la oficina o el taller.
[…] y explicaba ampliamente en otras entradas que dediqué a esta cuestión (vease, singulamente, “El gobierno de la abstención”, publicado el 18.12.10 y “El chollo de Zapatero: las abstenciones del PP”, que vio la luz el […]