Aquellas viejas imágenes de marzo de 1966, en las que se ve a Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo, bañándose en la playa de Quitapellejos, en la zona de Palomares, junto al embajador de los EEUU, Angie Biddle y el Jefe de la Región aérea del Estrecho, siempre me han producido una sensación compleja, que se encuentra a medio camino entre la irritación, la congoja y la hilaridad. Irritación, por lo que encierran de desprecio al ser humano y a la inteligencia de los ciudadanos. Congoja porque nos remiten a un período bien tétrico de nuestra historia reciente, que no me resulta grato recordar. E hilaridad porque la escena, con un Fraga orondo, de caminar bamboleante, saludando a las cámaras con un gesto jovial y aparentemente despreocupado, encierra -así me lo parece, al menos- una inmensa fuerza cómica. Por no hablar de los solícitos reporteros gráficos que, vivamente estimulados por el deseo de complacer al señor ministro, se adentraban en la mar, cámara en ristre, mojándose los pantalones del traje hasta de medio muslo. Cada vez que tengo ocasión de volver a ver el video me resulta más increíble que hayamos podido vivir, no hace todavía demasiado tiempo, una época en la que ese tipo de montajes tan burdos, constituían el pan de cada día de la propaganda gubernamental.
Dicen los expertos que, pese a la meticulosa limpieza que los soldados americanos practicaron en la zona -así nos lo hicieron ver las imágenes del No-Do-, cuarenta y cuatro años después, quedan todavía restos de plutonio suficientes como para contaminar varias decenas de hectáreas de tierra. En resumen: que el lugar ha encerrado y sigue encerrando un gravísimo peligro para salud de los lugareños.
Sin embargo, los vecinos a los que la televisión franquista preguntó si comían a gusto las gambas capturadas en las aguas en las que se recogieron una de las bombas atómicas, respondieron sin titubear: “¡Ya lo creo!”. ¿Y qué iban a hacer, los pobres? Es probable que les pagaran una propina por hacerlo. Aunque lo más seguro es que ni eso hiciera falta. Bastaría con enseñarles los dientes para recordarles, amablemente, los dulces métodos de los que se servía la dictadura para enderezar el rumbo de los descaminados.
Y precisamente por eso, porque el régimen disponía de mecanismos coercitivos suficientemente eficaces como para garantizar que todo el mundo fuera por donde debía ir, podía afirmar el locutor del reportaje que el pueblo tributó un “afectuoso recibimiento” al señor ministro, y que este, “para demostrar con el ejemplo que no existe peligro de radioactividad en esta zona costera”, se dio, junto a sus compañeros de montaje, “un buen baño” en aquellas “aguas inofensivas”, pues “así lo permite la benignidad del clima a pesar del invierno”. Retórica ampulosa cuidadosamente construida para sosegar los ánimos y ocultar verdades incómodas.
Resulta conmovedor leerse los mensajes escritos en las pancartas con las que los vecinos se aproximaron al lugar que el señor ministro eligió para llevar a cabo su demostración. “Los cuevanos dan la bienvenida a su ministro Fraga Iribarne”, reza una de ellas. Una idea original, sin duda. Otra pancarta, un poco más rebuscada, sentenciaba: “La costa de Palomares y Villaricos necesitan para el fomento de su riqueza una planta potabilizadora del agua del mar”. Cualquiera sabe si lo que querían era aprovechar la visita del ministro para hacerle llegar una antigua reivindicación de los vecinos, o contribuir a engordar la farsa, haciendo ver que les preocupaba tan poco la posibilidad de que el agua estuviese contaminada, que estaban dispuestos a bebérsela, si alguien hacía posible su potabilización. Otra, más enigmática, afirmaba: “No pedimos nada, solo decimos que nada tenemos”. No conozco a quienes sostienen esta última, pero tengo para mí que corrieron un serio peligro. La policía política de Franco podía haber sospechado que se trataba de una frase extraída del Manifiesto Comunista o pronunciada en algún mitin por Vladimir Illich Ulianov durante los sangrientos días de la revolución de octubre.
El desgraciado episodio de Palomares ha regresado a la palestra pública con ocasión de la filtración de los papeles de Wikileaks. Y ahora vemos que, con más o menos intensidad, según las épocas y los gobiernos, la descontaminación de la zona ha formado parte durante todo este tiempo de la agenda bilateral entre España y los Estados Unidos. En marzo de 1966, Fraga montó el numerito del baño para “demostrar con el ejemplo que no existe peligro de radioactividad en esta zona costera”. Sin embargo, hoy nos dicen que hay mucho por descontaminar en ese entorno. Decenas de metros cúbicos de tierra adulterados por efecto del plutonio.
Alguien ha escrito recientemente en una triste muestra de humor macabro que, si a pesar de aquel famoso baño, Fraga ha sido capaz de vivir tantos años, seguro cualquier otro podría hacerlo sin demasiado esfuerzo. Pese a su aparente desvergüenza, el argumento es, en realidad, bastante defensivo de ex ministro. Viene a sugerir que, en realidad, el efecto del plutonio no debe ser tan letal. A este paso, acabarán diciéndonos que, en el fondo, el ministro de Franco tenía razón. Al fin y al cabo, la contaminación no estaba en la mar, donde Fraga exhibió sus cualificadas dotes de nadador calzando un traje de baño de talla XXL, sino en tierra, que es donde cayeron las dos bombas que, al incendiarse, liberaron el plutonio altamente radioactivo. La única que se hundió en el azul del Mediterráneo fue rescatada intacta por un intrépido pescador llamado Paco, muy parecido, por cierto, a Robert Mitchum, que fue recompensado por su hazaña con un sentido reconocimiento del régimen. Existen imágenes que inmortalizaron el evento para el No-Do.
En Palomares volaron y husmearon peligrosos gavilanes de afiladas garras. Pero nunca desentonaron con el paisaje. Pasaron por simples palomas. El problema es que dejaron el nido irreconocible. Y ahí sigue aún
No me digan que mi presidente de honor, el excelentísimo señor Fraga Iribarne no está joven, guapo y exultante. Me encanta esta fotografía. Y me encanta Fraga. Siempre le expresaré mi lealtad. ¡Viva Fraga!
El episodio este de Palomares verdaderamente resulta trágico y cómico.
¡Pero que bien os viene a los nacionalistas “buenos” el franquismo! Es una fuente inagotable de recursos donde apoyarse para la noble tarea de la construcción del chiringuito euskaldún. No tiene fin (no falta quien piensa que en el fondo hasta podéis tener con el dictador una vergonzante relación psicológica de amor odio).
Esto de asustar con la “fusión” y la “fisión” siempre resulta funcional. Es lo que tiene. “Nucleares no” suena bien, no compromete demasiado, tiene un cierto aire hippy, mola (yo aún conservo alguna chapita con su fondo amarillo, que guai).
Pero si este guiso se guisa en sociedad gastronómica más bien vasca, quizá le vaya mejor modificar un poco los ingredientes. No sé, tal vez sustituyendo Palomares por Lemóniz, ¿Cómo lo ves?
No me negarás. Es un poquito más actual y tiene más enjundia. Bajo el punto de vista de Tanatos no cabe discusión, y si cogemos la máquina de contar pelas… más de lo mismo.
Y es que no lo puedo remediar. Hago todo lo posible para que ciertos recuerdos no interfieran con el placer de abrir el grifo y comprobar como sale el agua de calentita y no tener mala conciencia. No es fácil, no.
Hacer patria produce tal placer, que unos tiran de Palomares y otros de Lemóniz; curiosamente bajo el denominador común del átomo, sus protones, sus neutrones, sus electrones (tan chulos ellos dando sus vueltecitas en sus órbitas) y demás cositas.
Saludos cordiales
La carcundia derechosa vascoespañola (Fraga es Iribarne de segundo apellido, es decir, vasco y español) siempre ha sido igual. Lo exasperante es que los socialistas vascos se hayan puesto en sus manos por un plato de lentejas a degustar en Ajuriaenea.
Viva Fraga, Viva Hernandez Mancha, Viva Aznar, Viva Rajoy, Viva Antonio Basagoiti.
Les cuento a mis hijos el baño del ministro Fraga en Palomares y se piensan que les estoy contando una película del difunto Berlanga. Es una suerte que lo crean así, aunque debemos enseñarles que fue real como la vida misma, y nosotros lo debemos recordar cada vez que le veamos al frente del partido que honorablemente preside. ¿También habrá que recordarle a Basagoiti que no es una peli de Berlanga? ¡Trágico!
nalam hetfoi
Pues fíjate que yo cada vez que veo esta foto me viene una cancioncilla a la cabeza: «Venga al desfile de modelos de cuerpos bien cebados que se extienden en la areeenaaaa… enaaaaa….»
O sea, que durante el franquismo se engañó a la población de la situación real y durante la «transición» se sigue intentando LAVAR LA CARA DEL RÉGIMEN para que la gente siga pensando que tan malo no fue…. PATÉTICO…
Y todo gracias a WIKILEAKS… cuyo creador ha sido curiosamente encarcelado recientemente… acusado de lo quieran acusarle porque pueden… GO HACKERS GO!!! EL MUNDO SERÁ DE ELLOS PERO INTERNET ES VUESTRA, USADLA!!!
Bidasoa & Pasajes, please, no se te ocurra entrar en este apartado del blog, que te conozco. Ya basta y me temo que hasta sobra, con los comentarios que he introducido yo para alabar al jefe. Si entras tu eres capaz de decir que los de PP, como tu y como yo, somos los mas demócratas del mundo y la armamos, porque se nos pone todo el mundo a recordar nuestro pasado (y nuestro presente, pero que esto ultimo no lo lea nadie, por favor) franquistas. Tranqui.