Son muchos los que piensan que el acuerdo estratégico suscrito en Euskadi entre el PSOE y el PP con el fin de apear al PNV de las instituciones autonómicas e iniciar un proceso de acumulación de fuerzas españolistas orientado a erosionar, desde las propias instituciones, el arraigo social y las bases electorales de las que goza el nacionalismo vasco, constituye un fenómeno exclusivo del País Vasco. Se equivocan. El conocido como modelo vasco de colaboración españolista está siendo aplicado también en Canarias. En La Palma, por ejemplo, los dos puntales partidarios del nacionalismo español, el PSOE y el PP, han puesto en marcha, tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, una operación idéntica a la que en 2009 les llevó a orillar al PNV de la responsabilidad de gobernar en Euskadi. Han pactado arrebatar a Coalición Canaria la alcaldía y, por tanto, el gobierno local, de todos aquellos municipios en los que, pese a haber ganado las elecciones, la representación institucional de la que goza la formación nacionalista se vea superada por la suma de los concejales socialistas y populares.
La operación es idéntica a la que vienen ensayando en el Parlamento vasco durante el último bienio. Han conformado un frente españolista granítico, que nunca falla, con el único designio de despojar a Coalición Canaria de toda responsabilidad de gobierno en el nivel local. Allí donde suman un voto más que la formación nacionalista, se unen apasionadamente en santa y patriótica alianza, para apoyarse mutuamente y ponerse al volante de la institución. Y el acuerdo se está aplicando a rajatabla. Sin matices ni excepciones.