El martes de esta semana el Congreso de los diputados fue escenario de un debate en el que vimos gráficamente reflejado el peculiar modo de hacer política que predomina en el Estado español. Me refiero a la toma en consideración de la proposición de ley sobre televisión sin fronteras; una proposición de iniciativa popular, que llegó a la cámara avalada por la firma de más de seiscientos cincuenta mil ciudadanos. El texto tenía por objeto remover los obstáculos que hoy, todavía, impiden que las emisiones de radio y televisión autonómicas que se realizan en catalán, euskera y gallego, puedan ser recibidas directamente en el territorio de otras comunidades autónomas en las que esas lenguas revisten, también, carácter cooficial.
El debate no era nuevo. La iniciativa ya había sido debatida y tomada en consideración al término de la pasada legislatura. Interesa reseñar, sin embargo que, aun cuando su texto había sido registrado en la cámara en septiembre de 2010, no fue debatido hasta un año después, cuando el segundo y último mandato de Zapatero tocaba a su fin. Los socialistas, que entonces gobernaban, mostraron tan escaso interés en facilitar su tramitación -el asunto de las lenguas cooficiales sigue siendo incómodo para muchos de ellos-, que la tuvieron metida en el cajón hasta que, una vez que se había anunciado ya el fin de la legislatura, permitieron que la iniciativa llegase al parlamento, desde la seguridad de que no quedaba tiempo suficiente para que pudiera ser aprobada en los pocos días que restaban para la conclusión del mandato. Y como el resultado de la votación ya no comprometía a nadie, todos los grupos le prestaron su apoyo, excepto el popular, que se abstuvo.
Esta semana, como decía, la proposición ha vuelto al Congreso. Pero en esta ocasión, el desenlace del Pleno ha sido muy diferente. El PSOE que, como ya he dicho, en la pasada legislatura retrasó su debate hasta alcanzar la certeza de que lo avanzado del mandato hacía inviable su tramitación, se ha erigido ahora en el principal valedor de la iniciativa y -¡oh sorpresa!- ha intervenido en un turno a favor. Y el PP, que ya no está en la oposición demagógica, sino en el mando autoritario y desabrido, ha votado que no. Sin ambages ni matices: no. De manera que la proposición, que hace un año fue admitida a trámite, el martes pasado quedó rechazada a limine. Y la ilusión que miles de ciudadanos pusieron en la posibilidad de que que fuera tramitada y aprobada por las Cortes Generales, se trasmutaba, de repente, en descarnada frustración. La calculada administración de plazos, abstenciones y negativas desplegada por los socialistas y los populares, ha sumido en el desemgaño a varias decenas de miles de ciudadanos.
Lo ocurrido con esta iniciativa ilustra con gran plasticidad algo que sucede con cierta frecuencia en la política española: que en una gran parte de los asuntos que no forman parte nuclear de su prontuario ideológico o programático, los dos principales actores de las Cortes Generales, el PSOE y el PP, modulan sus respectivas posiciones en función de que se encuentren en el Gobierno o en la oposición, sin reparar lo más mínimo en los daños que con esa superficial e interesada manera de proceder puedan provocar en quienes sí otorgan a esos asuntos un lugar preeminente en su jerarquía de prioridades.
Con el debate sobre el IVA ha ocurrido algo semejante. Hace dos años el PSOE subió el IVA y el PP lo criticó hasta el extremo de que Esperanza Aguirre llamó a la rebelión contra el Gobierno. Pero con el cambio de legislatura, los papeles se han invertido: ahora, la subida la ha promovido el PP y la crítica feroz ha corrido de la mano de los socialistas. ¿Qué mente razonable puede entender este desacompasamiento? ¿Por qué hace un bienio era necesario elevar los tipos del IVA y ahora no? ¿O por qué entonces no y ahora sí? ¿No hubiera sido preferible analizar el tema conjuntamente y pactarlo, a la luz de los requerimientos de Bruselas, en lugar de andar jugando al gato y al ratón en función de que se estuviera en el Gobierno o en la oposición? Seguro que, de haber operado así, la decisión hubiese sido más clara, coherente y eficaz de cara a Europa y a los actores económicos. Pero una vez más, ambas formaciones han preferido arrinconar el interés general y situarse ante el debate en función de lo que en cada momento convenía a cada una de ellas, con arreglo al papel que estaba representando en la dialéctica gobierno-oposición.
El Concierto Económico constituye uno de esos asuntos que, por no formar parte de la columna vertebral ideológica ni del PSOE ni del PP, recibe de estas dos formaciones apoyos o rechazos según se encuentren gobernando o ejerciendo la oposición. Cuando gobiernan y les interesa trabar algún acuerdo parlamentario con el PNV, se muestran favorables a su reconocimiento, defensa y desarrollo. Pero cuando las urnas le sitúan en la oposición, la estrategia de confrontación con el Ejecutivo suele llevarles con frecuencia a oponerse a todo lo que el partido gobernante pacta con el PNV en relación con el régimen concertado vasco. No hablo a humo de pajas, sino con datos reales. Cuando, en 1996, pactamos con Aznar actualizar el Concierto Económico y aprobar ley quinquenal del cupo 1997-2001, los socialistas, enfrascados, como estaban, en una dura labor de oposición, se negaron rotundamente a prestarles su apoyo. Su portavoz, Eguiagaray, se llegó a preguntar en la tribuna si el hecho de dotar a Euskadi de una autonomía normativa del 100% en el ámbito del IRPF, cuando a otras comunidades sólo se les reconocía una autonomía del 30%, “es un paso adelante, es un paso atrás, o es un paso hacia ninguna parte sensata”; algo ciertamente lacerante para todo amante del régimen concertado vasco. Y al contrario, cuando en 2009 pactamos con Zapatero el respaldo de los socialistas al blindaje del Concierto Económico, los populares, que lo apoyaron efusivamente en Euskadi, le expresaron, en Madrid, su más absoluto rechazo. Estaban en la oposición, evidentemente, y les tocaba poner trabas y obstáculos a la actuación del Gobierno, pesara a quien pesase. Lo que cualquier caso queda claro es que, sin la presión del PNV, nadie se ocupa de la actualización y desarrollo del Concierto Económico.
El conflicto al que se enfrenta Patxi López en relación con el Cupo, sólo se puede entender a la luz de los daños colaterales que produce en el régimen concertado vasco, el hecho de que los socialistas y los populares lo consideren como una cuestión tangencial a su núcleo central de inquietudes y preocupaciones.
Si Zapatero hubiese optado por aprobar el presupuesto de 2012 -hoy sabemos que adelantó las elecciones por no tener que afrontar ese reto- el PNV hubiese condicionado su apoyo a la previa aprobación de la ley quinquenal del cupo 2011-1015. Pero como no hubo opción para negociar, el PNV no pudo prestar esa “ayuda” al gabinete de López y éste, obviamente, no fue capaz de arrancar a Zapatero un acuerdo sobre el particular. Con lo que una vez más se pone de manifiesto que, si no empuja el PNV, nadie hace nada a favor del Concierto Económico. De manera que cuando su desarrollo y actualización dependen exclusivamente del PSOE, del PP o de ambos, el régimen concertado vasco se estanca. ¿Alguien se puede siquiera imaginar la posibilidad de que López aprovechase los últimos meses del mandato de Zapatero para cerrar con él un acuerdo sobre el Cupo que el Gobierno de Rajoy no pudiera desconocer?
Pero todavía hay más. El desfase que se produce entre lo que el Gobierno central exige en concepto de Cupo y lo que el Gobierno de López se muestra dispuesto a pagar, procede, en buen parte, de la singular interpretación que el Ministerio de Hacienda hace de la última reforma operada en el régimen de financiación de las comunidades autónomas de régimen común. Una reforma que, paradójicamente, se aprobó en tiempos de Zapatero con el apoyo incondicional de los socialistas -incluidos, por supuesto los diputados y senadores socialistas vascos- y el rechazo de los populares que ahora la utilizan para atenazar a Patxi López y ahogar financieramente al Gobierno vasco. Los desacuerdos sobre el Cupo, son, en el fondo, daños colaterales producidos por el carácter secundario que el PSOE y el PP otorgan al Concierto Económico en su orden de prioridades.
ENTREVISTA en el programa de Bourdin a MANUEL VALLS ( * ) .-
Bourdin: Sr. Valls, ya sabe que mañana es 11 de Septiembre, una fiesta especial en Catalogne…
Valls.- Sí, claro. Es una fecha importante. Es también el aniversario del ataque de Nueva York y, cuidado, también de la muerte de Salvador Allende. El trigésimo noveno aniversario, cuarenta años ya…
B.- Sí, ya, pero ya sabe por dónde voy…,, se lo comento porque el Cnsejo Constitucional, aquí en Francia, va a examinar si la tauromaquia es compatible con la ley. Aquí, en France.
V.- Aha, veamos lo que dice.
B.- Pero Vd., ….
V.- JE, JE… Mire, ya sé que me van a poner verde algunos en el Blog de su grato programa y en todo internet, pero a mí es algo que me gusta, como Vd. sabe. Es parte de la cultura de mi familia ( * * ). Pero más allá de eso, en Camarga, en el Gard, el mundo de los toros, los caballos, etc., es una cultura que es preciso preservar.
B.- Sería una estupidez la prohibición de las corridas de toros?
V.- Sí, así lo creo.
Mire, en un país que estå en crisis identitaria, con muchos franceses con dudas sobre cuál es su propia cultura… Cuidadín!
No mezclemos todo. Cada uno de nosotros tiene necesidad de raíces profundas; hay que proteger los valores comunes que todos compartimos de la República, los cuales yo defiendo -la protección del Estado-, sí, pero necesitamos también atender a nuestras raíces.
No las arranquemos, porque sin ellas podemos acabar en el futuro sin saber qué es lo que queremos.
B.- Eskerrik asko, Manuel Valls.
DENTRO VIDEO de la BFMTV (en los últimos minutos):
( * ) © Traducción de Donatien Martinez-Labegerie ©
( * * ) Manuel Valls, ministro de Interior progresista francés, es, como el también aficionado taurino Eric Cantona, célebre deportista en las Islas británicas y en Francia, miembro de una familia comprometida antifranquista catalana -del Principat, nacido él mismo en Barcelona- refugiada por esa causa en el Estado francés.
[…] ocupan una posición claramente secundaria en la jerarquía de prioridades de ambos partidos (Cfr. “Daños colaterales“). La prueba más elocuente de lo que digo se encuentra en el estancamiento que padece el Cupo desde […]
Vale, Donatien. Yo también estoy en contra de las prohibiciones. Pero el que va a prohibir los toros en Donostia es Bildu, que muestra así, su semblante autoritario. Si de verdad tienen lo que tienen que tener, propondrían la prohibición de la tauromaquia en Iruñea. En Nafarroa. Pero todo es filfa demagógica. Apariencias sin resultado. No tienen lo que hay que tener. Tampoco para confrontarse abiertamente con el Estado. No hay más que ver la de banderas españolas que han colgado en las instituciones que gobiernan.
Mentiraskide,
Es incierto. Bildu NO ha prohibido nada, ni en Donostia ni en Iruña.
Ha promovido, por contra, las corridas de toros, delegando en la voluntad popular la vinculante decisiøn sobre el asunto en Zestoa, que votó favorablemente por continuar con corridas de toros.
En Donostia Bildu se limita a gestionar el escaso dinero que le han dejado tras la nefasta gestión en el proyecto Illunbe, por el aue se condenó al Ayuntamiento, nada más llegar Bildu, a pagar una millonada a «Txopera» por una demanda de esa empresa contra el municipio por la gestión de Elorza.
Elorza, ya sabes, Alderdikide, el alcalde que puso el PNV.
Y Urkullu, qué dice de las corridas?
Boronatien:
Hay enterarse de las cosas, sin intentar edulcorarlas cuando la realidad no le interesa a uno. Bildu se presenta en Gipuzkoa como el extirpador de la españolísima fiesta taurina, lanzando guiños de complicidad a los colectivos antitaurinos.
En Zestoa plantea la supresión de la fiesta taurina, pero se encuentra con una oposición del pueblo de tal calibre (semejante a la oposición que el atez-ate está recibiendo en otros municipios como Zarautz, Zumaia o Tolosa) y no tiene más remedio que organizar una consulta, que pierde. PIERDE. Porque el pueblo´dice sí a los toros, cuando el gobierno municipal de Bildu propugnaba el no.
En Azpeitia, no tienen cojones de plantear la consulta porque ya saben que el pueblo les va a decir que no. Aquí no pueden presentarse como al angel exterminador de las costumbres de raíz española y les da igual lo que digan los colectivos antitaurinos y los ecologistas pro-vida de los animales.
En Donostia, tampoco tienen cojones para hacer una consulta, pero deciden, unilateralmente, por cierto, lo contrario que en Azpeitia. En Azpeitia, mantienen los toros. En Donostia, los suprimen por la vía de no renovar la concesión de la plaza. Que se fastidien los aficionados taurinos donostiarras y gipuzkoanos que todos los años asistían a las corridas. Y que se fastidie toda la oposición, a la que no se le consulta siquiera lo que se va a hacer unilateral y dictatorialmente por parte del gobierno municipal. Eso sí, en Donostia, Bildu se vuelven a vestir el traje ecologista y antitaurino y el chocholo del alcalde propone utilizar Illunbe para jugar al baloncesto, que es más sano y limpio.
¿Y en Iruñea? En Iruñea van de navarricos populares y no plantean nada. Ni consulta, ni traje antitaurino, ni ecologismo, ni nada. En Iruñea son más pro-taurinos que Hemingway.
CONCLUSIÓN: Lo de Bildu con los toros es OPORTUNISMO PURO Y DURO. No hay criterio general, sino soluciones puntuales, según convenga en cada pueblo.
Por cierto, el PNV votó a Elorza una vez. De eso hace ya veinte años. Desde entonces, Elorza ha ganado un montón de elecciones con el voto de los donostiarras; de los mismos donostiarras que antes le habían votado a Mayor Oreja (que ganó unas elecciones municipales en la bella Easo) y que ahora le han votado a Eizaguirre, un independentista de Igeldo que en 24 horas ha pasado de no querer ser donostiarra a ser el alcalde de los donostiarras.
Pero no me parece mal que un bilbaino como tú esté fascinado con las kaskariñadas y los vaivenes de los ñoñostiarras, sólo por el hecho de que en las últimas elecciones le votaron a Bildu.
La oposición, PP, PNV, PSOE, 19 concejales, no se ha opuesto a la medida de Bildu de racionalización financiera del complejo municipal Ilunbe.
Luego el PNV es antitaurino, porque desde luego en San Sebastián muy taurino no ha demostrado ser. Hubiera bastado sumarse al PP yal PSOE para tumbar la medida de Bildu, luego el PNV desee luego de taurino en Donostia nada de nada.
Así quemenos lobos en ese tema. Además, el primer antitaurino es Urkullu, que es ni mas ni menos que el jefe de tu partido.
Más recientemente, anotaba, en otro post, que la dinámica Gobierno/Oposición que preside las relaciones entre los socialistas y los populares en las instituciones centrales del Estado, produce, a veces, daños colaterales en ámbitos como el del Concierto Económico, que ocupan una posición claramente secundaria en la jerarquía de prioridades de ambos partidos (Cfr. “ Daños colaterales “). La prueba más elocuente de lo que digo se encuentra en el estancamiento que padece el Cupo desde que el PP gobierna y Madrid y Patxi López preside el Gobierno vasco. Condicionados, como están, por la confrontación política a la que están abocados por mor de la dialéctica gobierno/oposición que desarrollan en Madrid, son incapaces de adoptar acuerdos en torno a una cuestión que para ellos reviste un interés muy relativo. Los populares no tienen prisa alguna en convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico y los socialistas vascos tampoco tienen intención de desgastarse lo más mínimo en la defensa de un asunto que nunca les ha estimulado demasiado. Unos y otros piensan que ya vendrá el PNV a dejarse la piel para arreglarlo, mientras ellos juegan a cruzarse invectivas con arreglo al papel que a cada uno le toca desempeñar en Madrid. Euskadi y sus instituciones son algo marginal.
No te enteras Donatien.
En Donostia, el alcalde (que por un plato de lentejas pasó, en menos de 24 horas, de ser independentista de Igeldo a unionista de Donostia; ¡Toma coherencia!) decidió UNILATERALMENTE no renovar la concesión de la plaza de toros con el argumento de que se puede utilizar como cancha de baloncesto (guiño a los ecologistas anti taurinos) los del PP, PSOE y PNV no han dicho nada, porque no se les ha dado opción a decir nada. Ese es el modelo de participación política de Bildu. Alcaldada tras alcaldada.
El PNV ni es taurino ni deja de serlo. No tiene nada en sus estatutos sobre ese tema. Pero en Bilbao los mantiene, sin complejos ni oportunismos, como Bildu, que no sabe a qué carta jugar: ecologista, progre antitaurina, navarrica popular pro-toros, tradicional azpeitiarra favorable a la lidia, o cual. Una vergüenza.
Y deja en paz a Urkullu, que siempre ha respetado a los taurinos, sea cual sea su posición personal al respecto.
Por cierto, ¿Que posición le ha obligado la nomenclatura sozialistoide de Batasuna a defender en estos temas a la monjita pro-Agirre que habéis presentado como candidata? Es divertido verle repetir lo que le obligan de decir los comisarios políticos tipo Josetxo Ibazeta el de Gora ETA militarra.