El Congreso ya se ha hecho cargo de primera iniciativa del Gobierno del Rajoy. Ayer debatimos -y votamos- la convalidación del Real Decreto-Ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público. El desarrollo de la sesión proporcionó datos suficientes como para adivinar cuál será la tónica de la primera parte de la legislatura.
El Grupo socialista pidió turno en contra, con el evidente objetivo de poder entablar un debate cara a cara con el Gobierno. O mucho me equivoco o este gesto es un anticipo de lo que tiene previsto hacer a lo largo de los próximos meses a fin de mantener su propia confrontación bipolarizada con el Ejecutivo y no diluirse con el resto de los grupos parlamentarios.
El problema es que en este debate a dos se prestó mucha más atención a los dimes y diretes de la herencia económica que el PSOE deja al PP, que a debatir los problemas de fondo. Lo cual constituye un pésimo augurio. Invita a sospechar que en los próximos meses, los principales partidos del hemiciclo van a dedicar más esfuerzo que el necesario a solventar cuitas menores. Los socialistas acusan a los populares de haber mentido cuando prometieron -lo han hecho hasta ayer mismo- que, si ganaban las elecciones, no iban a subir los impuestos.
En Euskadi nos hace gracia eso de que el PSOE -precisamente el PSOE- acuse al PP de haber hecho promesas falsas durante la campaña electoral, porque todos recordamos a Patxi López, asegurando, tan sólo tres días antes de que hiciese lo contrario, que nunca jamás iba a pactar con el PP. Pero tengan o no autoridad para hacer semejante acusación, lo cierto es que, en este caso, no les falta un punto de razón. Los populares no están haciendo lo que prometieron. En realidad, están haciendo lo contrario de lo que prometieron. Así lo atestigua el video que el PSOE acaba de instalar en la red, con una docena de cortes de Rajoy, Cospedal, Pons y Soraya, en los que se desprecian las subidas de impuestos.
Pero ante la acusación de haber mentido, los populares replican que la culpa es de los socialistas, porque les ocultaron la magnitud real del déficit. “Si el déficit real fuese el que nos aseguraron que iba a ser -sostienen en el PP- hubiésemos respetado escrupulosamente la promesa de no incrementar la presión fiscal. Pero cuando hemos descubierto la verdad -añaden- no nos ha quedado más remedio que subir los impuestos”. A lo que los socialistas objetan que el PP no puede alegar que desconocía la auténtica dimensión del déficit y afirmar, al mismo tiempo, que los problemas presupuestarios se encuentran en las CCAA, porque la gran mayoría de ellas se encuentran en sus manos.
Y así, entre estériles acusaciones cruzadas de “mentiroso”, “falsario”, “tú más”, “pues mira que tú…”, despacharon la mitad del debate. Una pena, porque mirando para atrás no se soluciona nada. Y me temo que tenemos cantinela para rato. Durante las próximas semanas seguiremos asistiendo a un pueril e infructuoso toma y daca que se centrará en el “cómo hemos llegado aquí”, y descuidará lo principal: el “cómo hemos de salir de aquí”.
Ya expresé hace un tiempo la opinión que nos merecía el paquete de medidas incluido en el Real Decreto-Ley (Ver «La primera en la frente», publicado el 2 de enero de 2012). Pues bien, basándonos en aquellas razones -y en otras que nuestro portavoz económico, Pedro Azpiazu, expuso ante el Pleno con su acierto habitual- hemos votado que No.
Pero nuestra negativa a la convalidación del Real Decreto-Ley no descansa, como es el caso de otros grupos, sobre cómodas demagogias o voluntarismos irreales.
Tampoco a nosotros nos gusta la política de rigurosa y exclusiva austeridad que Merkel ha impuesto en Europa; una política que ocluye el crecimiento y estrangula financieramente a los países de menor productividad; una política que no arbitra una solución específicamente europea para la crisis. Pero inmediatamente después de criticarla, asumimos que, hoy por hoy, esa política -que es, nos guste o no, la de la UE-, carece de alternativa. O dicho con más precisión, no tiene más alternativa que la de abandonar la Eurozona. Si es que, de verdad, esta última hipótesis puede ser considerada como una alternativa.
Ya sabemos que otra Europa es posible. Por supuesto que lo es. Como también lo es que esta misma Europa impulse otras políticas económicas. Pero la política realista, como la vida misma, no debe diseñarse con arreglo a lo que a uno le gustaría que ocurriese, sino con arreglo a lo que realmente ocurre. Y lo que hoy ocurre en el seno de la UE es eso: que, o nos salimos del euro, o no nos queda más remedio que acomodar nuestras finanzas públicas a la exigente senda de déficit público que se ha fijado para los Estados miembros. Tertium non datur. Y como nadie se ha planteado en serio la primera opción, no nos queda más alternativa que la segunda, aunque protestemos ardientemente por ello. No conozco, por otra parte, una sola institución que, de una u otra manera, no haya asumido este planteamiento y esté actuando en consecuencia. No la hay. No, al menos, en Euskadi. Hasta la Diputación de Gipuzkoa, gobernada por Bildu, ha aprobado para 2012 un Presupuesto que supone una reducción del 13%. Keynes se reserva para los discursos. Pero la acción política es otra cosa. Eso es lo que hay, dígase lo que se diga.
El problema es que no vemos -ni se nos ha explicado por parte del PP- cual es la hoja de ruta a la que piensa ajustar sus pasos el Gobierno de Rajoy, para conducirnos desde las medidas incluidas en este Real Decreto-Ley hasta el escenario de crecimiento y creación de empleo hacia el que dice querer avanzar. Y no se trata, claro está, de avalar a ciegas unas medidas que, al menos a corto plazo, parecen abocarnos a la recesión. La cosa no está como para que se nos pidan actos de fe.
No seré yo quien niegue las bondades de la estabilidad económica y del equilibrio presupuestario. Lo he hecho ya en otras ocasiones. Pero un ajuste de las cuentas públicas articulado exclusivamente sobre la contención del gasto, difícilmente propiciará una dinámica de crecimiento. Y no estamos dispuestos a respaldar un proceso de empobrecimiento general que nos aboque hacia la depresión.
Estimado Josu Erkoreka. En primer lugar, bien por hacer oposición y votar NO. En segundo, a parte de las mentiras que se dicen en Campaña y la realidad después, decir que subir el IRPF es una medida para mañana y no para salir de la crisis económica. Para mañana, porque la recaudación de los impuestos directos se hace via retenciones de las rentas y ahora no hay lo que haría falta para aumentarlos: el paro y la recesión desbaratan las previsiones por esa via. Otra cosa es subir los indirectos y tasas, que pagan TUTTI, oriundos y foraneos y para lo cual hay margen. Aquí en CANARIAS recibimos unos diez millones de turistas y para dar un ejemplo, si se hubiera subido el IGIC un punto, del 5 al 6%, en 2012 se recaudarían unos 200 millones mas, que no es lo mismo que se recudará por IRPF. Lo mismo con el IVA, que en su tramo medio es de los mas bajos de la UE. En fín, hemos empezado con mal pie y no es por ser pesimista, pero si el PP va por la senda de lo facilón y no se aplica en tomar medidas dec calado, a corto medio y largo plazo en esto de los ingresos, la prima seguirá siendo el referente de sus errores. Por cierto, ahora se subasta mas que hace unos meses, ¡OJO CON DEGUINDOS!
SALUDOS
¿Habéis votado que no? ¡Es igual! Bildu dice que la política económica del PNV es igual que la del PP y que los jeltzales, que lleváis tres años fuera del Gobierno, sois los que habéis provocado la crisis. Lo que ocultan es que en la Dipu de Gipuzkoa están aplicando a rajatabla las políticas de Merkel. Contención del gasto y ajuste fiscal, con una pírrica reforma tributaria, que no llega ni al nivel del PP en Madrid.
Vale Josu. Habéis votado que no. Igual que Amaiur. Pero ellos (incluidos los del Opus) son la progresía y vosotros la carcundia.