La visita de Estado del presidente francés ha tocado a su fin. Sarkozy, su esposa Carla Bruni y el nutrido séquito que les acompañaba se han despedido de la concurrencia para regresar a Francia. El espectáculo ha terminado.
Todo el mundo ha tenido ocasión de asistir al reñido duelo de Glamoures que se ha producido en torno a la visita y de comparar los tacones de Letizia con los de Carla Bruni. Sin olvidar los de Sarkozy, claro, que también eleva su estatura con el auxilio de unas alzas bastante prominentes.
Ahora, una vez concluida la verbena, viene la resaca. Y al hacer balance de lo dicho y de lo hecho, emerge la autocrítica, aquí y allá, por haber banalizado un viaje de Estado, reduciéndolo a la triste agenda de una pasarela fascinante y muy cuidada. Y, como en muchas otras ocasiones, nos encontamos con la curiosa paradoja de que son los mismos que han contribuido a frivolizar la visita los que ahora elevan la voz para criticar esa manera superficial de afrontar las cosas serias. En fin. Qué se le va a hacer. Son los signos de los tiempos.
He tenido ocasión de saludar a la pareja en dos ocasiones. En los preliminares de la visita, todos aquellos a los que anticipé que iba hacerlo, circunscribieron sus comentarios a la esposa del presidente francés y su atibutos estéticos. Todos, sin excepción. Alguno llegó a confesarme que, a su juicio, ese era el único extremo interesante de la visita. A nadie parecía interesarle la figura y la misión de Sarkozy más que en lo que tienen de anecdótico: su hiperactividad, su singularidad y, sobre todo, el amplio y selecto elenco de amores que colecciona.
Después de la visita, los focos de interés se han trastocado ligeramente. Siguen predominando las preguntas que versan sobre el Glamour de los protagonistas, pero ahora, coexisten con todo tipo de comentarios ácidos en torno a la intolerable perspectiva machista que ha imperado en las crónicas sobre la tournée. No hay derecho -escucho por doquier- para trivializar la cumbre de esa manera, reduciendo a las mujeres a la humillante categoría de objetos cosificados.
La visita ha tenido una agenda muy sobrecargada. La mayoría de los actos que la componían han sido puntualmente cubiertos por la prensa, pero tampoco han faltado ceremonias que apenas ha transcendido al gran público. El lunes por la tarde, por ejemplo, Sarkozy mantuvo un encuentro en la Embajada de Francia en Madrid, con una amplia representación de los franceses residentes en España. Es, como se ve, un auténtico animal político; astuto, perspicaz y seductor. Seguro que se ha ganado para su causa electoral a todos los que ese día saludó personalmente en la sede de la legación francesa.
En la alocución que ese día dirigió a sus compatriotas, Sarkozy repasó ligeramente los asuntos que le habían traído a Madrid -la colaboración hispanofrancesa contra ETA, las infraestructuras comunes, las comunicaciones, los retos compartidos en Europa, etc.- pero dedicó, también, una breve reflexión a la situación política vasca. Puede parecer extraño que todo un presidente de una República como Francia se salga del guión institucional para hacer valoracioes políticas de signo partidista, pero Sarkozy lo hizo. Comentó a los congregados que el pacto sellado entre el PSOE y el PP para gobernar en el País Vasco constituía una buena noticia para la Democracia. Así, como lo leen. El inquilino del Elíseo poniendo en valor a Egiguren, Ares y Oyarzabal.
Cuando me lo dijeron, no pude contener un gesto de extrañeza. Pero inmeditamente corregí la reacción inicial. En realidad no era tan raro que Sarkozy destacase ese punto en el discurso que pronunció en la Embajada. Rompe todos los cánones de lo políticamente correcto, es cierto, pero no resulta tan chocante si se tienen en cuenta las características del personaje y las circunstancias en las que se produjo la visita. Seguro que en sus conversaciones previas con los gobernantes españoles -léase Zapatero, Moratinos o Rubalcaba- estos le hablaron de las elecciones vascas y le transmitieron la impresión que él reprodujo después ante sus conciudadanos. Los nacionalistas vascos no somos tan importantes como para que Sarkozy nos dedique todo un punto de la intervención que dirigió a los franceses reunidos en la Embajada. Si no hubiese sido previamente aleccionado sobre el particular por los gobernantes españoles, ese aspecto de su plática resultaría, sencillamente, inconcebible.
Esa es la España plural de Zapatero. Así es la España modélica en las formas democráticas y rigurosamente respetuosa con las instituciones que el Gobierno español está contribuyendo a formar.
Carla Bruni ha estado en Madrid. Bueno, y tambien Zarkozy.
Hacia falta ahi ETA para levantar …. la moral? Pero igual si para dejar la cachaba, no? Demasiados paseos por los caminos de Euskadi?
Se han visto algunas fotos, vaya fotografo no quitaba la mira de los traseros de las donas.
Mágnifico Josu…. solo el titular lo resume todo jejeje
vale se nota el largo fin de semana para todos feliz uno de mayo a quien se lo merezca, patetica la visita, pero tambien los 4 millones de parados
El pequeño Napoleón se ha paseado de la mano de Josefina por delante del fascinado Gobierno Español que le adulaba… después de que hubiese llamado tonto a su presidente Monsieur Zapatero.
Algún castellano bueno debiera haberse alzado contra tanto servilismo.
Besarkada Josu!
Hola, Josu, yo no entiendo de glamures y esas cosas, pero estoy muy contento de que se haya aprobado en el Congreso crear una subcomisión para estudiar la aplicación de la renta Básica, más amplia que la de Euskadi. me ghustaría que estudiaras a fondo este tema. Te recomiendo el libro de Ramiro Pinto «Los fundamentos de la Renta Básica y la perestroika del capoitalismo», que está en el biblioteca del Congreso. Hay un capítulo que te va a encantar ues trata del conflicto vasco. El autor es miembro de Lokarri, y lo cuenta muy bien, de como la economía y está muy ligada a la organización territorial, hoy obsoleta. Saluda Dany
Mariasun, las fotos son la expresión más descarnada del nivel en el que se ha desarrollado el espectáculo de la visita, que se resume en el título del post, que tan entusiásticamente elogia Sasetaurrena.
Marian, ahí radica precisamente lo más intolerable del asunto. En la desmesurada importancia que se le da a lo superficial en un momento en el que hay tanta gente pasándolo mal. En un millón de familias ninguno de sus miembros tiene empleo. Y los periódicos ocupados en comparar los traseros de las damas.
Lo peor del caso, Edu, es que todos tenemos la convicción de que lo que se atribuye a Sarkozy sobre la inteligencia de Zapatero es verdad. Seguro que lo dijo.
Saludos, Dany. Ojearé el libro que me sugieres de Ramiro Pinto.
Josu, noto cierta acritud hacia Sarkozy en tu comentario, ¿no tendrá alguna conexión con el futuro negrisimo que me atrevo a profetizar sobre las mal llamadas -por algunos- provincias vascofrancesas para dejar de ser lo que siempre han sido:francesas?
Saludos
Información Bitacoras.com…
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