Muchas de las informaciones y opiniones que estos últimos días se han publicado en la prensa escrita a propósito del enlace nupcial que el PP y el PSOE han cerrado en Euskadi para promover el «cambio», guardan una similitud notable, con las que los diarios franquistas incorporaron a sus publicaciones durante los días -e incluso meses- inmediatamente posteriores a la ocupación de Bilbao por las tropas del Caudillo.
Basta una superficial labor de cotejo para comprobar que, tanto entonces como ahora, los diarios enfatizan el formidable efecto «liberador» que produce el hecho ensalzado -la ocupación de Bilbao en junio de 1937 y el acuerdo PP-PSOE en marzo de 2009- revistiéndolo con tintes soteriológicos, casi bíblicos. ¡Por fin -se suspira en ambos casos- llegamos a la tierra prometida! Y la tierra prometida radica -claro está- en la plenitud de la afirmación española del País Vasco que, por sí misma y sin necesidad de aportaciones adicionales, ha de producir efectos prodigiosos en la ruptura de las cadenas individuales y colectivas que hasta ese momento habían atenazado a los vascos.