Hay un extremo del compromiso que los socialistas vascos acaban de suscribir con los populares para gobernar en Euskadi, que resulta particularmente irritante para los nacionalistas vascos que siempre hemos mantenido una posición firme en contra del terrorismo de ETA. A mí, lo confieso, me parece lacerante e inadmisible.
Me refiero a la consideración del acuerdo como el acta fundacional de una actitud nueva frente a ETA; una actitud inédita, activa y beligerante en la persecución de la banda terrorista que, al parecer, nunca antes se había dado en las instituciones vascas y era, según todas las trazas, inconcebible que se diera mientras continuaran gobernadas por el PNV.