
Una instantánea con Ramón Jauregui en el hemiciclo
El diario El Correo publica hoy una larga entrevista con Ramón Jauregui, que acaba de ser designado por la dirección del PSOE para integrarse, como número 2, en la candidatura con la que este partido concurrirá a las próximas elecciones al Parlamento Europeo.
Desde el inicio de la IX legislatura, Ramón venía actuando como secretario general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados; una especie de alter ego del portavoz socialista, José Antonio Alonso, que se ocupaba, entre otras cosas, de apaciguar los ánimos del Grupo cuando concurrían motivos de agitación, engrasar las relaciones internas y externas y, últimamente, ejercer de señor del maletín cada vez que tenía que negociar con los grupos minoritarios su apoyo a las posiciones del Gobierno. Porque visto lo visto, ya nadie concede crédito a los socialistas. Todos quieren cobrar en efectivo.
Su remoción ha dado, pues, mucho que hablar, porque Jauregui carece de experiencia en las instituciones comunitarias. ¿Qué encierra, realmente, su incorporación a la lista electoral europea? Todos los analistas políticos se lo han preguntado durante esta semana. ¿Una promoción? ¿Una manera cuidadosa de arrinconarle definitivamente?
Ni lo sé, ni me importa, aunque era sobradamente conocida su falta de sintonía con la dirección socialista vasca y parece claro que algo tiene que ver la maniobra con esa -ya histórica- desavenencia.
Pero volvamos a la entrevista. Son muchos los aspectos de la misma susceptibles de comentario. Y a fe que, sobre las declaraciones que en ella se recogen, podría hacer más de una glosa de notable enjundia. Pero hoy quisiera centrarme -porque me afecta de manera personal- en lo que Ramón responde cuando el periodista le pregunta si le ha sorprendido la reacción con la que el PNV ha respondido al acuerdo que el PSE ha cerrado con el PP para gobernar en Euskadi. Cuando se le interroga sobre este punto, Jauregui contesta:
«Me ha sorprendido su virulencia, pero no el fondo. La brusquedad del cambio ha sido notoria. Literalmente, eran personas distintas de una semana para otra. En el Congreso ya no era posible negociar nada».
Menos mal que Ramón no considera sorpendente «el fondo» de la reacción. Sería asombroso que un hombre de su experiencia y trayectoria reputase inexplicable, o chocante, el hecho de que un Partido que ha sido preterido del Gobierno, pese a haber ganado las elecciones, se muestre contrariado y poco dispuesto a colaborar con la formación política que ha promovido y liderado esa preterición. Una reacción así es tan lógica y comprensible -tanto en la vida real como en la política- que a nadie debería extrañar. Y menos aún, claro está, a alguien que acumula ya los trienios que Jauregui reúne como político en activo.
Pero eso, insisto, no es lo que sorprende a Ramón. Lo que parece desconcertarle es la «virulencia» con la que se ha producido el cambio de actitud. «En el Congreso -sostiene- ya no era posible negociar nada».
Obviemos, por ahora, el hecho de que lo que Jauregui describe como una repentina imposibilidad de negociar con nosotros en el Congreso, sea una cuestión que afecta más al «fondo» que a la forma. ¿O alguien creía, acaso, que en Madrid les ibamos a reir la gracia de Patxi López?
Admitamos, por tanto, que lo que extraña a Ramón es lo rápida y drásticamente que los diputados del PNV pasamos de negociar con ellos muchas cosas -no todas, que quede claro- a que no fuera «posible negociar nada» con nosotros.
¿Cómo pudo ocurrir que «literalmente» -por ser fiel a la expresión de Ramón- pasasemos a ser «personas distintas de una semana para otra?
La pregunta me trae a la memoria la primera vez, en la pasada legislatura, que los diputados del PNV coincidimos en una votación parlamentaria con el Grupo Parlamentario del PP. Hay que recordar el clima político que reinaba en aquella época. Los socialistas se encontraban cómodos con el cinturón sanitario que habían extendido en torno a los populares. La atmósfera imperante en la cámara baja exigía el aislamiento del PP. Converger o coincidir con ellos, aunque fuera en una votación irrelevante, era considerado poco menos que como delictivo; como un delito de lesa democracia.
En ese contexto general, celebramos una sesión en la que el principal tema de debate -un asunto relacionado con las infraestructuras- podía hacer que nuestra posición convergiera con la del PP. Cuando las intervenciones de los portavoces habían dejado claro que los diputados del PNV ibamos a votar en la misma dirección que los populares, se me acercó una relevante personalidad del Grupo Parlamentario Socialista y me espetó: ¿Vais a votar con esos fascistas?
– Sí -le respondí-. Lo he aprendido de vosotros que todos los días coincidís con «esos fascistas» en las votaciones que tienen lugar en el Parlamento vasco.
No insistió. Ya vio que, al menos en mi caso, la línea argumental que intentaba desarrollar carecía de recorrido.
Desde aquella época, el presupuesto sobre el que los socialistas piden el respaldo de los restantes grupos parlamentarios a sus posiciones -sea para apoyar las iniciativas del Gobierno, sea para oponerse a las populares- es, básicamente, el mismo. No siempre tan crudamente formulado, es verdad, pero con un trasfondo que, en lo esencial, sigue siendo el mismo: No es serio para un demócrata colaborar con «esos fascistas». Es un error hacer concesiones a «esos fascistas». No es oportuno otorgar pequeños triunfos a «esos fascistas». Si das el más pequeño respido a «esos fascistas» se vuelve inmediatamente contra tí. Si «esos fascistas» se alegran del resultado de una votación es que algo hemos hecho mal, etc.
Este -insisto- es el sobreentendido básico sobre el que los socialistas han venido exponiendo en el Congreso, los argumentos concretos que, en cada caso, utilizan para recaban el apoyo de los Grupos a las posiciones del Gobierno.
El problema es que, una vez celebradas las elecciones del 1 de marzo y hecho público el anuncio del acuerdo a celebrar entre el PSOE y el PP para apartar del Gobierno al partido ganador y constituir un Gabinete alternativo, los diputados socialistas se quedaron sin el principal argumento que avalaba sus requerimientos. Ya no les era posible pedirnos algo sobre el bien entendido de que no se pude votar con «esos fascitas», porque eran ellos los que iban a unirse con «esos fascistas» para desalojarnos a nosotros del Gobierno vasco.
No es verdad, por tanto que, como dice Jauregui, los diputados del PNV cambiasemos radicalmente «de una semana para otra» y que no fuera «posible negociar nada» con nosotros. Todo lo contrario. Eran los socialistas los que, de la noche a la mañana, se habían quedado sin el argumento principal del que habían venido sirviéndose a la hora de pedir nuestro apoyo en la cámara. ¿Cómo iban a reprocharnos la posibilidad de coincidir con «esos fascistas» si eran ellos los que estaban protagonizando con «esos fascistas» un idilio primaveral que pretendía sacarnos del Gobierno vasco?
Desde el 1 de marzo, ningún socialista me ha pedido nada en el Congreso. Doy fe de ello. Pero no porque no fuera posible negociar conmigo, o con el resto de los diputados del Grupo Vasco, sino porque ya no pueden recabar nuestra comprensión y apoyo sobre el background de que no es correcto votar con «esos fascistas».
Esa es la verdad, le duela a quien le duela.
Usas mucho guante blanco en este escrito.Fuiste más claro en el debate que tuviste con él en Alternativas.Dime un solo apoyo,sin contrapartida, lo que de vasco haya hecho en beneficio del desarrollo estatutario.Y dime si fue lógico que negociara del otro lado de la mesa el apoyo nuestro a los presupuestos y a la investidura.Y dime si es lógico que se considere un diputado vasco viviendo todos los dias en Madrid ni acudiendo a Euzkadi en la campaña vasca.Y dime si,desde que dejó el Gobierno Ardanza ha hecho algo por Euzkadi.Y dime si en aquella mesa redonda de la campaña electoral,a la que creo que no deberias haber ido,defendió nada vasco.Y dime si este señor no se enteró nada de la existencia del Gal siendo Delegado del Gobierno.Y dime si tampoco se enteró de los paraguazos de Egiguren a su mujer por lo que fue procesado.Y dime si te parece bien que en su último artículo en El Correo nos acusara de legitimar a Eta.
Me parece que sois muy benevolos con este señor que para colmo,cuando le han quitado de en medio ha dicho que le envian a «un cementerio de elefantes» y,pasados dos dias dice ahora que está encantado de trabajar por Europa.
Este tipo de gente son algo,porque nadie les dice estas cosas y cuando se le dicen , se nos acusan gratuitamente de tenerle manía.
Mira.Jauregi tiene sus valores pero nunca los ha empleado en serio en nada.Y asi le ha ido.No es mas que un pobre hombre.Y además resentido.
Esta semana,(a finales,no se exactamente el dia pero si que era en la cadena Ser)entrevistaron a Ramón Jauregui, entre otras cosa dijo,que no le gustaba nada tener que dejar la politica nacional para ir a europa,pero que si era lo que el partido queria, iria,parecia mas un castigo que otra cosa,hacia al final de la entrevista el periodista(creo recordar que el programa era «la ventana del pais vasco»),el periodista le pregunto(me parecio que el tema lo habian hablado antes de la entrevista) si le habian felicitado diputados de otros partidos,dijo que si, y entonces le dice ¿y Erkoreka? y dice nó,el nó fue rotundo, pero luego dijo.-igual está esperando a verme en los pasillos del congreso.- , para los que no supieran que estabas fuera parecia como que la gente del PNV tienen tan mal perder que no saben ni guardar las formas,que no habias querido ni hablarle,no se si sabia que estabas fuera pero si lo sabia, vaya manera de manipular.
Nunca olvidaré un artículo de opinión escrito por Jauregi en «el diario vasco-nacionalista Español» en vísperas de aquellas autonómicas del 2001 bajo una perspectiva de victoria del frente Oreja-Redondo y que Jaúregi saludaba aplaudiendo con las orejas en una actitud «muy propia» del espíritu «transversal» que se le atribuye.Entre acusaciones de gran dureza y con una actitud de perdonavidas insoportable,convencido de la victoria del frente nacionalista Español de la época,escribió aquel artículo que destilaba mala baba y deseos de revancha por todos los costados,todo muy «transversal» y muy «conciliador».Estaría bien que lo releyeran los que atribuyen a Jaúregi un perfil «transversal».
Cuando aprenderemos que para todo el PSOE la «transversalidad» ha sido una milonga con la que legitimar su derecho a veto cuando han carecido del poder,ya toca.
Por cierto,aquel vergonzoso artículo fué respondido en el mismo medio por JJ Imaz,demasiado tibiamente,a mi parecer.
Espero que a partir de ahora,aprendamos a ser mucho mas contundentes en las respuestas a estos «socialistas»,maestros del toco-mocho político, que se alían con «esos fascistas».Amén.
Uyyyy…que va!! Erkoreka
El PSOE ha aprendido del PNV pactar con el PP.
No te olvides del año 1996 y sus años sucesivos.
Para OZK:
AP y PSOE ya pactaban en la época de la LOAPA; y es posible que aún antes, pues, según las últimas «versiones» del 23-F, parece que había cierta inteligencia entre ambos con el golpe de estado (¿connivencia con el terrorismo? ¿actuará Garzón? ¿los ilegalizarán? ¿le aplicarían la Ley Antiterrorista incluso al rey?).
De todas formas, si sólo quieres remontarte al año 96, el PSOE ha aprendido muy mal del PNV. Los socialistas siempre ha ido de segundones en todo lo que han pactado con el PP.
El PNV llegó a un acuerdo y cumplió su parte a cambio de contrapartidas políticas. Fue algo público y no vergonzante.
Y no como lo de ahora.
Puede que tus prejuicios contra el nacionalismo te hagan ver las cosas así, porque si no tendrías el mismo problema que aquellos a los que se les señala la luna y se ponen a mirar el dedo.
Keperin, el objetivo del post no consistía en hacerle un juicio completo a Ramón Jáuregui, sino en contestar un punto muy concreto de la entrevista. La entrevista -ya lo anticipo- da mucho más juego, pero si lo comento todo, no acabo nunca. En cualquier caso, estoy de acuerdo con el pliego de cargos que le endosas. Efectivamente, Jauregui tiene en su haber muchas actuaciones que no son, precisamente, dignas de aplauso. Algunas de ellas tuve ocasión de destacar en una polémica que hace unos años mantuve con él en la prensa escrita.
Marka, los medios de comunicación están a lo que están. Esta semana he estado con Jáuregui en la Junta de Portavoces y le he hablado del asunto. Le he preguntado si su nominación para la lista europea es motivo de felicitación y o de pésame y me ha dicho que la respuesta a esa pregunta pertenece a la intimidad. Mas claro, agua, ¿no?
Xabier, yo tengo un largo listado de artículos de opinión publicados por Jauregui en El Correo, El Diario Vasco, El País en incluso el ABC. En la distancia corta es un hombre afable pero cuando coge la pluma se transforma en Mr Hyde. Ha dicho de nosotros auténticas atrocidades. En muchos de sus artículos, si se leen tapando el nombre del autor, resulta imposible saber si están escritos por un socialista o por un popular de la órbita de Mayor Oreja.
OZK, te equivocas. El PP con el que pactó el PNV y el PP con el que pactó y pacta Zapatero son diferentes. El PNV pactó con el PP de Aznar que hablaba catalán en la intimidad y propició, en virtud de ese pacto, el carácter ilimitado del Concierto Económico. Todavía me sorprendo cuando compruebo las enmiendas e iniciativas que mis compañeros del Congreso lograron que el PP apoyase en aquella época. Por cierto, el PSOE votó en contra del otorgamiento de carácter ilimitado al Concierto Económico y la renovación del Cupo. Hasta Nicolás Redondo tuvo que ausentarse del hemiciclo para no tener que padecer el bochorno de votar en contra.
Zapatero, por el contrario, pactó con el Aznar de la Mayoría absoluta, que le impuso el preámbulo del Pacto Antinacionalista (eufemísticamente bautizado Antiterrorista), el documento más sectario y frentista que le leído en mi vida, le «clavó la Ley de Partidos Políticos» (Patxi López dixit) y le obligó a respaldar todas las reformas del Código Penal impulsadas por el trío Mayor Oreja, Angel Acebes e Ignacio Astarloa, bajo el dictado neocon de la ideología antiterrorista diseñada por Bush. Pido una ovación por ello
Y ahora, Patxi López pacta con el PP del OPUS DEI, Rouco Varela, la COPE y el Cardenal Primado de Toledo. Zorionak!!
Cazuela, artez eta zuzen hitz egiten duzu. Nik neuk ere ez nukeen hobeago adieraziko.