He aprovechado la semana de Pascua para tomarme unas mini vacaciones con mi familia. Hacía tiempo que no salíamos juntos. Los chicos se van haciendo mayores con una rapidez inusitada y se nos escurren del entorno doméstico sin que nos demos cuenta.

Junto a la sede del Parlamento de Hungría
Esta vez nos hemos trasladado a Budapest para intentar aproximarnos, más allá de la costra turística, a la historia y la vida cotidiana de este interesante país centro europeo.
Hungría atraviesa estos días una aguda crisis política. Las calles de la capital han conocido, durante las últimas semanas, movilizaciones de protesta que los budapestinos apenas recordaban. Pero este clima de agitación social no ha irrumpido de repente. Es el fruto casi inevitable de una serie de fenómenos que han ido produciéndose durante los últimos meses.
Hace un año, el primer ministro socialista, Ferenc Gyurcsány, rompió la coalición que le unía al Partido Demócrata Liberal y optó por afrontar la parte final de la legislatura con un gobierno monocolor, en régimen de minoría parlamentaria. Recuerdo que me encontraba en Bruselas, en un encuentro informal de líderes parlamentarios de las formaciones políticas integradas en el eurogrupo de los Demócratas y los Liberales, cuando el representante húngaro, que llegó tarde y visiblemente alterado, nos dio la primicia: Acababan de romper el acuerdo de coalición que les unía al Partido del primer ministro. Los socialistas habrían de gobernar solos.
Desde entonces, el panorama ha experimentado notables cambios. La crisis económica se está cebando con especial crudeza sobre el país, lo que ha empeorado, sensiblemente, las perspectivas del Gobierno de Ferenc Gyurcsány. Las cifras oficiales hablan de una contracción económica que este año podría alcanzar el 6%. Los desajustes financieros han hecho que, recientemente, el país haya sido beneficiado por el Fondo Monetario Internacional con un plan de rescate que alcanza la suma total de 20 millones de euros. La situación es alarmante. La máquina productiva no tira y el edificio financiero se derruye. Todas las luces rojas se han encendido.
La interacción entre los problemas económicos y los políticos, han situado al Ejecutivo húngaro en una posición insostenible. La debilidad parlamentaria del Gobierno le impide adoptar las drásticas medidas que requiere la economía. Y persistir en la situación actual podría llevar al país a la ruina. Pero el desgaste sufrido por el Gabinete tampoco aconseja adelantar las elecciones. Según los estudios demoscópicos, el Partido Socialista podría perder numerosos escaños. Las encuestas pronostican el triunfo del Partido Fidesz, de centro-derecha que, si hoy se celebrasen comicios legislativos, podría hacerse con una confortable mayoría en la cámara húngara. Y no es cuestión de convocar elecciones anticipadas, para perderlas, claro.
Ante esta difícil situación, el primer ministro ha hecho un gesto de honestidad que le honra. Ha reconocido públicamente su incapacidad para afrontar la coyuntura y ha optado por retirarse de escena, cediendo el liderazgo del Gobierno a su ministro de Economía y Desarrollo Nacional, Gordon Bajnai; un prestigioso economista, titulado en relaciones internacionales, que exhibe una notable trayectoria profesional en el sector financiero. Su capacidad de gestión económica fue reconocida ya en 2003, cuando fue galardonado con el premio al “Gestor Joven del Año” concedida por la Asociación Nacional de Gestores.
Bajnai ha presentado un riguroso programa económico que incluye drásticas reducciones del gasto público. Propone una estricta política de recortes en la Administración Pública y en las pensiones. Ese restrictivo programa le ha valido el apoyo del Partido Demócrata Liberal, que coincide con él, en la necesidad de acometer profundas reformas estructurales y de someter la actuación de los poderes públicos a un severo plan de austeridad.
La sintonía con los demócratas-liberales proporciona, de nuevo, a los socialistas, el respaldo parlamentario que perdieron hace un año, cuando pusieron fin a la coalición. Este apoyo permite a Bajnai pisar tan fuerte como desea en el empeño de plantar cara a la recesión económica.
Pero ni los socialistas ni los demócrata-liberales apoyan unánimemente esta nueva aventura gubernamental. Ambos partidos tienen discrepantes y han experimentado en sus filas sonoras dimisiones. Además, un amplio elenco de personalidades del campo de la cultura y el arte, ha suscrito un manifiesto público exigiendo la convocatoria de unas elecciones anticipadas. No consideran muy estético cambiar de caballo mientras se cruza el río. Es más limpio -sostienen- convocar elecciones y escuchar la voz del pueblo.
Tampoco la oposición parlamentaria avala el cambio de Gobierno proyectado por los socialistas. El líder conservador del Partido Fidesz se ha negado a negociar con Bajnai su posible apoyo al Ejecutivo que este piensa formar, argumentando que un pacto entre un puñado de políticos desprestigiados y dos partidos fracasados no puede suplantar la elección de varios millones de votantes húngaros. También él exige la inmediata convocatoria de elecciones. Si no se convoca a los ciudadanos a las urnas -ha declarado- sólo podría constituirse un gabinete ilegítimo, transitorio y precario.
La semana pasada, Budapest fue escenario de una gran concentración de protesta. Varios miles de ciudadanos se congregaron frente al Parque de los Héroes para manifestarse en contra de la opción de constituir un Gobierno interino en lugar de convocar a los ciudadanos a las urnas.
El martes, día 14, se debatió en el Parlamento la Cuestión negativa de confianza que permitía a Gordon Bajnai sustituir al primer ministro en la presidencia del Gobierno. Se trata de un intrumento parlamentario prácticamente igual a la Moción de censura.
Ese día estábamos en Budapest. Por la mañana intentamos penetrar en el edificio del Parlamento –un soberbia construcción neogótica de finales del siglo XIX- en el turno reservado a los turistas. Pero no fue posible. Los responsables de seguridad nos dijeron que había sesión plenaria y las visitas estaban suspendidas. Pero era evidente que ocurría algo más. Los alrededores del edificio estaban acotados con vallas metálicas. Se temía una gran movilización social que, finalmente, se produjo.
Por la tarde, el centro de la capital quedó colapsado por una marea humana que interrumpió el tráfico. Las sirenas de los vehículos de la policía se escuchaban desde varios kilómetros de distancia. La protesta fue sonora. A los que exigían elecciones anticipadas se sumaban los que se oponían a los recortes sociales anunciados por Bajnai que, sin embargo, plantea sus reformas como una cuestión de inteligencia y responsabilidad que se encuentra por encima de las diferencias entre la derecha y la izquierda. “Los húngaros -ha declarado Bajnai– pueden elegir entre perder sus empleos o reducir temporalmente sus sueldos en varios puntos”.
Entre los húngaros he advertido cierta preocupación por la inestabilidad económica y política. Por no ver, no ven claro ni el sentido de su participación en la Unión Europea. Los sindicatos han anunciado movilizaciones para protestar por los ajustes sociales y se anticipa un primero de mayo muy combativo.
Veremos cómo evoluciona la situación. Pero, por de pronto, podemos constatar notables diferencias por lo que ocurre por estos lares.
También el Gobierno español afronta una crisis económica y acusa una preocupante debilidad parlamentaria. Pero aquí todo es diferente. En Hungría ha dimitido el primer ministro para dejar paso al responsable de Economía. Aquí ha ocurrido todo lo contrario. El presidente del Gobierno ha cesado al ministro de Economía y Hacienda, poniendo en su lugar a una mujer cuya capacidad para responder con solvencia a la crisis, constituye una incógnita.
Eso sí, la intensa propaganda gubernamental ha hecho posible que, en el cambio de Gobierno, unos pencos trotones se nos presenten como pura sangres. Por lo demás, los sindicatos callan y las reformas estructurales sólo las pide el gobernador del Banco de España. Bueno, también las pedía el ministro de Economía y Hacienda, pero ya ha sido destituido. La nueva ministra no lo hará. Supongo que habrá sido designada para que no moleste.
El gran fallo de Solbes fué ser el único que opinó con algo de cabeza en ese partido. Automáticamente se les convirtió en algo molesto, una piedra en el zapato. Esa es la lealtad del PSOE.
Extrapolandolo a nuestro caso particular, veo similitudes con el asunto Pachi-Vasagoiti, en cuanto a la formación del segundo le empiecen a ir las cosas bien en las europeas y se aproximen las temibles elecciones generales ya se pueden ir agarrando los socialistas. Su «cambio» se les va a caer encima y los demás vamos a estar ahí, para verlos estrellarse.
Por otro lado hay una cosa que me preocupa, y son las declaraciones de Vasagoiti hoy día 17 de Abril, en el que practicamente compara al PNV nada mas y nada menos que con ETA. Raya el delito por injurias, pero una vez más la prensa unionista pasará por encima y eso podría dar comienzo a una estrategia de asemejamiento del PNV a la radicalidad de ETA.
La radicalidad y el extremismo esta en el ambiente, no hay mas que partidos de derecha o izquierda no hay de centro.
Encima parece que necesitamos o seguimos el discurso de la histerica que viene, que viene,….. Me recuerda el cuadro de munch «el grito». En todo, en el movimiento de masas por falta de trabajo, el desarraigo por el mercado neoliberal, una marabunta.
Me ha interesado tu viaje a Hungría. Quizá Centroeuropa sea una zona desconocida para nosotros y que todavía tengamos que descubir, porque su historia es interesentísima.
La pena es que hayas desvirgado tu historia metiendo una cuña política, que sinceramente ya cansa. Los políticos sois los primeros que intentais meclar todo con la política.
Más pena me da que tus cachorros (como Javier) desvirguen aún más lo que podría haber sido una conversación interesante sobre la historia europea.
Si siguimos en este plan tan agresivo, la politica 2.0 será un fracaso, porque los blogs de personalidades políticos se habrán convertido en carnaza para alimentar sus propios hooligans, alejándose así, la ciudadanía de la política.
Viendo en qué ha derivado esta conversación, no me voy a dignar a hacer el esfuerzo de escribir mi propia impresión sobre ese pais que has visitado.
No te pongas así, discrepante. Además de para ilustrarse, la experiencia exterior sirve, también, para contrastar lo que ocurre fuera con lo que sucede aquí. Si no hay contraste, no se aprende nada. Ni para bien, ni para mal.
Por lo demás, te prevengo que quien firma como Javier, no es, en absoluto, «cachorro» mío. En primer lugar, porque no tengo cachorros. Y en segundo, porque no le conozco.
Coincido contigo en que todos hemos de repensar todos los días nuestros blogs, como nos hemos de repensar a nosotros mismos. Pero no tengo en absoluto la percepción de que mi blog esté dando «carnaza» a nadie. En él entran -me consta- gentes de todo pelaje ideológico. Y es obvio que dejan opiniones muy encontradas entre sí.
Un saludo.
La administración del MSZP y el SZDSZ se ha demostrado catastrófica. Su política es la del «neoliberalismo» que el PP y en medida no lejana el PNV asumen en nuestro Estado.
Creo que Fidesz, el partido de «centro-derecha» en Hungría, no puede hacerlo peor. Es cierto que hace falta un tecnócrata, pero Gordon Bajnai, el caballo cambiado en medio del río, cuyo título de «gestor joven mundial del anno 2003» me recuerda al de «leader joven mundial 2007» que ostenta Vargas Llosa jr. otorgado por cierta mesa de Davos, no tiene credibilidad, pues sigue siendo el servidor de los mismos intereses.
Si ha recibido el apoyo del SZDSZ (partido que ni ha llegado al 5% de los votos en las últimas elecciones a Estrasburgo, por cierto, y al que sólo se vota en Pest), hay un indicio inequívoco de que servirá a dichos intereses. Y cuáles son esos intereses? Bien, a tenor de las cunas publicitarias electorales, en las que al parecer la religión hebraica era motivo de voto a ese partido, y en las que aparecía incluso la bandera de Israel, que hasta donde yo sé es un Estado diferente a Hungría, el país a cuyo Pueblo se pretende servir, parecen en cierto modo confusos. O claros.
No se fíe de lo que se dice o aparenta, sino de lo que se hace. Olvídese de las etiquetas y los títulos en política. Aquí y en todos los sitios.
Hacen falta tecnócratas en el gobierno de Hungría? Sí, estoy de acuerdo. Pero puestos a elegir, creo que Kosa, el actual alcalde de Debrecen, debería ser el próximo elegido. No tiene un título de una arcana institución privada exterior, sino el electo de los ciudadanos de Debrecen, donde ha demostrado una gestión eficacísima y altamente beneficiosa para la ciudad, convertida ahora en la segunda de Hungría.
No me gusta Órban, pero sí Kosa. Ya vé, diputado, un radical viendo con simpatía a un político de un partido que forma parte del mismo grupo que Mayor Oreja en Estrasburgo. Si es que soy un maoísta irrecuperable!
Olvide las etiquetas, ya le digo. Sea Vd. un político de Estado y no me decepcione, que últimamente le he leído poco constructivo con este servidor de nadie en ciertas réplicas.
Con afecto invariable,
Donatien
No creo, amigo Donatien, haber expresado simpatías o preferencias entre los partidos y los líderes que cito en el post. Tampoco pretende el comentario, conseguir algo más ambicioso que una fotografía del momento. No conozco la política húngara como para pretender impartir clases sobre la materia. De ahí que tampoco me empeñe en clasificar a los grupos y las gentes siguiendo etiquetas. Nunca lo he hecho y no tengo edad para cambiar. Pero hay gente que se empeña en etiquetarse a sí misma. Y si alguien, por ejemplo, se identifica a sí mismo como un socialista revolucionario, no seré yo quien intente demostrar que es un nacionalista o un independentista vasco.
Por lo demás, te agradezco la aportación que haces al post, que había quedado cristializado en primavera.
Un saludo reiterado
Josu
No comprendo por qué tiendes a perderte en mitos acerca de etiquetas, insisto. Me recuerdas a quienes usan vuestro lema JEL para deducir patranas sobre el PNV.
Yo, como te decía, me fijo en lo que hacen unos y otros.
Yo no concibo el fondo de armario de los munícipes de la Izquierda Abertzale con trajes de estilo maoísta, ni tengo entendido que Arrasate o Lekeitio o Etxebarria o Etxarri-Aranaz o Irurzun o tantos lugares hayan sido experimentos de traslación del régimen de Kim Jong a tierras europeas durante la gestión por parte de la Izquierda Abertzale de sus alcaldías.
Lo que propone la IA está más cerca de lo que son las sociedades más igualitarias de Europa que lo que es Corea del Norte o Cuba, te pongas como e pongas, Josu.
Si por el PNV fuera, las grandes superficies estarían abiertas los domingos en Euskadi sin mucho que rechistar, al igual que ya sucede en el marquesado neoliberal de Madrid u otros lugares (como Hungría). En Austria no sucede, como de momento tampoco en Euskadi. En Dinamarca el modelo social es similar al que propone Batasuna de acuerdo a las circunstancias actuales vascas y sin salirnos del posibilismo. «Este es un País con una renta importante», recuerdo que declaró Otegi tras una reunión con Confebask en el ilusionante abortado proceso de paz último.
Del mismo modo que exiges la contextualización histórica de Sabin a los seguidores actuales de Cánovas del Castillo cuyos escritos sobre la raza tan bien han olvidado (aunque lleven camisas de marca con su nombre en su homenaje), deberías exigirte la contextualización histórica y espacial a la hora de considerar a quienes no son de tu partido.
Unos firman con JEL y otros con Bietan Jarrai. Me parecen símbolos muy respetables todos. También muy difícil de demostrar que el PNV es más independentista que la IA e incluso que sea más nacionalista pese a su nombre, francamente. Es más patriota el PNV que la IA pese al nombre de la segunda? Bien, a qué esperáis? Demostradlo.
Nuevamente te envío el más cálido saludo imaginable,
Donatien
Nadie más lejos que yo del peligro de perderse en etiquetas. Fíjate, Donatien, si no me dejo arrastrar por las etiquetas que convivo en el Congreso de los Diputados con mucha gente que se intitula socialista y comparte los planteamientos económicos que en su día hicieron, desde el mismo partido, Boyer o Solchaga. O el mismísimo González, al que se conoció como el amigo de los bancos. Por lo que se refiere a nuestro lema, como bien sabrás, se conserva más como un fósil que como una síntesis de lo que el partido representa. Te recuerdo que hace ya muchos años que se abandonó el confesionalismo que refleja la primera parte del lema y, por lo que se refiere a la segunda, difícilmente encontrarás militantes del PNV que aseguren que su mete política consiste en la derogación de la ley derogatoria de los fueros de 1839. Durante muchos años fue así. Ahora, para bien o para mal, ya no lo es.
Donatien, yo no vislumbro un sólo fondo de armario en un colectivo tan heterogéneo como el que conforma la autodenomiada Izquierda Abertzale (¡Cuanta etiqueta, por Dios!) En ese colectivo conozco abertzales radicales que nada tienen que ver -ni quieren saber- con el componente de izquierdas del entorno y conozco, también, militantes firmes del marxismo más ortodoxo a los que la cuestión vasca no les interesa más que en la medida en que pueda ser utilizada como palanca revolucinaria para quebrantar los cimientos de la sociedad burguesa. Conozco de lo uno y de lo otro. Y donde gobiernan, claro, ni queriendo podrían adoptar medidas políticas asimilables a las que durante años definieron -y aún definen- el marxismo real. Un municipio no da juego suficiente para ello. Es posible que, me ponga como me ponga, no haya un sólo marxista partidario del castrismo en la autodenominada izquierda abertzale. Pero que las exaltaciones del castrismo, en el seno de la sociedad vasca emergen, casi siempre, del ese entorno, creo que es algo innegable. Como también es innegable que, la revolución que lideró Castro sólo empezó a tomar un inequívoco sesgo comunista después del 1 de enero de 1959 y a costa de muchos que contribuyeron a derrotar a Batista, pero no compartían el ideario marxista. La figura del tonta útil está muy arraigada en la práctica revolucionaria comunista. Primero derrocamos a Batista entre todos y, después, la vanguardia revolucionaria ya se ocupará, con el apoyo de las armas, de hacer la limpieza en casa. Así cayó Huber Matos en Cuba. Y Kerensky frente a los bolcheviques.
No sé si las grandes superificies se abrirían en Euskadi los fines de semana si fuera por el PNV -que, supongo que podrían haberlo establecido así, de haber querido durante los años que gobernó- pero te puedo asegurar que en el ámbito de las políticas igualitarias y sociales, soy capac de resistir perfectamente el ritmo que marque Otegi. Claro que, si nos dedicamos a matar empresarios como Korta, será un poco difícil que se genere la riqueza necesaria como para poner en marcha las políticas sociales que implementan en los países nórdicos. En las monarquías Noruega y Sueca, por ejemplo.
Por lo demás, considero un error organizar competiciones de independentistas. A ver quien lo es más. Y menos aún, si el indicador decisivo para evaluar la competición es el de quien grita más alto y más fuerte: «Independentzia». Mario Onaindía, cuando era de ETA y, después, cuando militaba en la autodenominada Izquierda Abertzale, nos reprochó a los del PNV no ser lo suficientemente tenaces y comprometidos con la defensa de los derechos nacionales de Euskadi. Y él acabó en el PSOE, escribiendo libros sobre la nación española. También él era de la izquierda abertzale pero a la hora de la verdad, se abrazó a la izquierda -bueno, a la tibia izquierda del PSOE- y acabó sus días repudiando todo lo abertzale. Y no es el único. El PSOE está lleno de gente parecida.
Un afectuoso saluldo
Me ha parecido inquietante tu renuncia a la derogación de de la ley derogatoria de 1839. Quieres decir que el PNV actual quiere que, puesto que está derogada por la Constitución Espanola de 1978, se vuelva a restaurar?
O quieres decir que ni quieres que se derogue una ley ni otra, esto es, ni la Constitución vigente ni la ley abolitoria de Espartero?
Si el PNV apoya uno sólo o los dos textos articulados, más allá de por su mero acatamiento contingencial reconocido, entonces he de entender que finalmente ha convergido con Mario Onaindia, Bandrés, Aulestia y Gurrutxaga en su «Sí inequívoco a la Constitución» previo a la disolución en el PSOE (PSOE-EE) y en el PNV (EuE).
Quieres decir, en definitiva, que el PNV renuncia «inequívocamente» también, según explicita un representante creo que cualificado como lo eres tú mismo -aunque sólo seas cargo público- a la restauración de la situación jurídica-política anterior a la ley unilateral no paccionada de 1839, esto es, en términos de nuestro tiempo, a la consecución de una suerte de Estado vasco?
Sería bueno que lo aclararas.
Gabon
La Revolción Cubana despierta simpatías en Europa y el mundo, no sólo en la Izquierda Abertzale y en Euskadi (incluído el PNV, sí), por su antiamericanismo. Todos llevamos un antiamericano dentro. No lo podemos evitar. Y además justificado.
Que luego derivara en el contexto de la Guerra Fría y la necesidad absoluta de un apoyo fuerte exterior que sólo podía darlo Kruchov en una versión supuestamente «marxista» como dices (qué etiqueta, Dios Santo; en qué puedes intervenir para cambiar que la realidad sea marxista o que no lo sea, en su caso) si Castro quería construir un Estado soberano al margen de los planes que para la isla -como para el resto de su back court (como aún lo llama con soberbia el americano medio)- le tenía reservados US, es una cuestión estratégica política nacional respetable para quienes tenemos como un valor la soberanía de los Pueblos.
Eso es lo que significa la Revolución Cubana -lo escribo así, con mayúsculas, pues se trata del concepto que viene ya de la Revolución de la que escribiera tan bien Martí, y no de la de Octubre ni de ninguna otra. Y sí, es cierto, también despierta simpatías por el valladar u oasis que ha supuesto durante décadas, en contraste con otros países comparables, ante la CIA y los bombarderos americanos y, tras esa vanguardia, los escuadrones de la muerte, los explotadores, los narcotraficantes y el desastre social de tantos otros países del entorno tras el que se hallaba el patrón americano como abogado de sus sistemas de organización.
No he estado en Cuba, y ni leyendo a Mea Cuba de G. Kerensky Infante o las pinceladas que del tema MVL relata en su «El pez en el agua» (él también la apoyó al principio, más allá incluso del primero de enero del ’59, pues se deja fotografiar junto a la tumba inglesa de Marx annos después), ni por haber podido experimentar por edad -ni siquiera tú- lo que tanta gente pudo sentir como una esperanza de justicia, puedo yo decir nada más al respecto de Castro.
Pero por favor, Josu, no me pongas como ejemplo implícito a seguir a otros de la región simplemente porque no se llamen Castro ni pongan la cara burguesa de Marx en un Malecón.
Gabon