El lunes, cogí el último vuelo de la tarde a Madrid. No había muchos pasajeros. Coincidí en el avión con dos diputados y un senador del PP. Hablamos de las elecciones, evidentemente. Su planteamiento era claro y sin ambages. Me aseguraron que apoyarán la investidura de Patxi López para facilitar el cambio. Sin titubeos ni matices.
-¿El cambio hacia dónde? – les pregunté. ¿Hacia el neoliberalismo, hacia la socialdemocracia o hacia el universo neocon? ¿Hacia la integración o hacia las trincheras?
– Eso es lo de menos –respondieron. El caso es que el PNV e Ibarretxe sean desalojados del Gobierno sin más demora. Lleváis 30 años gobernando.
Ya se ve que su propósito es edificante y constructivo. El cambio que propugnan consiste, tan sólo, en eliminar del escenario al PNV y a Ibarretxe. Todo lo demás no importa. Está por precisar. Y ni se sabe si será posible precisar, dadas las diferentes concepciones que el PP y el PSOE defienden en casi todos los ámbitos de la acción política.
– Tranquilo, Josu. Así es este deporte –añadió uno de ellos, al que conozco desde la época de Aznar-. Unas veces se gana –precisó- y otras veces se pierde.
Durante el trayecto, ojeé las páginas de La Razón, que era el único diario que me quedaba por consultar. Me regocijé comprobando la radical dualidad con la que el periodico abordaba la información sobre las elecciones. En Galicia, habían triunfado la honestidad y la decencia del PP, frente a la incompetencia del PSOE y su proverbial tendencia al despilfarro. En Euskadi, por el contrario, el PSOE no era un partido lastrado por un pasado de mala gestión. Nada de eso. Era algo así como la plataforma mesiánica que nos conducirá hacia la definitiva liberación del yugo nacionalista. Un reportaje de página entera suscrito por Esther Palomera describía en tonos elogiosos a un Patxi López al que presentaba poco menos que como la gran esperanza blanca de la causa constitucional en Euskadi.
Es curioso. Algún día dedicaré un estudio más detenido al esquema esquizofrénico desde el que la prensa de la derecha se aproxima al PSOE y los socialistas. En general, son considerados como la encarnación del mal. Pero cuando se trata de combatir al nacionalismo vasco, pasan del fuego del averno a estar rodeados de las más excelsas virtudes e incluso a ser expresamente apoyados como los mejores candidatos. Confieso que me resulta divertido contemplar a periodistas que destacan por destilar en sus columnas el más furibundo antisocialismo, convertidos, transitoriamente, en firmes baluartes defensivos del socialismo y sus militantes, frente a la iniquidad de los nacionalistas vascos. Para ellos, el socialismo es malo. Pero el nacionalismo (vasco) es la maldad misma. Y aunque lo malo se puede corregir, la maldad es, por definición, imposible de reconducir.
Llegué tarde a la capital del Reino. Justo para acostarme y dormir.
El martes desperté temprano. Para la siete de la mañana me encontraba ya en pie dispuesto a afrontar, con el mejor talante posible, la intensa agenda que me esperaba. La mañana fue completa. Primero participé en una tertulia de televisión –la lluvia caída y la intensidad del tráfico hicieron que tardáramos más de una hora en cubrir el trayecto entre el hotel y los estudios; los que viven en pequeñas urbes no se pueden imaginar el desgaste que suponen los desplazamientos en una gran ciudad- y después me dirigí a uña de caballo al palacio del Senado, donde se desarrollaba un encuentro con el presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, que estos días se encuentra en Madrid cursando una visita de Estado. Es más pequeño de lo que me imaginaba. Pero parece inteligente. En las respuestas estuvo ágil y correcto. Creo que no le gustó demasiado el hecho de que la mayoría de las preguntas que le formulamos tuvieran que ver con los Estados Unidos.
A las 13,00 horas asistí a la Junta de Portavoces, donde fijamos el orden del día del Pleno de la semana que viene. Y por la tarde, a las 16,00 horas, tenía una cita la Comisión de Secretos Oficiales, de cuyo desarrollo nada puedo desvelar porque, como bien señala el nombre oficial del órgano, lo que en su seno se tratan son asuntos que tienen la caracterización legal de secretos.
Pero entre acto y acto, he tenido ocasión de intercambiar opiniones con diputados y senadores de diversas formaciones políticas.
Los del BNG se encuentran abatidos, pero no derrotados. El veredicto de las urnas y, sobre todo, la principal consecuencia política que de él se deriva, la necesidad e abandonar la Xunta, no les llena de gozo, precisamente. Pero los militantes galegistas son gente dura y acostumbrada a trabajar con eficacia al margen de la plataforma gubernamental. De hecho, llevan mucho más tiempo haciendo política fuera del Gobierno gallego, que dentro de él.
Con todo, tienen claro que han de dedicar algún tiempo a reflexionar sobre la situación creada por las elecciones y trazar el rumbo que han de imprimir a su actuación política de los próximos años.
A los numerosos populares con los que tropecé por los pasillos, les he felicitado. Así lo exige la más elemental cortesía política. Y ha querido la casualidad que sólo me topase con diputados populares adscritos a la línea oficial, que son los que más motivos tienen para sentirse ufanos. Vaya usted a saber lo que opinan los críticos que esperaban su oportunidad agazapados.
Pues bien, a los populares de la línea oficial les he felicitado por los resultados obtenidos en Galicia pero, sobre todo, por las expectativas que se les abren para reforzar su acción política en las Cortes Generales. Porque no hay que olvidar que, para el PP -al igual que para el PSOE, que en estos son siameses- la meca está en Madrid. Ninguno de ellos renuncia a cota alguna de poder, por pequeña que esta sea, pero su estrategia política queda siempre subordinada a la consecución de un objetivo supremo: asumir las riendas del Gobierno central, que es donde se concentran los auténticos resortes del Poder. Esa es su máxima aspiración. Y como los resultados electorales del 1-M mejoran sus posiciones en la carrera hacia el control de las instituciones del Estado, los del PP están contentos. Satisfechos. Incluso exultantes. Acaso un pelín pasados de euforia.
Han pasado unas semanas muy difíciles, sintiendo en la nuca el aliento del juez Garzón y no ocultan ahora el regocijo que les produce ver sumido en las dificultades a quien consideran que fue, en última instancia, el principal inductor de la operación judicial desarrollada contra ellos: El presidente del Gobierno.
No voy a decir que a los populares les resulte indiferente el futuro del Gobierno vasco, pero es evidente que su estrategia política en Euskadi está subordinada al designio principal de recuperar el Gobierno central. Y saben que, apoyando a López en la investidura, pueden provocar unas reacciones en cadena que acabarían reforzando su posición política en Madrid, que es lo que realmente les importa. Así de claro. Y si, alternativamente, Patxi optase por renunciar a ser Lehendakari, siempre les quedará la bandera nacional y la posibilidad de acusarle de claudicar frente al nacionalismo vasco. En cualquiera de las hipótesis, las circunstancias favorecen al PP. Por eso andan tan ufanos.
También he felicitado a los socialistas. Pero no por los resultados obtenidos en Galicia. No soy tan malo. Tampoco por los apoyos recibidos en Euskadi, porque es evidente que se han situado por debajo de las expectativas. El elocuente gesto de incredulidad con el que Rodolfo Ares, insistía, angustiado, la noche electoral, que los resultados que arrojaba el recuento, cuando el escrutinio rondaba ya el 70%, no eran fiables porque no podían ser auténticos, lo dice todo. Es obvio que no han obtenido el resultado que pretendían. En Araba pensaban arrasar y sólo se han impuesto por un punto de diferencia. En Gipuzkoa aspiraban a ganar y han perdido con claridad. Y En Bizkaia, donde suspiraban por el empate, se han visto sobrepasados por la marea de votos pro-Ibarretxe que ha dado al PNV prácticamente la mitad de los escaños reservados al territorio: 12 de 25.
Es obvio, pues, que no he felicitado a los socialistas por sus resultados electorales. ¿Por qué, entonces? Les he felicitado por los resultados obtenidos por el PP y por Rosa Díez. Sí, han entendido bien. He felicitado a los socialistas por los resultados obtenidos por el PP y por Rosa Díez. Porque lo que hace realmente operativos los votos que recibieron los socialistas, son los que respaldaron las candidaturas del PP y de UPyD.
Si sólo contasen con sus votos, los socialistas vascos se encontrarían desolados. Así de claro. Porque han fracasado estrepitosamente en su intento de ser la primera fuerza. Lo que les hace sonreír, abrigar esperanzas y levantar los brazos en son de victoria, no son sus votos, sino los que suman el PP y UPyD. Ese es, por tanto, el único motivo por el que se les puede felicitar.
Por lo demás, de entre las conversaciones que ayer mantuve con diferentes electos socialistas en las Cortes Generales, quisiera destacar dos.
La primera tuvo lugar con una destacada figura institucional del orbe socialista, a quien referí lo que un compañero suyo me confesó hace unas semanas (ver el post Lo que piensan los socialistas madrileños: «Si tengo que elegir, prefiero el Gobierno español que el Gobierno vasco» 6.02.09) sobre la jerarquía de prioridades con la que, a su juicio, se habría de operar en el seno del Partido Socialista de cara a la situación que puede presentarse: “Si tengo que elegir, prefiero quedarme con el Gobierno español, que con el Gobierno vasco”. Mi interlocutor fue más allá todavía. Me dijo que, puesto en la tesitura de optar, prefería el Gobierno español, al Gobierno vasco y el Gobierno de Catalunya juntos.
No se trata de un caso aislado. Para los socialistas -al igual, insisto, que para los populares- el Gobierno de España es lo primero. En importancia y en prioridad. Los demás gobiernos son importantes también -de hecho, todas las plataformas institucionales lo son, para los partidos políticos- pero no hasta el extremo de que el acceso a los mismos pueda llegar a poner en peligro el Gobierno de España.
Creo que se entiende lo que quiero decir, ¿no?
La segunda conversación se desarrolló con dos miembros del PSC. A los socialistas catalanes les parece, sencillamente, horrenda la hipótesis de apartar del Gobierno vasco, en contubernio nada menos que con el PP, al partido que ha ganado las elecciones. Consideran que esa alianza con los populares es poco menos que pecaminosa para un socialista que sea merecedor de ese nombre.
– Pues los socialistas vascos os ponen a vosotros como modelo y referencia.- observé.
– ¿A nosotros? –inquirieron extrañados.
– Sí -repliqué- A vosotros. A los socialistas catalanes que, según dicen, formasteis gobierno en Catalunya, apartando del Ejecutivo a CiU contra los intereses coyunturales de Zapatero.
– Pero nuestro caso no es igual al suyo –objetaron airados. Nosotros formamos un gobierno integrador de factura transversal -integrado por independentistas y por no nacionalistas- en torno a un eje ideológico de izquierdas. Aquello tenía coherencia. Pactar con el PP no tiene coherencia alguna. Es un monumento a la incoherencia.
– Pues andad con cuidado –anoté entonces- porque me temo que alguien está manejando la idea de sacrificar a Montilla a cambio de hacer posible que Patxi López sea Lehendakari.
– Nunca lo permitiremos –concluyeron. El PSC aporta 25 escaños en el Congreso de los Diputados. Y el PSE no pasa de 8. Es la tercera parte. Nadie se atreverá a ponernos en venta en una operación tan dudosa para un socialista y por un precio tan bajo. Sería una transacción ruinosa.
– Ocho no, son nueve –precisé. Los diputados socialistas vascos son nueve
– Es igual –repusieron. Siguen siendo la tercera parte.
– Hala, pues a moverse -concluí. Porque la ansiada Lehendakaritza de López se llevará por delante a alguien. No sé si a Zapatero o a Montilla, pero me temo que si la idea prospera, alguno de los dos verá tambalearse su sillón de mando. Y, no sé por qué, pero me da que Zapatero no ofrecerá su cuello a la cuchilla por salvar el de Montilla.
Así están las cosas en Madrid, mientras los socialistas vascos -según me dijo una sonrisa irónica- acrecientan su ilusión, imaginándose ya repartiéndose cargos y coches oficiales.
Hola Josu:
Como boton de muestra de lo que mencionas al principio de tu articulo.. el ayuntamiento de Muskiz.. como EA y PSOE se juntaron solo con la intencion de echar al PNV tras mas de 25 años… y luego ya se vera..
Y el ya se vera ha sido una gestion desastrosa y una relacion entre ellos peor aun…. pero nadie se baja del carro… y al final quien lo paga? el ciudadano….
Mila esker Josu!. Una crónica muy ilustrativa… Es cierto que hay que felicitar al PSE por los resultados del PP y UPyD. No critico a López por querer ser lehendakari, le echo en cara haber mentido al Pueblo Vasco para conseguirlo.
Nos trato de vender que formaría un «gobierno para todos», «sin frentismo» y «transversal» y ahora, visto que han perdido las elecciones cosa que no esperaban, mendiga los votos de sus enemigos del PP y UPyD.
La transversalidad del PSE es una trampa aunque me duela en el alma volver a comprobarlo. Este pueblo, y muchos buenos socialistas vascos, merecerían otra cosa. Merecerían que López asumiese que no ha obtenido los resultados que necesitaba para conseguir ser lehendakari de ese gobierno que necesitamos y que, sin embargo sí tiene la oportunidad de hacerlo posible y de formar parte importante de él, aunque no de liderarlo. Podrían recabar para sí el mérito de la responsabilidad y ponerse a trabajar duro cuatro años en un gobierno sólido, mayoritario y plural, para ganar protagonismo institucional, demostrar sus capacidades de hacer política real, etc. Y luego, llegadas las elecciones poner de nuevo a prueba su proyecto en las urnas, con la satisfacción de haber cumplido su palabra. Y muchos abertzales cambiaríamos de opinión respecto al oportunismo y la falta de compromiso del PSE para con Euskadi. Y este país habría ganado en cohesión y avanzado de verdad en la normalización política.
Pero no van (ojalá me equivoque) a cumplir su palabra. López y el PSE van a hacer lo que les pide el cuerpo, no lo que les pide el Pueblo: van a ponerse en manos del PP y UPyD. Formarán un gobierno atado de pies y manos, sustentado en pactos no confesados. ¿Qué políticas sociales podrán hacer con el PP?. ¿Qué política transversal e integradora con la resentida de Rosa Díez?. López va a hipotecar su gobierno antes de tomar posesión de el. Será el lehendakari más breve de la historia y, seguramente, el que desperdicie la mejor oportunidad. Y si el PNV sabe aprovecharse de ello, saldrá reforzado y volverá a Ajuria Enea con mayoría absoluta en muy poco tiempo. La pena es que entretanto Euskadi estará a la deriva en plena crísis y no creo que podamos permitírnoslo.
Besarkada!!
Estoy convencido, Igor y Edu, de que la fórmula PSE+PP+UPyD carece de recorrido. Y, desgraciadamente, en un momento como el actual, en el que se necesitan manos diestras y gobernos fuertes para afrontar la crisis, esa operación comportará grandes males a Euskadi. Y no sólo en lo económico. También en lo social y en lo político. Las realidades forzadas, lo he dicho más de una vez, siempre vuelven a su ser. Pero en esta ocasión, puede hacerlo con un gran coste.
«Patxi lehendakari con calzador».Vergonzosa la aparición de López la noche del 1 de marzo,no da la talla ni en educación ni en autocontrol,menudo panorama.
Han colmado la obsesión,España es felíz,ahora toca gobernar, Ibarretxe lehendakari (claro ganador) y gobierno transversal.Que no…,muy bien,totalmente legítimo.A gobernar con el PP o con 25 sobre 75 y el PNV haciendo oposición aquí y sin apoyos en Madrid,Buen viaje PSOE.Amildegira,»aldaketaren garaiak»,ja,ja.
Me parece que los argumentos que esgrimen los diputados y senador del PP para apoyar al PSOE en el Gobierno Vasco son un poco vacios , por que sí y para echar al PNV .
Creo que para gobernar con responsabilidad deberian aportarnos razones de más peso .
Kaixo, Josu.
(Dos posts en dos días, parece que te has puesto las pilas).
Te cuento mi visión de la jugada.
El primer movimiento, si este fuese un país lógico, sería que el PNV, como partido más votado, se acercase al PP, su correligionario de la derecha europea, para solicitar sus votos para la sesión de investidura de su candidato. Pero no: Que tu eres un nacionalista anti vasco y que tu eres un nacionalista anti español. Fin.
El segundo movimiento, si este fuera un país lógico, lo iniciaría el PSE-EE, quien buscaría una alianza de centro izquierda sin mirar adscripciones nacionales, que la izquierda es (¿o era?) internacionalista y está dispuesta a construir alianzas para contrarrestar el movimiento liberal. Pero no: Que tu no eres de mi izquierda y que tu no eres suficientemente de izquierdas y que tu no eres de la izquierda de aquí. Fin.
El tercer movimiento, si este fuera un país lógico y, visto el panorama, la crisis, la dispersión política, la violencia política y los años de marear la perdiz sin que se resuelva nada llevaría al PSE-EE y al PNV a cohabitar en un gobierno con Ibarretxe como Lehendakari, dado que el PNV resultó en las elecciones el partido más votado. Pero no: Que tu te fuiste con los de las pistolas y que tu eres proestatuto y (por ende) antivasco y que tu llevas 30 años en el gobierno y ya te vale y que yo tengo que liderar este país porque tu no vales y que tu no me dices eso a la cara y que ahora te vas a enterar. Fin.
Una noche de resaca electoral, Hace años, demasiados, cuando Xabier Arzalluz hacía Política con mayúsculas (luego lo dejó), lanzó al aire una pregunta:
– ¿Cómo salimos de la política de bloques?
Todavía nadie la ha respondido; y ya ni el mismo Arzalluz busca la respuesta.
Agur.
PD. Va a hacer falta mucha cocina. ¿Ya te has puesto el mandil?
Tienes razón, Xabier, si supera con éxito el trámite de investidura, López será un Lehendakari con calzador. Pero eso tiene su corolario. Los zapatos metidos con calzador, antes o después, acaban dejandonos los pies heridos. Ese es el problema. Que un Lehendakari con calzador, dejará Euskadi hecha unos zorros. Pero eso es, en estos momento, lo que menos importa a los que están urdiendo la operación. Se imponen las ambiciones de unos y otros y algo, sencillamente, sagrado: Las voces ancestrales de Viriato y los Reyes Católicos que susurran al oído de los españoles, repitiéndoles: «Salvad a España, salvad a España».
Naia, ¿les has escuchado tú razones más sólidas que las que cito en el post? Yo no he escuchado de boca de López y de Basagoiti, ni un sólo argumento que justifique la acumulación de fuerzas españolista que están diseñando desde la perspectiva de la eficacia de la acción de Gobierno. Sólo hablan del cambio de Lehendakari. Pero nada dicen sobre la política que al día siguiente aplicarán, por ejemplo, para combatir la crisis económica.
Lo mío, Beñat, es forzosamente irregular. A veces no puedo incluir un sólo post en varios días y, en otras ocasiones, dispongo de tiempo para escribir más de uno. Me gustaría ser más regular pero me lo impide la agenda de trabajo.
Suspiras, en tu reflexión, por un país lógico en el que los partidos políticos siguiesen estrategias y concertasen alianzas que obedeciesen a una lógica política. La lógica de las izquierdas y de las derechas.
Bien, digamos en primer lugar que esa lógica es, hoy, más precaria que nunca. En China el Partido Comunista -partido único- está impulsando unas medidas de liberalización económica que que a Lenin o a Mao les provarían sarpullidos. Y en EEUU, los republicanos de Bush, adoptaron, durante los últimes meses de su mandato unas medidas de intervención pública en los bancos y en las grandes empresas que dejarían pálido a Adam Smith.
En segundo lugar hay que tener en cuenta que la ilogicidad -o si prefieres, el carácter ilógico- que atribuyes a la política vasca, emana del hecho de que estamos hablando de una nación sin Estado. En todas las naciones sin Estado ocurren, en mayor o menor medida, cosas parecidas. El eje derecha-izquierda se ve atravesado por el eje nacional, lo que complica notoriamente el paisaje político.
En tercer lugar, permíteme una precisión a tu afirmación de que el PNV debería acercarse al PP que es, según tu apreciación «su correligionario de la derecha europea». El PNV, como sabrás, es fundador y miembro activo del Partido Demócrata Europeo. Como consecuencia de ello, nuestro europarlamentario está integrado en el Grupo de los Liberales y los demócratas, encabezado por el británico Graham Watson. El PP forma parte de de Grupo Popular de la Eurocámara. Están, pues, en Grupos distintos. Y esa diferente ubicación parlamentaria -que es expresión de notables diferencias políticas- se percibe perfectamente en las elecciones internas de los diferentes países europeos. Dos ejemplos. En las últimas presidenciales francesas, el socio del PP era Sarkozy. El del PNV era Francois Beyrou. En Italia, el equivalente del PP era Berlusconi. El del PNV era Romano Prodi. Como ves, no tiene mucho fundamento la afirmación de que el PP sea el correligionario del PNV en la derecha europea.
Yo estoy de acuerdo en que habríamos de empezar a trabajar para superar la política de bloques. Pero ya ves. López hizo toda la campaña diciendo que iba a acabar con las trincheras y los frentismos. Y ahora no tiene más objetivo que el de acumular fuerzas españolistas para llegar a Ajuria-Enea.
Ezkerrik asko por estos detalles de tu vida en la vida politica.
Es interesante la vida del politico, pero no es arriesgada? Estais en Euskadi intentais crear una legislatura que regule nuestra cultura, de alguna manera cae sobre nuestra naturaleza, y aqui me incluyo los que estamos fuera tan bien, la ley deberia regular lo que esta mal, y salvar nuestras libertades y derechos naturales a participar de la generosidad de esta vida, de ese lenguaje exterior, pero se puede utilizar para intereses propios y entonces crea mucha pobreza.
Pero lo que tiene que ser un palo es meterse en …..tiene dinamica el estado? Claro el estado espaniol y la monarquia constitucional van en paralelo. Pero por que querriamos un estado en Euskal herria cuando se vive mejor con nuestras relaciones naturales como simbolicamente representa el arbol de guernica, como dice el gernikako arbola kanta, Jainkoan jarri zuela gernikako arbola, nuestra relacion con lo real seria suficiente para convivir pacificamente y tener unas comunidades que vivan en paz.
Y espero que mis palabras no vayan cargadas de ironia y aparezca un demonio que lo destruya todo. Perdona pero me influencia mis relaciones con la gente musulmana e Hindu.
Tiene que ser de alucinar vivir el ambiente de las cortes espaniolas, aqui la copla se la lleva la epoca de tudor.
Tambien me gustaria advertirte que cuando analices el lenguaje esquizofrenico del PP tengas cuidado de donde te situas, porque al final se pega todo sin darse cuenta.
Comienzo agradeciéndote tus consejos y prevenciones, mariasun. No creo que haya peligro alguno de que me vea contagiado por las gentes del PP pero, por si acaso, acentuaré las alertas. Admiro tu inclinación por las formas naturales y expontáneas de organización de la vida y de la convivencia, pero me temo que las cosas se han complicado mucho durante el último siglo como para que esas fórmulas sean viables. La vida política en Madrid tiene sus cosas. Por un lado es apasionante, pero por otro, es preciso tener mucho estómago para resistirla. Por la imagen de tu persona que me transmiten tus comentarios, no creo que te gustase demasiado.