El pasado viernes, 3 de septiembre, amanecí en Madrid. La víspera había tenido una reunión vespertina en la capital del Reino y ese día, los portavoces parlamentarios estábamos convocados a una junta ordinaria. Mientras desayunaba, repasé la actualidad informativa en las páginas de El Mundo, que es el único diario que el hotel en el que me alojo pone a disposición de sus clientes. El titular de la portada era toda una fuente de alarma y agitación: «El miedo electoral del PSOE abre una crisis de Gobierno». El diario de Pedrojota aportaba tres datos, recogidos en otros tantos subtítulos, para avalar esa apreciación. Uno de ellos, el situado a la derecha, anotaba que «El PSE convoca un acto de apoyo a López y recuerda que tiene más diputados que el PNV». Un acto que, en aquel contexto informativo, era identificado por la cabecera madrileña como uno de los acontecimientos que más claramente refleja la crisis que atraviesa el Gobierno central y el deterioro que acusa la imagen de Zapatero como icono electoral. El edificio electoral socialista amenaza ruina -venía a sugerir el medio- y las huestes de López podrían acelerar el desplome de Zapatero, si este no respeto su dignidad en los arreglos presupuestarios que está preparando con el PNV.
Este aspecto del mensaje de portada recibía un desarrollo más amplio en la página cuatro, donde se hacía referencia al acto que los socialistas vascos celebrarán en Donostia el próximo día 17 de septiembre, para hacer constar a los cuatro vientos su «fortaleza política» y dejar patente su inequívoco apoyo al Gobierno pepedependiente que López preside desde Ajuria Enea. El titular no tenía pérdida: «El PSE arropa a López frente al pacto PSOE-PNV». Es decir, que López encabeza la revuelta que los socialistas vascos están llevando a cabo, en bloque, sin fisuras ni discrepancias, con el respaldo -dicho sea de paso- del PP y todo su entorno mediático, contra el pacto PSOE-PNV.
El encuentro de San Sebastián, se esboza, según parece, como un acto de desagravio frente a la humillación (Barreda dixit) que el PNV pretende infligir a López en la negociación presupuestaria; un indignado y firme acto de afirmación interna y externa, que protesta por el chantaje del PNV que Zapatero parece dispuesto a aceptar. Se trata, al parecer, de sacar pecho públicamente, para demostrar al PNV y a Zapatero que los socialistas vascos son fuertes y están unidos en defensa de su líder único. No lo han hecho cuando se trataba de defender los intereses vascos frente a los caprichos o los excesos de Zapatero -como, por ejemplo, cuando las Cortes aprobaron la «enmienda Florentino» o cuando se convalidó el Real Decreto por el que se creaba el FROB, que otras comunidades autónomas impugnaron ante el Tribunal Constitucional en defensa de sus competencias, mientras el Gobierno vasco miraba sonriente hacia otro lado- pero ahora parecen decididos a hacerlo, probablemente para paliar las iras de Basagoiti, intentando convercerle de que no se quedan cruzados de brazos, como el piensa, ante las afrentas de sus superiores de Madrid.
Justo en el momento en el que concluía la lectura del artículo, llegó José Ramón Beloki al comedor del hotel y se sentó junto a mí. Le comenté la noticia y observó, sarcástico, que la concentración que los electos socialistas vascos han previsto para el 17 de septiembre será, sin duda, positiva, porque de esa manera podremos conocerlos. El protagonismo parlamentario de los diputados y senadores del PSE-PSOE ha sido tan escaso -añadió- que no les conocen ni los que les votaron. Ni yo mismo -sentenció- sería capaz de enumerarlos a todos en este momento. El comentario me hizo gracia. Pese a su sardonismo, encerraba una inmensa verdad.
En ese momento se sumó al grupo Pedro Azpiazu, que venía, también, a compartir el café matutino. Le hicimos partícipe de la noticia del día. Su reacción no fue menos irónica: «creo -observó- que deberían invitar al acto a Basagoiti y toda su cuadrilla. A fin de cuentas, se trata de un acto que alimenta claramente la estrategia que los populares están llevando a cabo en contra de Zapatero. No hay más que ver -concluyó- el entusiasmo con el que El Mundo se empeña en vincularlo al desgaste del Gobierno».
Todos nos reímos a gusto. Sería interesante y, sin duda, clarificador, ver a los socialistas a los populares vascos cogidos de la mano en un mismo acto de apoyo a López frente a los desaguisados de Zapatero. Basagoiti tiene claro que su apoyo a López no es incondicional. Si sirve para erosionar a Zapatero y promover la alternancia en La Moncloa, merece ser mantenido. Pero si sólo sirve para la promoción personal de López, sin que nada cambie ni en Euskadi, ni en Madrid, ya no le interesa tanto.
En realidad, los diputados y senadores socialistas elegidos en territorio vasco no tienen necesidad de hacer exhibiciones de fuerza ante nosotros. Conocemos perfectamente cuales son sus poderes -permítaseme la heterodoxa cita del cardenal Cisneros- en las elecciones generales: una inmensa capacidad para concertar con el PP la organización fraudulenta de la campaña como si se tratase de unos comicios presidenciales que enfrentan a dos -y sólo a dos- candidatos, el socialista y el popular. Ni es verdad que sean unas elecciones presidenciales -sino parlamentarias- ni es cierto que a ellas concurran únicamente dos candidaturas, sino una amplia pluralidad. Pero eso, a ello, les importa muy poco. Haciendo creer a todos los votantes que sólo cuentan ellos dos, sus expectativas mejoran y sus posibilidades se multiplican. No hay más que ver los resultados.
Esos son sus poderes. Importantes, realmente. Decisivos, desde un punto de vista estrictamente electoral. Pero también conocemos sus debilidades. Precisamente porque se benefician de los debates ferozmente bipolarizados que se organizan en Madrid, su actividad parlamentaria queda seriamente hipotecada por el candidato que les da el triunfo. Una vez realizada la elección, los diputados y senadores elegidos en territorio vasco se integran en la disciplina del Grupo Parlamentario correspondiente, con la obligación de cumplir sus mandatos a pies juntillas, sea cual sea el efecto que tengan sobre los intereses de Euskadi. Y eso, también pesa. Tener que tragarse, en los asuntos que afectan a Euskadi, las decisiones adoptadas en Madrid con arreglo a criterios que atienden, exclusivamente, a la estrategia general del partido, tiene su coste. ¿Quién no recuerda a los diputados y senadores vascos del PP expresando su pesadumbre por haber tenido que votar en contra del blindaje del Concierto Económico? Pues lo mismo ocurre todos los días con sus compañeros socialistas. Hace unos días publiqué en este mismo blog una entrada en la que daba cuenta de la incomodidad con la que los diputados gallegos del PSOE y del PP han tenido que disimular el desaite que han hecho a sus compañeros del Parlamento de Galicia al oponerse a la tramitación de una Proposición de Ley impulsada por la cámara autonómica (ver el post titulado En Galicia sí, en Madrid no, publicado el 8.09.10).
Pero más extraño resulta aún el hecho de que se empeñen en hacer una demostración de fuerza frente a Zapatero. Que saquen pecho frente al PNV tiene su lógica, aunque, como he señalado, no resulte necesario, porque conocemos perfectamente sus activos y sus lastres. Pero que se empeñen en exhibir músculo frente a Zapatero carece en absoluto de sentido. Bastarán dos cifras para explicar de una manera gráfica e inequívoca lo que quiero decir. En las elecciones generales de 2008, con Zapatero como candidato, los socialistas obtuvieron en la CAV 425.567 votos. Tan sólo un año más tarde, con Patxi López como candidato, el apoyo cosechado fue sensiblemente inferior. Sólo fueron capaces de reunir 315.893 votos. Es decir, 119.674 votos menos. El descenso fue de, aproximadamente, un 26%. Lo que significa que, los diputados y senadores vascos elegidos en las listas socialistas le deben a Zapatero, cuando menos, un 26% de su fuerza parlamentaria. No creo, pues, que tengan muchas razones para levantarle la voz.
Yo creo que Don Paco aspira a mudarse a una casa mucho mayor. Sabe que en Euzkadi se ha terminado su carrera política y se deja querer esperando tener la misma potra en otras cimas mas altas.
En cuanto al pacto PSOE-PNV, cómo era lo que decían el Sr Pastor y Mr Potra cuando incumpliendo su promesa electoral pactaron con Pepe???? Cómo era aquello?? A ver si me sale:
Tanto si Zp sigue en el poder como si no, NO PASA NADA, tanto si Mr. Potra puede completar la legislatura como si no, NO PASA NADA, si el PNV logra las transferencias para Euzkadi o no TAMPOCO PASA NADA.
A VER CUANDO SE LES PASA LA PATALETA Y SE PONEN A TRABAJAR QUE LO ÚNICO QUE SABEN HACER ES ORGANIZAR FIESTAS (actos de apoyo a Mr. Potra) y sacarse fotos.
Por cierto, que vacas más bonitas. Esas si que saben vivir bien…. como Mr. Potra, contemplando el paisaje, reuniéndose con sus compañeras, sacándose fotos y haciendo lo que el Pastor las manda, como debe ser.
hola Sr.Erkoreka me puede confirmar algo. ¿En Marzo de 1937 Guipúzcoa y Álava estaban en manos del frente nacional?
¿Porqué Largo Caballero no reconocía el ejército de Euskadi?
¿El ejército de infantería de Vizcaya estaba compuesto por 46 Batallones, de los cuáles sólo 27 estaban formados por nacionalistas vascos?¿Y el resto hasta 46, quién lo formaban?.
Le hago éstas preguntas pues ha usted se le llena la boca hablando del Lehendakari Aguirre.
¿nos puede hablar de Goicoechea, el comandante que cambió de bando?
¿Porqué un comandante bajo mando de Aguirre decide pactar con los nacionales?
Una pregunta ingenua, Josu. La vaca que aparece en la fotografía, ¿representa a Patxi López, sentado tranquilamente y contemplando el paisaje vasco, mientras vosotros os dedicáis a negociar la transferencia que él no ha sido capaz de negociar?
Además de Uno, parece que Uno es Un ignorante. Goicoechea era un ingeniero que trabajaba en la construcción del cinturón de hierro de Bilbao. Como otros muchos que se decidieron, voluntariamente, a arrimar el hombro para enfrentarse al ejército de Franco. Fue un traidor, sin más. Y no estaba bajo mando de Aguirre. Aguirre, le recuerdo, era el Lendakari. Bajo su mando directo estaban los consejeros del Gobierno vasco (nacionalistas, aeneuvistas, republicanos, socialistas y comunistas) y la alta jerarquía del Ejército, empezando por Montaud.
Traidores, ha habido y hay muchos en el País Vasco. PPatxi LóPPez, por ejemplo, ha traicionado a los obreros de la margen izquierda y a la tradición socialista, pactando con Neguri por un plato de lentejas. Ha traicionado a su palabra, porque dijo que nunca pactaría con el PP. Y ha traicionado su compromiso por la transversalidad, uniéndose con el PP en un bloque españolista.
Bah! Al final, el acto quedó en nada. Un café, unas risas, unas fotos y poco más. Veo poco fuste en el PSE-PSOE. Llegar al Gobierno les ha relajado en exceso. Las mieles del poder acabarán sacándoles michelines y dejándolos fofos en su sillón.