Hace unos días, Joseba Agirreazkuenaga, catedrático de Historia Contemporánea del País Vasco, tuvo la amabilidad de enviarme el volumen en el que se recogen las ponencias y trabajos que se presentaron en el III Seminario Catalunya-Euskadi, que tuvo lugar en la sede del Museo de Historia de Catalunya en mayo de 2008. En esta edición, el curso versaba sobre «la cuestión catalana y la cuestión vasca en el debate parlamentario español (1808-2008)», un objeto de estudio que, por razones obvias, ha de despertar el interés de alguien como yo que, durante los últimos nueve años viene desarrollando su actividad parlamentaria en las instituciones representativas del Estado.

Mapa político de 1854 en el que se distingue la España uniforme, la Españ foral, la España incorporada o asimilada y la España colonial
Recuerdo que asistí con Iñaki Anasagasti al acto académico cuyas materiales se publican. Fue una interesante experiencia. Políticos en activo y reconocidos historiadores -algunos de los cuales, por cierto, fueron también políticos en algún momento de su vida- tuvimos ocasión de contrastar la experiencia parlamentaria actual con los datos que emergen de la historia sobre lo que nuestros antepasados, catalanes y vascos, hicieron en el Parlamento español en defensa de sus respectivas reivindicaciones nacionales. Siempre resulta interesante subrayar las coincidencias y constatar las diferencias. Coincidencias y diferencias entre el presente y el pretérito, pero también entre las trayectorias que unos y otros hemos seguido -y aún seguimos- a la hora de hacer valer nuestras pretensiones territoriales en las Cortes españolas.
El libro, que acaba de ser publicado por el Departament de Cultura y Mitjans de Comunicació de la Generalitat de Catalunya, constituye, sin duda, una obra de recomendable lectura para todos los que buscan en el pasado alguna enseñanza útil para guiarnos en el presente.
De su contenido, quisiera destacar ahora -no porque sean los mejores trabajos del volúmen, pues todos exhiben una excelente calidad, sino porque se refieren a períodos menos conocidos por el gran público- los que hacen referencia al siglo XIX y al bienio 1818-1819.
Sobre la incidencia de la cuestión catalana y vasca en los debates parlamentarios isabelinos, escribe Pere Anguera. Sus conclusiones son muy curiosas. Anguera observa que, durante el periodo al que se refiere su estudio, nunca coincidía en el tiempo «la discusión sobre el destino y el trato a dar ambos territorios, lo que implicaría un debate explícito global sobre la configuración general del estado, y no unas accidentales consideraciones territoriales de excepción». El dato tiene su explicación. Por las diferentes consecuencias que la Guerra de Sucesión entrañó en Catalunya y en los territorios vascos, aquella tendió a plantear debates globales sobre la organización territorial del poder -siempre a la búsqueda una fómula de articulación institucional en la que pudiera sentirse cómoda- mientras que estos últimos optaron por una solución que les permitiera conservar, en la medida de lo posible, el régimen foral que Felipe V no abolió.
Anguera anota igualmente que «mientras en el caso vasco los debates se centran en la recuperación o la reconducción de la situación foral, presentada como algo inherente a su personalidad irrenunciable y del todo aceptable por una España centralizada y uniforme, en el caso catalán los ejes nucleares del debate son siempre colaterales, pese a insinuarse discusiones ideológicamente más amplias o ambiciosas fuera del hemiciclo».
En fin, el profesor catalán destaca otro dato, que también tiene su interés: «mientras las reivindicaciones vascongadas generan simpatías y adhesiones múltiples (en parte por presentarse como la solución óptima para conseguir la paz en aquellas provincias en 1839), las catalanas provocan siempre un amplio rechazo traducido en desplantes o en silencios despreciativos. Los catalanes son calificados como mínimo de insolidarios, egoístas y afanosos de romper la difícil unidad española trabajosamente conseguida. Por todo ello, el hecho diferencial vasco se plantea sin tapujos; el catalán, en cambio, sólo aparece a hurtadillas. En fin, los catalanes siempre se muestran a la defensiva en sus intervenciones parlamentarias, por el temos a ser anatematizados como antiespañoles, mientras los vascos se plantean con orgullosa energía sus reivindicaciones»
Mikel Urkijo, de la Universidad del País Vasco, analiza en su trabajo la diferente respuesta que el modelo federal que esbozó el texto constitucional de 1873, recibió por parte de la «España foral» y por parte de la «España incorporada o asimilada».
Mientras en Catalunya -señala Urkijo- el federalismo «contaba con un importante arraigo y una parte de su élite política compartía el modelo federal de organización del estado y las transformaciones democratizadoras que conformaban la República», en los territorios vascos «se aceptaba la República, tratando de evitar la extensión de los principios democráticos y modulando la estructura federal de acuerdo con la supervivencia de la «España foral»». Los vascos eran refractarios a las fórmulas uniformizadoras. Y su oposición afectaba, por igual, a la uniformización centralista y a la uniformación federal. Como señalaría Sagarmínaga un sistema federal significaría incurrir «en el mismo vicio de uniformidad que no nos ha dado buenos resultados».
En fin, Joseba Agirreazkuenaga se ocupa del diferente modo en el que Catalunya y Euskadi estuvieron presentes en el debate parlamentario español durante el bienio 1918-1919. El impulso catalán, auspiciado por Cambó, sirivió para que el Parlamento crease una ponencia para el estudio de la autonomía foral vasca. Pero mientras en Catalunya «la Mancomunitat supo fomentar un proceso convergente que alcanzó un consenso de amplia base política e institucional en defensa de un proyecto de Estatuto de Autonomía», en el País Vasco «ya en 1917 se produjo un divorcio entre el mensaje autonomista de las Diputaciones provinciales y la mayoría de los parlamentarios electos. La reintegración foral era el punto de unión, sin embargo para la derecha dinástica significaba simplemente la recuperación de los organismos forales y no tanto sus competencias». En Euskadi, la Liga de Acción Monárquica y los tradicionalistas se opusieron a la idea de autonomía, que denostaron como un «tronco exótico de un regionalismo laico ideado por el señor Cambó» y se aferraron con tenacidad a la tradición foral que «arranca del fondo del alma católica de nuestro país».
En este caso, sin embargo, la divergente estrategia vasco-catalana, no produjo diferentes resultados, porque ambos chocaron con la firme resistencia del poder central a admitir procesos de descentralización.
El libro aborda, también, la II República y los procesos constituyente y estatuyentes de 1977-1979, a los que no voy a referirme porque son más conocidos entre nosotros, aunque no por ello resulte superfluo su estudio.
En conjunto, la obra constituye una interesante aportación al estudio histórico comparado de las reivindicaciones vascas y catalanas en las instituciones representativas del Estado español. El contraste de experiencias siempre resulta útil para evaluar con más tino cada una de ellas y contar con una visión de conjunto más ponderada y ajustada a la realidad. También contribuye a estimular el sentido crítico en relación con lo hecho y, sobre todo, en relación con lo que resta por hacer.
Hay que felicitar a los coordinadores del Seminario y de la obra, Jaume Sobrequés y Joseba Agirreazkuenaga, por su interesante aportación al conocimiento de nuestro pasado y a la comprensión de nuestro presente. El resultado de su esfuerzo queda abierto y, como todo trabajo académico, expuesto al análisis crítico y al contraste argumentado y racional.
Me gustaría mucho oir propuestas de eliminar las partidas presupuestarias que son asignadas a la casa real. Más motivo en tiempos de crisis. Más preguntas sobre sus actividades, etc.
Me gustaría, que los partidos «periféricos» se agruparan, cultivaran y alimentaran una tendencia anti monárquica.
No creo que en absoluto perjudicara a ningun partido más que al pp y al psoe. Dentro de la derecha española hay muchísima gente que no puede ver a los Borbones. Y poner al Psoe en situación de retratarse como partido republicano o monárquico les algo de pupa.
Creo que de vez en cuando sería bueno traer a primer plano la discusión sobe la monarquía-república en España. Eman egurre Euskadin zer egin behar zuten agindu zienari.
Interesante artículo que me ha animado a trasladarte mis dudas sobre el papel de nacionalistas vascos y catalanes en las Cortes españolas en el momento presente, y en particular sobre las negociaciones que mantenéis con Elena Salgado con respecto a los presupuestos de la AGE de 2010.
El año pasado tuve ocasión de felicitarte a ti y a tus compañeros de grupo por defender el Estatuto de Gernika y lograr, entre otras cosas, la transferencia en I+D a cambio de apoyar los presupuestos de la AGE. Paradojas de la vida, el PNV, no con la retórica, sino con los hechos, defendiendo el Estatuto, justo lo contrario de lo que practican tanto el PSE como el PP.
Pero no es menos cierto que para muchos vascos, el estatuto es ya papel mojado y un monumento al cinismo que profesan PSE y PP defendiéndolo de palabra e incumpliéndolo de facto. Por eso mismo, arrancar competencias a cuenta gotas a cambio de apoyar los presupuestos de Madrid, tiene poco valor añadido en sí mismo porque la sociedad ya tiene “descontado” el contenido de ese Estatuto.
Otra cosa bien distinta es en el momento actual la pretensión de blindar el Concierto, que según nos traslada la prensa sería la condición que pone el PNV encima de la mesa para poder apoyar los presupuestos para 2010. Una reivindicación que lleva mucho tiempo encima de la mesa y a la que ya sería hora de que se atendiera en Madrid conforme al espíritu del Concierto Económico. ¿Debería avanzar en PNV en un proceso negociador si no se garantiza este paso? A mi entender, creo que, de no garantizarse, el PNV debería abandonar la negociación.
Entiendo que el ejercicio de responsabilidad que el PNV ha mostrado en su trayectoria política ha sido aprovechado tanto por el PSOE como por el PP. Lejos de ser el primero quien se beneficia de su posición en las Cortes, creo que son estos últimos quienes tienen la suerte de poder contar con la seriedad de un partido que también ha sabido aprovechar las oportunidades que su posición le ha brindado. Un ejercicio de responsabilidad que ya nos hubiera gustado a muchos vascos que otros partidos como EA lo hubiesen practicado en su momento. No hay más que recordarles que su irresponsabilidad por no acudir con el PNV a las pasadas elecciones siendo Ibarretxe el candidato del PNV, ha permitido que Patxi López sea el nuevo inquilino de Ajuria Enea.
Pero, salvando todas las distancias que pueda haber entre nacionalistas vascos y catalanes, salvando incluso intereses estratégicos que puedan tener unos y otros en un momento dado, creo que a ambos nacionalismos les une un interés estratégico superior, el derecho a decidir. Ya lo sé, me dirás que primero habría que lograr acuerdos entre los que defienden ese derecho dentro de cada Territorio, pues sí, también diría yo, pero con la vista puesta en alcanzar ese acuerdo internacional vasco catalán que cobre mayor protagonismo en las Cortes y que refuerce esa voluntad de los pueblos vasco y catalán por decidir su futuro como naciones que son. Mientras no se aspire a ese gran pacto, siempre estaremos abocados a transacciones de menor nivel, de gestión y poco más. Porque los nuevos estatutos no movilizan a la gente cuando la gente ve que están constreñidos por una Constitución que cepilla sus pretensiones y que se convierten en sucedáneos de sus aspiraciones. Por ese motivo, ese pacto debería llevar a una reforma de la Constitución, una segunda transición hacia una España confederal, con Portugal incluso si eso es lo que desean los portugueses. Todo esto no se consigue de la noche a la mañana pero eso no quiere decir que se haya de trabajar desde el momento presente.
No soy político ni conozco los vericuetos de la política por lo que me imagino que habré cometido muchos errores. Lo que no creo equivocarme es en el sentir de lo que he intentado trasladarte y que creo que compartimos muchos vascos y catalanes. Y entiendo la política como el instrumento para hacer los sueños realidad, no para que los amordace.
Gracias por tu paciencia si has llegado hasta aquí. Recibe un cordial saludo.
Qué bueno el mapa. ¿Sabes dónde puedo comprar una reproducción del mismo?
Te agradezco, Txatxangorria, tu esfuerzo y tu planteamiento constructivo. Me alegra aclararte que el blindaje del concierto económico, el pago de los 456 millones de euros que la Administración del Estado adeuda a la Diputación Foral de Araba según la resolución de la Junta Arbitral, y la clarificación y satisfacción de la transferencia en políticas activas, no son el precio que ponemos al apoyo presupuestario -y si alguna prensa lo dice así, no expresa la verdad- sino la condición previa que hemos establecido para sentarnos a hablar.
Sobre las estrategias conjuntas vasco-catalanas en las Cortes Generales sólo puedo decir que no existieron en el pasado, aunque nos apoyáramos mutuamente en nuestras reivindicaciones, y que hoy resultan, también, muy difíciles de articular, porque somos naciones muy diferentes en todos los ámbitos de expresión política. A corto plazo me doy por satisfecho con que nos comprometamos a seguir apoyándonos y a unirnos cuando alguna iniciativa del Gobierno pretende erosionar nuestra autogobierno.
Gracias por tu respuesta Josu. Me alegra y reconforta la primera parte (explicación sobre la negociaición de los presupuestos de la AGE), mientras que me entristece la segunda (no hay estrategias conjuntas vasco catalanas sino apoyos que entiendo son puntuales y parece según lo expresas que son fruto de acciones de carácter más reactivo que proactivo). Ahí es precisamente donde veo recorrido para articular una verdadera estrategia proactiva porque por muchas diferencias que puedan existir, entiendo que se comparte la voluntad de defensa del derecho a decidir de las naciones vasca y catalana. Ese denominador común me parece troncal y creo que por sí solo es motivo suficiente para desplegar estrategias de colaboración estable. Esa estrategia bien marcada y publicitada no tendría por qué impedir o evitar que se produjeran los acuerdos o desacuerdos puntuales que surgen en el día a día.
Un cordial saludo
Javier, si no me equivoco, se publicó por primera vez en un libro editado en Madrid el año 1857 bajo el título: Francisco Jorge TORRES VILLEGAS: Catografía hispano-científica, o sea los mapas españols en que se representa a España bajo todas sus diferentes fases. Tomo I, pág. 298.
También se pueden encontrar en internet reproducciones con la calidad suficiente como para ser imprimidas en tamaño folio.
Txatxangorria, admito que es un terreno en el que la actuación coordinada de los nacionalistas en las Cortes puede mejorar ostensiblemente. Pero tampoco hay que confiar demasiado en las posibilidades que ofrecen las estrategias compartidas. En un hemciclo de 350 diputados, el PNV cuenta con 6, CiU con 10, ERC con 3, el BNG con 2, Coalición Canaria con 2 y Na-bai con 1. Cuando algún diputado de estos presenta una iniciativa con «nervio» nacionalista, inmediatamente se juntan el PSOE y el PP para tumbarlo sin contemplaciones. En este blog he escrito en más de una ocasión sobre lo que los diputados del PNV llamamos la frontera nacional: La imagen que se representa en el panel de votaciones cuando los socialisas y los populares hacen causa común en defensa de las líneas rojas que ningún patriota español puede, al parecer, permitir que se franquee. El foro da de sí lo que da de sí. Sin mencionar, por supuesto, las diferencias que con frecuencia se producen entre diputados de diferentes partidos de una misma nación. Las diferencias entre CiU y ERC, por ejemplo, son proverbiales.
De acuerdo contigo pero también es cierto que mientras PSOE o PP no cuenten con mayoría absoluta, necesitan de Euskadi y de Catalunya para sacar adelante sus políticas. Es cuestión de prioridades y entiendo que el derecho a decidir debería subir peldaños en esa escala para el conjunto de partidos políticos vascos y catalanes, incluidos PSE y PSC, sí, por qué no, algún día. Si estuviese en primer lugar, hace rato que el juego adquiriría nuevas dimensiones.
Para ello, hay que aprender del marketing que practica el PSOE y el PSE que son capaces de acusar a lo demás e frentismo, ser ellos más frentistas que nadie, y sin embargo no aparentarlo.
Cualquier propuesta en esta dirección que apunto debería ser positiva, festiva diría incluso, cuidando la imagen para insistir que no es una propuesta contra nadie, no es destructiva (España no se rompe) sino constructiva (España se refuerza) …… mucha comunicación, pedagogía, marketing, etc. Un discurso compartido en este sentido entre vascos y catalanes reforzaría las posturas de unos y otros atendiendo a sus realidades … y dejo el rollo por hoy.
Ondo izan
bueno
Estoy de acuerdo con txantxangorria, ademas la acción conjunta de los partidos no españoles, incluyendo en algunas elecciones generales una plataforma conjunta, haria que la población de estos territorios, ejerciera su voto de otra manera, con mas ilusión, incluso muchos ciudadanos vascos, catalanes, gallegos que viven en diversas zonas del estado podrian votar a estos partidos, con una perspectiva mas favorable.
Como bien has dicho antes, nos conformamos con apoyarnos cuando quieren erosionar nuestro autogobierno, por lo que estamos siempre a la defensiva.
Para defendernos mas eficazmente, deberiamos unirnos y pactar nuestras diferencias, creo que tenemos un amplio margen de crecimiento.
Un saludo
Siguiendo con el tema, se prodría promover un congreso con todos los partidos de ambito no español que actuan en todo el estado, seguro que esto nos daria mucha publicidad y una gran cantidad de personas interesadas en este proyecto.
Un saludo
No te falta razón, Txatxangorri, cuando apuntas la conveniencia de aprender «del marketin que practica el PSOE y el PSE». En estos temas, nos dejan una distancia sideral. Pero no es menos cierto que sus abusos en el campo del marketingo son posibles porque disponen de una plataforma de medios de la que nosotros carecemos. Las condiciones de partida son de una enorme desigualdad.
Vascos y catalanes son pueblos ejemplares, pero no por ello deben obtener ventajas frente a otros pueblos. Con la mentalidad de algunos de ellos estamos lejos de ser ciudadanos del mundo. http://hombredeapie.wordpress.com/2009/11/30/vascos-catalavascos-catalanes-espanoles-ciudadanos-del-mundo/
Si vascos y catalanes son pueblos ejemplares, ¿por qué los otros no lo son?
Si tan bueno es para todos formar parte de una misma nación, ¿no se pregunta la parte dominante por qué hay quien no lo acepta? Si quieren la independencia, ¿en que ley inmutable se basan quienes los retienen?
Para obtener la unión (sometimiento) en vez de emplear elementos de empatía, utilizan la fuerza de la Constitución, porque las armas ya no sirven.
En la parte sometida, las decisiones que rompen cadenas son las únicas válidas, las otras marean la perdiz. Y no es necesaria ninguna violencia para conseguirlo, ni estatutaria ni constitucional; solo comunicación con la mayor parte posible de personas afectadas.
Si esto es David contra Goliat, ya me dirá quien venció, señor Erkoreka.