«Zorionak Estatuto», reza un cartel publicitario que estos últimos días he leído en las marquesinas de los autobuses urbanos. «Zorionak Estatuto».
Dicen los etimólogos que la voz vasca Zorionak -compuesta de las palabras txori, que significa pájaro y onak que equivale a buenos- fue acuñada en una época en la que los vascos creían que el vuelo de los pájaros permitía hacer augurios sobre el signo, positivo o negativo, que había de revestir el futuro próximo. Cuando se imponían los pájaros buenos –txorionak– había motivos para felicitarse, porque fortuna sonreía y había razones para pensar que las cosas iban a salir bien. La voz txoritxarrak, por el contrario, que aludía a los pájaros malos -en euskera txarra significa malo- era vaticinio de infortunios, adversidades y desgracias.

Con paso del tiempo, estas dos expresiones –zorionak y zoritxarak– han quedado liberadas del contexto creencial y supersticioso en el que nacieron y son utilizadas -en un plano ya completamente secular- para desear felicidad o constatar la desgracia.


El pasado 8 de febrero, domingo si mal no recuerdo, asistí, por la mañana, al kiosko habitual, para adquirir varios diarios. Siempre lo hago los fines de semana. Los diputados tenemos que estar bien informados y es bueno que nos encontremos al tanto de lo que cuenta la prensa. Sea cierto o no lo sea -a veces no lo es-, nos guste o no nos guste lo que publican los medios escritos -en muchas ocasiones no nos gusta- lo cierto es que los políticos en activo no podemos actuar como si no existiesen. Sería irresponsable por nuestra parte dejar de prestar atención al modo en el que unos y otros intentan conformar la opinión pública e influir sobre los votantes.
En el debate parlamentario del pasado viernes, en Vitoria, Patxi López retomó una vez más el argumento de que los nacionalistas vascos no acabamos de entender el sentido profundo del Estatuto de Gernika que -según él- no es un mero listado de transferencias pendientes, como, al parecer, pensamos en el mundo abertzale, sino algo mucho más trascendente: Es la expresión jurídico-política del triple pacto sobre el que se erige la comunidad política vasca: Un pacto entre nacionalistas y no nacionalistas; un segundo pacto que sirve para asociar de modo estable a los territorios que tradicionalmente han vertebrado Euskadi y un tercer pacto que vincula a los vascos con los españoles (o quizás, para reproducir con mayor exactitud sus propias palabras, con el resto de los españoles)