En el debate parlamentario del pasado viernes, en Vitoria, Patxi López retomó una vez más el argumento de que los nacionalistas vascos no acabamos de entender el sentido profundo del Estatuto de Gernika que -según él- no es un mero listado de transferencias pendientes, como, al parecer, pensamos en el mundo abertzale, sino algo mucho más trascendente: Es la expresión jurídico-política del triple pacto sobre el que se erige la comunidad política vasca: Un pacto entre nacionalistas y no nacionalistas; un segundo pacto que sirve para asociar de modo estable a los territorios que tradicionalmente han vertebrado Euskadi y un tercer pacto que vincula a los vascos con los españoles (o quizás, para reproducir con mayor exactitud sus propias palabras, con el resto de los españoles)
La propuesta de concebir el Estatuto como una suerte de pacto fundacional de la comunidad política vasca, no es nueva. Entronca con una doble tradición. Con la tradición politológica que tiende a ver en el origen de las modernas sociedades políticas un sustrato de carácter pactado -piénsese en Hobbes, Locke o Rousseau- y con la tradición paccionada específica de la foralidad vasca, que hace derivar el régimen foral de un acto de naturaleza convencional, que emerge de las estructuras políticas medioevales. Durante los últimos treinta años esta imagen ha sido utilizada en más de una ocasión entre políticos y académicos.
Es más que discutible que el Estatuto de Gernika pueda ser interpretado como un pacto triple -y sólo triple- entre ciudadanos vascos, territorios vascos y ciudadanos vascos con ciudadanos españoles. Puestos a atribuir al Estatuto un carácter paccionado -un carácter que siempre sería simbólico o figurado porque, el sistema constitucional español le asigna el status de una mera Ley Orgánica y, como dijo el Tribunal Constitucional hace ya algunos años, sus prescripciones pueden ser alteradas por otra Ley Orgánica posterior- no veo por qué razón el Estatuto no había de ser, también, el resultado de un pacto entre vascos euskaldunes y vascos erdeldunes, por ejemplo, o entre vascos de diferentes generaciones, porque yo, que fui de los más jóvenes que refrendó el texto estatutario, voy a cumplir ya 48 años y tengo hijos que casi están en edad de votar.
Pero prescindamos ahora de estas consideraciones. Supongamos, en efecto, que el Estatuto es resultado de un triple pacto, como dice Patxi López con el aval de egregios publicistas que siempre se han ubicado entre los grandes portadores de las verdades esenciales de la política vasca; sin ir más lejos, Santiago González escribía en El Mundo el pasado sábado del «triple pacto que supuso el Estatuto: un pacto interno de los ciudadanos vascos entre sí, un elemento de cohesión de los tres territorios y un acuerdo entre los vascos y el resto de los españoles».
Como he dicho, la imagen paccionada del Estatuto no es nueva, ni original. Patxi López la emplea ahora para poner en valor el texto de Gernika frente a quienes pretenden acabar con su validez política y vigencia jurídica. Dar por superado el Estatuto, viene a decir Patxi, no sólo entraña poner definitivamente el riesgo el listado de transferencias pendientes. Es algo mucho más grave. Significa, nada menos, que quebrantar un pacto solemne que ha servido para constituir la comunidad política vasca del último cuarto de siglo. El corolario que de ello se deriva es claro. Los nacionalistas (vascos) son mucho más malos de lo que parece. Cuando plantean proyectos que desconocen el límite estatutario, están traicionando el gran pacto fundacional de Euskadi; están dando la espalda a lo que fue un profundo compromiso político que unió a ciudadanos y territorios plurales en torno a un mismo proyecto de convivencia.
En lo que Patxi López parece no reparar cuando dice estas cosas es en el hecho de que, pacto y transferencias son indisociables en la génesis y el desarrollo del Estatuto. Si realmente el Estatuto de Gernika fue un pacto, ese pacto ha sido descarada y descarnadamente incumplido por una de las partes: Digamos, por respetar la terminología al uso, que por los vascos que se sienten españoles y por «el resto de los españoles«, que son los que han contribuido con su voto a la formación de los sucesivos gobiernos que han bloqueado el desarrollo estatutario.
La importancia de un desarrollo leal y armónico de las previsiones estatutarias, ya fue puesta de manifiesto durante los debates estatuyentes para destacar la importancia que un rápido y completo traspaso de las competencias previstas en su texto entrañaba de cara al éxito del Estatuto como fórmula de convivencia. El comunista Jordi Sole Tura afirmaba a este respecto en la Comisión Constitucional que «…es preciso, además, que no exista aquí ninguna reticencia, ninguna cicatería en cuanto se refiere al traspaso de competencias y a la atribución real de facultades. Si esa cicatería existe, si el Estatuto se convierte en un tema de regateo o mercadeo, a partir de ese momento el Estatuto quedará tocado en sus mismas raíces y el proceso autonómico quedará seriamente comprometido…«.
Pues bien, casi tres décadas después de aprobado el Estatuto, una parte no desdeñable de su contenido de autogobierno se encuentra pendiente de cumplimiento. Y lo que es más grave aún, no existe la más mínima expectativa de que se vaya a cumplir. Ni el PP ni el PSOE -y no creo que a corto plazo pueda alguna otra sigla hacerse con el Gobierno del Estado- van a completar sus previsiones de autogobierno. Este dato no es irrelevante de cara al carácter paccionado del Estatuto que Patxi López quiere poner en valor. Antes al contrario, significa, que la negativa sistemática y ya puede decirse que estructural al traspaso de competencias, por parte de los gobiernos del Estado, no constituye una anécdota irrelevante, sino una abierta vulneración del pacto estatutario -del solemne y profundo pacto estatutario- que López ensalza ahora.
El miércoles pasado los diputados de EAJ-PNV volvimos a presentar una interpelación en el Congreso para reclamar la transferencia de prisiones. Una vez más -y es ya la enésima vez que esto ocurre- el ministro Rubalcaba subió a la tribuna para decirnos que no. Que Patxi López prometerá en Euskadi lo que quiera -el cumplimiento del Estatuto, la mejora de nuestro autogobierno, etcétera- pero que ellos en Madrid, no van a hacer efectiva esa transferencia, pase lo que pase. Admitía que estatutariamente nos corresponde a los vascos gestionar las instituciones penitenciarias situadas en Euskadi. Pero precisó, con todo el cinismo del mundo, que como el Estado las está gestionando muy bien, no hace falta traspaso alguno. Increíble. Con ese razonamiento podían habernos negado todas las transferencias hechas desde el año 1979. ¿Y el pacto? ¿Dónde quedaba el pacto solemne y profundo?
El viernes, 48 horas después de que esto sucediera en el Congreso de los Diputados, Patxi López nos echaba en cara en el Parlamento vasco de quebrantar el alma paccionada del Estatuto.
¿Qué entenderá ese buen hombre por alma paccionada?
La incoherencia impera en el PSE, y también en el PSOE. El otro día un insigne parlamentario socialista hablaba de la falta de consenso en muchas medidas propuestas por el tripartito en el parlamento vasco, dado que carecían de negociación con el PSE, principal partido de la oposición. Si no estoy muy equivocada toda la legislatura anterior de Zapatero ha evitado pactar nada con su principal partido de la oposición, el PP. En más de una ocasión se han llevado medidas adelante con todos los partidos a favor, menos el PP. Y esto era normal y estaba bien! no seré yo quien diga lo contrario!!Pero si ellos pueden prescindir de pactar nada con el PP, nosotros porque no podemos prescindir del pacto con el PSE????Reivindican el Estatuto, es más, Patxi López hablada de su alma de estatuto, pero sin cumplirlo!!! mira que tienen cara!!Animo Josu!!
JELen agurLamenmente proveníamos de una situacion de totalitarismo con Gobierno único estatal.En esa situación se acepto la construcción del Estado desde el Centro hacia la periferia. Esto ha llevado a que a los nacionalistas se nos consideren pedigüeños, eternamente insatisfechos, etc.En este momento en que es máxima la credibilidad gestora de nuestro autogobierno, se podría plantear la tenencia de la totalidad de las materias en Euzkadi y comenzar a negociar la conveniencia de las transferencias al Estado que el Estatuto contemplase ¿Quien seria el insatisfecho?. Siempre, claro está, sin menoscabo de la Unidad Constitucional de España.
Supongo que tu última frase es una pregunta retórica, ¿verdad? Patxi López no es más que una marioneta y lo demuestra cada vez que abre la boca
Kaixo Josu,Begira zer esan duen gure ministrak gaur Bilbon?No tenemos intención, en un principio, de comenzar un proceso organizado de transferencias, sino que nuestra intención es apoyar al máximo las competencias que se desarrollan en el País Vasco, unas de las más grandes de España, ha recalcado Garmendia.Eman egurra, estos no creen para nada, ni en el Autogobierno, ni en nada. Son más centralistas que el PP. ¿Con quien pactamos el Concierto?¿Quien ha realizado las últimas trasnferencias importantes? Los socialistas no….quitarles la careta de vasquistas. Ondo izan,