El sábado participé en un acto entrañable y emotivo. Setenta y tres años después de cometida la tropelía, el Athletic Club de Bilbao acordaba rehabilitar y expresar su reconocimiento público, a los centenares de socios, jugadores, técnicos, empleados, directivos y ex-presidentes de la entidad que fueron meticulosamente depurados tras la ocupación de la ciudad por las tropas franquistas. Gestos semejantes habían sido realizados ya por la Sociedad Bilbaína y el Club Marítimo del Abra, donde la intolerancia franquista practicó, también, limpiezas ideológicas muy rigurosas pero, por unas razones o por otras, lo cierto es que el Athletic no había llevado a cabo todavía, un acto de reconocimiento y reparación a los socios que fueron forzosa y vejatoriamente expulsados del Club tras la «liberación» de Bilbao.
El acto comenzó en la primera planta del hotel Carlton. Más concretamente, en el salón que servía de marco para las reuniones del Gobierno vasco durante la Guerra Civil. Un emplazamiento de gran fuerza simbólica, si se tiene en cuenta que uno de los socios más emblemáticos, de entre los muchos que padecieron los efectos de la intolerancia franquista, fue, precisamente, el Lendakari Aguirre, que jugó con la plantilla del Athletic entre 1921 y 1925 y ostentó, hasta que le fuera anulado, el carnet de socio nº 285.
El presidente Fernando García Macua nos habló, en esta primera parte del acto, de las escalofriantes dimensiones que adquirió la depuración practicada en el Athletic. Casi el 40% de los cerca de 5000 socios que reunía el Club en los albores de la Guerra Civil, fueron, de una u otra manera, expulsados de la entidad, sin la más mínima consideración. Sin garantía alguna; sin ser oídos; sin poder hacer alegaciones; de plano. El libro de socios de 1935, que estuvo expuesto sobre un atril para que los asistentes al acto pudieran consultarlo personalmente, tiene páginas en las que todos los socios inscritos en ellas -insisto, todos- fueron tachados sin más justificación que la de una lacónica nota marginal, que expresa, resumidamente, la fecha en la que las tropas franquistas ocuparon Bilbao 6/37. Es decir, junio de 1937. No hacía falta más explicaciones. La data lo decía todo. Nadie se atrevía a hacer preguntas ante semejante anotación.
La depuración alcanza a familias enteras, significadas por su filiación política, principalmente republicana, o nacionalista vasca. La escabechina afecta a todos los parientes de José Antonio de Aguirre y -¡cómo no!- a la amplísima parentela de los Sota, a los que se privó, también, de su residencia familiar, Ibaigane -la actual sede del Athletic-, que les fue decomisada junto a una gran parte del patrimonio empresarial.

José Antonio Aguirre -agachado, tercero desde la izquierda- posando con la alineación del Athletic Club de Bilbao, en los años veinte
La limpieza se encarnizó de manera especial con los ex-presidentes del Club que no obedecían al perfil político exigido por el Movimiento. A Ricardo Irazabal Goti -que presidió la entidad en los períodos 19919-1921 y 1923-1926- se le anularon todas las menciones expresadas en la documentación, porque había tenido la osadía de encabezar la delegación deportiva que, en aquel momento, recorría Europa y América al frente de la selección de fútbol de Euskadi, con el fin de reunir fondos para los refugiados de la Guerra Civil. A Manu Sota y Aburto, que promovió la construcción del actual edificio de San Mamés, también se le privó de todas las menciones honoríficas asociadas a la condición de ex-presidente. La inquina con la que se le persiguió tenía una razón bien conocida: era militante del PNV y un apasionado patriota vasco.
Una vez concluido el acto, se tributó una ofreda floral a la estatuta de José Antonio Aguirre que se encuentra junto al hotel Carlton. Un aurresku de honor sirvió para dar inicio a un acto breve y emotivo, en el que cobró especial protagonismo el hijo del ex-Lendakari, Joseba Aguirre Zabala. Pese a la pertinacia con la que caía, la lluvia vespertina no logró deslucir el acto.
A continuación nos trasladamos a San Mamés, donde el presidente del Club rescató para José Antonio Aguirre el carnet de socio nº 285, entregando a su hijo la insignia de oro y brillantes del Athletic. La figura del ex-Lendakari ha servido para simbolizar a los cientos de amigos del Club que padecieron aquella ignominia de la que ahora han sido reparados. La nota colorista la puso la hija del entrenador, Mr. Pentland, que figura -niña aún- en la fotografía que los jugadores, los técnicos y directivos se sacaron en el salón árabe del Ayuntamiento de Bilbao, cuando visitaron al alcalde republicano, Ernesto Ercoreca, para celebrar el triunfo cosechado en la final de la copa del presidente de la República. Una señora muy simpática, de aspecto inequívocamente británico, que asumió con gusto la encomienda de hacer el saque de honor en el partido contra el FC Barcelona que dio comienzo a las diez de la noche.
Ha sido un acto de reparación y justicia, que el Athletic debía a los socios depurados tras la Guerra Civil. Como acertadamente señaló el presidente García Macua en su alocución del Carlton, esperemos que nunca más un amante del Athletic, que es, por definición, plural y transversal, haya de padecer una experiencia de exclusión tan amarga.
Un acto obligado que no se entiende cómo no se ha llevado a cabo hasta ahora. ¿Por qué ha habido que esperar tanto tiempo?
Por cierto, me han dicho que Basagoiti estuvo en el homenaje. ¿Es verdad, Josu? ¿Ha tenido los santos bemoles de presentarse en un acto de reparación de víctimas del franquismo? ¿él, que representa a los hijos y descendientes de los que protagonizaron el atropello?
Pues yo creo que deberíais haber puesto la bandera española junto a la estatua de Aguirre. Como hicieron los del PP cuando ganó la selección española.
¿Los socialistas vascos son del Athletic o son del Real Madrid? Yo les veo más cerca del equipo merengue.
Eskerrik asko Josu. Tu «reportaje» de los actos protagonizados por el Athletic Club de Bilbao el pasado sabado es, de lejos, el mejor reportaje que he leído con respecto a este evento. Como me conoces bien me atrevo a comentarte un par de detalles.
Ricardo Irezabal, «past president» del Athletic, encabezó la delegación que acompaño a la selección de Euzkadi, que para muchos de nosotros representa bastante más que Euskal Herria, y no la selección de Euskadi como se dice ahora. Mencionas a Manu de la Sota, pero olvidas decir que también fue Presidente del Athletic. Un último apunte; me presentaron a la Sra. Angela Hilton (born Pentland), hija del mítico entrenador del bombín, quien me confesó que tenía 85 años! También me dijo que se marcharon de Bilbao en 1936 cuando estalló nuestra terrible guerra civil. No tuve el reflejo de preguntarle si había nacido en Bilbao.
Laster arte, nos vemos en Gernika,
Besarkada bat,
Joseba
Parkatu Josu,
He vuelto a leer tu reportaje y efectivamente te refieres a Manu de la Sota como «ex-presidente». Te pido disculpas y rectifico publicamente.
Besarkada bat,
Joseba
P.D. Pero tampoco es malo insistir en el tema….
¡ Que lastima que perdimos sino hubiera sido una jornada redonda!. Muy bien todo. Ya era hora.
¿Por qué todo tiene que ser nacionalismo?
-El fútbol es fútbol, o sea un deporte, no es un batallón de infantería y tampoco es una escuadra de soldados.
¿Por qué mezclais un equipo de fútbol tan digno con todo vuestro ideario político nacionalista?
¿A qué viene este acto político del PNV?
¿Es que para ser del athletic de bilbao hay que tener el carnet del PNV?.
¿Todos los aficionados del San Mamés son militantes del PNV?
¿Se imagina alguien, a los de UPN haciendo un acto político
con el Osasuna o a los del PP con el Deportivo de la Coruña?
-Si era un acto de reparación,¿Dónde estaban las banderas españolas republicanas?¡Se os a visto el plumero!
PD.
Señor Erkoreka, pida disculpas públicas por hacer política a costa de un deporte universal y sin fronteras como es el fútbol. Creo que todos los que amamos este deporte nos lo merecemos.
QUerido Angel, hasta donde yo ví, que no lo veo todo, en el acto estuvieron la portavoz del Gobierno vasco, el Consejero de Hacienda del Gobierno Vasco, el portavoz del PSE en el Parlamento Vasco y en las Juntas Generales y algún cargo interno, francamente relevante en Bizkaia y Bilbao.
¿Y Basagoiti? El fascista de Basagoiti, la columna principal sobre la que se apoya el Gobierno de PPatxi López tuvo el santo tupé de presentarse en un acto de restauración de las victimas del franquismo. Menos mal que no le pusieron la bandera republicana. Se hubiese desmayado redondo.
No sé si los socialistas vascos son, en su mayoría, forofos del Real Madrid. Lo que sí se es que, José Antonio Pastor, el portavoz de los socialistas en el Parlamento vasco y en las Juntas Generales de Vizcaya, que es de mi pueblo, siempre ha sido seguidor del Real Madrid. Desde pequeño. Una vergüenza, vamos.